31/1/14

TORMENTA EN UN JARRÓN CHINO (31-1-2014)

Una buena noticia no es tal. Un diario estadounidense optó por publicar solo noticias positivas y cerró en tres meses por falta de lectores. Es la maldición de los periodistas condenados como zahoríes a buscar aguas fecales hasta en estratos freáticos secos. Como no estalla la guerra civil en Ucrania hemos de conformarnos con una crisis de guardarropía en el Partido Popular. Siento afecto y agradecimiento personal por Jaime Mayor Oreja, pero hace meses se sabía que la primatura del PP en la U. E. la ostentaría Arias Cañete, al haber cubierto cumplidamente el primero una  etapa europea de diez años. En 1.996 José María Aznar, con mayoría minoritaria, tuvo que representar el papel de Herodes Antipa ofreciendo la cabeza de Vidal-Cuadras, en el papel de Bautista, a una pedigueña Salomé disfrazada de Jordi Pujol. Que el físico nuclear y político catalán haya tardado 18 años en abandonar el PP es un canto a la paciencia, pero no puede ser una noticia. El sufriente Ortega Lara solo quiso tener un papel simbólico en el PP, que abandonó en 2.008 sin estridencias, y hoy cofunda Vox con las mismas intenciones meramente icónicas. La corajuda María San Gil muestra su descontento con la política antiterrorista gubernamental, pero es que no solo se marchó hace años del Partido sino que se fue sabiamente de la política. La individualidad de estos hechos no da para una gacetilla, pero agrupados pueden dar la sensación de terribles desacuerdos en el Gobierno y su partido. En el argot periodístico eso se conoce por “hinchar el perro”. Que un partido político con mayoría absoluta, a mitad de su mandato, con la Oposición en almoneda, aún agobiado por problemas, no se desguaza a si mismo por puntuales diferencias de criterio. 

La dramatización de la ausencia de José María Aznar de la convención del PP es contingente, puede ser o no ser, será su agenda o que no le da la gana. Felipe González definió a los expresidentes como grandes jarrones chinos, muy valiosos, que nadie sabe dónde colocar y que siempre están estorbando el paso. Desde Suárez siempre ha sido mala la relación entre el Presidente y sus antecesores, incluso dentro del mismo partido. González pidió un encuentro a Zapatero, y este, cordialísimo, le invitó a almorzar en el Coto de Doñana. Cuando llegó había más de 20 comensales. “Solo le faltó invitar a los guardabosques del parque”. Y ZP hizo imposible el encuentro cara a cara. Nunca han sido buenas las relaciones entre el que entra y sale de Moncloa. Con el añadido de que el carácter, las aristas de la personalidad, parecen inventados por Aznar. El Presidente de honor del PP, que se fue porque quiso y por un golpe  de fortuna, quisiera ser más  tenido en cuenta, y Mariano Rajoy le llama por teléfono de Pascuas a Ramos. No se sabe si podría, pero Aznar no pretende una tercera presidencia y solo quiere  cariño, alimentación de su autoestima y que se le consulte más a menudo aunque solo sea por cortesía. Desgraciadamente no son esos los hábitos de nuestra sociología presidencial y prima  la teoría del jarrón chino. Pero aunque sea de la dinastía Ming hay que distinguir entre las voces y los ámbitos, y un partido plural como el Popular no se cubre de rajaduras por la maledicencia de los aspirantes. A la postre esos jarrones servían de escupideras. 

28/1/14

EL SINDICALISMO TOTALITARIO (28-1-2014)

Las dos grandes centrales sindicales españolas tienen vocación sideral, totalizadora, y creen su destino estar presentes en todas las actividades de la vida pública. Distorsión más acusada  en UGT porque CC.OO. ha tenido menos conexiones gubernamentales y no es presentable ser correa de transmisión del partido comunista, esa extrema izquierda que no se reconoce como tal ni quiere recordar la Historia del socialismo real. Este sindicalismo no quiere ver que hay que vivir en el futuro para ser contemporáneos del presente y permanece machihembrado a su propio funcionariado vertical, la subvención pública, las gabelas de las administraciones, la democracia orgánica, los cursos de formación y las romerías de los pueblos. Constituyen la única herencia viva del franquismo. La formación solo ha sido una caja B y una consuetudinaria manera de exacción. Había que sustituir las Universidades Laborales impulsadas por Girón de Velasco porque aquello era fascismo, como si enseñar a una muchachada a montar y manejar un torno o desarrollar una red eléctrica de baja tensión tuvieran algo que ver con la marcha sobre Roma, el incendio del Reichstag o el Consejo Nacional del Movimiento. La patronal forma a sus propios empleados por interés empresarial, sin ningún altruismo, y la sociedad democrática tiene sedes y profesorado para mejorar la formación de quien la precise, mientras los sindicatos cobran del erario  para subcontratar cursillos sobre el camarón en el Caribe o higiene sexual en Centroáfrica. No hay que controlar la financiación sindical sino suprimirla, como en Alemania, donde los sindicatos son fuertes, honrados e influyentes. Si no les bastan las cuotas cabe la afiliación obligatoria, y eso ya es mucho. Pero ni un euro más y con estrictas auditorias en tiempo real. Como es de esperar, que el Gobierno ponga en hora el reloj sindical es tan previsible como la dimisión de Cándido Méndez siguiendo los pasos de su antecesor Nicolás Redondo de cuya decencia no aprendió nada. Controlar la formación sindical equivale en etología a poner a dieta a los cocodrilos.

27/1/14

DE LOS “MONTONEROS” A LA “CÁMPORA” (27-1-2014)

Los problemas que afectan a los argentinos, al menos desde la rehabilitación de su trágica democracia  en 1.983, no son cambiarios, financieros o de modelo productivo, sino intrínsecamente políticos. El matrimonio Kirchner, para dar un perfil nacional al chavismo del que se reclaman (ese socialismo del siglo XXI que ni Chávez ni Maduro saben definir en un papel), urdieron una base dentro del movimiento justicialista con los montoneros y sus hijos que habían desarrollado una guerrilla urbana de izquierdas desautorizada por Perón. Había que sufrirlos: peronistas que odiaban “al viejo cornudo” y antes de dinamitar la cama de la hija de un general acudían a rezar a la Vírgen de Luján por la buena suerte del atentado. La reciente muerte del poeta Juan Gelman ha recordado verdades olvidadas: la represión militar asesinó a sus hijos y mantuvo desaparecida 30 años a su nieta, pero también él, teniente montonero, hubo de huir a México condenado a muerte por sus conmilitones que rivalizaban con los “milicos” por las graduaciones castrenses. El peronismo montaraz de los “montos” gobierna argentina a través de un indefinido y cleptocrático nido de obsecuentes, en el que destaca el joven ministro de Economía, Axel Kicillof, artífice de la expropiación de REPSOL como gran solución a su falta de caja. La Cámpora viene del breve expresidente Héctor Cámpora que negoció con los militares el regreso de Perón, para dimitir y regalarle las elecciones. Kicillof es íntimo amigo de Máximo Kirchner, sin estudios superiores, afincado en la provincia patagónica de Santa Cruz, desde donde coordina la ingente fortuna familiar y controla las lealtades inquebrantables, porque el kirchnerismo-camporismo no tiene adversarios políticos sino enemigos personales a destruir, incluido el diario “Clarín”(derecha liberal), la máxima tirada en español. El “corralito” a la divisas (el cambio negro ya prefiere el euro al tradicional dólar estadounidense) ha estafado a los pequeños ahorradores y tenía fecha de caducidad salvo para estos magos indoctos de la economía milagrera. La presunta enfermedad cerebral de doña Cristina no incide en el caos. La lucha por la sucesión y los negocios dentro de la Cámpora, que durará dos años, desgarrarán aún más al gran país que nunca paga.

26/1/14

LAS PRIMARIAS DE NUNCA JAMÁS (26-1-2014)

Un año antes de la muerte de Franco, en la localidad francesa de Suresnes, lindera con París, se celebraron en un baño de sangre las primeras primarias socialistas. Se trataba de descabalgar a Rodolfo Llopis, un pedagogo masón, de su eternizada secretaría general del PSOE conducida, además desde el extranjero. Los militantes del interior querían traer la dirección a España, y sevillanos como Felipe González y Alfonso Guerra, y vascos como Nicolás Redondo y Enrique Múgica, firmaron “el pacto del Bétis” para dejar a Llopis en su definitivo exilio. El manejo de los delegados les dio el triunfo y el histórico socialista fundó un efímero PSOE-histórico antes de regresar a morir a Francia. Solo quedó el fleco de quien iba a mandar, concitándose una mayoría en torno a Redondo, respetadísimo como persona, sindicalista y sufriente de las cárceles franquistas. Pero se negó, dando paso a un segundón Felipe con el que estando en el Gobierno no podría entenderse, siendo acuchillado Redondo con el escándalo de la Promotora Social de Viviendas. De coincidir, no creo que se saludaran. Sentados en el suelo de mi casa porteña, en una velada amable, intenté sin éxito hacerle un tercer grado al hombre llamado a dirigir el PSOE durante la transición política, no obteniendo otra explicación que una modesta alusión a sus capacidades políticas, lo que a todas luces era incierto. Lo de Suresnes, largamente urdido, tuvo más de golpe de Estado partidario que de congreso democrático.

 Desde entonces, durante la larga égira de Felipe, a nadie se le ocurrió hablar seriamente de elecciones internas, llegando a decir con acierto Alfonso Guerra que las primarias las cargaba el diablo. Tal es así que cuando en 1.996 el PSOE perdió las elecciones, la búsqueda de un sustituto al carismático González, se convirtió en un vodevil. Se designó secretario general a Joaquín Almunia, hoy comisario europeo y que como ministro de Trabajo había chocado con la UGT de Nicolás Redondo, por el democrático dedazo del jefe indiscutible aunque derrotado, y aquel quiso darse un baño de multitudes convocando unas internas para respaldarse a si mismo como candidato a la Presidencia del Gobierno. Contra todo pronóstico, José Borrell, un ingeniero aeronaútico que había llevado la Hacienda y Fomento, dijo:” Me voy a tirar a esa piscina a ver si hay agua”. Un hombre brillante, un catalán estatísta que en las vías de Cataluña instalaba los carteles “Red de carreteras del Estado”, para que nadie lo olvidara. Pese a la retorcida elección por delegaciones, sujetas a presión, Borrell se impuso  a Almunia y se instaló la bicefalia socialista. Vendieron la idea de que Almunia, como secretario, fabricaba elss programa, y Borrel lo vendía y lo aplicaba llegado el caso, pobre argucia en la que no creía ni la sufrida militancia, entre otra razones porque las ruedas de aquella extraña bicicleta no tenían las mismas dimensiones. En los aledaños de Alfonso Guerra, siempre fiel a su entendimiento del partido, pese a su distanciamiento personal de Felipe, comenzó a rodar una máquina infernal de picar carne humana. Se filtró a la Prensa amiguísima y agradecida (la que no publicó en día los documentos incriminatorios de FILESA) que Borrell era íntimo amigo de dos inspectores de Hacienda, catalanes, con dudosas adquisiciones de bienes inmuebles. Ya se sabe que hay adversarios, enemigos a secas, enemigos a muerte, y compañeros de partido. Borrell es un  jacobino, incapaz de lucrarse en política, pero dimitió tras una breve lucha, entendiendo que las puñaladas que recibía eran socialistas. El candidato se tiró a una piscina sin agua y se rompió la crísma. El PSOE cerró el asunto atribuyéndolo a una sucia conspiración de la derecha.

En la convención de delegaciones socialístas de 2.002 Zapatero fue la visita que no tocó el timbre. Pocos le conocían y, tras varias legislaturas por León era uno de esos diputados que Víctor Márquez Reviriego denomina “culiparlantes”, consistiendo su parlamento en asentar las posaderas en el escaño. Su desconocimiento le blindaba ante adversarios y su talante neutro le hacía inasequible a la discusión con nadie. En casa de Trinidad Jiménez se habían reunido otros jóvenes ignotos para urdir una “tercera vía”, sin pagar derechos de autor a Tony Blair(“nueva vía”) y Gerhard  Schröder (“nuevo centro”). Sobre aquel concilio hay varias tésis sobre la escasa diferencia  de nueve votos que dio la victoria a ZP sobre José Bono. La suposición menos conspirativa consiste en que la concurrencia, meramente testimonial de Rosa Díez y Matilde Fernández restó votos a Bono en favor del novedoso de León. A la postre aquellas primarias del desconcierto fueron el camino del Mago de Oz al lado del duelo en OK Corral, en Tombstone, Arizona, actualizado en Madrid entre Pérez Rubalcaba y Carmen Chacón. Rubalcaba se plantó ante Zapatero negándose a concurrir contra la dama y amenazándole con convocar un congreso extraordinario en el que, inevitablemente, se analizaría el descalabro presidencial. ZP llamó a Chacón, su ungida, forzando su retirada. Otra muestra magistral de primarias socialistas, de las que pocos salen con vida.


Las últimas primarias autonómicas que seguí con atención fueron las del dividido y fracasado socialismo valenciano donde quería poner órden y modernidad Antonio Asunción, exdirector general de Prisiones con Enrique Múgica de ministro (ambos dispersaron a los presos etarras) y breve ministro del Interior hasta que vió los reptiles poblando los despachos. Trabaron su candidatura hasta el absurdo de negarle el censo de afiliados. Probablemente por verguenza propia acabaron por expulsarle del partido para no tener que darle  explicaciones. Abocamos un año de primarias entre la eutrapelia y el cine “gore” por el empeño socialista en creerse dotados de un plus inexistente de legitimidad moral. A su derecha e izquierda otros partidos resuelven congresualmente sus nomenclaturas, sin engañar a nadie, con trenzamientos políticos y democráticos. El PSOE tiene que ser más democrático que nadie enredándose en unas primarias restrictivas, o que no son, o imperativas y hasta sanguinarias. Las que se avecinan serán menos restrictivas, y alardean de ello. ¿Sabe la dirigencia socialista eso de un hombre un voto?. ¿Se desestabilizaría el PSOE como gran partido nacional si su secretariado lo eligieran sus militantes?. Con un uso inteligente, voluntariado y mucho menos dinero, Obama se impuso en la convención Demócrata. Por avales se votaba en Atapuerca. Sea como fuere la lista de presumibles aspirantes no se compadece con los trabajos que tendremos en dos años. Y la que cuenta con mayores posibilidades es Carmen Chacón con peligrosísimo marido como asesor adosado. Casi mejor que siga lo malo conocido; al menos Rubalcaba se  lo lleva trabajando toda la vida.

23/1/14

EL ÚLTIMO AUSTROHÚNGARO (23-1-2014)

Tenía un aura como de oso amable levantado de una siesta feliz. Su enérgica placidez tenía que proceder de Zaratustra o de Confucio, porque pertenecía a la extinta especie de los que aman a los demás pero con el pudor y la timidez de mantener una cierta distancia elegante con el prójimo. Lo peor de este responso es que sería una gran falsedad por omisión no escribir que fue una buena persona, un hombre de bien, en estos tiempos en que serlo es una definición descascarillada cuando no sinónimo de zonzo, desavisado, tontorrón. Este vizcaíno fue consciente desde muy joven que el primer derecho del hombre es el de marcharse. España era gris y las noches tardaban en cuajar por las restricciones eléctricas que suministraban la luz a las siete de la tarde en invierno. Manu conectó en Madrid con tres periodistas anglosajones que daban la vuelta al mundo e un prolongado Land Rover. Le admitieron si pagaba su viaje, y se contrató con varios periódicos para mandarles crónicas de relleno. Y se marchó. En la Cirenaica, un almacén de chatarra militar abandonada por los mariscales Rommel y Wawell, acamparon de anochecida y al amanecer descubrieron aterrados que lo habían hecho en un campo de minas. No recuerdo como salieron ilesos, pero de aquella aventura nació “El camino más corto”. Si quieres conocerte a ti mismo da la vuelta al mundo. 

Le proporcioné el libro a mi doctora que no entendía a los periodistas y quedó prendada de aquel personaje real, insistiendo hasta conocerle. Llegó a casa y obsequió a aquella desconocida con una pequeña talla china de marfil. En realidad Manu ya nunca volvió. Se quedó sentimentalmente en la terraza del Hotel “Saigón”, en Vietnam, esperando una granada del vietcong, como el americano impasible de hijoGraham Green, su otro yo literario. La guerra de Vietnam fue el crisol de periodistas tan generosos y escépticos que no creían que preservar la vera un empeño imprescindible. Comprometido con el mundo más que con el terruño escribió poco de la transición política española porque siempre estaba en otro sitio, en otra guerra, en un golpe de Estado, en un quilombo de negros cimarrones. Albergó la contradicción de escribir muy bien y fundar dos agencias de noticias, consciente de que el más justo Premio Pulitzer lo ganó el reportero que dictó por teléfono: “El hijo de Lindberg, hallado muerto”. Su bonhomí a impedía identificarle con los personajes de “Luna nueva” o “Primera plana” pero siempre le recordé cuando visionaba esas películas. Le gustaba la electricidad de los teletipos. Escribió 40 libros y en “La tribu” satirizó piadosamente la profesión. Dotado de infinita paciencia se vió en el trance de tener que consolar por medio mundo a una brillante histérica trufada de diva como Oriana Fallacci. La última vez que nos vimos, hace millones de años (mi religión me prohíbe visitar a los enfermos), fue en el lobbye del Hotel “Carrera” en Santiago de Chile. Giró el molinete de la puerta y al entrar ella los periodistas presentes se ocultaron tras la barra del bar, tras los grandes butacones, dentro de las cabinas telefónicas. 

Solo Manu acudió pausadamente a besarla. Luego promovería una protesta a Pinochet por mi expulsión del país. Cuando empezaron a roerle los alifafes no se retiró al País Vasco (No recuerdo una sola conversación sobre el nacionalísmo que debía parecerle a este ciudadano del mundo como asunto de marcianos) sino a La Alcarria, a Brihuega, donde pusieron su nombre a la calle donde compró un caserón, lleno siempre de amigos, discípulos, perros y gatos, retratados en el entrañable “El club de los faltos de cariño”. Lo tuvo, y para las mujeres era un peluche, aunque nunca se casó.  Mantuvo una larga relación, entre viaje y viaje, con una famosa presentadora de televisión. Acabada la historia ella le entrevistó en su programa preguntándole por el momento más excitante de su ajetreada vida: ”Cuando te conocí”, contestó en directo dejando a la chica colorada. En silla de ruedas, ciego por la diabetes, Dios le ha dado un piadoso extinguir, percibiendo apenas las transformaciones ominosas en el periodismo, aplastado por modelos financieros inservibles, cambios tecnológicos que afectan a los contenidos, televisoras de baja intensidad y redes sociales analfabetas. Supo que en el siglo XX había que hacer el periodismo del XIX e que había que ser un contador de historias como Stevenson o un Sthendal sujetando el espejo en la cuneta del camino. Se ha muerto una forma irrepetible de ser periodista. Todo es ya distinto. Estamos enterrando al último austrohúngaro.

21/1/14

“COCA COLA” O “PEPSI COLA” (21-1-2014)

Por más que se accede al escaño por caminos extraviados y anémicamente democráticos, el acta pertenece al diputado y no al partido que lo cooptó para sus listas. La disciplina de bancada es un supuesto, pero en ninguna parte está escrito que un representante partidario pueda perder su acreditación por votar en conciencia. Si la acreditación te confiere la delegación de los votantes lo inmoral y penalizable sería votar en conveniencia. Por ello los jefes políticos son tan mansos con sus ovejas descarriadas y les reclaman el acta con el piquito. Los tres rebeldes  del PSC en la senda secesionista están en su derecho de no entregar sus acreditaciones y engrosar el concurrido grupo mixto, autobús-escoba de los insatisfechos. Además al quedar el PSC como cuarta fuerza política del Parlament, por detrás del PP, quedaría reforzada la imagen de Pere Navarro como hamletiano asador de mantecas. Cuando habla Elena Valenciano, desde sus cimas universitarias, las palabras de la Vicesecretaria del PSOE se esculpen para los anales de la ciencia política, y acaba de ilustrarnos con el apotegma de que el PSC es otro partido aunque sea hermano del PSOE. Hace pocos años sonaba algo así como PSC-PSOE, y que la primera tríada de siglas identificaba a los españoles socialistas empadronados en Cataluña. Hay que tener mucho cuidado con las fratrías porque esas sí que las carga el diablo. Hoy los dos partidos, que votan por libre en Barcelona y Madrid, antes que hermanos son cuñados, que viene de cuña. Abundando en el profundo surco intelectual de Valenciano podríamos colegir que ambos partidos son como “Coca Cola” y “Pepsi Cola”, luchando por la chíspa de la vida y con la primera, como el PSOE, intentando infructuosamente comprar la marca pequeña pero competidora. En vaso saben igual a crecepelo, y sus diferencias son de mercadotécnia, tal como el desorden que padece el PSOE es análogo al del PSC. Para tener casa común solo les resta unificar la etiqueta y explicar a sus fatigados militantes en que federalismo están pensando para resolver la crisis socialista de identidad territorial : menos azúcar o más cilantro, o el rediseño de las curvas femeninas de la botella.   Porque no es lo mismo la federación ex –soviética de Estados Independientes que la República Federal argentina. La “Coca” es más internacionalista, y la “Pepsi” más interracial. En cuanto terminen de definirse los hermanos, lo de Caín y Abel quedará en riña de colegio.

20/1/14

LOS SOCIALISTAS SON MAS MACHOS (20-1-2014)

Cierto que la clase política española produce demasiada testosterona; en ocasiones hasta las más feministas militantes de cualquier partido parecen tenerlos cuadrados, rayados, de arrabio,   colocados encima de la mesa. Pero la Historia de nuestros   socialistas revela que pocas veces fueron bucólicos pastorcillos tocando el caramillo. Pablo Iglesias no fue el abuelo amoroso de las hagiografías de texto para las juventudes partidarias sino un hombre de armas tomar que debutó en el Congreso amenazando de muerte a Maura, jefe del Gobierno, para acabar colaborando institucionalmente con la dictadura de Primo de Rivera. Durante el pistolerismo republicano sus nietos compitieron en descerebramiento con los falangistas, contribuyendo todos a la asfixia de la razón. Convirtieron las casas del pueblo en arsenales y se alzaron en Asturias contra  la legalidad republicana, movimiento subnormal que no se le ocurre ni a Oriol Junqueras o su abducido Artur Mas. Un oficial socialista secuestró y asesinó a Calvo Sotelo, y, agotados, a partir de 1.939 se tomaron  40 años de vacaciones sobre el colchón de los 100 años de honradez.

Hube de vivir bajo un sistema poco garantista, varias suspensiones del Fuero de los Españoles, y hasta una militarización del “Metro” madrileño que fue tomado por soldados de ferrocarriles. Sorprende que en 2.010 los aterciopelados Zapatero y “Pepiño” Blanco,   ante una huelga encubierta de controlares aéreos, suspendieran por primera vez en la democracia  garantías constitucionales, cerraran  el espacio aéreo, militarizaran las torres de los aeropuertos, dejaran e tierra a 4.500 aviones y afectaran a 650.000 pasajeros. Más machos que Bush Jr. tras el World Trade Center, y sin ninguna necesidad  ni tan terrible alarma. Son los que tienen al Presidente Rajoy por indolente. ¿Qué harían estos matasiete desde la insurgencia de Gamonal a la insumisión catalana, pasando por la crisis en la que ya sabemos son  amantes pasivos. Los socialistas son tan machos que han sido los primeros y los únicos demócratas en meter en cal viva a ciudadanos, ser condenados por financiación ilegal y suspender derechos civiles. Demasiada testosterona. 

19/1/14

LA JUSTICIA DE LA RAMPA (19-1-2014)

Sin ánimo de interpretar al Rey, eso de que la Justicia es igual para todos es un oximorón, contradicción de términos en una misma expresión; propio de la mística y la lírica amorosa. Resulta más directa la definición de San Agustín sobre una Justicia siempre utópica: “Dar a cada uno lo suyo”, que ya es bastante, y aún así  va la máxima  cargada de subjetividad. Ejemplo muy publicitado de la desigualdad que habita en los tribunales es el del estadounidense O.J. Simpson, estrella del rugby, mediocre actor cinematográfico y asesino de su esposa y el amante de este. El mejor (y más caro) abogado criminalista de California logró su absolución por falta de pruebas, librándole de la inyección letal o dos cadenas perpetuas sin posibilidad de revisión(y eso que el sujeto es negro), pero tales eran las evidencias de su crímen que hubo de afrontar otro juicio civil para resarcir económicamente a los deudos de sus víctimas. Si no cuentas con un abogado de los de mil dólares la hora, prepárate para lo peor aunque seas émulo del de Asís.  Tras la IIGM Víctor Manuel de Saboya hubo de abdicar y exiliarse, Benito Mussolini acabó colgando de una gasolinera de Milán y Hitler se autocondenó con un pistoletazo en la boca. EL Emperador Hiro Hito, sin embargo, quedó incólume porque el sabio criterio del Presidente Truman y el general-virrey Douglas MacArthur estimó que ahorcarle ensangrentaría la democratización de los nipones. 

El peor castigo que sufrió fue que MacArthur cabalgara por el centro de Tokyo sobre su caballo blanco de ceremonia ante el estupor de los japoneses. En España está aforada toda la dirigencia, electa o no, de las estanterías del Estado, y hasta el concejal más superfluo del municipio más perdido encuentra caminos para hurtarse a su juez natural. Las Infantas, como el Príncipe, carecen de ese privilegio legal. No así el comunista folklórico Sánchez Gordillo, alcalde “perpetuo” de Marinaleda, salteador de fincas y supermercados, que acude ante los jueces que le reclaman cuando le pete, si es que alguna vez ha comparecido ante alguno y sabe dónde levantan su sede los juzgados que le son propios. La Justicia iguala a todos, pero con distintos raseros y  sin distinción de calidad social. Es el transfondo del choque entre los antaño amigos y hoy antagonistas, juez Castro y fiscal Horrach. En la jerga judicial el fiscal es “el instructor del instructor”, pero en el rifirrafe que nos ocupa el último está a las doce menos cinco de tachar al primero de prevaricador.Lo que conduce a la melancolía es este debate subnormal sobre la rampa de acceso a los juzgados de Palma de Mallorca. Hemos visto a simples imputados etarras o narcotraficantes entrar a la Audiencia Nacional por las cocheras por razones de seguridad, y a personajes secundarios subir las escaleras de la puerta principal con casco de motorista para no ser fotografiados por la guardia periodística. Por no recordar influyentes y pisaverdes con sentencia firme que no cumplen sus condenas, aproximándonos a aquella II República en la que decía don Manuel Azaña que no nombraba ministro de Justicia a Alejandro Lerroux en el temor de que subastara las sentencias a la puerta de los juzgados. 

Al marido de la Infanta Cristina se le sugirió bajar la rampa en su coche y prefirió dos veces hacerlo andando, y hasta hizo una declaración a la Prensa. En ninguna parte está escrito cual es el protocolo para acceder al despacho de un juez; se supone que será traspasando  la puerta, pero no está legislado si se puede entrar por la ventana o escalando el edificio, o en aerostato, porque lo sustancial reside en la comparecencia. Además, ¿tiene el juez competencias sobre el tráfico municipal para permitir o prohibir un puntual estacionamiento ante la puerta de lo suyo? . Algunas insistencias delatan el deseo morboso de que la Infanta baje la rampa en sollozos, de rodillas y hasta arrastrándose para postrarse ante el juez Castro. La rampa de Palma la ven como paradigma de la Justicia igualitaria, confundiendo los adoquines con los Códigos. Los linchamientos son tan despreciables como cobardes porque la ley del juez Lynch fue necesaria cuando la vida y la muerte dependían del caballo, y el cuatrero y el abigeato eran enemigos de la Humanidad, pero hoy el árbol del ahorcado solo es muestra de una sociedad enferma. A los mastuerzos de la rampa la Infanta se les da un ardite: se trata de barrenar la forma del Estado para hacer la demorada chacinería de una de las naciones más viejas del mundo.

17/1/14

GAMONAL O “GERMINAL” (17-1-2014)

El fiscal anticorrupción Horrach tilda de “conspiranoico” a su amigo el juez de instrucción Castro a cuenta de diferencias de infantado. La conspiración, la trama, la conjura, hasta la utilización criminal de los idus de marzo, han degenerado entre nosotros hasta su utilización como utensilios de cocina en reyerta de fogoneros. La teoría de la conspiración la utilizamos para desmontar los argumentos del adversario y hasta para disimular los hechos, convirtiendo la definición en descalificación. Desde los sumerios, miles de años ante de Cristo, la historia de la civilización es un rosario de conspiraciones, pero convengamos en que lo del barrio burgalés de Gamonal es solo un malentendido entre vecinos y munícipes, electores y electos. Aún siendo así podríamos convenir en que los sucesos de Burgos son muy raros. Refaccionar y levantar un barrio popular deprimido como Gamonal es vieja aspiración de sus pobladores, el PP y el PSOE. Los 50.000-60.000 “gamonalenses” han votado en un aproximado 80% al PP, que incluía en su programa (como los socialistas) un bulevar que aireara, modernizara y aportara valor añadido al barrio. Sin trampas especulativas,  ni expropiaciones, ni deshaucios, ni derribo de edificios. Una operación urbanística de amplia mayoría municipal y electoral que, como todos los bulevares, solo da para la discusión sobre el tráfico y los estacionamientos. De lo escuchado y leído se colige que una minoría de vecinos (manifestaciones de dos mil personas, asistidas por unas decenas de jóvenes profesionales de la insurgencia) quieren, lógicamente, un parque de guarderías. Pues financiar eso no será como la ampliación del canal de Panamá, hoy en litigio. La segunda y última reclamación consiste en  garantizar suficiente estacionamiento gratuito para la vecindad, problema de metros cuadrados aéreos o subterráneos, que no ha de calcular el marxismo-leninísmo urbanístico de Lucio Costa (Brasilia) sino un estadístico y que no constituirá una obra de egípcios o romanos. ¿Y por estos diferendos de planos y despachos casi le ponen fuego a Gamonal, emerge el banderío republicano y se habla de revolución?. Nunca había caído tan bajo (espesamente municipal) la  magnificada toma de la Bastilla, que solo aherrojaba a siete presos comunes. De la Revolución Francesa al asalto de un aparcamiento. La expansión de la mancha de aceite por la capilaridad de las redes sociales obliga a dudar entre Gamonal o “Germinal” de Emilio Zola. Un pretexto para forzar el nacimiento de otra cosa.

16/1/14

EL SICALÍPTICO SOCIALÍSMO FRANCÉS (16-1-2014)

Desde que Bonaparte contrajera nupcias con Josefina Beauharnais, cuya condición de cortesana conocía, es una característica de la nación francesa su tolerancia sentimental. Josefina no le guardó las ausencias bélicas ni siendo  Emperador, y el corso consintió de buen grado hasta que hubo de repudiarla, pero por infértil, no por pendón. El general De Gaulle solo se acostaba con Francia, y después El Eliseo fue un poco reflejo de la Malmaison.  Pompidou, como profesor, era más de libros que de lances, aunque no así el bigardo de su esposa. Giscard d´Estaigne dejaba en la caja fuerte de su despacho presidencial un mustio papelito con el teléfono donde se le podía localizar, aunque siempre se sabía con quien estaba. Mitterand mentía tanto que hasta lo hacía por omisión, y lo  peor no es que disimulara una segunda familia y una hija adulterina sino que ocultó a los franceses su enfermedad terminal. Sarkozy, desinhibido, normalizó sin complejos su sentimentalidad. Quien hubiera sido Presidente, Strauss-Khan, cayó hasta en la cárcel por exceso de testosterona, sin que le echaran sus correligionarias. Al pobre socialista, Hollande, que tampoco cumple su programa y necesita de más recortes que el Presidente Rajoy, las mujeres se le hacen huéspedes y, sorprendentemente, le debela una hipócrita opinión pública. Purga la pena de que eso de “la compañera o el compañero sentimental” es una de las definiciones más idiotas de la izquierda, y por mucho que retuerzas la semántica no debes estabular en El Eliseo a tu amante en calidad de Primera Dama, a mesa y mantel, gabinete, secretaría, transportes, seguridad y lo que necesite la acreditada periodista conocida por tener el carácter de un rottweiler. Deberiamos saber del maletín nuclear cuando nuestro admirado Hollande visita a su última actriz. Francia es potencia militar atómica de respuesta inmediata y un alto oficial de las tres armas no se separa de él bajo ningún concepto portando las claves de los misiles. ¿Yacerán los tres juntos con la ominosa meletita?.

14/1/14

SHARON Y LA NEUROSIS DE LA SEGURIDAD (14-1-2014)

Reunido amicalmente con un Embajador israelí y su equipo le pregunté por sus submarinos con misiles de largo alcance y cabezas nucleares que patrullan constantemente el Mediterráneo oriental. Como Israel no figura oficialmente en el club atómico militar temí que me tomara por inconveniente, pero se rio: “Nuestra política oficial establece que ni confirmamos  ni negamos la existencia de tales submarinos”. Ergo, los poseen como todo el mundo sabe. Uno de sus diplomáticos se condolió: ”Por territorio y población Israel no soporta un ataque nuclear y solo quedaría arrojar al mar los cadáveres de los judíos. Una represalia submarina sería la venganza de los muertos”. La seguridad es la obsesión israelí desde su nacimiento, llevada a una entendible neurosis. Esa inquietud explica la esquizofrenia (lo que la cursilería define como bipolar) del recién enterrado general y primer ministro, Ariel Sharon, peor militar que político. Las matanzas de palestinos en Líbano le convinieron para sacar a la OLP del país y exiliar a Túnez a Arafat. La carnicería de Sabra y Chatila fue asunto de las falanges cristianas libanesas, mientras Sharon miraba hacia otro lado. Hay precedentes: el Ejército Rojo, a tiro de cañón de Varsovia, frenó en seco su avance para que los alemanes destruyeran el ghetto y una sublevación obediente al Gobierno polaco exiliado en Londres. El holocausto de los musulmanes bosnios en Sebrenica se efectuó a la vista de un general europeo al mando de un contingente de Naciones Unidas. Y las matanzas de los grandes lagos africanos se hicieron mientras las tropas internacionales tiraban fotos. La formación castrense de Sharon fue la de paracaidista en unidades contrainsurgentes, y eso moldea muy mal carácter. Políticamente vaciar Gaza, con  gran violencia, de colonos judíos, sabiendo que entregaba la franja al terorísmo de Hamas, sentó con Cisjordania la hipótesis de un Estado palestino. Doctor Jeckill y Mister  Hyde. Israel carece de profundidad estratégica y solo puede defenderse atacando. Habrá paz cuando árabes y persas reconozcan la seguridad israelí.

12/1/14

METÁFORA DE LA SILLA DE RUEDAS (12-1-2014)

Franklin Deleano Roosevelt ganó la segunda guerra mundial sentado en una silla de ruedas. Como escribiera Susan Sontag en “La enfermedad y sus metáforas” la postración física puede verse compensada con un crecimiento espiritual y hasta con cierto grado de clarividencia. Roosevelt era un rico heredero neoyorkino, agraciado, culto, ambicioso y amante del mar. Del partido del burro (demócratas), pese a su aristocratismo, entró directamente en política como senador por Nueva York, optando luego por la Secretaría de Marina, cuando las Armas no estaban integradas en la Secretaría de Defensa. Atacado por una tardía poliomielitis de adulto, sus colegas, su familia y sus votantes le dieron políticamente por muerto, con pesar ante tan prometedora carrera vital. El resto de su vida fue un calvario. Su valet, permanentemente a su lado hasta  dormir en su alcoba, debía higienizarle y bajarle los pantalones para sus necesidades fisiológicas. En las noches le sacaba de la silla de ruedas (ni siquiera las había eléctricas) para tumbarle en la cama y desarmarle las férulas de hierro de las piernas, para repetir la maniobra en la mañana. Pasó dos años rumiando su desgracia hasta que comprendió que lo suyo no tenía cura ni rehabilitación. En una hoguera de voluntad en vez de pegarse un pistoletazo se presentó  a  Gobernador de Nueva York, ganando contra todo pronóstico. Es verdad que se rodeó de una parafernalia apropiada a aliviar su imagen de lisiado.

En el coche descubierto alzaron el asiento trasero hasta parecer que iba en pie, y durante sus mandatos fue así como revistó tropas. Ante un atril el valet le fijaba los hierros de las rodillas para que permaneciera tieso sobre dos piernas rígidas y muertas, porque no se le puede declarar la guerra al Japón sentado en una butaca. Sin televisión, millones de americanos creyeron a su muerte que solo padecía una leve cojera. También es verdad que la Prensa era otra cosa e irrepetible el respeto presidencial. Por primera y última vez ganó cuatro veces consecutivas la Casa Blanca, obligando al Congreso a limitar a dos los mandatos por temor al cesarismo. De no ser por un definitivo derrame cerebral, F.D.R. se hubiera alzado con una quinta Presidencia. Hubo de enfrentarse a la Gran Depresión de 1.929, al militarismo japonés y al nazi-fascismo europeo, ganando en todos sus frentes. Eran tiempos en que Winston Churchill era un obeso mórbido dado a la ebriedad del brandy y los únicos líderes sanos y fuertes Adolfo Hitler y Benito Mussolini, ambos vegetarianos que ni fumaban ni bebían. Hay que obviar a Stalin, poseedor de un alma turbia y cruel, inadjetivable.


Leyendo a los bienintencionados que sugieren la abdicación del Rey, y a los malintencionados que buscan cambiar el edificio del teatro político, releo las biografías de Roosevelt y aquellos dirigentes de gesta. Don Juan Carlos envejece, como todos, y, como él dice, lleva muchos golpes en la chapa, pero no se es Rey para hacer el plinto sino para ejercer su representación y el derecho a escuchar y ser oído. Me malicio que la vanidad o el orgullo personal impide al Rey comparecer oficialmente en silla de ruedas (Stephen Hawking), utilísimo artefacto en el que se desplaza por Berlín y el mundo el incombustible ministro de Finanzas alemán Wolfgang  Schuble (tiroteado en la espalda por un antisistema), mano derecha de la Canciller Ángela Merkel. Por su legitimidad de ejercicio es “éste” Rey, quien puede patrocinar la Constitución mejor que ningún otro y evitar que la deshilachen hasta el derecho a decidir de la pedanía de Monte Igueldo. De este Rey se propalan chismorreos de portería o alifafes familiares de los que ninguna familia está libre, pero se recuerda poco que fue el primer empeñado en devolverle la soberanía a la nación española. El monarca es una garantía añadida porque sabemos que no será él quien firme el descuartizamiento de España u otra Constitución para un país de retales o nación de cajón de sastre. Su abdicación sería un desastre histórico porque precisamente ahora hace falta, simplemente, que esté ahí, aunque tuviera que presidir un desfile en la noble silla de ruedas en la que se han sentado tantas figuras venerables. Sin ir más lejos, Nelson Mandela inaugurando los mundiales sudafricanos de fútbol. El Príncipe reinara en su día como Felipe VI, sucesor ordinal del primer Borbón que aborrecen hasta la caricatura los independentistas catalanes. El Príncipe Felipe tiene un buen currículum y demostrada su capacidad. Pero el Rey tiene la Historia a las espaldas, y esa es su mayor autoridad. En ningún momento las férulas de de hierro mermaron la autoridad moral de Franklin D.Rooselvet.

10/1/14

FEDERALISMO, JAMAS, JAMAS, JAMAS (10-1-2014)

En España no cabe un tonto mas. El lehendakari Iñigo Urkullu tiene buena fama de sensato porque habla con voz queda, pero su argumentario es obsoleto, analfabeto, antijurídico y antihistórico. Recoge el deshecho del derecho a decidir del misticísmo secesionista catalán, cree que una República armonizaría “las naciones del Estado”, y que aquella es más representativa que la Monarquía. Con esta cursilería del Estado plurinacional, que tiene más matices que la paleta de Van Gogh, vamos a creernos los reinos y principados que conformaron Alemania en el siglo XIX. Nos falta Prusia y Bismarck. A Urkullu no le parecerá suficientemente representativa la monarquía electiva visigótica, que dio tantos reyes por la representación añadida del puñal. Nuestros dos experimentos republicanos no satisficieron al catalanismo y al vasquismo. José Antonio Aguirre pensaba en Euskadi como protectorado británico, y Azaña en sus memorias tronaba contra aquellos políticos catalanes que contemplaron la guerra como un conflicto entre españoles al que era ajena Cataluña. Y es que el separatismo catalán solo sabe sublevarse contra la República. Les falta alzarse contra la Monarquía.

Afirman de Rubalcaba que no duda de la nacionalidad española y sus fronteras como Estado, pero cada vez que se junta con Pere Navarro en Barcelona (dos prejubilados cabalgan juntos) saca a pasear el federalismo como remedio taumatúrgico de nuestra doliente convivencia. Ni él ni cualquier otro federalista de ocasión explican someramente que proponen, porque hay federaciones como coches en un salón del automóvil, y no se vende un Rolls como un Lada soviético, igual  que nada tienen que ver los EE.UU. con las demás federaciones americanas. El federalismo que tuvimos fue cantonal y el que se sugiere será centrípeto o no será. Todo menos aceptar el disfraz semántico de que la Constitución que nos dimos es federal bajo el alias de “autonómica”. Federalismo, jamás. Nos es tóxico y cainita.

8/1/14

UN REY IMPRESCIDIBLE (8-1-2014)

En la revirada carreterita interior de La Zarzuela un jovencísimo Jacobo Cano se mató chocando frontalmente contra el autobús de relevo de la Guardia Civil. Era el brillante Secretario de la Casa del Príncipe, cuyas memorias ni hubieran sido escritas ni habrían visto la luz. Menos los comunistas, entonces tabú, la dirigencia del antifranquismo llegaba de incógnito al palacete en el propio automóvil de Cano. Ya se lo había dicho Franco al entonces Príncipe de España: “Cuando yo falte, Su Alteza tendrá que gobernar de otra manera”. La Transición comenzó antes de 1.975 y demasiados de los que vivieron aquellos años están en la jubilación o en la muerte, y van para la cuarentena quienes no habían  nacido ni para la Constitución ni para la asonada involucionista del 81. El salto incruento que dimos desde la autocracia a la democracia parlamentaria, de leyes viejas a leyes nuevas, asombró a un mundo nada pacato. Ya se ha olvidado aquella acuñación de “…el Rey como motor del cambio”, tan cierta como que solo Don Juan Carlos podía haber movido el elefante del régimen anterior cuya cúpula militar había ganado la guerra civil y no era entusiasta del sufragio universal. Los proyectos de ley los redactaba Fernández Miranda y Suárez vendía magistralmente el producto, pero sin el Rey trenzando y empujando por detrás no se hubieran suicidado políticamente las Cortes franquistas. No conviene ser providencialistas, pero en aquella hora el Rey fue providencial y ni su padre, Don Juan de Borbón creía en la maniobra. A los reyes no hay que agradecerles nada, pero tampoco tirarles piedras por haber servido a los ciudadanos con acierto y premura. Del 23-F cabe quedarse con la frase: “No me voy de España; tendréis que fusilarme”. Las peripecias personales no hacen Historia. En este paisaje el Rey es imprescindible.

6/1/14

LA ESPERANZA DEL HOMBRE PESIMISTA (6-1-2014)

Pregunté a mi oncóloga como verbalizaba un diagnóstico terminal. “Los médicos no desahuciamos porque no hay enfermedades sino enfermos. Recuerda a Bolinaga. No debemos jugar a ser Dios. Estoy obligada a no mentir a mis pacientes, pero también a proporcionarles información realísta y esperanzadora. Nadie se me ha muerto cinco minutos antes.” En sus manifestaciones, la clase política debería atenerse a la deontología inherente al juramento hipocrático. Charles P. Kindleberger, varias veces alto funcionario de la Reserva Federal estadounidense, está considerado como el príncipe de los historiadores financieros, y su libro “Manías, pánicos y cracs” es un clásico para tiempos de crísis. El autor estudia los pánicos desde la burbuja holandesa de los bulbos de tulipán en 1.636 hasta la implosión de la deuda griega, que engloban diez cracs financieros desde el siglo XVII. En condiciones “normales”, las crísis se resuelven en una media de diez años mediante curativos conservadores y dolientes, aliviados por placebos keynesianos. Lo que sacó a Estados Unidos de la depresión del 29 no fue el “new deal” de Roosevelt sino Pearl Harbour. Si fechamos en 2.008 el seísmo de “Lehman Brothers” nuestros quebrantos tienen que empezar a aliviarse este año, cicatrizándose hacia el 2.0l8, año más, año menos, según como acierte el Gobierno y respiren los mercados. Y no volveremos a ser tal como éramos: quedará un paro estructural que junto a la baja demografía  laboral forzarán un estado de bienestar arisco, porque muchos recortes han venido para quedarse.

Desde Rubalcaba a su izquierda comunísta o antisistema lo único que se propone es retrasar la recuperación del paciente o, simplemente, matarlo por sobredosis de remedios. Los que acusan de pasividad , cada día con menos énfasis, a Mariano Rajoy, me recuerdan a los que preguntaban a un brillante diplomático como había llegado a presidir la Organización de Estados Americanos: “No haciendo nada. Pero, eso sí, hay que hacerlo excepcionalmente bien”. El retruécano del pesimista informado.

5/1/14

¿POR QUÉ ABORTO SI ES EUGENESIA? (5-1-2014)

En los juicios de Nüremberg los letrados de los jerarcas nazis, incluidos los jurídicos-militares estadounidenses, alegaron que en 1.925 la eugenesia, la esterilización forzosa de mujeres, formaba parte del cuerpo legal del Estado de California. Americanos e ingleses albergaron serias dudas sobre ahorcar al doctor Rossenberg, bárbaro teórico del higienisímo social, porque interpretando a su manera el darwinismo, los anglosajones habían desarrollado la eugenesia como pseudociencia progresista. Los horrores expandidos por la svastica sirvieron para cubrir con una manta los espantos de una civilización occidental culpable. Desde 1.929 y hasta 1.976 Fundaciones como la Carnegie o la Rockefeller financiaban generosamente esterilizaciones masivas y no consentidas en mujeres negras, enfermas, pobres, alcohólicas o con taras ciertas o posibles en su descendencia. El villano de Graham Bell, que robó la patente del teléfono a un inmigrante italiano, patrocinaba cotolengos para sordos, acaso para deshacerse de su madre, que lo era. La degeneración del darwinismo iniciada en 1.865 por sir Francis Galton, primo hermano oportunista  del gran naturalista, no fue cosa de charlatanes nazis, aunque se sirvieron de la ideologización evolucionista que les sirvieron, sino de las clases privilegiadas, y Winston Churchill,  Bernard  Shaw o Thomas Mann, fueron clamorosos partidarios de las políticas de selección racial. La eugenesia no acabó con la derrota  alemana del siglo pasado; bajo la presidencia de Fujimori se esterilizaron en Perú miles de mujeres aymaras y quechuas con financiación de ONG y espeso silencio del feminismo ultramontano.

 El desarrollo del diagnóstico prenatal plantea el dilema de la destrucción de fetos malformados. ¿Dónde colocamos la línea roja?: ¿en que tenga seis dedos o esté naciendo ciego?. El genetismo  ¿ puede prever y desechar a un Sthepen Hawking?. El capitán del “Beagle”, Fitz Roy,  estricto cristiano, cometió el pecado nefando de degollarse con la navaja de afeitar, incapaz de aceptar la selección y mejora voluntarístas de la especie humana. La desdicha del aborto no es que tienda a convertirse en otro medio anticonceptivo sino que acabe en higiene racial seleccionando los mejores productos. Las placentas, ya se sabe, terminan en las factorías de cosméticos para perfeccionar el cutis de las damas. Claro que el aborto es un drama social y personal, pero también puede ser la perversión de una adquisición por catálogo, suprimiendo el azar de la naturaleza y la ruleta rusa genética. Un elitista banco de semen danés ofrece espermatozoos procedentes de machos de potente cociente intelectual, complexión atlética, altos, rubios y de ojos claros. La manipulación genética, la fecundación in vitro y la información prenatal, conjuntadas, abocan a Saturno devorando a sus hijos.

En el debate que se nos avecina la izquierda y el simple progresismo biempensante, no van a hablar de la eugenesia. Beatriz Talegón, líder espiritual de la internacional de Juventudes Internacionales Socialistas, ya ha bajado el listón intelectual invitando a las diputadas del PP a votar “como mujeres”. Se supone que no van a votar como gráciles gacelas, pero ya se sabe que en el socialismo español  solo flota el analfabetismo funcional.  También podía haberlas incitado a sufragar con las Trompas de Falopio,(hay sesudos varones que votan con las gónadas), porque pareciera que hombres y mujeres perteneciéramos a especies distintas, no bastándonos con la compleja separación de géneros. La neurociencia ha demostrado hace tiempo que los cerebros femenino y masculino alcanzan las mismas conclusiones por distintas redes de interconexión neuronal, y que apelar a la femineidad es una cursilería de adolescentes enamoradizos. El reduccionismo del derecho a decidir de las mujeres tiene la misma densidad intelectual que el derecho a decidir que arguyen los secesionistas catalanes. Aunque en Esparta ya practicaran la eugenesia, la civilización occidental desde Grecia(pese a Platón), y hasta Sumeria, se basa en que hay cosas que no se deben hacer aunque se puedan perpetrar. 

El aborto no es un derecho: es una casuística; y un varón no puede pedir que le amputen un brazo a menos que le roa la gangrena. Un médico de urgencias atendía a una menor arrasada en lágrimas pidiendo un abortivo. Tras examinarla detenidamente la anunció que se encontraba en perfecto estado de salud. “¿Y si quedo embarazada?”.” Señorita: el embarazo no es ninguna enfermedad”. Desde que a finales del siglo XIX un médico austrohúngaro acabó con la mortandad de la fiebre puerperal lavando los paritorios, una legión de ginecólogos, químicos, biólogos (casi todos masculinos) dieron liberad sexual a la mujer hasta el extremo de erradicar el embarazo no deseado; al menos en las sociedades occidentales y prósperas. Era inevitable que regresara la vieja dama de la eugenesia con  su herrumbrosa guadaña. De entre “El azar y la necesidad” de Jacques Monod, a la libre opción más interesada y egoísta. Bill Clinton le tiró un libro a la cabeza a un asesor que filosofaba, recordándole: “¡La economía, estúpido!”. Cuando en el Congreso se empiece a discursear de derechos de género, Ruíz Gallardón podría replicar:”¡La eugenesia, estúpidos!”. Si no se contempla el aborto en clave moral (que no religiosa) acabaremos ideologizando la siniestra higiene social y descolgando al doctor Rossemberg de su horca. 

3/1/14

LA MONTAÑA MAGICA DE DAVOS (30-1-2014)

En esta celebración, los jóvenes anarquistas que no saben quienes fueron Bakunin o Proudhon, no han hecho acto de presencia en el festejo anual, preludio de las Olimpíadas de invierno, porque la municipalidad helvética de Davos mantiene blindado el municipio para que los pisaverdes no tropiecen con las barricadas de nieve. No han aparecido ni las “Femme” con sus pechitos al aire de feministas de cabaré que les resbalaban a los guardias como sardinillas en aceite en su intento de cogerlas sin tocarlas para que las televisoras no mostraran alguna lubricidad policía. Este Foro Económico Mundial fue fundado en 1.971 por un economista helvético cuyas obras completas caben en el anaquel de los peluches de una niña de dos años. Cien empresas miembros han de facturar al menos cinco mil millones de dólares anuales para pertenecer al directorio, y una marabunta de ejecutivos y presidentes de corporaciones pagan cuotas astronómicas para ingresar a tan selecto como hipócrita club. En las mañanas los seminaristas cabecean en aulas semi desiertas, dados los irresistibles atractivos de la noche de Davos, donde el rigorismo calvinista suizo, se ablanda ante tan poderosos caballeros. No se tiene la más pequeña noticia de que del carnaval blanco de Davos haya egresado alguna idea útil, alguna propuesta sugerente, otra prospección de terremotos económicos, ni un solo papel que aporte una brizna de felicidad a los hombres. Davos es la escupidera de la economía mundial. Thomas Mann estableció en Davos su elitista sanatorio antituberculoso de “La montaña mágica” donde familias ociosas y aisladas vagaban sus alifafes y melancolías en unos pasillos de ficción, ajenos a la muerte, y, también, a la existencia del común de los mortales. Como la naturaleza imita al arte, Davos se ha convertido en la montaña mágica del gran escritor alemán. Al final de la novela los distinguidos ingresados descubren el inicio de la Gran Guerra de cuyos prolegómenos no sabían absolutamente nada. Exactamente como ahora.