30/12/84

EL 'Plus Utra' volverá a atravesar el océano (30-12-1984)

El 22 de enero de 1986, 60 años después de su proeza aérea, el Plus Ultra volverá a despegar del puerto de Palos de Moguer para repetir su singladura hasta amerizar en el puerto de Buenos Aires. El periodista y piloto español Nicolás Valero, reactorista, comandante de vuelo en la flota europea de DC-9 de Iberia, junto a una tripulación de otros tres hombres aún no determinada, intentará repetir la hazaña de Ramón Franco, Julio Ruiz de Alda, el mecánico Rada y el fotógrafo Alonso.

La iniciativa del comandante Valero ha sido amparada por la Unión de Periodistas de España y recibe el apoyo de la compañía Iberia, el Ministerio de Transportes y Comunicaciones español, el Instituto de Cooperación- Ibero americana y Construcciones Aeronaúticas, SA (CASA). Con la repetición del histórico vuelo, y además de otras consideraciones deportivas, se pretende trasladar a Argentina la solidaridad de los periodistas españoles con su dificil proceso democrático. Nicolás Valero y Eloy Castañares, secretario general de la Unión de Periodistas, se entrevistaron hace varias semanas con las autoridades argentinas competentes en el caso, que han dado todas las facilidades para la realización del proyecto.El Plus Ultra, que fue regalado por España el pueblo argentino, se encuentra en el Museo del Transporte de la ciudad bonaerense de Luján, donde quedó expuesto, tras ser utilizado durante cuatro años como avión correo con la Antártida. Se trata de un hidroavión militar dornier-wall de diseño alemán, fabricado en España por CASA. Construido en chapa y lona, monta dos motores en tándem de 450 caballos de vapor, lo que le permite desarrollar una velocidad de crucero de 140 kilómetros por hora. Con 1.000 kilogramos de peso, puede cargar 3.000 litros de combustible, que le otorgan una autonomía de vuelo de 3.000 kilómetros.

El aparato ha sido inspeccionado por el comandante Valero y se encuentra "mejor de lo que se esperaba". Los encastres del fuselaje permanecen sólidos y, básicamente, sólo será necesaria su remotorización, siguiendo los planos en poder de CASA. El Plus Ultra será trasladado a España en la bodega de un Jumbo de Iberia para esta reparación artesanal y el entrenamiento, durante 1985, de su nuevo piloto.

La segunda singladura del Plus Ultra repetirá la peripecia de Ramón Franco y sus compañeros: Palos de Moguer-Las Palmas de Gran Canaria-Puerto Praia, en Cabo Verde-algún punto del océano Atlántico donde deberá ser reabastecido por un buque cisterna Recife-Río de Janeiro-Montevideo-Buenos Aires. El vuelo se efectuará en las mismas condiciones que el primero: con el piloto y su acompañante con las cabezas al aire y los otros dos tripulantes con medio cuerpo a la intemperie en los puestos de quienes llevaban a su cargo las ametralladoras. El aparato carece de cabina cerrada. Sólo contarán con la inevitable ventaja de los modernos conocimientos sobre navegación y meteorología. El techo del avión en carga es mínimo y tendrá que volver a volar prácticamente a ras de las olas.

Acompañarán al comandante Valero en la aventura un copiloto que podría ser argentino (Franco no llevó copiloto, pero actualmente esta figura es exigida por las normas internacionales de navegación aérea), un mecánico y un fotógrafo o cámara, en representación de los periodistas españoles.

22/12/84

Lorenzo Miguel se retira hasta que se confirme la legalidad de las elecciones peronistas (22-12-1984)

Lorenzo Miguel, vicepresidente segundo electo del justicialismo en el contestado Congreso Nacional, ha renunciado a ocupar su cargo en tanto la justicia electoral no decida la validez de las elecciones partidarias. Miguel es secretario de Unión Obrera Metalúrgica y de las 62 organizaciones, los sindicatos de obediencia peronista.

Miguel ha publicado en los diarios porteños una carta abierta a sus correligionarios anunciando su paso al costado hasta que se clarifique judicialmente el último congreso del movimiento.Por su parte, Saúl Ubaldini, uno de los secretarios de la CGT unificada -y el más prestigioso-, renunció al cargo de secretario de trabajo para el que había sido elegido estando ausente en Roma. Permanecen en sus cargos José María Vernet, gobernador de Santa Fe, elegido como primer vicepresidente del justicialismo tras sólo 14 meses de militancia, y Herminio Iglesias, jefe del peronismo bonaerense, y secretario general del movimiento. No se ha recibido en Buenos Aires ningún mensaje de Isabelita Perón, reelegida presidenta del justicialismo. No ha hecho oír su voz ni para dar las gracias. En el diario porteño La Razón, dirigido por Jacobo Timerman, Prudencio el Reflexivo, un personaje de tira cómica, retrata la situación: "A veces pienso que Isabelita es una verdadera computadora; decisiones frías, intuición lógica; creo que lo único que le falta es hablar".

19/12/84

La mayoría 'reformista' del peronismo argentino impugna el liderazgo de Iglesias (19-12-1984)

"Herminio Iglesias es, después de López Rega, el hombre que mayor daño ha hecho al peronismo". "La dirección peronista elegida el domingo es una mafia dedicada a la política y que, mediante la violencia, la prepotencia y el fraude quiere quedarse con las estructuras del justicialismo". "Herminio Iglesias es cualquier cosa menos justicialista". Estas han sido algunas de las definiciones públicas más serenas de la mayoría peronista, que el pasado sábado huyó del teatro porteño Odeón descalificando así el congreso partidario controlado por Herminio Iglesias y Lorenzo Miguel.

La mayoría reformista tenía previsto plantear ayer ante la justicia electoral la nulidad del congreso oficialista, y sólo el verano y las inminentes vacaciones judiciales impedirán que el peronismo, el primer partido de la oposición, con cerca del 42% de los votos, sea intervenido por el poder judicial.Los reformistas, respaldados por todos los gobernadores peronistas menos uno -Vernet, de Santa Fe, elegido primer vicepresidente por el oficialismo, con sólo 14 meses de militancia-, todos los senadores menos uno y 70 de los 111 diputados justicialistas, además de por la mayoría de los congresistas del Odeón, rechazan la terminología divisionista. Insisten en que no hay fraccionamiento y que el único congreso válido será el de San Miguel de Tucumán, el 2 de febrero, convocado para las nueve de la mañana en el teatro San Martín de la capital norteña. Los reformistas desconocen a los dirigentes elegidos en el Odeón y, en un intento de no profundizar la sima abierta entre ambas fracciones, acata la anterior dirección partidaria, no menos herminio-miguelista que la elegida el fin de semana en minoría y entre gritos y patadas.

Insiste el reformismo en que no va a llevar a cabo su congreso, sino el congreso, y procura preservar la figura de Isabel Perón, aunque con inevitables reflejos condicionados: "La han elegido presidenta sin ni siquiera consultarla, y además ella no se entera de nada".

El reformismo, que ha instalado sus cuarteles en las oficinas del grupo de senadores peronistas, desdeña el enfrentamiento entre el peronismo de Buenos Aires -donde habita la mitad del país- y el provincial. Aducen que el poderoso peronismo bonaerense está controlado por el terror y récuerdan que Iglesias, pese a la mayoría justicialista provincial, perdió frente a los radicales las elecciones a gobernador.

El oficialismo guarda silencio y ya ha sufrido sus primeras deserciones: el neurocirujano Raúl Matera, elegido para una secretaría, ha dimitido de su cargo, y otro tanto se espera haga el líder sindical Saúl Ubaldíni -principal secretario de la CGT unificada- a su regreso de un viaje a Italia.

Por otra parte, el presidente Alfonsín, con una semana de retraso, se dirigió el lunes al país por radio y televisión para reflexionar sobre el primer año de su mandato. En un mensaje de 40 minutos, destacó los logros de la refinanciación de la deuda externa, el acuerdo de paz con Chile por el canal del Beagle y la recuperación internacional de la dignidad argentina. "Hay muy pocos casos", dijo, "donde se haya desmontado tanta porción de autoritarismo a tan poco tiempo del fin del autoritarismo".

La extrema derecha se hace con el control del peronismo (18-12-1984)

El Movimiento Justicialista ha quedado fracturado en dos tras su congreso nacional celebrado el pasado fin de semana en Buenos Aires, y la extrema derecha se ha hecho con el control del peronismo. La división es por ahora meramente formal entre oficialistas y renovadores -resultó imposible discutir ningún problema ideológico-, pero la gresca peronista puede abocar seriamente a la explosión del movimiento en taifas provinciales siguiendo la tradición del caudillismo argentino. Más de la mitad de los congresistas se retiró del cónclave autocitándose para el 2 de febrero en San Miguel de Tucumán.

El resto del congreso, ya sin quórum, bajo el dominio físico de los pistoleros y matones de Herminio Iglesias, caudillo del peronismo bonaerense, reeligió a Isabelita Perón como jefa del movimiento, repartiéndose los cargos de dirección efectiva. El congreso -el primero tras la derrota peronista en las elecciones de octubre de 1983-, cargado de violencia y amenazas, se celebró en el teatro porteño Odeón, donde el travestido Pawlovski triunfa ahora en Buenos Aires. "Gracias a Dios que se fueron", comentaban en la noche del domingo los responsables del local.El congreso estuvo organizado y dominado por los llamadosmariscales de la derrota, la alianza entre el líder del sindicalismo peronista, el metalúrgico Lorenzo Miguel, y el ultraderechista Herminio Iglesias, caudillo del peronismo en la provincia de Buenos Aires.

Lorenzo Miguel, que ostentaba la primera vicepresidencia partidaria -de hecho la jefatura del movimiento, dado el autismo político de Isabelita-, renunció al cargo días antes del congreso, tras asegurarse su elección como secretario de la poderosa Unión Obrera Metalúrgica en los comicios de normalización gremial que se están celebrando en Argentina. Para su puesto, promovió junto a Iglesias a José María Vernet, un contador público menor de 40 años, gobernador de Santa Fe, desconocido a escala nacional, manejable y hasta discutido políticamente en su propia provincia. Para Herminio Iglesias se fabricó a medida el cargo de secretario general, inexistente en la historia peronista.

Viaje a Europa

Lorenzo Miguel, retrocediendo hasta la vicepresidencia segunda, evitaba que otro sindicalista accediera a la dirección peronista, y como secretario de la Unión Obrera Metalúrgica y de las 62 organizaciones -los gremios de militancia justicialista-, mantenía las riendas del poder en el movimiento. Su socio, Herminio Iglesias, preparó su desembarco en el congreso mediante un rocambolesco viaje a Europa: a Roma voló oficialmente para entrevistarse con autoridades vaticanas y recabar información sobre el tratado con Chile por el canal de Beagle, y oficiosamente para tomar contacto con la Intemacional Fascista; aduciendo ser perseguido por los servicios secretos italianos se refugió en la Embajada argentina, de donde marchó a Madrid. A su regreso a Buenos Aires, aseguró que un hijo suyo de 26 años, que le sirve como secretario, había sido recibido por la viuda de Perón, quien le había transmitido bendiciones políticas para el padre. Iglesias no pudo concurrir a la entrevista por encontrarse "realizando llamadas al Vaticano".

Abierto el congreso en la mañana del sábado, los representantes peronistas observaron cómo se prohibía el acceso a la Prensa, al tiempo que ingresaban al Odeón las bandas de matones de Iglesias, desparramándose por los palcos. Caudillos del peronismo civilizado, como Carlos Menem, gobernador de La Rioja, quien hace un año defendía a Isabelita Perón y ahora abomina de ella, fueron insultados y pateados, necesitando protección policial a la entrada y salida del teatro. Los congresistas denominados reformistas -la mayoría- plantearon la reforma de la carta orgánica del movimiento y la elección de los cargos partidarios por elección directa de los militantes.

Para clarificar la composición del congreso, los reformistas exigieron también la elección de una comisión de poderes que revisara las credenciales de los congresistas. Las patotas y barras bravas de los palcos comenzaron a corear sus cánticos, a golpear sus bombos y a desparramar amenazas.

Una pistola bajo la mesa

Desde la presidencia, Lorenzo Miguel y Herminio Iglesias pre tendieron forzar una votación a mano alzada, entre gritos y pro mesas de muerte procedentes de los palcos. Los reformistas abandonaron la presidencia y otro tanto se disponía a hacer el pre sidente del congreso, Raúl Bercovich, cuando le mostraron una pistola por debajo de la mesa y reconsideró sabiamente su de cisión.

Al menos 345 congresistas -sobre 670- abandonaron el Odeón, entre ellos casi todos los gobernadores, todos los senadores y 70 diputados: prácticamente, la totalidad de los cargos elegidos libremente en las elecciones nacionales de hace un año. El domingo, en minoría y sin quórum, en franca ilegalidad jurídica y moral , entre el aplauso de cuadrillas de guardaespaldas, el congreso nacional justicialista reeligió a Isabelita como jefa del movimiento, quedando el gobernador Vemet como primer vicepresidente, Lorenzo Miguel como vicepresidente segundo, y Herminio Iglesias como secretario general.

El congreso oficialista, además, ignorando la deserción de los senadores y de 70 diputados, acordé oponerse en el Parlamento a la ratificación del tratado de paz con Chile recientemente votado favorablemente por la mayoría del electorado.

Así, el peronismo ha quedado técnicamente dividido en dos: los representantes directamente elegidos por el pueblo en las pasadas elecciones (los reformistas) y la dirección partidaria responsable de la derrota electoral (oficialistas), que utiliza como paraguas a la remota viuda de Perón.

14/12/84

El 'caso Astiz' amenaza romper el equilibrio entre el Gobierno y el Ejército en Argentina (14-12-1984)

La detención del marino Alfredo Astiz por la justicia civil amenaza romper el delicadísimo equilibrio entre el Gobierno democrático y las fuerzas armadas argentinas. Desde hace cinco días continúa la sesión permanente del Almirantazgo como presión sobre la opinión pública y el poder judicial en favor de Astiz. La Armada, además, ha solicitado que el marino sea trasladado desde el apostadero naval de Buenos Aires a la base de Puerto Belgrano para mejor garantizar su seguridad.

Astiz tuvo finalmente que ser reconocido mediante fotografías por testigos oculares que afirman haberle visto disparar contra la joven sueca Dagmar Haguelin y secuestrarla herida en un taxi en diciembre de 1977. El oficial se negó a una rueda de presos identificatoria e incluso a declarar, aduciendo que su caso había sido sobreseído en 1981 por la justicia militar. La identificación lograda por el juez federal Miguel del Castillo es judicialmente muy débil, dada la profusión de fotografías de Astiz publicadas en la Prensa argentina e internacional tras su rendición a las tropas británicas en las islas Georgias del Sur durante la guerra por las Malvinas.El Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas -cuya renuncia global será admitida antes de fin de año por el ministro de Defensa, Raúl Borrás- ha remitido al juez Del Castillo, aceleradamente y contra su lentitud habitual, la documentación sobre el sobreseimiento militar del caso Haguelin, en el que se ampararía Astiz.

No obstante, el problema es político antes que jurídico. Astiz, por su notoriedad internacional -presunto responsable de la desaparición de Haguelin y de dos monjas francesas-, es el símbolo de los oficiales jóvenes que participaron en la guerra sucia contra la subversión. Si es procesado, se derrumbará el acuerdo tácito entre el Gobierno democrático y las fuerzas armadas de resolver las secuelas del terror de la dictadura castigando a las cúpulas que ordenaron el genocidio y salvaguardando a los escalones inferiores mediante una interpretación generosa del principio de obediencia debida.

Toda la publicidad que ha rodeado a Astiz y la presión de los Gobiernos sueco y francés han abierto una grieta en aquel esquema de juzgamiento selectivo. El ministro de Defensa, Raúl Borrás, ha intentado aislar el caso Astiz, aduciendo que no se le juzga por haber obedecido órdenes militares, sino por la supuesta comision de delitos comunes, como serían la privación ilegítima de la libertad y la comisión de lesiones a una ciudadana. El Almirantazgo, más realista, continúa oponiéndose al procesanúento. Si el caso Astiz se lleva hasta sus últimas consecuencias, media oficialidad argentina acabará sentándose en el banquillo de la justicia civil.

11/12/84

Un moralista civil (11-12-1984)

El pasado mes de septiembre, Ernesto Sábato, con el habitual aspecto compungido que le otorgan sus arrugas en las comisuras de los labios y el bigote de morsa, entregaba al presidente Raúl Alfonsín varios paquetes con los miles de folios del informe final de la Comisión Nacional Sobre Desparición de Personas. El presidente Alfonsín, funeralmente serio, sin rastro de la bondad facial que le caracteriza, traspasó los folios de la infamia a su edecán y se dirigió a Sábato y a los miembros de la comisión: "Lo que ustedes han hecho entra ya en la historia del país. Constituye un aporte fundamental para que de aquí en adelante los argentinos sepamos cabalmente cuál es el camino que jamás debemos transitar hacia el futuro".

Asomarse al infierno

En la noche de la Plaza de Mayo, frente a la Casa Rosada, aguardaban miles de personas que respaldaban la entrega del informe. Un camión plataforma, estaba preparado para que Sábato se dirigiera a los reunidos y dispersara la concentración. Por primera vez en el ambiente festivo y relajado de las manifestaciones de la democracia la calle estaba tensa, el despliegue policial era inusitado y podían olisquearse los grupos de merodeadores de la provocación.

Magdalena Ruiz Buiñazú, prestigiosa periodista radiofónica y miembro de la comisión Sábato, comentaba: "Redactar el informe ha sido asomarse al infierno". Sábato no encontró ánimos para discursear a nadie desde un camión; la multitud cantó el himno nacional y se autodispersó. Al día siguiente el escritor hacía las maletas, tomaba un avión y se marchaba a Europa.

Escritor y moralista

Ernesto Sábato ha adquirido un sólido prestigio en su país, no sólo como escritor sino como moralista. A1 contrario que Borges o que el recientemente fallecido Manuel Mújica Laínez, Sábato no se ha distinguido de su sociedad con un distanciamiento cínico y británico: ha participado de las miserias, errores y horrores de la reciente decadencia argentina, interviniendo continuamente con declaraciones públicas y con sus escasos artículos periodísticos, en un intento de reorientar la moral civil de la nación.

Criticó duramente los aspectos irracionales del peronismo, el egoísmo de la oligarquía porteña, la barbarie militar, consiguiendo ser impopular, eterno regañón aguafiestas, por más que unánimemente respetado. Cuando aceptó el nombramiento del presidente Alfonsín como presidente de una comisión de personalidades independientes que investigara la desaparición de personas, tuvo que ser consciente de que se aventuraba en un calvario personal. Las madres y abuelas de la Plaza de Mayo y las organizaciones defensoras de los derechos humanos, patrocinadores, con toda razón, de un Nuremberg argentino, le dieron la espalda; la ultraderecha civil y el gorilismo militar -por supuesto- le cubrieron de maledicencias y sospechas, y no pocos argentinos torcieron el gesto ante la investigación de unos horrores que salpicaban a tantos que los conocieron con el único comentario de "por algo será".

Cuando en un salón de la Casa Rosada Sábato entregaba su informe sobre 340 campos de concentración clandestinos y 8.961 personas desaparecidas (el pico de la barbarie que la comisión logró investigar documentadamente) y exorcizó con durísimas palabras la demencia represora de los militares argentinos, muchos pensaron que estaba firmando con su valor civil su futura sentencia de muerte.

Ahora el Premio Cervantes desmerecerá su indiscutible prestigio literario y se dejará entender que ha recibido el galardón por razones políticas, humanitarias o hasta sentimentales. Se le volverá a recordar que sólo ha escrito tres novelas o se afirmará que ha cobrado la factura por asomarse al infierno. A su edad, con una vista estropeada que casi solo le permite pintar, siempre regañón y ético, puede que le importe muy poco seguir encarnando la mala conciencia de sus compatriotas que para nada le agradecerán el recordatorio de sus defectos. Puede que sea el destino solitario de todos los moralistas.

Ernesto Sábato: "He escrito para salvarme" (11-12-1984)

Ernesto Sábato, deportivo y juvenil, bastante menos malhumorado que de costumbre, recibe visitas inecesantes y contesta llamadas telefónicas de medio mundo, junto a su esposa, que va desparramando amables cafés, en su casa forrada de libros, plantada de árboles y enredaderas, allá donde el viento da la vuelta, fuera de la ciudad, ya en la provincia y es lo que se entiende por el Gran Buenos Aires. "Mis libros han sido como explosiones interiores", dijo Sábato a este periódico ayer en su domicilio. "He escrito para salvarme."

La razón, de Jacobo Timerman, se atrevió premonitoriamente a anunciar en su primera página del sábado la concesión del premio Cervantes a Sábato, y éste solo se veía aliviado ayer, precisamente en el primer aniversario de la nueva democracia argentina y en el día de los derechos humanos, por la huelga de 48 horas de todas las emisoras privadas de radio porteñas.Le ha llamado el ministro español de Cultura, Javier Solana, y Luis Yáñez, presidente del Instituto Iberoamericano de Cooperación. También ha telefoneado Rafael Alberti. Sábalo sabe por periodistas españoles de la satisfacción de Camilo José Cela por el fallo del jurado. "Me reconforta porque soy un gran admirador de la obra de Cela y porque estoy seguro de que el próximo premio Cervantes será para él".

En el recibidor, Sábato muestra un diccionario de la Real Academia Española de la Lengua autografiado por Raúl Alfonsín. Fue uno de los regalos que el presidente trajo de España, no recuerda si del Rey o de Felipe González, y que aquél regaló a su vez en agradecimiento al presidente de la Comisión Nacional sobre Desaparición de personas.

Nuestra base es española

Se le advierte emocionado por todas las muestras de afecto que están llegando desde España.

Pregunta. A que no le llamó Borges

Respuesta Por favor, no hablemos de estas cosas. No tiene ninguna importancia Y además, Borges nunca llama a nadie.

P. Seguro que está atendiendo más periodistas españoles que argentinos.

R. Pero eso es un defecto heredado de ustedes. En los argentinos convergen cuatro fuerzas: españoles, italianos, judíos y árabes; y la suma de todos ellos provoca cierto negativismo. Pero nuestra base es española, con todo lo bueno y lo malo. Tampoco me haga usted mucho caso; esto de las referencias es como los mapas: son útiles en tanto en cuanto son falsos.

P. ¿Van a reprocharle, don Ernesto, una hipotética influencia política en este premio por su actividad en el último año?

R. El Nobel está claro que se concede en ocasiones por motivaciones políticas, pero me parece que el Cervantes es ajeno a estas consideraciones. Y espero, además, que mi obra literatira signifique algo, que haya' pesado en el ánimo de los jurados.

He escrito para no morirme

P. Hace bastante que no edita, ¿está escribiendo alguna obra?

R. Mi último libro, un ensayo, fue Apologías y rechazos, creo que en 1980. No, ahora no preparo nada. Como usted sabe, tengo serios problemas con mi vista y me he pasado a la pintura. Puedo leer poco y por breves espacios de tiempo. Padezco una afección en el humor vítreo y mis retinas están muy delicadas. Y no sé escribir sin leer lo que escribo, particularmente novela. El ensayo acaso sí podría dictarlo, pero desde luego, la novela no.

P. En cualquier caso, ha sido usted un escritor muy perezoso.

R. Es que yo todo lo he escrito bajo peligro de muerte; yo he escrito literalmente para no morirme. Soy muy autodestructivo y he arrojado muchas páginas al fuego de la chimenea. Pero siempre mis libros han sido como explosiones

interiores. He escrito para salvarme. También, quizá, padezca de alguna abulia metafísica; hasta los artículos de prensa los escribo a regañadientes.

Escolta permanente

Miembros de la Policía Federal vigilan visiblemente la casa del escritor y filtran las visitas. Ernesto Sábato fue amenazado de muerte por parte de la Triple A durante el mandato constitucional de Isabelita Perón, después bajo la dictadura militar y, ahora -muy seriamente- tras su presidencia de la comisión sobre desaparición de personas. Una escolta permanente de la Policía Federal le acompaña en todos sus desplazamientos.

P. Podremos reprocharle su aparente pereza, pero no su cobardía cívica.

R. Sería el peor insulto que podrían hacerme. Siempre he admirado el coraje en el hombre y quisiera ser merecedor de este elogio. Cuando el presidente Alfonsín me telefoneó una noche para ofrecerme la presidencia de la comisión no tuve dudas, acepté de inmediato, aún conociendo la responsabilidad moral y física que me correspondería. Ni podía ni debía negarme.

P. Parecería por su obra, por su pesimismo sobre la condición del hombre, que estuviera predestinado para indagar el último horror argentino.

R. Sí, toda mi obra es una indagación del mal, del mundo de las tinieblas, sobre la muerte, sobre los problemas últimos de la condición humana. Los meses al frente de la comisión han sido, sin embargo, una experiencia terrible, para mí catastrófica, que me ha puesto al borde del colapso espiritual y físico. Hemos descubierto prácticas horribles.

"Los regímenes políticos deben abominar de la tortura" -añade-; "el imperativo de no torturar debe ser categórico, no hipotético; la tortura es un mal absoluto, no relativo, y no existen torturas malas o torturas beneficiosas según el sistema político que las aplique."

"Pero aunque nada de lo que pueda hacer el hombre me sorprende" dice, "hemos encontrado esquinas del horror incomprensibles: la maldad por la maldad misma, sin la necesidad de obtener algún beneficio ulterior. A1 menos sabemos que Argentina ha tocado fondo y que ahora podremos recomponer nuestra salud espiritual.

Sobre héroes y tumbas

En una autoentrevista que el escritor concedió a la revista Guadiana en 1977 -es decir que él mismo se hacia también las preguntas-, Sábato dijo que Sobre héroes y tumbas es su obra más representativa. "Es una novela que ha sido escrita a lo largo de diez años de dudas, de angustias, después de haber sufrido y meditado mucho sobre la existencia. No sé lo que valdrá literariamente, pero sí puedo decir que es una obra escrita con desgarramiento."

"Soy perfectamente consciente de los infinitos defectos que tiene todo lo que escribo -añadía-, así que ése es uno de los motivos principales por los cuales siempre he querido destruir lo que hago. Si me preguntan si es la que más me gusta, tampoco puedo decirlo. Gustarme, no me termina de gustar nada y además piensa que este tipo de literatura no tiene por qué gustar."

Uslar Pietri

Al escritor venezolano Arturo Uslar Pietri, uno de los candidatos a recibir el Premio Cervantes, le parece "muy bien" que le hayan dado el galardón a Ernesto Sábato, aunque, en declaraciones a Eje en Caracas, "pensaba que este año sí podía ganar". Pietri fue candidato de 10 academias el año pasado y este año lo fue de cinco: las de México, Chile, Perú, Salvador y Filipinas. El año pasado, cuando le dieron el premio a Rafael Alberti, la academia venezolana, postulante de este escritor, tuvo intención de protestar porque 1a candidatura había sido presentada fuera de plazo, pero el escritor disuadió a los académicos venezolanos.

La Armada se opone al procesamiento del capitán Astiz (11-12-1984)

El vicealmirante Ramón Arosa, jefe del Estado Mayor de la Armada argentina, convocó ayer al Almirantazgo para considerar la situación planteada por la detención del capitán de corbeta Alfredo Astiz. La Marina, en una nota oficiosa, amenaza veladamente con una "firme actitud institucional" en caso de que Astiz sea procesado y afirma que el suyo es "un caso clásico de los oficiales de baja graduación que cumplieron órdenes en la represión de la guerrilla de izquierda".Astiz no asistió ayer a una citación judicial durante la que debía presentarse ante los testigos por la desaparición, en 1977, de la joven sueca Dagmar Haguelin, de 16 años.

A petición del juez federal Miguel del Castillo, el capitán Astiz fue desembarcado del portaviones 25 de Mayo, donde prestaba servicio, y trasladado al apostadero naval de Buenos Aires, donde permanece detenido.

Astiz, vestido de civil, fue reconocido en su día por transeúntes y el conductor del taxi en el que trasladó el cuerpo de Haguelin a la Escuela: de Mecánica de la Armada, después de herirla gravemente en la cabeza de un disparo.

En 1981, aún bajo la dictadura militar, la madre de Haguelin intentó el procesamiento de Astiz ante la justicia castrense, que so breseyó el caso. Ahora el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, máximo tribunal militar ha reclamado el caso para su jurisdicción.

Astiz es calificado públicamente como asesino de chicos y monjas y fue colaborador estrecho del almirante Massera y del entonces director de la Escuela de Mecánica de la Armada, contraalmirante Chamorro, en laguerra sucia contra la subvensión.

La Marina teme que el procesamiento civil de Astiz arrastre el de muchos otros jefes y oficiales, poniendo de relieve la particular crueldad de la Armada durante la represión.

Julian Marías y la dictadura militar argentina (11-12-1984)

La comisión Ítalo es una agrupación parlamentaria mixta -de radicales y peronistas- encargada por el Congreso argentino de esclarecer la adquisición por el Estado de la compañía Ítalo-Argentina de Electricidad, propiedad de la banca suiza, en un 1.000% de su valor real. La empresa fue nacionalizada cuando José Alfredo Martínez de Hoz era ministro de Economía de la dictadura militar presidida por el teniente general Jorge Rafael Videla. El ministro había sido director general de la firma.

La comisión Ítalo pretende algo más que clarificar un cohecho; pretende denunciar la conspiración cívico-militar, la alianza entre la llamada patria financiera y la oligarquía castrense para establecer una férrea dictadura en Argentina que, so pretexto de combatir la subversión y el terrorismo de izquierdas, estableció un modeló económico favorable a intereses particulares y de la banca internacional.Y aquí aparece el nombre del filósofo español Julián Marías, a la postre anécdota colateral en la historia de esta maquinación.

Tras el primer interrogatorio parlamentario de Martínez de Hoz, a puerta cerrada, trascendió a la Prensa acreditada en el Parlamento que éste había aludido a Julián Marías en relación con la inspiración civil del golpe militar de marzo, de 1976. Uno de los canales de televisión porteña administrados por el Gobierno, en cadena nacional y en el telediario nocturno de mayor audiencia, dio, sin ser posteriormente" rectificada, la noticia de que Martínez de Hoz había aludido a la filosofía de Julián Marías como soporte intelectual de los conspiradores que derrocaron el Gobierno de María Estela Martínez de Perán.

Recogida esta información por EL PAIS, Marías la refutó en en el diario madrileño Abc y en el porteño La Nación. Posteriormente, volvió a expresar sus ideas contrarias a toda dictadura en una entrevista al canal 11 de la televisión argentina, y el ex ministro Martínez de Hoz, procesado y en libertad condicional, acudió en socorro de Marías con una carta en La Nación.

Martínez de Hoz, directo responsable de la destrucción de la economía argentina y cabeza visible de la colaboración civil con una dictadura militar que ha pasado a los anales de la barbarie humana (fue superministro económico del dictador Videla durante los cinco primeros y peores años del proceso de, reorganización nacional), escribe que "(... ) en ningún momento vinculé a Julián Marías con ideología política alguna, ni mucho menos con el ideario inspirador del proceso de 1976. Éste estaba claramente establecido en sus documentos preliminares, no necesitaba de padrinos extranjeros y, lejos de estar inspirado en ideas dictatoriales, se fundaba en los principios de libertad política y económica, con los que se proponía superar la emergencia de la grave crisis política y social y llevar al reestablecimiento en Argentina de una democracia auténtica, estable y progresista".

Además de esta explicación, Martínez de Hoz afirma en su carta que nunca se ha referido públicamente a Julián Marías para, a continuación, dar al filósofo español lo que aquí muchos estiman como un pase negro: "Aunque no he leído las mencionadas dos crónicas de EL PAIS", escribe Martínez de Hoz, "deduzco que deben referirse a las declaraciones efectuadas por mí en respuesta a las preguntas queme formularon los miembros de la comisión investigadora de la Cámara de Diputados de la nación sobre el caso Ítalo. Estas declaraciones fueron grabadas y se les tomó versión taquigráfica pero, lamentablemente, no han sido publicadas por la comisión. Sin embargo, ello no ha impedido que se filtraran algunas versiones deformadas de lo allí expresado".

"En algún momento de este interrogatorio, que excedió ampliamente el tema específico que lo originaba, se me preguntó qué personas concurrían a la casa del doctor Perriaux en las frecuentes reuniones o comidas a las que él invitaba. Ante mi respuesta de que eran innumerables y que, a través de tantos años de amistad con él, me era imposible efectuar' esa enumeración, se me insistió en que por lo menos mencionara' a alguna de ellas. Pensando en las más caracterizadas, simplemente nombré, entre otros, a Julián Marías, agregando que era muy conocida su afinidad filosófica con Perriaux a través de Ortega y Gasset".

Marías es, en efecto, un filósofo apreciado entre determinados círculos sociales argentinos.

Un diputado integrante de la comisión Ítalo ha reconstruido verbalmente para EL PAIS el segmento del interrogatorio de Martínez de Hoz.

La 'cocina' del golpe

Preguntado Martínez de Hoz por sus contactos previos al golpe con la conspiración cívico-militar, responde que las conversaciones tendentes a establecer un cambio político en la nación se celebraban en el domicilio de Jaime Perriaux, jurista, orteguiano, ex ministro de Justicia bajo la dictadura del general Onganía, amigo personal de Julián Marías y persona ya fallecida.

Presionado Martínez de Hoz para que diera los nombres de los participantes en aquellas reuniones conspirativas, terminó facilitando los de algunas personas poco relevantes y el de Julián Manas.

En todo momento los diputados de la comisión Ítalo entendieron que las, reuniones en el domicilio de Jaime Perriaux fueron una de las cocinas en donde se guisó el golpe de los ahora encausados por genocidio -Videla, Massera y Agosti-, y que Martínez de Hoz declaraba en este sentido. Y los diputados también entendieron -aunque les resultara de muy escaso provecho para su investigación- que el filósofo Julián Marías era asistente asiduo -aunque, acaso, sólo como florero intelectual- de aquellas tenidas.

9/12/84

Un año administrando la ruina (9-12-1984)

Especialistas en genética estadounidenses llegaron el último año al hospital Durand, en Buenos Aires, para ayudar a los inmunólogos argentinos a establecer el sistema de histocompatibilidad, la identidad genética, de centenares de niños adoptados durante la dictadura militar. Desaparecidos los padres, las técnicas del abuelismo, junto a las investigaciones judiciales, ayudaban a la comisión asesora de niños desaparecidos a restituir, al menos, los nietos a sus abuelos.

Cuatro días antes del primer aniversario de la recuperación de la democracia argentina, los abuelos de Liliana, de siete años, y de Mariana, de ocho, recibieron confirmación en su casa de Puerto Madryn, en el sur del país, de que sus nietas habían aparecido adoptadas de buena fe por un matrimonio estéril. Las niñas desaparecieron en 1977, junto con sus padres de la ciudad de la Plata, cuando contaban un año y tres meses y ocho meses y abandonadas como NN (Ningún Nombre) en el hospital de niños de la ciudad. Los ancianos, doblemente despojados, optaron por dejar a las chiquillas con su nueva familia, reservándose únicamente el derecho de visita.Hace mañana un año, el 10 de diciembre de 1983, tras una noche en las calles sin dormir, los porteños desbordaron la Plaza de Mayor, dando por primera vez la espalda a la Casa Rosada, para enronquecer ante el presidente Raúl Ricardo Alfonsín, quien, en la balconada del cabildo desde el que se proclamó la independencia, les instaba a "...constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar general, asegurar los beneficios de la libertad, para nosotros, para nuestra posteridad y para todos los hombres del mundo que quisieran habitar el suelo argentino".

Un año después de aquella euforia generalizada, desmochado ya el entusiasmo, es preciso recurrir al simbólico común denominador de Liliana y Mariana para entener la gestión del Gobierno democrático: desde la deuda externa trepada hasta los 55 mil millones de dólares, a una inflación superior al 700% anual; desde las marchas y contramarchas de los juzgamientos militares, a la caída en vertical de la recaudación fiscal; desde el tratado de paz con Chile, a los intentos de asesinato en la persona de Alfonsín, toda la historia de este año argentino está teñida por la desmesura de los ciclópeos problemas que pesan sobre la República. Es la historia de una anormalidad.

Argentina accedió hace un año a la democracia, después de siete años de una dictadura militar criminal y corrupta y tras perder un guerra exterior contra el Reino Unido, respaldado por Estados Unidos y el Mercado Común Europeo; y como todos los vencidos, Argentina está pagando todas las facturas. Así, el destino político del presidente Alfonsín parece el de un hombre obligado no a una carrera de logros positivos para su país, sino a detener la catarata de degradaciones por la que se derrumba la nación. Por ello se reprocha a la Administración radical cierta sumisión en la renegociación de la deuda externa, o concesiones territoriales a Chile en el acuerdo vaticano sobre demarcación de límites, cuando ambas negociaciones han sido las mejor desarrolladas por el Gobierno. Muchos argentinos se niegan aún a reconocer que el país no se encuentra en condiciones de dar puñetazos en la mesa.

Un horizonte negro

El balance del primer año de la posguerra y la posdictadura es obligadamente ríspido: la inflación no ha podido ser desacelerada y continúa proletarizando a las clases medias; el hambreamiento de los menos favorecidos por la fortuna obligó al Gobierno a poner en marcha un "Plan Alimentario Nacional" -PAN-, que reparte semanalmente cajones de alimentos a las madres de familia en precario; el Ministerio de Economía se vio obligado a reconocer oficial mente en octubre pasado que el costo de la vida había aumentado en un 379% desde el mes de enero y el de Educación que, en un país eminentemente culto y alfabetizado como Argentina, la deserción escolar alcanzaba el 32,2%, con seis millones de analfabetos sobre 30 millones de habitantes; en el país de la carne, su consumo público está vedado dos días por semana, y en este borde de las vacaciones veraniegas australes el Gobierno estudia severas medidas económicas para gravar a los pudientes sus viajes al exterior.En la correcta administración del desmoronamiento económico del país es donde el presidente Alfonsín y sus colaboradores han cometido sus peores errores. Temerosos de generar un estado de depresión general, continúan sin informar oficialmente a la sociedad que el país está quebrado y que aguardan aún decenas de años de privaciones y miserias. El Gobierno radical continúa oponiéndose a la reducción drástica del gasto público -excepto en los presupuestos militares-, y el propio Alfonsín, negando la realidad de cada día, no pierde ocasión de reiterar en sus continuas comparecencias públicas que no admitirá recetas recesivas para la economía argentina: aún se cree en la posibilidad de detener la inflación sin mermar los salarios reales.

Bien es cierto que para encontrar salidas a la crisis, el Gobierno no ha encontrado la menor ayuda a sus costados: por su derecha, la patria financiera y la oligarquía agrícola-ganadera, deshuesadas del menor interés nacional o patriótico, se niegan activamente -y conspirativamente- a cualquier sacrificio; por su izquierda, la oposición peronista, dividida y caótica, sin dirección ni programas, no se encuentra en condiciones de concertar con el Gobierno un plan socieconómico de emergencia.

Restauración moral

En el haber de errores de Alfonsín también debe contabilizarse su creencia inicial de que podía desmontar la burocracia corrompida del sindicalismo peronista (perdió en el Senado por dos votos su ley de reordenación sindical), y su apoyo a Isabelita Perón para mayor desprestigio del peronismo. Hoy, las elecciones de normalización sindical vuelven a dar el control de los gremios a la vieja y mafiosa guardia justicialista y el peronismo dirigido (¿) por Isabelita desde la madrileña calle de Serrano es, a corto y hasta a medio plazo, incapaz de negociar un pacto social con el Gobierno. Donde la Administración radical de Alfonsín ha alcanzado éxitos moralmente indiscutibles ha sido en la dolorosa recuperación de la dignidad nacional. En junio de 1982, Argentina era un paria internacional; hoy es uno de los países más avanzados en materia de defensa de los derechos humanos, con la tortura penalmente equiparada al asesinato cualificado, reconocido el derecho de los ciudadanos a resistirse a la violación constitucional y con tres ex presidentes consecutivos de la nación en prisión preventiva rigurosa por su presunta comisión de genocidios.

Pese a las legítimas protestas y quejas de las familias de los perjudicados por la lentitud y moderación de la justicia, no existe otro ejemplo histórico como el argentino en el que tres ex presidentes militares, y sus respectivos socios de la Armada y la Aeronaútica esperan su juicio en penales castrenses; otro ex presidente -Bignone- se encuentra encausado, y generales, almirantes, brigadieres y ex ministros civiles, como Martínez de Hoz, tengan sumarios abiertos en los juzgados federales de medio país.

Las Fuerzas Armadas han visto reducido su presupuesto en un 39% y la Flota acaba de reconocer que carece de fondos para las maniobras más elementales. Se ha reducido el servicio en filas, disuelto un cuerpo de Ejército, reordenado el despliegue operativo de las fuerzas y sustituida la doctrina de la seguridad nacional por la de la defensa nacional. Mario Eduardo Firmenich, jefe de la organización Montoneros, fue extraditado desde Brasil y responderá de alguno de sus presuntos actos terroristas; Aníbal Gordon, jefe operativo de la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina) fue detenido junto con su estado mayor.

Hay más. Una comisión sobre desaparición de personas investigó libremente más de 8.000 casos, que dilucidará la justicia; no se ha perseguido a nadie por sus ideas y miles de funcionarios de la etapa de la dictadura militar continúan desempeñando sus puestos y sus destinos; se ha sellado la paz con Chile en las mejores condiciones posibles tras una querella centenaria y se ha encarrilado bajo esquemas occidentales la filosofía del pago de la deuda externa.

El país en este año ha dado para mucho y, ciertamente, no podía dar más de sí. La normalización de la vida económica y social argentina, el restañamiento de sus heridas, es tarea de décadas y esta República vivirá aún momentos más amargos que los actuales. El balance de este año ofrece el mismo claroscuro de la apagada alegría de los abuelos de Puerto Madryn por el reencuentro con sus nietas desaparecidas. Cabe la esperanza, pero se disipó como el humo aquel entusiasmo de la Plaza de Mayo, bajo la balconada del cabildo, en que hace un año Raúl Alfonsín ofreció a los argentinos una nueva frontera.

8/12/84

Alfonsín ordena la presentación ante el juez del capitán de corbeta Alfredo Astiz (8-12-1984)

El presidente argentino, Raúl Alfonsín, en su calidad de jefe de las fuerzas armadas argentinas, ordenó en la tarde de ayer a la Marina la presentación ante el juez federal Miguel del Castillo del capitán de corbeta Alfredo, Astiz. Veinticuatro horas antes, el juez federal le había reclamado directamente a la presidencia de la República como presunto implicado en la desaparición de la ciudadana sueca Dagmar Hagelin el 27 de enero de 1977.

El caso Hagelin, pese a constituir moneda corriente durante la dictadura militar, fue resonante por el empeño del -Gobierno sueco -no imitado por otras naciones- en reclamar a su súbdita desaparecida. Se llegó al borde de la ruptura diplomática entre Estocolmo y Buenos Aires.Hagelin, estudiante de secundaria de 16 años, deportista y sin participación política alguna, acudió en la fecha de su desaparición a un domicilio porteño para despedirse de una amiga antes de emprender sus vacaciones veraniegas junto a sus padres.

El día anterior la casa de su amiga había sido allanada en secreto por un grupo de tareas de la Armada dedicado a la contrainsurgencia, que montó un servicio de espera en el inmueble. Al llegar a la casa, Hagelin fue encañonada por hombres vestidos de civil. Aprovechando sus condiciones físicas, y temiendo un asalto, la muchacha huyó corriendo, pero fue derribada de un disparo en la cabeza por el jefe del grupo, posteriormente identificado como el capitán Alfredo Astiz.

Hagelin desapareció

La joven herida fue introducida en el maletero de un taxi y trasladada a la Escuela de Mecánica de la Armada. Meses después testigos presenciales la vieron desnuda, sin habla, sin control de esfínteres y con problemas motores, en un hospital clandestino de la Armada en la ciudad de Mar del Plata. Su amiga recuperó la libertad y se encuentra en Suecia. Hagelin desapareció.El capitán Astiz, quien durante la guerra de las Malvinas firmó el documento por el que se rindieron las fuerzas argentinas estacionadas en las islas Georgias del Sur, sin disparar un tiro, se infiltró en las organizaciones de derechos humanos argentinas, siendo presunto responsable directo de la desaparición de las monjas francesas Alice Domon y Renee Duquet.

Capturado por las tropas británicas, Alfredo Astiz fue trasladado al Reino Unido ante la reclamación de su persona por los Gobiernos francés y sueco, que se mostraron interesados en su interrogatorio, pero finalmente fue repatriado.

El capitán Astiz sirvió en París en la contrainteligencia de la Marina, y en Suráfrica junto al contralmirante Chamorro, hasta hace pocos meses agregado naval, ex director de la Escuela de Mecánica de la Armada. Astiz, soltero, menor de 40 años, apodado el Ángel rubio, está actualmente destinado en la base naval de Bahía Blanca.

28/11/84

Los jefes militares uruguayos visitan a Sanguinetti, nuevo presidente electo (28-11-1984)

Los tres jefes de las fuerzas armadas uruguayas -teniente general Hugo Medina, teniente general del Aire Manuel Boadas y vicealmirante Rodolfo Invidio- visitaron el lunes en su domicilio de Montevideo al presidente electo, el líder del Partido Colorado, Julio María Sanguinetti. La visita fue calificada por medios oficiales de puramente protocolaria, y los tres comandantes se limitaron a declarar que compartían la alegría del pueblo por la celebración de las elecciones.

Los jefes militares declinaron pronunciarse por la suerte inmediata de Wilson Ferreira, jefe mayoritario del Partido Blanco, derrotado en las elecciones del pasado domingo.Junto a los rumores que suponen un cambio del acuartelamiento de detención del líder blanco, ha trascendido que el Tribunal Supremo de Justicia uruguayo puede pronunciarse definitivamente mañana, jueves, sobre la libertad de Ferreira. Existe la impresión generalizada de que se está retrasando su liberación hasta que se enfríe el clima poselectoral. Ya en la tarde del lunes, los granaderos y la Guardia Republicana desalojaron a palos a miembros de las Juventudes Blancas, que desde hace un mes esperaban la noticia de la libertad de Ferreira acampados en la plaza de la Libertad, so pretexto de tratarse de una manifestación continuada y no autorizada. Tres periodistas extranjeros fueron detenidos unas horas al verse involucrados en la carga polícial.

El laborioso recuento de votos según las diferentes listas continúa lentamente, sin que pueda establecerse aún la composición de las dos cámaras. La gran cantidad de votos observados que necesitan de comprobación en los padrones (principalmente votos del exilio y la emigración) retrasan también el recuento. No obstante, es seguro que el Partido Colorado no podrá alcanzar mayoría simple en el Senado y en la Cámara de Diputados.

El presidente electo, Julio María Sanguinetti, recibe continuamente visitas y parabienes en su domicilio o en la sede de su partido de la práctica totalidad de los líderes adversarios. La gran palabra es laconcertación, y Sanguinetti repite tras cada audiencia su aspiración a lograr un Gobierno de unidad nacional. Por encima de la discreción del presidente electo, sus colaboradores comentan la conveniencia de ofrecer al Frente Amplio las carteras de Trabajo y Justicia, tal como hiciera -infructuosamente- el presidente argentino, -Raúl Alfonsín, a la derrotada dirección peronista.

De las palabras de los dirigentes blancos y frenteamplistas se desprende, sin embargo, que continuarán en la concertación legislativa (ya se firmaron varios acuerdos interpartidarios antes de las elecciones) sin acceder al Gobierno. El enfoque de la política económica, la reordenación de la Universidad y la futura regulación del sindicalismo constituyen un primer paquete de problemas que enfrentan al futuro Gobiernó colorado y a la oposición blanca y frenteamplista. Sin embargo, las diferencias de criterio más importantes se darán a corto plazo sobre la amnistía para los más de 600 presos políticos encerrados en los penales de Libertad, Punta Carretas y Punta Riele, muchos con más de 10 años de prisión y en condiciones tan duras que aconsejarían su liberación, aunque sólo fuera por razones humanitarias.

27/11/84

El holocausto de Wilson Ferreira (27-11-1984)

Un helicóptero militar aguarda, desde la tarde del domingo, en los cuarteles de artillería de Trinidad, 200 kilómetros al norte de Montevideo, para trasladar a la capital a Wilson Ferreira, jefe de la mayoría del Partido Blanco. Para ayer se esperaba que la Suprema Corte de Justicia se pronunciara sobre la liberación del detenido, 24 horas después de las elecciones y tras cinco meses de prisión preventiva.Pero la ausencia en los comicios de Wilson Ferreira no explica completamente su derrota electoral, que adquiere tintes de holocausto ante el retroceso generalizado de su partido respecto a las elecciones de 1971. El Partido Blanco ha perdido departamentos históricamente fieles.

El principal error de Wilson Ferreira, en un camino empedrado de buenas intenciones, ha consistido en intentar cambiar de caballo en medio del río. Armado con la bandera de un honesto antimilitarismo y negándose a pactar la democracia con quienes usurparon el poder y violaron la Constitución, arrastró a la mayoría de su partido hacia planteamientos próximos a los postulados de la izquierda, alejándose de sus bases rurales y conservadoras.

El rechazo del pueblo uruguayo a la Constitución adulterada que los militares plebiscitaron en 1980 llevó a Wilson Ferreira a estimar que la población rechazaría igualmente el pacto colorado -y del Frente Amplio y la Unión Cívica- con la dictadura para regresar a la democracia bajo condiciones. Buscando ampliar su espectro político por la izquierda, perdió votos por su derecha, y los nuevos e hipotéticos votantes se inclinaron, lógicamente, por el Frente Amplio. Si hubiera podido dirigirse al país y desarrollar su campaña, acaso hubiera podido explicar la crisis de identidad de su partido, pero cometió un último error: regresar demasiado tarde a Uruguay. Los militares han podido mantenerle cinco meses en prisión, bajo cargos insostenibles, apartándole de la campaña.

Su conducción política carismática y personalista, apoyada además fuertemente en su hijo Juan Raúl, resistirá difícilmente este fracaso electoral. La próxima convención blanca puede terminar en la división del partido, con una escisión por su derecha. Wilson Ferreira abandonará su cárcel militar echando chispas y aureolado como mártir electoral. En el difícil interregno hasta la transmisión de poderes, y después del primero de marzo, insistirá aún con mayor radicalismo, en denunciar los pactos del Club Naval, firmados con los militares para llevar a cabo una transición democrática tutelada, y en reclamar la amnistía sin restricciones que propugna la izquierda.

De Sanguinetti se decía durante el recuento electoral de la noche del domingo que rezaba para que el Frente Amplio le arrebatara la alcaldía montevideana. El Frente, poseedor de una importante cuota de poder en la Administración pública, se habría visto obligado entonces a cooperar activamente con el Gobierno colorado. Pero esta victoria resulta preocupante, máxime si se recuerda que la vieja aspiración de Wilson Ferreira es el pacto entre el Partido Blanco y el Frente Amplio.

Los uruguayos optaron por la vía conservadora al elegir presidente al 'colorado' Sanguinetti (27-11-1984)

El Partido Colorado, cuya mayoría encabeza el abogado de 48 años Julio María Sanguinetti, ganó el domingo las primeras elecciones democráticas celebradas en Uruguay desde 1971, después de más de 11 años de dictadura militar. A partir del 1 de marzo de 1985, en que los militares procederán a la entrega de poderes, y durante un mandato de cinco años, el abogado, periodista, ex ministro y ex diputado Julio María Sanguinetti será el presidente constitucional de la República Oriental del Uruguay.

Pese a lo apretado de la elección, el triunfo colorado ha sido indiscutido y mejora los resultados de las polémicas elecciones de 1971, en las que el Partido Nacional o Blanco perdió por 12.000 votos e impugnó los comicios. Sobre una votación del 87,75% del censo (buena parte de la abstención es fruto del exilio o la emigración) los colorados recibieron en la elección nacional 744.999 votos, un 38,63% del conjunto; el Partido Blanco, 634.166 votos, un 32,88%, 110.833 votos menos; el Frente Amplio consiguió 393.949 sufragios, un 20,43%; y la Unión Cívica 44.273 votos, aproximadamente el 2,30% del total.Obviamente, el Partido Colorado carecerá de mayoría parlamentaria en el Congreso y en el Senado, y deberá gobernar mediante pactos legislativos con blancos y frenteamplistas o, al menos, con uno de estos grupos.

La disputa por la intendencia (alcaldía) de Montevideo, donde habita la mitad del país, también arrojó un triunfo colorado con 311.781 votos, el 34,76%. del conjunto, 18.823 votos más que el Frente Amplio, que logró el 32,65%. El Partido Blanco obtuvo en esta elección municipal 234.936 votos, el 26,19%. Los uruguayos han votado según su costumbre: desde hace 112 años los colorados gobiernan el país con las únicas excepciones del lapso de 1958-1966, en que cogobernaron con el Partido Blanco, y el interregno de la dictadura.

La legitimidad del triunfo colorado era también subrayada por el hecho de que Sanguinetti ha sido el candidato presidencial más votado individualmente, seguido por Alberto Zumarán, vicario del líder blancoWilson Ferreira en los comicios. Según la ley de Lemas y el doble voto simultáneo, que rigen las elecciones uruguayas, cabe la posibilidad que un candidato presidencial sea el más votado y pierda las elecciones, tal como ocurrió en 1971 con Ferreira. La explicación reside en que cada partido presenta varias listas presidenciales y la lista más votada suma los sufragios de las candidaturas minoritarias.

Lo apretado de los resultados interpartidarios y particularmente la pérdida frenteamplista de la intendencia (alcaldía) de Montevideo por poco más de 18.000 votos, rompieron los nervios de algunos militantes. Tan por seguro se tenía el triunfo montevideano del Frente Amplio, que sus locales electorales fueron situados en un edificio de pisos frente por frente de la intendencia, a cuyo pie se concentraron los partidarios de la coalición izquierdista.

Cuando, en las primeras horas de la madrugada, el general Líber Seregni apareció en un balcón para rogar a la multitud que regresara a sus casas -por primera vez fue desobedecido- dado que lo apretado del escrutinio retrasaría el resultado hasta el amanecer, quedó patente que la coalición admitía su derrota.

Grupos de frenteamplistas atacaron a pedradas el cuartel electoral colorado en la Avenida Dieciocho de Julio y penetraron a continuación en el mismo, arrasando mobiliario y personas.

Expulsados hasta la calle, simpatizantes de ambos bandos se enzarzaron en una pelea sobre cuyo fragor se escucharon algunos disparos, antes de que llegara la caballería policial a la batahola. Afortunadamente, la Avenida Dieciocho de Julio se encontraba abarrotada de militantes de todos los partidos, que se encargaron de separar a los contendientes y a éstos de los granaderos a caballo. Nueve personas precisaron hospitalización.

También de madrugada, cuando los colorados comenzaron a echarse a la calle para festejar su triunfo, las Juventudes Blancas que esperan frente a la Suprema Corte de Justicia la noticia de la liberación de Wilson Ferreira, les increparon amargamente: "Ahora está a la vista / ahora está a la vista / el Partido Colorado / es el partido continuista". Pero pese a los incidentes, la tónica de la madrugada del lunes la dió el abrazo de Alberto Zumarán, candidato blanco, al presidente electo Sanguinetti y la explosión callejera a los gritos de "¡Uruguay, Uruguay!" y los vivas a la democracia.

Unidad nacional

Julio María Sanguinetti, al reconocer su triunfo ante la multitud, aseguró que no gobernaría para el electorado colorado y que insistía en la necesidad de un Gobierno de unidad nacional para superar la crisis de la posdictadura.

Líber Seregni, líder del Frente Amplio, en declaraciones a la Prensa internacional, también insistió en la necesidad de un gran acuerdo nacional, pero matizando que el Frente Amplio no aportará ministros al Gobierno.

Las acusaciones de continuismo vertidas sobre los colorados en el sentido de que son una prolongación de las líneas políticas y económicas generales de la dictadura, son ciertamente exageradas. Pero es indiscutible que el Partido Colorado ha sumado a los errores tácticos del Partido Blanco el voto más conservador y hasta el ultraderechista, recabado por el ex presidente Jorge Pacheco Areco, candidato a la presidencia por la minoría colorada.

Buena parte de los 68.000 votos militares -los soldados, todos profesionales, recibieron instrucción electoral en los cuarteles- también habrán ido a parar a las arcas coloradas.

Por lo demás, la tan lícita como descarada propaganda anticomunista desarrollada por los colorados ha hecho su mella en una sociedad como la uruguaya, envejecida y con elevados índices de funcionariado y clases pasivas. Al contrario del argentino, el pueblo uruguayo, mucho más conservador, no ha votado por el cambio tras la dictadura, sino porque las cosas vuelvan a ser como lo eran antes del golpe de Estado.

26/11/84

La herencia envenenada de los militares (26-11-1984)

La dictadura militar instaurada en Uruguay en 1973 dejará a sus espaldas una herencia envenenada y un inmediato futuro político sumamente incierto, sea cual sea el resultado de las elecciones de ayer. Y será así, no ya por la depauperación económica o las quiebras auspiciadas por la manipulación gubernamental de la cotización del dólar, sino por todo el fraude institucional con que los uniformados están rodeando su abandono del poder.Viendo el ejemplo de sus camaradas argentinos, los militares uruguayos podían, al menos, haber restituido la soberanía al pueblo con la plena vigencia de la Constitución de 1967 y la convocatoria de elecciones sin cortapisas. Por el contrario, el país sigue regido por una Constitución profundamente adulterada, con el añadido de una catarata de decretos militares, las actas institucionales. Las elecciones se han celebrado con la proscripción del partido comunista bajo su propio nombre, la de jefes partidarios indiscutibles, como el general Líber Seregni, presidente del Frente Amplio, y Wilson Ferreira Aldunate, líder mayoritario del Partido Blanco, éste todavía encarcelado.

Más de 600 presos políticos permanecen en los penales, más de 3.000 ciudadanos no pueden regresar al país a emitir su voto al estar reclamados por la justicia de la dictadura, y otros miles de militantesfrenteamplistas tampoco pueden votar ni ser elegidos. Finalmente, el último Gobierno militar, entre otras cautelas, reserva el derecho de presentar temas al futuro presidente democrático para el nombramiento de jefes de las tres armas y establece que los actuales permanecerán en sus cargos después de la transmisión de poderes en marzo de 1985.

Las Fuerzas Armadas, acaso por deformación profesional, parecen incapaces de retirarse sin practicar una política de tierra quemada sobre los espacios que abandonan a sus adversarios. Así -y máxime si, como se presume, las diferencias electorales entre los grandes partidos son mínimas los blancos podrán aducir en caso de derrota la no concurrencia de Wilson Ferreira, la victoria colorada se erigiría sobre un adversario blanco maniatado; los frenteamplistas siempre podrán aducir que sus votos han sido menos de los que les corresponderían sin proscripciones y sin exilio.

Masiva afluencia e incierto resultado en las primeras elecciones uruguayas tras 11 años de dictadura militar (26-11-1984)

Más del 50% del electorado uruguayo había emitido su voto poco después de las doce de la mañana de ayer en las 7.870 mesas distribuidas en Montevideo (3.542) y en los 18 departamento del interior, en las primeras elecciones democráticas tras 11 años de dictadura militar. El orden público era casi total y el porcentaje de votantes se calculaba en el 90% del censo. Los colegios abrieron sus puertas a las ocho de la mañana y se cerraron a las 19.30 (0.30 de hoy, hora peninsular española). Las primeras proyecciones del Ministerio del Interior sobré un resultado que se presentaba incierto estaban previstas para tres horas más tarde.

Se presumían demoras en las primeras proyecciones solventes, ya que se esperaba que la votación fuera muy apretada entre las tres principales fuerzas políticas: Partido Colorado, Partido Nacional o Blanco y Frente Amplio.Unos 200 periodistas de todo el mundo, excepto África, esperan en Montevideo el comienzo del fin de otra dictadura en el Cono Sur americano. Numerosos observadores políticos han llegado también al país, entre ellos, Elena Flores, secretaria de Relaciones Internacionales del Partido Socialista Obrero Español.

La votación temprana no habrá sorprendido a nadie que haya observado la noche montevideana del sábado. A 13 años de las últimas elecciones nacionales, y tras más de 11 años de dictadura militar, eran palpables las ganas de votar y de pasar la hoja de la malparada aventura castrense. El voto, además, es obligatorio, bajo severas penas de multa, y se estima que la abstención quedará reducida a los censados residentes en el exterior que no hayan podido regresar al país por razones políticas o económicas.

Todavía en la mañana del domingo, llegaban al aeropuerto internacional de Carrasco vuelos fletados procedentes de Venezuela y Brasil, y caravanas de autocares y vehículos particulares convergían sobre Montevideo tras cruzar, desde territorio argentino. los puentes fronterizos sobre las riberas del río Uruguay.

La jornada de reflexión del sábado no fue tal. Suspendida la propaganda política de los diferentes grupos políticos, los montevideanos se echaron a las calles agitando sus emblemas y banderas partidarias y repartiendo las diferentes candidaturas.

A las cuatro de la madrugada del domingo, la avenida Dieciocho de Julio, principal arteria céntrica de la capital, se encontraba bloqueada por cientos de coches y miles de ciudadanos bailando, cantando y riendo, con mayoría visible de la muchachada frenteamplista.

En una radiante noche del final de la primavera austral, prácticamente veraniega, muchos optaron por esperar la apertura de los colegios y los cines electorales en los parques y en las plazas o en las playas de Pocitos y Carrasco, sobre la cornisa costera de la desembocadura del ría de la Plata.

Ni alcohol, ni policía

Desde las 19.30 del sábado, y por 24 horas. se suspendió la venta de alcohol y la policía prácticamente desapareció de las calles. La ley electoral de Uruguay impide la detención de ciudadanos durante las elecciones, salvo que sean encontrados en flagrante comisión de un delito.

De hecho, la vigilancia policial es nula y en las calles de Montevideo se juegan partidas prohibidas de juegos de azar, como el Seven eleven, y en el interior rural del país, apuestas ilícitas a la taba. Los vendedores de lotería instruyen a los jugadores sobre los números correspondientes a sus sueflos: el muerto que habla, la niña bonita, el matrimonio que se rompe o el amor adúltero, corresponden a determinadas terminaciones.

Pese a la festiva masiva afluencia callejera, lo incierto de los pronósticos y la dureza verbal de la campaña electoral, no se produjeron antes de la votación otros incidentes que agresiones y bravuconadas de seguidores del ex presidente Jorge Pacheco Areco -jefe de filas de la minoríacolorada de extrema derecha y candidato presidencial- contra periodistas extranjeros y seguidores de otros partidos.

Las rencillas y conatos de peleas son inmediatamente reducidos por el pueblo en la calle, que garantiza su propio orden. En gran medida, la movilización popular del sábado estuvo motivada por el temor de que el Gobierno militar emitiera por televisión y radio un comunicado final de advertencia al electorado sobre los peligros de la subversión comunista.De haberse producido la intervención, los montevideanos se aprestaban a replicar con un monumental caceroleo.

La presencia física del Estado militar es inexistente. El presidente, teniente general Gregorio Goyo Álvarez, y su ministro del Interior, general Rapella, votaron vestidos de civil. Rapella guardó cola en su colegio electoral como los demás votantes, y Goyo Álvarez declaró a Radio El Espectador que, fueran cuales fueren los resultados electorales, no pensaba abandonar la presidencia hasta el 1 de marzo de 1985, derecho constitucional que le ampararía en el supuesto de que la Constitución de 1977 estuviera vigente.

Los últimos sondeos de opinión, históricamente infiables, continúan dando una apretada victoria al Partido Colorado, dirigido por el abogado Julio María Sanguinetti, gracias a los votos que le aportará el candidato derechista de su propio partido, Jorge Pacheco Areco. La intendencia (alcaldía) de Montevideo, según tales encuestas, se dirimiría entrecolorados y frenteamplistas, con ligera ventaja para los últimos.

Aun así, un 14% de indecisos, dados los escasos márgenes interpartidarios, podría volcar el resultado por cualquiera de las tres grandes agrupaciones. Y, en cualquier caso, no puede descartarse un triunfo nacional del Partido Blanco, -tenido por improbable- , pese al encarcelamiento de su líder, Wilson Ferreira Aldunate, detenido a su llegada al país, el. pasado 16 de junio, tras 11 años de exilio.

25/11/84

La campaña uruguaya finaliza plagada de incidentes personales (25-11-1984)

Como en un signo de mal agüero por las elecciones recortadas de hoy en Uruguay, la campaña electoral ha sido una sucesión de pequeños desastres: Fernando Ollú, miembro destacado de la dirección blanca y estrecho colaborador de Wilson Ferreira, murió súbitamente; Julio María Sanguinetti, candidato presidencial por la mayoría colorada, tuvo que ser operado de apendicitis; Jorge Pacheco Areco, candidato a la presidencia por la minoría ultraderechista de los colorados, sufrió un pinzamiento discal y una infección subsiguiente que aún le tiene maltrecho.

Los choques, vuelcos y despeñamientos vehiculares de los candidatos han sido cotidianos y Juan Carlos Paysee y Cristina Maeso, postulantes a la presidencia y vicepresidencia de la nación por una de las minorías del Partido Blanco, tuvieron que suspender su campaña tras precipitarse por un barranco; José d'Elía, el sindicalista que aspira a la vicepresidencia por el Frente Amplio, fue derrotado por una hepatitis, y el candidato presidencial por la Unión Patriótica, el ministro de la dictadura coronel Volentini, murió de un ataque cerebral el pasado jueves ante los micrófonos abiertos de la emisora de radio.Pero ni la bufa ni las libertades regateadas -proscrito el partido comunista y dos de los tres principales líderes políticos- han restado a estas fechas alegría y emotividad. Como contrapunto al siempre bullicioso Buenos Aires, Montevideo es una capital sosegada, provinciana, de escasa vida.

Estos días su fisonomía no es reconocible: la avenida del Dieciocho de Julio -por la fecha de la Constitución- es un hervor de banderas, pegatinas y pasquines, carromatos que asan choripanes, baluartes partidarios que ofrecen las listas de votación, puestecillos de fortuna donde puede adquirirse toda la iconografía ideológica o la efigie pirograbada en cuero de Ernesto Guevara de la Serna; los altavoces florecidos en los árboles escupen sus lemas y sus musiquillas ripiosas ("Zumarán, / Zumarán, los uruguayos, / Zumarán", "Sanguineti, el presidente; / Vasconcellos, el intendente", "De frente, de frente, / vote de frente"). En las veredas cantan o representan piezas cortas los artistas del Frente Amplio y los apaleados pendejos de Wilson Ferreira acampan frente a la Corte-Suprema de Justicia esperando la noticia de la liberación de su líder.

Desde hace dos días, a la ciudad de Salto y Paysandú arriban caravanas de autobuses que cruzan desde Argentina los puentes internacionales del fronterizo río Uruguay; los vapores de la carrera Buenos Aires-Montevideo y los aliscafos Buenos Aires-Colonia surcan abarrotados el achocolatado Río de la Plata. El puente aéreo entre los aeródromos de Aeroparque y Carrasco tenía sus reservas completas desde hace un mes: el Gobierno argentino de Alfonsín ha hecho festivo el viernes y el sábado y mañana lunes para todos los uruguayos que presenten en sus empresas el justificante electoral.

La gobernación socialista de Ríos financió el flete de los autocares que ayer cruzaban los pasos fronterizos brasileños de Río Branco. Las líneas aéreas europeas llegan por primera vez a Montevideo con el pasaje completo. Los hoteles no tienen habitaciones libres. Aun así, la saturación del transporte no ha permitido que más de 50.000 emigrados o exiliados ingresen al país para los sufragios de hoy. Otros, como Mario Benedetti, aún perseguidos por la dictadura, habrán de esperar a lo que ocurra tras el primero de marzo, fecha de la transmisión de poderes.

Resultados, mañana

A las dos de la madrugada del lunes se conocerán los resultados electorales, y la recta final, cabeza a cabeza, entre colorados, blancos y frenteamplistas, no permitirá hacer cábalas en los primeros tramos del escrutinio. En Uruguay, 10.000 votos montevideanos pueden dirimir una elección presidencial. Hay sondeos de opinión que oscilan profesionalmente entre la nigromancia y la escrutación de vísceras de las palomas. El instituto Gallup-Uruguay, el más solvente, adelantó en 1980 el triunfo de la reforma constitucional que plebiscitaron los militares, y en 1982, la victoria de las candidaturas oficialistas en las elecciones internas de los tres partidos entonces tolerados. Se ignora si por impericia o venalidad.En los penales de Punta Carretas, Punta Rieles, y Libertad esperan ya envejecidos, bastantes cancerosos y no pocos enloquecidos, más de 600 presos políticos, encabezados por el jefe tupamaro Sendic, quien, por medio de su hermano, ha saludado y bendecido la recuperación pacífica de la democracia.

La cotización del dólar americano sube cada día desde hace una semana ante las colas en las ventanillas cambiarias de los bancos y, si ganara el Partido Blanco o el Frente Amplio, el Gobierno habrá de decretar mañana feriado bancario si quiere evitar una estampida monetaria. Los militares han dado charlas electorales a sus soldados -todos profesionales, en Uruguay no hay reclutas-, en un intento de orientar los 68.000 votos uniformados. El episcopado uruguayo -capitidisminuido en una sociedad eminentemente culta y laica- lo ha condenado casi todo en su última pastoral, menos los casi 12 años de dictadura castrense.

Las infinitas radios montevideanas han montado dúplex para informar simultáneamente a la población de la jornada electoral de los orientales y del plebiscito sobre el canal del Beagle de los argentinos para sellar la paz con Chile. A trancas y barrancas, mal que bien, con un inciertísimo porvenir económico, pero entre canciones y paz, la civilización regresa hoy a esta orilla del Río de la Plata.

Un candidato y dos vicariatos (25-11-1984)

Hoy, desde el alba hasta el cierre de los colegios electorales, pararán las ruletas de los casinos de Montevideo y Punta del Este y quedará suspendida en todo Uruguay la venta de bebidas alcohólicas. Por primera vez desde 1971 y tras cerca de 12 años de dictadura militar, los uruguayos harán cola -el voto es obligatorio- ante sus urnas de metal, distribuidas por el Ejército, para elegir, en una libertad maltrecha y mutilada, al presidente de la República, diputados, senadores, intendentes (alcaldes) y ediles que habrán de gobernarles.

Sólo tres grandes formaciones políticas uruguayas tienen posibilidades de llegar a la presidencia de la República: colorados, blancos y lacoalición de izquierdas Frente Amplio. A su vez, son capitaneadas por las tres principales figuras políticas del país: Julio María Sanguinetti, Wilson Ferreira y el general Líber Seregni. De entre ellos, sólo el primero ha podido presentar su candidatura sin trabas; Wilson Ferreira se encuentra en una prisión militar desde su regreso a Uruguay, hace cinco meses; el general Seregni, tras ocho años de prisión, permanece proscrito políticamente e inhabilitado para votar y ser elegido. En nombre de cada uno de los proscritos postulan dos vicarios: Alberto Zumarán, un recién llegado a la política uruguaya, y el ginecólogo Juan José Crottogini, que ha ayudado a nacer a medio país.Sanguinetti, abogado, de 46 años, casado con una publicista, con hijos, representa el papel más desairado en estas elecciones repletas de prohibiciones y cautelas militares. Pero también es quien tiene mayores posibilidades de alzarse con el triunfo en los comicios de hoy. Propietario de unas desmesuradas y alborotadas cejas, campechano, con algo de camionero de ruta en su aspecto, es asesor de empresas y mantiene excelentes relaciones con la embajada estadounidense, de la que se sospecha lo patrocina. Buen conocedor de la pintura y el teatro, ha sido el paladín de la concertación con los militares para llegar a estas elecciones.

Fascinado por el papel de Adolfo Suárez en la transición española, Sanguinetti se vio obligado a dejar jirones de su identidad política a fuerza de contemporizar con los militares y hacerles concesiones. Sus antecedentes como ministro en los Gobiernos colorados previos al golpe de Estado de 1973 permiten ubicarle en la derecha de su propio partido, sin llegar al poujadismo del también colorado y ex presidente Jorge Pacheco Areco, un aficionado al boxeo y a las botellas con fuerte gradación alcohólica.

Sanguinetti, siendo ministro de Educación, tuvo una desafortunada intervención en la vida académica como propulsor de una ley severamente restrictiva de la autonomía universitaria; no obstante, el candidato colorado tampoco es la figura groseramente continuista que sus adversarios le reprochan. Fue un sincero debelador de la dictadura, y sus pecados consisten en un exceso de prudencia y pragmatismo y en haber hecho a los militares más concesiones de las que por su fuerza y crédito tenían derecho. Antiguo duelista a sable, su enfrentamiento con Wilson Ferreira trasciende la querella ideológica para penetrar en el choque personal con quien ya le ha arrebatado desde el exilio y la cárcel las banderas de centro-izquierda que históricamente le pertenecían.

Wilson Ferreira, hacendado, de 66 años, casado y con tres hijos, es sin lugar a dudas la figura más polémica de Uruguay. Buen orador populista, dotado de un desgarbado encanto personal, superior al de Sanguinetti o Seregni, con más del 80% del Partido Blanco en sus manos, no tiene para sus conciudadanos término medio: o se le idolatra o se le odia. Para sus partidarios es el símbolo de la dignidad civil, por su terco enfrentamiento a la dictadura y sus planteamientos rupturistas, y para sus adversarios es un aventurero político que dirige con charlatanería de izquierda un partido conservador. Su reputación de hombre físicamente cobarde es entre sus enemigos tal que hace pensar en la capacidad de Wilson Ferreira para generar aborrecimientos personales.

Nunca se batió, aduciendo su condición de católico (en Uruguay el duelo es legal), y al día siguiente del golpe de Estado escapó del país en una avioneta junto con su esposa. Carreteando el aparato por una pista vigilada por el Ejército, tirada la pareja en el piso, Wilson apretó la cabeza de su mujer: "No me dirás que te he dado una vida aburrida". En 1976, la dictadura envió sicarios a Buenos Aires para matarle; asesinaron al senador Michelini y al ex presidente de la asamblea Gutiérrez Ruiz; por tres veces en aquella misma noche los pistoleros llegaron 15 minutos tarde a locales que acababa de abandonar el líderblanco. Bestia negra de los militares uruguayos, aún más que el general Seregni, la dictadura se cuidó muy bien de que permaneciera en prisión hasta pasadas las elecciones de hoy.

Su vicario electoral es el abogado, de 44 años, Alberto Zumarán, casado, con cinco hijos, propietario de una hacienda, con escasa experiencia política, pero dotado de notable sentido común y dotes oratorias. El panza, por su leve obesidad abdominal, o el espíritu santo(porque habla en nombre del padre y del hijo, por Wilson y su vástago Juan Raúl), según la chismografía montevideana, no pretende engañar a nadie sobre su condición de postulante sustitutivo, o de futuro presidente interino, hasta que su jefe pueda concurrir libremente a unos comicios.

La 'bola negra'

El general Líber Seregni, casado, con dos hijas, próximo a unos cuidadísimos 70 años ("mi única autoconsigna en la cárcel fue la del Ejército francés: mantenerse"), es el paradigma de un sector de las fuerzas armadas uruguayas nada convencional. La Marina intentó resistir el golpe de 1973, y coroneles y generales del Ejército de Tierra -como Seregni y el general Licandro- pagaron con años de cárcel y servicias su defensa de la Constitución.

Seregni, el más dotado y brillante militar uruguayo de que se tiene memoria, fue siempre una bola negra en la apagada vida castrense del país. Interesado por numerosas facetas de la cultura, frecuentaba tertulias políticas, intelectuales y artísticas, y consolidó mucho antes de la creación del Frente Amplio, en 1969, una excelente reputación decomunista secreto que le acompaña desde entonces. Coprotagonista del último duelo a pistolas celebrado en Montevideo, siempre atildado, erguido, consciente de su dignidad personal, todavía muy militar, es adorado por la juventud uruguaya, a la que dirige con oratoria didáctica. Su pragmatismo y su carisma le permiten presidir una coalición electoral de cinco partidos, nueve agrupaciones menores y una catarata de independientes denominada maledicentemente colcha de retazos.

Su vicario es el doctor Juan José Crottogini, de 76 años, casado y con una hija, ginecólogo, ex decano de su facultad y ex rector de la universidad montevideana, introductor del Papanicolau en Uruguay y hombre conocidísimo en el país, no tanto por sus indiscutibles méritos científicos, como por haber ayudado a traer al mundo a media nación, incluido Juan Raúl Ferreira. Es un amable patriarca que ya acompañó a Seregni como candidato a la vicepresidencia en las últimas elecciones (1971) y que demostró su coraje y su capacidad dirigiendo el Frente Amplio durante la clandestinidad y la prisión del general Seregni.