El Papa Francisco es todavía un gran desconocido del mundo, excepto
en Buenos Aires, y aún así teniendo en cuenta que el Cono Urbano lo pueblan
doce millones de habitantes. Pero es un porteño que siendo Cardenal-Arzobispo
de la Reina del Plata se la ha recorrido tanto en colectivo (autobús) y en Subte (Metro) que debe ser más conocido allí
que en la Ciudad del Vaticano. Semanas antes de ser elegido Papa la Intendencia
de la Capital Federal, que tiene ciertos poderes legislativos en asuntos
sociales, aprobó el matrimonio homosexual. Jorge Bergoglio se desplaza en el Subte
agarrado con la izquierda a la barra de sujeción y sentada frente a él una
pareja gay le mutra provocadora sus
anillos de bodas. “ “Bergoglio,Viejo de mierda, no pudiste con nosotros “. El
Cardenal sonrío de oreja a oreja y con la derecha les dio la bendición: “ Ahora
si estais casados “.
La que fue su sede cardenalicia posee la concesión del “Canal 21 ”
en cuya gestión participaba para que aquello no fuera un despelote ni un
beaterío, pero Francisco llevaba más de dos décadas sin prender un televisor. “
No me acuerdo que pasó; algo que no me gustó y no volví a ver ni los noticieros
“. Pero su entendimiento de la comunicación es instintivo. Así sus amigos se ríen
de él cuando le ven acariciar
públicamente a un perro, porque no los soporta. Igual que aborrece los aviones,
habiendo sido el primer Papa que ha dado una rueda de prensa volando en uno. Es más: abomina de los viajes. “Nunca me gustó viajar. Ni siquiera me gusta
moverme dentro del país. Prefiero quedarme en un lugar sin andar mucho”. Y si no tiene más remedio coge su valijita
que apenas contiene una muda de ropa y un cepillo dental.
Francisco no solo es objetor de las televisiones sino también de la
electrónica en general, sus redes sociales y hasta la telefonía móvil. En su
Palacio Arzobispal mandó llamar a un
viejo colaborador de muy mal carácter.
El requerido gritó desde un excusado de esos en puerta en vayven: “¡Estoy cagando
¡carajo!”. Decile a Bergoglio que solo estoy para la Virgen María, que se
vaya…..!.” Francisco abrió el portante comunicando
al sentado beatíficamente: “Soy la
Virgen María “. El Papa es aficionado a
unos chistes malísimos que conta peor,
en y la humana iracundia se maneja mejor con los
“pelotudos “que con el “boludo “. Su saludo sempiterno es “recen por mí “y él
lo hace en cada minuto libre, y eso parece permitirle exudar un carisma que
trasciende a sus últimas declaraciones tan aplaudidas. El aclaró que se
denominó Francisco, sin numeral, por el
de Asís y no por el de Borja, Duque de Gandía. Reparte los regalos que le hacen
y en su despacho y estancias no tiene nada personal. Los zapatos negros con
cordones son los suyos, comodísimos a fuer de uso y remiendos. Su caridad no es
gestual. Lava de verdad los pies sucios de auténticos pobres, como seña de
humildad. Antes de volar a Roma para el Cónclave, reunió a todos los linyeras (habitantes
de las aceras) que rondaban su Palacio para cenar con ellos, pero prohibió dar
parte a la prensa de aquel ágape que
merecía ser filmado. Su relación con el peronismo osciló entre el tifus y la
viruela. El Presidente Ernesto Kirchner le llamó desde la Casa Rosada: “Creo
que llegó la hora de reunirnos, Cardenal”/ Me parece muy buena idea”/Entonces
lo espero”/ “Quién me llama viene a mi casa, no al revés “. La modestia de
Francisco no la extiende a su representación eclesial. Siendo Presidenta la
viuda le organiza un escrache de días alrededor del palacio apostólico con
multitudes a la interperie o en tiendas
de campaña. Pretendían endosarle la desaparición de dos jesuitas durante la
dictadura, cuando Bergoglio se quedó sin documentación entregándose a un
sacerdote para que huyera del país, dio su dinero a los prófugos, ocultó a otros
y almaceno libros y panfletos. Bergoglio llamo a la guardia interior: “los
hombres mean de pie, paro abran las cocheras a las mujeres y que usen los
servicios del sotano”. Cuando levantaron
campamento las mujeres habían dejado los
sanitarios.
Del palacio Arzobispo para comer en ellos.
Anoréxico de las pompas es abstemio y picotea como los enfermos de
pulmón, aunque se pierde por el chocolate. Si habita un palacio se busca un
chiscón para vivir. Hace una semanas caminando por un pasillo vaticano miro a
un guardia suizo enhiesto como un pino y le dijo: “usted ¿Por qué no se
sienta?”. Es del barrio de Flores y por tanto
del San Lorenzo, tanguero, zumbon. “No siempre se reza para pedir cosas;
hay que agradecer. No estamos hablando del genio de la botella. Tengo una
devoción especial por San José. Las vírgenes están todas ocupadas, concurridas.
En cambio San José es uno de los santos
menos populares. Pero resulta que es el papa de Dios. Tiene llegada directa y anda medio
desocupado…”
Un colaborador porteño suspira hondo. “Tan mal lo pasaste
trabajando con él?”\”Al contrario, fue el mejor jefe que tuve en toda mi
vida\”Y ahora estas feliz”\”como nunca, ya no lo aguantaba más”\” No
entiendo”\” por un lado sé que si algún día
lo necesito va a estar, pero según mi psicoanalista se fue justo antes
de que lo detestara.”
En algo coinciden los que han trabado trabajos con Francisco: no
aspiraba tanto a ser Papa como a llegar a santidade.
Cuenta con un admirador de lujo, solo que agnóstico: Stephen
Hawking.