27/9/07

Se publica el ‘Público’ (27-9-2007)

La mayor satisfacción profesional que he tenido fue la de sacar a la calle un nuevo periódico. Ni una exclusiva, ni un adelanto informativo son equiparables a ese maravilloso caos en que no funciona el taller, la redacción no entrega en horas y la rotativa rompe el papel, pero que en el último momento produce una constelación de los astros en la que todo aparece claro y todas las piezas del periódico casan exactamente. Descarga de adrenalina sólo apta para jóvenes creativos. El recién nacido Público no lleva mancheta y se le da por capitalizado en las proximidades del PSOE con fuertes ligazones en Mediapro y La Sexta, un holding al que faltaba un diario para aproximarse al modelo Prisa del pospolanquismo.

En la misa negra celebrada en el madrileño Círculo de Bellas Artes en honor de don Jesús del Gran Poder, Felipe González puso en circulación lo de «fuego amigo» porque desde dos trincheras pro-socialistas como el grupo Prisa y la nebulosa formada en torno a La Sexta han empezado por quitarse el fútbol haciendo descender en Bolsa a Sogecable y siguen con el Público recién nacido y que parece a la izquierda de El País. De ahí que este último haya bramado insólitamente dos o tres vomitonas contra el Gobierno amigo como advertencia de que no se deben repartir los favores. Cuando se deshinchaba El Globo, Juan Luis Cebrián hizo lo mismo contra el entonces Gobierno socialista de González. Para Prisa «fuego amigo» consiste en meterle un dedo en el ojo al padre para que deje de joder al hermano. Problemas de familia.

Dirigido por Ignacio Escolar, la plantilla de Público parece un pase de moda juvenil postmoderna donde apenas aparecen dos corbatas sin chaquetas. Deben constituir la redacción más joven de España, y como no tienen línea editorial ésta hay que encontrarla entre los columnistas, pudiendo suponerse que el nuevo diario se instala en el radical-socialismo, el laicismo, el pacifismo y el ecologismo. Jóvenes comprometidos se dirigen a sus iguales. Del cómodo tamaño de EL MUNDO hacen hincapié en la infografía y desguazan la información para hacerla más digerible y facilitando su traslado a internet donde deben tener puestas muchas esperanzas.

El diario es un mixto con la prensa gratuita porque se vende a 50 céntimos, lo que le permite usar la red comercial de los kioskos pero no deja réditos al editor que ha de darlo todo a la publicidad basada en la circulación. Aun así, también regalan el CD de una película (Los lunes al sol) que dice mucho de su ideología o sensibilidad social. El País en el inicio de su decadencia puede verse seriamente afectado entre sus lectores más jóvenes, y aunque sigan repartiendo loza gratis, aunque bien es sabido que los periódicos tardan años en crecer y aún más en extinguirse. Vieja discusión de los hacedores de diarios es si se empieza por nacional o internacional porque la distancia de esta información serena el comienzo de la lectura. Público entra directamente por nacional y como nunca se sabe qué hacer con la última, optan por una segunda portada de deportes. Un producto interesante.

24/9/07

Quemar al Rey (24-9-2007)

Como ha entrado el otoño empiezan a caer las banderas y las fotografías de los Reyes hacia su hoguera augural. Gerona es tierra irredenta y no se sabe qué les pasa a sus jacobinos tan emperrados en ponerle fuego a Don Juan Carlos y Doña Sofía. Esta iconoclastia no estaba en la agenda del nacionalismo independentista y ha brotado como una seta tras llover en el mantillo de un pinar. Levantando el puño y paseando retratos de Stalin no se sabe si quieren una república catalana u otra soviética y en toda España, porque ya se sabe que comunismo y nacionalismo no son solubles.

Vociferan los gritones gerundenses que los catalanes no tienen rey, lo que se puede interpretar como un lamento y una orfandad; es verdad: los catalanes nunca han tenido rey y a lo más que han llegado es al condado de Barcelona que es uno de los títulos de los monarcas españoles. Esta furiosa piromanía no afecta al monarquismo, que no existe ni como club social, y no merece la pena ser sacrificada en la Audiencia Nacional que no debe estampillar a mártires de guardarropía. No creo ni que el Rey esté molesto por esta manía inocua de reducirle a cenizas porque ya las ha pasado peores y con éxito. Son los dineros los que pueden herir a Don Juan Carlos, con el bla-bla de que tiene un patrimonio de 1.700 millones de euros, o el último libro de Luis Herrero sobre Adolfo Suárez en el que se escribe que éste pensaba pedir la abdicación al Rey por su extraña acumulación económica. Estas son cosas del petróleo saudí que también ayudó a Suárez cuando salió del Gobierno.

Referendos por la independencia en Cataluña, País Vasco o Galicia, además de ilegales se perderían para la causa. Por eso merece la pena moverle el trono al Rey aunque nunca se sienta en él. La guerra de las banderas es otra pata de este banco. La rojigualda sirvió para identificar buques amigos entre la bruma y la neblina. Es una enseña naval, y la Armada, en cada torrotito lucía la senyera. En cambio la ikurriña no es más que la bandera del Partido Nacionalista Vasco, aunque de tal copia sabiniana de la enseña británica se haya apoderado hasta ETA. Tampoco en este asunto hacer mártires inhabilitando a los alcaldes que no izan la bandera de todos y sí la ikurriña o la senyera con la estrella que sólo son parte de un todo.

España no se va a fraccionar aunque lo quiera Zapatero: no tiene carriles para eso. Y es que la balcanización perjudicaría seriamente los intereses de todos los españoles, incluidos los que no quieren serlo.


 

20/9/07

Escatología femenina (20-9-2007)

En Estados Unidos están desarrollando un acople a los televisores que mata los anuncios, les quita el sonido o los sustituye por imágenes sedantes. Por razones obvias no se comercializará jamás y seguirá siendo el televidente el que, autosofronizándose, desenchufe su cerebro de cada tanda publicitaria. He tenido el valor de ver, atender el segmento publicitario de un sólo día entre un poco antes y un poco después del telediario nocturno y he quedado pasmado de la misoginia galopante de los creativos que ya no creen en aquello de no hieras a una mujer ni con el pétalo de una flor y la ven crudamente como un cúmulo de desastres fisiológicos impropios para las delicadezas del amor. Enumero lo visto en tan pocos minutos.

Flatulencia.- Una pizpireta juega con un globo hinchado para ilustrarnos sobre las maldades de los gases junto a un varón inerte como si la cosa no fuera con él. Es ella la que se desabrocha el pantalón y muestra su barriguita hinchada, despejando el globo tras la ingestión de no sé qué fármaco. El hombre es compañero pero ajeno y la chica queda como un suero contra la lujuria.

Sequedad.- Ignoraba que tantas españolas sufrieran de sequedad vaginal, pero dos anuncios distintos ofrecen el ungüento amarillo. Los mensajes son sexualmente explícitos y resaltan las bondades de satisfacer al macho con un buen lubricante, como los coches. ¿Por qué no publicitan un talco para los cojones que también se secan en asperezas?

Hemorroides.- Tuve un director que las sufría y al interesarme por su estado me decía que eso se llevaba al proctólogo y no se comentaba nunca socialmente. La protagonista femenina comenta sus síntomas sin pudor y explica el beneficio milagrero, no de acudir al médico, sino de untarse salva sea la parte con un emplasto salvador. Ni una referencia masculina, a menos que nos acordemos de De Juana Chaos, que las padecía. Otra chica que en la vida real establecería menos relaciones que los gases nobles.

Estreñimiento.- No parece que haya hombres estreñidos porque este problema es motivo de conversación de señoras que muy gentilmente hablan de regularidad, de estar al día o de acudir al baño. Parece que esto, como los gases, también es motivo de prominencia ventral, y lo confianzudo del diálogo entre mujeres da que sospechar que el estreñimiento es otra pandemia femenina. Por el otro lado, un zorromacho puede oler a pis, pero una mujer necesita desodorantes especiales y dodotis para las pérdidas de orina.

Todos estos horrores publicitarios se completan en una hora con dolor de piernas, dentaduras postizas, depilaciones varias (como si los hombres no se depilaran), talones agrietados (los varones se los lijan) y cirugías sólo para féminas. Un extraterrestre pensaría que el hombre es perfecto y la mujer una permanente mutante fisiológica. Un día de éstos pretenderán ofrecer soluciones prostáticas a las señoras, que deberían rechazar esta publicidad vergonzosa que las trata como a reses, acudiendo a la facilidad del médico o el farmacéutico, que no las humillan. 

17/9/07

Del matrimonio McCann (17-9-2007)

Acertó Bram Stoker retratando la belleza lóbrega de los vampiros, a la postre ángeles caídos de gran belleza antes que la imaginería populachera les aditara cuernos y rabos como en el demonio del parque del Retiro madrileño. Se equivocaba Mary Shelley fabricando el monstruo deforme del Doctor Frankenstein. Y es que una perfección irradiante aumenta siempre la circunvalación del horror. Los McCann son lo más parecido a la perfección: él, joven médico cardiólogo; ella, médico también, anestesista a media jornada para cuidar a la prole y anoréxica que quizás con dos tallas más pasaría por una top model de vacaciones vistiendo siempre de manera informal pero con gusto. Inquieta la obstinada mirada azul grisáceo, como dos piedras de obsidiana ajenos a una lágrima.

Dos profesionales pertenecientes a la middle class británica que sobrevivió a la señora Thatcher y con un futuro de tranquilidad segado en el Algarve. Cientos de niños desaparecen en la Europa rica y los medios de comunicación sólo parpadean unos pocos días ante cada noticia por su desaparición. Probablemente sus padres son una ama de casa fondona y un alcohólico en el paro. Eso no tiene ningún morbo, pero los tabloides ingleses y la prensa portuguesa se han cebado con los McCann a una orgía de suposiciones y sobreentendidos. Un psicólogo español que sólo conoce el caso por los periódicos, asegura muy suelto de cuerpo que Kate McCann domina a su marido y que de sus ojos fotografiados o filmados se infiere que es una depresiva que ingiere psicofármacos habitualmente.

Por el momento, de lo que son responsables Gerry y Kate es de haber manejado irresponsablemente a todos los medios de comunicación, aunque en su caso es pecado venial por ignorancia. Pero mientras no haya cadáver de la pobre Maddie, la niña del ojo signado como si fuera la criatura de una secta, el linchamiento sobre los padres debería cesar. La policía portuguesa en estrecho contacto con Scotland Yard no es deficiente, aunque quizás sea demasiado lenta y aún no han logrado una sola prueba fehaciente. Hay cabellos de Madeleine en el maletero del coche alquilado pero Kate lleva meses contaminando todos los escenarios posibles agarrada al oso de peluche. Se han equivocado hasta los perros, y lo único seguro es que esta familia quedará marcada de por vida por haber sido jóvenes, guapos, felices y hasta medio ricos.

¿Por qué será que nunca desaparecen los niños de las clases más altas y económicamente poderosas? Menos mal que los medios españoles se han comportado con bastante decencia.

10/9/07

El candidato ninguneado (10-9-2007)

Mejor que no te hagan una encuesta de opinión pública porque comprobarás que ni tu perro está conforme con tu manera de hacer las cosas. Las querencias de la gente son muy volubles y aplastantes mayorías (83% y 71%) quieren que Rodrigo Rato y Alberto Ruiz-Gallardón acompañen a Mariano Rajoy en las listas electorales. Menos mal que Rato se ha ido a la vida privada, aunque Gallardón dará la tabarra hasta el final como niño sin chupete, porque en el trasfondo demoscópico se lee que el votante del PP preferiría a ambos como cabeza electoral antes que a Rajoy. Y es que don Mariano huele demasiado a 11-M y eso es recordar al novio muerto en la siguiente boda. Zaplana, Javier Arenas y, sobre todo, Angel Acebes recuerdan demasiado el furor de aquellos días de marzo y así ocupan los puestos de los menos valorados en el PP.

Peor sale parada la gestión opositora del PP: más del 75% la tienen entre muy mala y regular, dato nefasto porque se supone que criticar al que manda tiene siempre un rédito favorable. Nos encanta que pongan en un brete al Gobierno aunque lo hayamos votado, y fracasar en eso es síntoma de fallo multiorgánico. ¿Y qué ha hecho Mariano Rajoy para merecer esto a un plis-plas de las elecciones? Es un gallego que ejerce de tal, incluido el obligatorio sentido del humor galaico que se percibe erróneamente con el distanciamiento. Yo creo que la última vez que se cabreó fue cuando se partió la cara en un accidente de coche y de ahí su barba que oculta las cicatrices. Tiene una amplia experiencia en la administración del Estado a través de los ministerios que ha ejercido, al revés de Zapatero, que saltó con pértiga de diputado a presidente, limpio de polvo y paja intelectual. Rajoy es el hombre tranquilo de John Ford que sólo gallea si le espolonean mucho en las Cortes, pero no se sabe si en España se valora más la mesura que el maximalismo de los jabalíes parlamentarios.

Es más apetecible una legislatura templada con Rajoy en el Gobierno que la migraña de alboroto permanente del buenismo o demagogia de ZP o Pepe Blanco, que me temo no soporta ni Rubalcaba. La oferta incumplible de Manuel Chaves, presidente de Andalucía y del PS (y mira que se resistió a bajar al sur) de dar casa a los tresmileuristas, es una ofensa al sentido común, a la contabilidad nacional y a las necesidades de quienes serán burlados después de marzo.

Ni la ministra Trujillo (a la que va a emular la jovenzuela Carme Chacón) se hubieran atrevido a lo que será una prueba de la mamandarria socialista en todo su esplendor. Será que Rajoy resulta aburrido y ZP tiene una caja de pirotecnia para hiptonizar al personal.

5/9/07

‘Rosa, rosae’ (5-9-2007)

En 1975 era difícil afiliarte al Partido Socialista a menos que conocieras personalmente a Nicolás Redondo o a Ramón Rubial, que siempre estaba en la cárcel. En cambio, las Comisiones Obreras de Marcelino Camacho estaban en las grandes empresas y el Partido Comunista en todas las esquinas intelectuales, donde aparecían Enrique Múgica, Pradera, el invisible Semprún, que lo sigue siendo, los abogados laboralistas y el ectoplasma del poeta Marcos Ana. Una legión que no fue recompensada con los votos. El sociólogo Linz nos pronosticó desde Estados Unidos una salida democratacristiana, como en Alemania o Italia, y Joaquín Ruiz-Jiménez se quedó pasmado. Ridruejo me difuminó en su grupúsculo porque no era suficientemente anticomunista.

Rosa Díez, con la honestidad que nadie le disputa, se da de baja en el Partido Socialista como lo hicieron Alonso Puerta o Pablo Castellano, sin poder arrebatar un escaño a la feligresía de la religión que abandona. Rosa aparece en los diarios como si Fernando Alonso hubiera dejado la Fórmula 1, pero la doña habría de expresar dolor de corazón y confesión de los pecados. Para vender pescado desde Santurce a Bilbao hay que escuchar antes a María San Gil, que lleva más años con la mercadería puesta. En la política vasca, en la que Rosa quiere incidir, no se discute la presión fiscal sino el edema nacionalista. Aquella cosa del cine de nuestra juventud en que una especie de chicle expansión con vida propia penetraba por los quicios de las puertas y las ventanas y deglutía a las personas. Si jugamos a la par no sé si votar a Rosa o a María en el convencimiento de que es imposible emular al PS francés con la tirada de trastos entre Ségolène y Hollande, viejo compañero de cama, tal como si Sonsoles mandara a ‘ZP’ a dormir al cuarto de guardia, que es lo que merece para lo que nos cuesta. Al menos en Francia te regalan un espectáculo picante.

¿Qué hacemos los que nos fuimos del Partido Socialista sin haber pertenecido nunca a él? En el 82 participamos de un cuerpo de marea electoral, un tsunami, creyendo que las mariposas y las libélulas se apacentaban en un verde prado sobre el que libraba el arco iris, mientras recitábamos lo de los cien años de honradez como un salmodio. Nuestro socialismo es una empresa, como decían Galeote o Elena Flórez, arrojados a las tinieblas por hacer lo que les mandaban. No hay discusión ideológica como lo demuestra Navarra y el que un comitre como Pepe Blanco sea el número dos del partido, el de la organización. El PS es una secta, pertenecer a él está ligado a la rutina de vivir y sus votantes son más fieles que una amante gallega. Es más fácil irse del Opus Dei que del PS, y eso ya lo ha sufrido Rosa Díez, que pugnó a Redondo el socialismo vasco y a Zapatero la secretaría general. También fue una intolerante que llevó a Mingote a los tribunales por un dibujo alusivo al lema de su consejería sobre el País Vasco, de cuyo Gobierno formaba al amor del PNV: «Ve y cuéntalo». Pero ya se sabe que el que se marcha está a la extrema derecha de Hitler. Declino Rosa, rosae… como un mantra que deberían rezar los socialistas para ordenar sus principios y sus actos. Rosa Díez es el fracaso de quienes queremos ayudarla, pero ha sido un cargo relevante del partido del que se va y en cada mudanza se tiñe el pelo de amarillo a rojo incendiario. La renovación socialista no va a venir de su peluquero. Como van a volver a ganar, la regeneración queda para las calendas griegas. Glez. regresa que te perdonamos. PS: Paco, tus máquinas teclean perfectamente.

3/9/07

Que no cunda el pánico (3-9-2007)

Me levanto y antes de sorber el primer café leo que Pedro Solbes pide a cinco columnas y en página impar calma a los ciudadanos, y añade que aún pesa un riesgo potencial derivado de la crisis económica generalizada. Me arrojo escaleras abajo para calmar a mis convecinos y transeúntes, en una actitud políticamente correcta, hasta que me redujeron con una llave de judo unos cuantos calmados o que no habían leído los periódicos. Mi psiquiatra me explica que no se debe gritar ¡fuego! en un cine o teatro o en un buque ya zarpado. Solbes no pidió calma cuando sustituyó al desastre socialista Carlos Solchaga que tenía por imposible nuestro ingreso en el euro, aunque ahora nos aterra avisando que sale humo del escenario o la contracubierta.

El curso político no lo ha iniciado Zapatero si no el lehendakari Ibarretxe, anunciando su determinación de llamar a los vascos a referéndum antes de un año. El PNV va mal y parece inevitable que vaya a peor pese a su presidente Imaz. La vicepresidenta le contesta taurinamente que lo que no puede ser no puede ser, y además es imposible; el aludido se mueve como uno de esos recortados ante los toros. No se puede preguntar a los vascos si quieren o no ser españoles, como no se les puede preguntar si quieren seguir perteneciendo al hemisferio occidental. Felipe González cuando presidía el gobierno dijo aquello de que en un fantasmal referéndum de autodeterminación podía darse que una mayoría de vascos quisiera vivir en España y una mayoría de españoles votarían por concederle la independencia a esos vascos cimarrones y desplegar alambradas en el desfiladero de Pancorbo.

La Constitución da para todo, hasta para derrocar a los Borbones e instaurar la Tercera, para que los gallegos se integren como nación asociada a Portugal o que el País Vasco ocupe Navarra como la Austria de los nazis. Pero no se puede, a menos que previamente destruyamos el Estado para regresar a Atapuerca, hacer un referéndum en una de las partes que conforman un todo. Eso no lo hacen ni los helvéticos, tan dados a votar hasta por el cambio de un semáforo. Lo que no calma y hace cundir el pánico es que estas cosas se planteen en una siesta nacional y que tan mal valorado resulte Mariano Rajoy cuando plantea la vigencia de España en este comienzo de curso. El Estado español no puede ser más ninguneado ante la indiferencia general, empezando por el propio Gobierno. Ortega en Cortes constituyentes predijo que el problema catalán no tendría solución. Hoy, ante el conflicto vasco, que es de lealtades desatendidas, gritaría ¡fuego! Algunos quieren ser Katanga o Biafra. 

1/9/07

Como un intruso (1-9-2007)

En un piso despoblado por los padres se arrinconaba la mesa del comedor y alineaban las sillas contra las paredes, más ginebra de garrafón y Coca Cola a escote con un bolsón de patatas fritas revenidas en el aire de los guateques 60 con chicos y chicas desangeladas como las ventanas al patio interior, festoneado de bragas y mandiles, y la radio de los 40 principales a falta de tocadiscos.

Umbral no se levantó y quedó observándolo todo como un cronista de los pobres amantes que nunca tendrían lugar donde yacer. Siempre le traté como a un padre sustituto y comprensivo y de él acabé heredando sus pequeñas máquinas de escribir Olivetti, como ésta, inencontrables hasta en Brasil, donde adquirí la última.

Umbral se resistió al ordenador y hace años que dictaba a España, ardua labor para levantar una columna porque la voz distrae las palabras y no las distingue entre gordas o flacas, zahirientes o besuconas.

Vago por su casa en los aledaños del Bernabeu y me acongojo con el crujir del entarimado, porque aquí vivió y sufrió con España la flor negra de la sangre de su hijo que se hubiera curado pocos años más tarde de su muerte. Me refugio en el que fuera su despacho, donde escribió Mortal y Rosa, y no sé si duermo con una oncohematología, precisamente, en la alcoba principal o en la del hijo perdido. Por el pasillo oigo los silencios secretos de la casa en la que me siento intruso.

Francisco Umbral debe sobrellevar su muerte con los mitos que él mismo forjó, como el de que era un quinqui vestido por Pierre Cardín. Usaba foulard porque le convenía a su estética, pero más por sus afecciones otorrinolaringológicas que dieron en la sordera de Goya.

Cuando el doctor Olaizola atendía a Ben Bella en Argel nos salvó a Paco y a mí del silencio absoluto. De quinqui sólo tenía un chirlo en la mejilla, que jamás me explicó, y que le daba un aire pandillero tan grato a las mujeres que separan las rodillas ante el peligro.

Ha sido el mejor escritor de periódicos de nuestro siglo XX, partiendo del radical Luis de Bonafoux y pasando por encima a Mariano José de Larra, quien de tan blando y lloroso se dio un pistoletazo por el pendón desorejado de Dolores Armijo. Por lo demás, que le juzguen los críticos literarios, esos fariseos castrados.

Pero no puedo dejar de reírme de la Academia, poblada de inmortales canjeados entre ellos en una rifa mafiosa, de los que Umbral se libró aunque le hicieran sufrir. Ya está en paz. En mi peripatesis nocturna, como un intruso, por la vieja morada de Umbral y España, sé que se nos ha ido el único que no nos engañó.