La dirección de un colegio malagueño propiedad del Opus
Dei ha pagado 137.000 pesetas por el embarazo de una de sus profesoras.
Dicha profesora -véase EL PAIS del martes- fue despedida pese a sus cualificaciones
profesionales por el hecho de encontrarse embarazada sin haber contraído
matrimonio.Paradójica y quizás dramáticamente, por la quinta parte de la
indemnización pagada por el colegio Sierra Blanca. la profesora en
cuestión hubiera podido practicarse un discreto y seguro aborto
en Londres. Y ahora disfrutaría de su empleo y de la generosa benevolencia de
la institución.
Pero el problema desborda el ámbito de los institutos
seculares. Un amplio sector de nuestra sociedad condena severamente el aborto
v la contracepción mientras al tiempo priva de sus medios profesionales de
subsistencia a aquellas mujeres que deciden libre y responsablemente acceder a
la maternidad por encima de prejuicios sociales al uso.
Aquí se habla y se escribe mucho del derecho a la vida
y de la protección a las madres solteras, mientras se las sigue condenando a la
indigencia y, al oprobio social. Es una forma como otra cual quiera de
patrocinar el aborto aun cuando éste no sea deseado.
El caso es que todavía en este país la responsabilidad
tiene un precio que acostumbran cobrar unos pocos representantes de la .España
chata huera y somnolienta. No de la España inquisitorial (Torquemada tenía más clase
que estos moralistas de sacristía), sino de esa España que aún usa la cabeza
principalmente para embestir. incluso contra las gestantes.
Acaso comencemos a entender temas como éste cuando los
desvistamos de la falsa caridad cristiana, o incluso de la comprensión
social, con que se les quiere revestir. Aquí no hay, caridades que valgan.
Una mujer tiene derecho a engendrar un hijo cuando le plazca sin que nadie la
pida cuentas sobre su estado civil. Y quien coarte ese derecho. esa libertad,
mediante coacciones sociales o laborales, está contribuyendo a algo peor que a
la reacción cívica: está mostrando públicamente los niveles de atraso e
incultura que aún reinan.