24/10/05

La lechera de Zapatero (24-11-2005)

Yo a ZP, al Rojo, al Justiciero de las Mujeres, ya es que no le sigo. Pisé mejor sus pasos cuando estuvo en la oposición que cuando empezó a tirar cosas por la ventana del poder: compromisos, leyes, planes de Estado. Ha revolucionado el país al sustituirlo por otro mejor y más amable. Nos ha instalado en la bronca. Un supuesto sobre sus intenciones sería el cuento de la lechera. Intentaría el barbián un Estatuto de máximos para Cataluña, limando la anticonstitucionalidad con el diccionario de sinónimos, y vertiendo esa leche en el cántaro vasco a ver si colma el plan Ibarretxe y abreva al nacionalismo vasco. Algunos de éstos que ven venir la lechera ya han adelantado que no tienen ningún interés en el Estado federal o confederal y sólo aspiran a la república vasca independiente: soberanía y pasaporte.

La lechera choca y se derrama frente a ETA, gallina vieja y dura de pelar. Desde que Zapatero pidió permiso a las Cortes para negociar con la banda, ésta no ha hecho más que acotar parcelas políticas dejando al Estado mano sobre mano. Serían idiotas si se rindieran ahora en tan gratas condiciones. Podrían simular una tregua, si les tocara el Gordo de Navidad que supondría la liberación de sus presos, directamente o a través del Gobierno vasco. Prácticamente a cambio del aire de una flauta. ETA quiere sus presos antes de fingir que negocian algo, y la suelta de los asesinos provocará más conmoción social de la que teme el Gobierno. Y traducible a votos, Zapatero tiene en el Congreso el Estatuto catalán y la Ley de la Enseñanza y, en breve, la Ley de Financiación de Partidos que será una agarrada de perros.No le quedan uñas para ese guitarreo de abrir las cárceles para llevar leche a los etarras.


Hasta Peces Barba está perdiendo los nervios siendo mendaz con la Asociación de Víctimas del Terrorismo, que ha pasado una travesía del desierto en gran soledad y sólo encontró amparo en el PP, de lo cual no se infiere que sea un satélite de la oposición.Hasta la señora Manjón, disidente por la izquierda, ha caído en la cuenta de que el Gobierno les trata como a sacos de patatas. Manjón, engañada, ha sido de usar y tirar por el Alto Comisionado. Es de análisis psicológico lo de este hombre que no culmina su biografía sino la declina: fue abogado corajudo, padre de la Constitución, presidente de las Cortes y rector casi vitalicio de una Universidad hecha a su medida y ha terminado de mal mamporrero entre las víctimas, enfrentándolas entre sí para que Zapatero pueda dar una alcaldada penitenciaria. Un papelón. Probablemente no ha nacido el presidente que acabe con ETA, esa vieja costumbre, pero con el cuento de la lechera, de seguro que no.