Ernesto Sábato, deportivo y
juvenil, bastante menos malhumorado que de costumbre, recibe visitas
inecesantes y contesta llamadas telefónicas de medio mundo, junto a su esposa,
que va desparramando amables cafés, en su casa forrada de libros, plantada de
árboles y enredaderas, allá donde el viento da la vuelta, fuera de la ciudad,
ya en la provincia y es lo que se entiende por el Gran Buenos Aires. "Mis
libros han sido como explosiones interiores", dijo Sábato a este periódico
ayer en su domicilio. "He escrito para salvarme."
La razón, de Jacobo
Timerman, se atrevió premonitoriamente a anunciar en su primera página del
sábado la concesión del premio Cervantes a Sábato, y éste solo se veía aliviado
ayer, precisamente en el primer aniversario de la nueva democracia argentina y
en el día de los derechos humanos, por la huelga de 48 horas de todas las
emisoras privadas de radio porteñas.Le ha llamado el ministro español de
Cultura, Javier Solana, y Luis Yáñez, presidente del Instituto Iberoamericano
de Cooperación. También ha telefoneado Rafael Alberti. Sábalo sabe por
periodistas españoles de la satisfacción de Camilo José Cela por el fallo del
jurado. "Me reconforta porque soy un gran admirador de la obra de Cela y
porque estoy seguro de que el próximo premio Cervantes será para él".
En el recibidor, Sábato
muestra un diccionario de la Real Academia Española de la Lengua autografiado
por Raúl Alfonsín. Fue uno de los regalos que el presidente trajo de España, no
recuerda si del Rey o de Felipe González, y que aquél regaló a su vez en agradecimiento
al presidente de la Comisión Nacional sobre Desaparición de personas.
Nuestra base es española
Se le advierte emocionado
por todas las muestras de afecto que están llegando desde España.
Pregunta. A que no le llamó Borges
Respuesta Por favor, no hablemos de estas cosas. No
tiene ninguna importancia Y además, Borges nunca llama a nadie.
P. Seguro que está atendiendo más periodistas
españoles que argentinos.
R. Pero eso es un defecto heredado de ustedes.
En los argentinos convergen cuatro fuerzas: españoles, italianos, judíos y
árabes; y la suma de todos ellos provoca cierto negativismo. Pero nuestra base
es española, con todo lo bueno y lo malo. Tampoco me haga usted mucho caso;
esto de las referencias es como los mapas: son útiles en tanto en cuanto son
falsos.
P. ¿Van a reprocharle, don Ernesto, una
hipotética influencia política en este premio por su actividad en el último
año?
R. El Nobel está claro que se concede en
ocasiones por motivaciones políticas, pero me parece que el Cervantes es ajeno
a estas consideraciones. Y espero, además, que mi obra literatira signifique
algo, que haya' pesado en el ánimo de los jurados.
He escrito para no morirme
P. Hace bastante que no edita, ¿está
escribiendo alguna obra?
R. Mi último libro, un ensayo, fue Apologías y rechazos,
creo que en 1980. No, ahora no preparo nada. Como usted sabe, tengo serios
problemas con mi vista y me he pasado a la pintura. Puedo leer poco y por
breves espacios de tiempo. Padezco una afección en el humor vítreo y mis
retinas están muy delicadas. Y no sé escribir sin leer lo que escribo,
particularmente novela. El ensayo acaso sí podría dictarlo, pero desde luego,
la novela no.
P. En cualquier caso, ha sido usted un escritor
muy perezoso.
R. Es que yo todo lo he escrito bajo peligro de
muerte; yo he escrito literalmente para no morirme. Soy muy autodestructivo y
he arrojado muchas páginas al fuego de la chimenea. Pero siempre mis libros han
sido como explosiones
interiores. He escrito para
salvarme. También, quizá, padezca de alguna abulia metafísica; hasta los
artículos de prensa los escribo a regañadientes.
Escolta permanente
Miembros de la Policía
Federal vigilan visiblemente la casa del escritor y filtran las visitas.
Ernesto Sábato fue amenazado de muerte por parte de la Triple A durante el
mandato constitucional de Isabelita Perón, después bajo la dictadura militar y,
ahora -muy seriamente- tras su presidencia de la comisión sobre desaparición de
personas. Una escolta permanente de la Policía Federal le acompaña en todos sus
desplazamientos.
P. Podremos reprocharle su aparente pereza,
pero no su cobardía cívica.
R. Sería el peor insulto que podrían hacerme.
Siempre he admirado el coraje en el hombre y quisiera ser merecedor de este
elogio. Cuando el presidente Alfonsín me telefoneó una noche para ofrecerme la
presidencia de la comisión no tuve dudas, acepté de inmediato, aún conociendo
la responsabilidad moral y física que me correspondería. Ni podía ni debía
negarme.
P. Parecería por su obra, por su pesimismo
sobre la condición del hombre, que estuviera predestinado para indagar el
último horror argentino.
R. Sí, toda mi obra es una indagación del mal,
del mundo de las tinieblas, sobre la muerte, sobre los problemas últimos de la
condición humana. Los meses al frente de la comisión han sido, sin embargo, una
experiencia terrible, para mí catastrófica, que me ha puesto al borde del
colapso espiritual y físico. Hemos descubierto prácticas horribles.
"Los regímenes
políticos deben abominar de la tortura" -añade-; "el imperativo de no
torturar debe ser categórico, no hipotético; la tortura es un mal absoluto, no
relativo, y no existen torturas malas o torturas beneficiosas según el sistema
político que las aplique."
"Pero aunque nada de lo
que pueda hacer el hombre me sorprende" dice, "hemos encontrado
esquinas del horror incomprensibles: la maldad por la maldad misma, sin la
necesidad de obtener algún beneficio ulterior. A1 menos sabemos que Argentina
ha tocado fondo y que ahora podremos recomponer nuestra salud espiritual.
Sobre héroes y tumbas
En una autoentrevista que el
escritor concedió a la revista Guadiana en 1977 -es decir que él mismo se hacia
también las preguntas-, Sábato dijo que Sobre
héroes y tumbas es su
obra más representativa. "Es una novela que ha sido escrita a lo largo de
diez años de dudas, de angustias, después de haber sufrido y meditado mucho
sobre la existencia. No sé lo que valdrá literariamente, pero sí puedo decir
que es una obra escrita con desgarramiento."
"Soy perfectamente
consciente de los infinitos defectos que tiene todo lo que escribo -añadía-,
así que ése es uno de los motivos principales por los cuales siempre he querido
destruir lo que hago. Si me preguntan si es la que más me gusta, tampoco puedo
decirlo. Gustarme, no me termina de gustar nada y además piensa que este tipo
de literatura no tiene por qué gustar."
Uslar Pietri
Al escritor venezolano
Arturo Uslar Pietri, uno de los candidatos a recibir el Premio Cervantes, le
parece "muy bien" que le hayan dado el galardón a Ernesto Sábato,
aunque, en declaraciones a Eje en Caracas, "pensaba que este año sí podía
ganar". Pietri fue candidato de 10 academias el año pasado y este año lo
fue de cinco: las de México, Chile, Perú, Salvador y Filipinas. El año pasado,
cuando le dieron el premio a Rafael Alberti, la academia venezolana, postulante
de este escritor, tuvo intención de protestar porque 1a candidatura había sido
presentada fuera de plazo, pero el escritor disuadió a los académicos
venezolanos.