31/8/85

La huelga general en Argentina se limitó al cinturón industrial de Buenos Aires (31-8-1985)

La huelga general convocada para el jueves por la Confederación General del Trabajo (CGT) argentina puede considerarse como un fracaso, ya que se limitó al cinturón industrial de Buenos Aires; no así la concentración cegetista celebrada el mismo día en el centro porteño, que reunió a más de un centenar de miles de personas.

La huelga general se circunscribió prácticamente al cinturón industrial del Gran Buenos Aires, en el que paró el 70% de los grandes centros fabriles; en la capital federal, el absentismo laboral no superó el 16% de la población activa. Los transportes de superficie -no convocados a la huelga- funcionaron con su habitual regularidad, y la huelga fue mayoritariamente ignorada por el comercio, los docentes y los trabajadores públicos.En el interior del país, el paro sólo tuvo una incidencia importante en Santa Fe y Rosario -sobre 22 provincias-, y el Gobierno provincial de Entrerríos declaró la huelga ilegal. Sólo se registraron incidentes en Tucumán, donde un autobús fue tiroteado desde la sede del sindicato de plásticos, resultando herido su conductor. La policía provincial cercó el edificio y detuvo a sus ocupantes, entre ellos a varios dirigentes peronistas y cegetistas y a un senador justicialista de la provincia.

La capital federal, excepción hecha del puerto, cuyos accesos quedaron cerrados por la prefectura naval, vivió una jornada absolutamente normal: se distribuyó el correo, funcionaron los teléfonos por operadores, la radio y la televisión mantuvieron sus programas grabados y en directo, se elaboraron sin problemas los diarios, funcionaron el subte -el metro-, los taxis, los autobuses y los trenes, abrieron las puertas los restaurantes y las infinitas confiterías -cafeterías- de la gran ciudad, los bancos atendieron a sus clientes y los eternos trámites burocráticos no detuvieron su cansino peregrinar por los despachos de la Administración.

No fue así a las tres de la tarde, cuando columnas de autobuses y camiones procedentes del paralizado cinturón industrial y del interior de la provincia bonaerense convergieron sobre el centro de la capital concentrándose en la avenida Nueve de Julio, al pie del gran obelisco que simboliza a la ciudad, para escuchar a los cosecretarios de la CGT, Saúl Ubaldini y Osvaldo Borda. Los organizadores del acto cifraron la concurrencia en 350.000 personas; la agencia Diarios y Noticias la estimó por cuadriculación en 120.000, y la agencia Noticias Argentinas elevó la última cifra hasta 150.000.

Discurso de Ubaldini

Saúl Ubaldini, interrumpido constantemente por los cánticos sincopados de "¡gorilón, gorilón, / gorilón, gorilón, / salí de la Rosada, que es la casa de Perón!", "iolelé, olalá, / si el Fondo quiere plata, que se ponga a laburar!", o "¡el que no salte es un radical!" -y hasta Ubaldini, en la tribuna y frente al micrófono, se puso a dar saltos-, pronunció un discurso efectista, animador de la multitud que le escuchaba, dialogando chistosamente con ella, con continuas referencias al helicóptero de la Policía Federal que sobrevolaba la concentración -"debe de ser el ministro del Interior, que es corto de vista"-, y fuertemente crítico con "la usura internacional" y el Fondo Monetario.Resaltó el crecimiento del número de desempleados, la caída del salario real, la desigualdad en la atención a las provincias, y afirmó que las exigencias de la CGT eran desoídas por el Gobierno; "les vamos a enviar el próximo memorándum", gritó, "en inglés, a ver si así lo entienden". Ya definitivamente entregado al coro de manifestantes, aludió al Plan Alimentario Nacional (PAN) -distribución gratuita de alimentos organizada por el Gobierno y entregados a las amas de casa en situación precaria- en los siguientes términos: "No queremos la limosna del Gobierno radical; que se metan en el culo todas las cajas del PAN".

30/8/85

Escasa incidencia inicial de la huelga general convocada por la CGT argentina (30-8-1985)

Hasta última hora de la tarde del jueves la respuesta a la orden de huelga general decretada por la Confederación General del Trabajo argentina (CGT) era escasa y confusa.Las radios y estaciones de televisión emiten normalmente, y en las redacciones de los diarios se discute en medio de fuertes enfrentamientos el acatamiento de la huelga; el servicio telefónico nacional e internacional por operadores trabaja como de costumbre -caóticamente, pero trabaja-, y el comercio ha abierto sus puertas.

Las primeras impresiones sugieren que hasta un 60% del profesorado ha concurrido a sus aulas, pese a la adscripción a la huelga de sus gremios, aunque muchos padres no enviaron a sus hijos a los colegios en el entendimiento de que los maestros no concurrirían a las clases.

El transporte de superficie funciona con toda normalidad por dos razones, una principal y otra secundaria. La principal reside en que este transporte es privado con un elevado número de autopatronos que sólo secundan las huelgas en casos realmente extremos y sentidos, y éste no lo es. La razón secundaria estriba en que la Central General del Trabajo ordenó a los trabajadores de automotores trabajar para poder trasladar y devolver a sus hogares a los concentrados en el microcentro urbano porteño para escuchar a los cosecretarios generales de la central sindical, Ubaldini y Borda.

Con esta medida, la Central General de Trabajo garantiza la asistencia a su concentración de las tres de la tarde y escamotea la comprobada realidad de que los transportistas no secundan sus huelgas. Respecto al transporte aéreo, Aerolíneas Argentinas se ha visto obligada a retrasar vuelos nacionales e internacionales ante la huelga de sólo uno de los seis gremios que integran la empresa.

Libertades sindicales

El ministro de Trabajo argentino ha declarado que la huelga -la tercera organizada por la Central General del Trabajo en 20 meses de gobierno democrático- será aceptada como legal y que el Gobierno defenderá a ultranza las libertades sindicales. No obstante, ha recordado que a todos los funcionarios públicos que secunden el paro les será descontada su jornada laboral.

La Central General del Trabajo, insegura sobre los resultados de su nueva prueba de fuerza y contestada desde muchos sectores del propio peronismo, estableció un extraño marco huelguístico, entre las once de la mañana y las once de la noche, dentro del cual cada gremio podía escoger el horario de su demostración huelguística: los más extremistas aspiran a parar las 12 horas, y los menos convencidos han organizado paros demostrativos de una hora por turno de trabajo.

En la concentración vespertina, los cosecretarios de la CGT, Ubaldini y Borda, insistirán en que la recuperación económica argentina pasa por una moratoria unilateral de pagos de intereses y capital de la deuda externa, en la creciente desocupación y en la caída del salario real. La concentración, sin lugar a ningún género de dudas, es el comienzo de la campaña peronista para las elecciones legislativas parciales del 3 de noviembre.

29/8/85

Escasas expectativas de éxito de la huelga convocada para hoy en Argentina por la central sindical peronista (29-8-1985)

La Confederación General del Trabajo (CGT) fuerza hoy su tercera huelga general contra la política económica del Gobierno de Raúl Alfonsín. La CGT ha ido perdiendo fuerza en sus convocatorias anteriores, y se espera -incluso desde sectores significativos del peronismo- que la huelga general de hoy alcance a menos del 50% de la población asalariada.Así también debe temerlo la dirección de la CGT, por cuanto la huelga general ha sido devaluada a media jornada, e incluso en algunos sectores industriales a paros de una hora por cada turno. Desde diferentes frentes políticos se considera esta huelga como un error y como una pataleta personal de Saúl Ubaldini, el menos desprestigiado de los cuatro cosecretarios de la CGT unificada.

Un error, por cuanto es masiva la aceptación popular del plan antiinflacionista del Gobierno, del congelamiento de precios y salarios y de todos los sacrificios que conlleva estrangular la hiperinflación. Los numerosos despidos que se están produciendo en las empresas son achacados popularmente antes a la insolidaridad de la gran patronal que a la complacencia del Gobierno.

Una pataleta personal, por cuanto, en el cuadro de la descomposición peronista, Ubaldini estaba perdiendo protagonismo a manos de Lorenzo Miguel, capo de los sindicatos de obediencia justicialista, quien ha comenzado un firme acercamiento político hacia Raúl Alfonsín.

Varios sindicatos cegetistas han roto la disciplina de grupo, anunciando públicamente que no secundarán la huelga, y hasta las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo -en malísimas relaciones con el Gobierno- la han repudiado, condenando además a la mafia burocrática que controla los gremíos y que no supo hacer huelgas generales contra la dictadura militar que gobernaba el país hace 20 meses.
Obregón Cano, condenado

Por otra parte, se ha producido el primer contrabalanceo de las futuras sentencias a las tres primeras Juntas Militares argentinas: un juez federal acaba de condenar a 10 años de prisión a Ricardo Obregón Cano por asociación ilíciIta como jefe del Movimiento Montoneros.

Obregón Cano, odontólogo de 66 años, casado y con cuatro hijos, perteneciente a la izquierda peronista, fue elegido gobernador de Córdoba -la segunda provincia del país- en las elecciones generales de 1973, que dieron el triunfo al peronismo bajo la efímera presidencia del doctor Héctor Cámpora como delegado del general. Un año después, y ante la sublevación de la policía cordobesa, que exigía su destitución, el propio Domingo Perón, ya presidente, intervenía federalmente la provincia. En agosto de 1974, Obregón Cano se autoexilió en México deviniendo en el jefe ideológico de los montoneros, mientras Mario Eduardo Firmenich, en el interior, se ocupaba de la dirección militar.

Obregón Cano regresó al país el pasado año, siendo encarcelado de inmediato. Virmenich fue extraditado por Brasil y espera en prisión su condena, que será, sin lugar a dudas, aún más dura que la de Obregón. Al margen de la bondad o desacierto de esta primera sentencia contra la izquierda subversiva, es cierto que facilitará los próximos fallos judic iales contra la otra subversión: el terrorismo de Estado militar.

27/8/85

Se desvanece la oleada de ovni registrada la semana pasada en el Cono Sur americano (27-8-1985)

La oleada de avistamientos de objetos voladores no identificados (OVNI) registrada en Argentina y Chile declinó la pasada semana en sus hasta ahora últimos coletazos. En las Cataratas del Iguazú, en la raya fronteriza entre Brasil, Argentina y Paraguay, un ovni ovoidal dotado de tres patas pudo ser contemplado por cientos de personas y detectado por el control de tráfico aéreo brasileño de Foz de Igúazú.El platívolo recorrió durante horas el Estado brasileño de Paraná y la provincia argentina de Entre Ríos.

En Santiago de Chile se. produjeron fenómenos auditivos de gran intensidad, atribuibles, como hipótesis, por astrónomos de la universidad de Chile a objetos voladores no identificados; la Dirección Meteorológica precisó que los tres grandes estampidos no eran fruto de ningun fenómeno atmosférico, la policía negó que se hubieran producido explosiones en tierra, el Ejécito desmintió que fueran ocasionados por prácticas artilleras y la Fuerza Aérea aseguró no tener ningún aparato de reacción ultrasónico en vuelo cuando se escucharon las explosiones.

Búsqueda del meteorito

Por lo demás, continúa la búsqueda -en los cerros Calchaquíes, de las provincias norteñas argentinas de Tucumán y Salta- del meteoro caído en la zona el pasado 18 de agosto. Los reconocimientos aéreos han resultado infructuosos por lo revuelto y arriscado del terreno, con valles cubiertos de niebla espesa.

Puede tardarse semanas o meses en explorar a lomos de mula la ,vasta zona donde pudo haber caído el meteoro.

Baste describir que en estos desolados territorios desapareció una de las más desdichadas e ignotas guerrillas latinoamericanas de los años sesenta. Jorge Ricardo Masetti, periodista argentino, uno de los fundadores de Prensa Latina, organizó un foco guerrillero en Salta bajo el apelativo de Comandante Segundo: el Comandante Primero sería el propio Che. Masetti y sus 30 hombres, tras algunos combates inciertos con el Ejército argentino, se internaron en estas montañas deshabitadas y no volvieron a aparecer jamás.

Autoridades aéreas y meteorológicas descartan que pudiera tratarse de un accidente de aviación o de un fenómeno óptico o meteorológico y las policías salteña y tucumana han recabado suficientes testimonios coherentes y distantes, como para apreciar su veracidad, sobre la caída de un objeto celeste. Dos expertos estadounidenses de la NASA han llegado a San Miguel de Tucumán para recabar información.

Habitantes del poblado tucumano de Hulinchy han relatado que lo primero anormal que pudieron detectar fue la reacción de los animales domésticos. Las gallinas, despavoridas, intentaron alzar su imposible vuelo hacia los árboles, y los perros comenzaron a llorar.

Momentos después, cayó lentamente una bola de fuego que sacudió las entrañas de la tierra en dos provincias y en 150 kilómetros a la redonda.

Devuelta a su abuela la hija de una desaparecida adoptada por un jefe de la Triple A argentina (27-8-1985)

La Policía Federal argentina detuvo en la madrugada del sábado a Eduardo Ruffo, el hombre más buscado del país, a su esposa y a otras cinco personas que le acompañaban en una quinta en las afueras de Buenos Aires. Se les acusó, entre otros hechos criminales, de haber inscrito como su hija a una niña cuya madre está desaparecida, y que ha sido devuelta a su abuela, una argentina nacionalizada española. Ruffo está considerado como el lugarteniente de Aníbal Gordon, ya detenido, al frente de la Alianza Anticomunista Argentina (Triple A).

A Ruffo se le relaciona con Raúl Guglielminetti (detenido en España bajo petición argentina de extradición) y con el general Otto Paladino (también detenido), ex director de la Secretaría de Informaciones del Estado (SIDE) bajo la dictadura militar. Todos ellos habían organizado la Triple A, responsable de un número indeterminado de asesinatos y violaciones de los derechos humanos desde 1973. Durante los dos últimos años, tanto a Ruffo como a Guglielminetti se les responsabiliza de varios asesinatos y secuestros.La importancia de esta detención reside en que la Triple A ha que dado descabezada y en que termina de probar la anunciada decisión del Ministerio del, Interior argentino de perseguir, sin, desmayo a sus integrantes.

Otro aspecto de la detención, de Ruffo y su banda ha conmocionado hondamente a los argentinos: el hallazgo de uno de los 182 niños desaparecidos durante la guerra sucia contra la subversión.

El 2 de abril de 1976, Graciela Rutilo Artés, de 19 años, nacida en Perú , hija de un argentino de origen español, fue soecuestrada en Oruro (Bolivia) junto a su marido y su hija Carla Gracia, de nueve meses. La policía del entonces dictador boliviano, Hugo Bánzer, entregó el matrimonio a sus colegas argentinos, teniéndose la certeza de que el marido fue asesinado en el momento de la entrega fronteriza. Carla quedó asilada en el orfelinato Villa Fátima, de La Paz.

El 25 de agosto de 1976, la niña desaparece del orfelinato boliviano, para reaparecer a los pocos días en el chupadero Automóviles Orletti, en la capital federal argentina, donde el general Paladino, Gordon y Ruffo ocultaban a los ,desaparecidos en nombre de la Triple A y donde era torturada la madre de la niña, aquélla dada ya por desaparecida y muerta.

Compromiso de Alfonsín

En 1977, Ruffo, cuya esposa es estéril, adopta legalmente a Carla bajo el nombre de Gina Amanda Ruffo Cordero. Matilde Artés, la abuela materna, se exilió en España, nacionalizándose, y devino en la heroína de esta sórdida historia: peleó ante las autoridades españolas y ante los organismos internacionales, habló con el Rey de España y con el presidente Raúl Alfonsín cuando éste visitó Madrid: "Tengo una nieta que también se llama Carla", le dijo, "y le juro, señora, que buscaré a su nieta como si fuera la mía".

Hace un año, la abuela regresó a la Argentina con su más preciada posesión: una huella de la planta del pie de su nieta tomada al nacer. Las Abuelas de Plaza de Mayo admiten tener noticias desde entonces de que Carla se encontraba en manos de uno de los presuntos asesinos de sus padres.

El juez federal Fernando Archimbal, ante las secuencias fotográficas, pruebas testimoniales, huellas de los pies y hasta ante el innegable parecido físico entre la nieta y la abuela, ordenó restituir su identidad a Carla y entregarla a la madre de su madre. El juez, llorando, instruyó brevemente a la niña -ya cerca de los 10 años- sobre su situación y la hizo fundirse en un abrazo con su abuela.

José Luis Messía, embajador de España, dispuso habitaciones en nuestra representación diplomática, a petición de Matilde Artés, quien, sin medios de vivienda propios en Buenos Aires, necesitaba un lugar de privacidad para ella y su nieta en los primeros y difíciles días del reencuentro.

La Prensa ha respetado las instrucciones del juez, de las Abuelas de Plaza de Mayo y de los psiquiatras y ha dejado en paz a una niña de 10 años a la que se debe explicar suavemente que su padre fue, presumiblemente, el secuestrador, torturador y asesino de sus padres.

25/8/85

Los peronistas forman, a la desesperada, un frente nacional (25-8-1985)

El movimiento justicialista constituyó en la noche del viernes un Frente Justicialista de Liberación (Frejuli), remedo del que llevó al poder al general Perón en las penúltimas elecciones democráticas de 1973. El frentismo tiene dos objetivos: paralizar una iniciativa análoga de Antonio Caffiero, enfrentado al secretario general peronista, Herminio Iglesias, e intentar detener patéticamente la caída en picado de las expectativas electorales del justicialismo.

El peronismo ha formado, un frente con todos los esqueletos políticos de la nación: el Movimiento de Integración y Desarrollo (MID), del ex presidente Arturo Frondizzi; el Frente de Izquierda Popular, el Socialismo Auténtico, la Confederación Socialista, el Partido Conservador Popular, la Unión Popular, la Unión Cívica Principista, el Movimiento Nacionalista Constitucional, el Partido de la Independencia, el Partido Laborista la Confederación Republicana y el Frente Nacional Revolucionario, todos ellos, menos el MID, partidos extraparlamentarios.Para un ciudadano argentino ilustrado y preocupado por los problemas políticos de su nación resultaría trabajoso siquiera identificar ideológicamente a la mayoría de la sopa de siglas que integra el nuevo Frejuli. La ausencia en el acto de constitución del frente de Lorenzo Miguel, vicepresidente del peronismo y líder de las 62 organizaciones -el núcleo sindical partidario- resultó estruendosa. Lorenzo Miguel, ahora en buenas relaciones con el presidente Raúl Alfonsín y enfrentado al principal secretario de la Confederación General del Trabajo (CGT), Saúl Ubaldini, y a su huelga general personal del próximo día 29, carece de fe en este conciliábulo de fantasmas.

La ausencia del Partido Intransigente de Óscar Alende -el tercer- partido del país- y la del Partido Comunista en el nuevo Frejuli revela la inanidad de éste. Todos los sondeos de opinión -reservados- coinciden en que en las elecciones legislativas parciales de noviembre la Unión Cívica Radical de Alfonsín aumentará sus escaños ligeramente, con posibilidades de lograr la mayoría en el Senado.

24/8/85

Rehabilitación total de los militares argentinos depurados por la dictadura (24-8-1985)

Tras recibir la sanción de la Cámara de Diputados, el Senado argentino ha ratificado la restitución de sus derechos a los jefes y oficiales pasados arbitrariamente a retiro por la dictadura militar. Sólo fueron 33, conocidos por los 33 orientales en alusión al mismo número de militares argentinos que cruzaron el río de La Plata para defender la entonces provincia oriental del Uruguay de la invasión anexionista brasileña.

Los 33, todos del Ejército de Tierra, pasaron a retiro obligatorio entre 1976 y 1982 por las Juntas de Calificación de Oficiales como "ineptos para las funciones de su grado", dado que "su permanencia en la Fuerza ( ... ) perjudica la cohesión espiritual de los cuadros por no encontrarse adecuadamente compenetrados con la filosofía y el sentir institucional del Ejército".Ninguno de ellos, en efecto, pudo llegar a compenetrarse con la filosofía militar del proceso de reorganización nacional, basada en la guerra sucia contra la subversión y la desaparición de los ciudadanos.

Según el proyecto de ley gubernamental ya aprobado por las dos Cámaras, los oficiales serán reincorporados al Ejército con los grados que alcanzó su promoción a 1 de enero del presente año, y les serán abonados los salarios que hubieran percibido estando en servicio activo.

La aprobación del proyecto se ha abierto paso en las dos Cámaras sin dificultad y en el entendimiento generalizado de que era un acto de estricta justicia. El juicio contra las cúpulas militares de la dictadura y la tensión castrense por los recortes presupuestarios y su inevitable mala imagen pública parecían aconsejarla postergación de este desagravio pana tiempos mejores. Ni el Gobierno ni el Parlamento lo han considerado así.

La comparación con el caso de los jefes y oficiales españoles de la Unión Militar Democrática detenidos, juzgados y separados de las Fuerzas Armadas por haber defendido intelectualmente la tesis de la necesidad de democratizar España, es inevitable.

Un Gobierno socialista español, con una democracia aceptada, no ha sabido encontrar oportunidad para reparar aquella injusticia en tanto un Gobierno de centro-derecha, como el del presidente Raúl Alfonsín, en medio de las tormentas de una democracia inestable y asaeteada de gravísimos problemas, ha encontrado un hueco en sus quehaceres para devolver el honor militar a aquellos pocos que no lo perdieron.

Ley de Defensa

En el mismo ámbito, y con la misma filosofía gubernamental, el Congreso aprobó en la madrugada del miércoles el proyecto de ley de Defensa que deroga la ley 16.970 dictada por el Gobierno de Juan Carlos Onganía y que asumía la doctrina de la seguridad nacional,inspirada por EE UU y basada en la supuesta necesidad de que los Ejércitos latinoamericanos asumieran una línea de combate contra el frente interior de la subversión marxista.El proyecto de ley, ya con media sanción -falta todavía la aprobación del Senado-, establece un mayor control de poder civil constitucional sobre las Fuerzas Armadas, crea una Central Nacional de Inteligencia a la que se prohíbe explícitamente tener como hipótesis de trabajo la actividad política interna y declara que "la defensa nacional es la integración y acción coordinada de todas las fuerzas morales y materiales de la nación para enfrentar las agresiones de origen externo".

23/8/85

Las elecciones de noviembre reavivan la crisis interna peronista (23-8-1985)

La elaboración de listas electorales para concurrir a las parciales legislativas de noviembre en Argentina -un tercio del Congreso y del Senado- ha provocado, otra profunda división en el seno del Movimiento Justicialista. La escisión se ha producido en el peronismo de la provincia de Buenos Aires, la más importante políticamente, donde habita la mitad de la población del país, controlado férrea y gansterilmente por Herminio Iglesias y sus huestes.Antonio Caciero, ex ministro de Economía en uno de los Gobiernos de Isabelita Perón, un hombre moderado y culto enfrentado a Herminio Iglesias, ha promovido una candidatura independiente de la propuesta por la conducción oficial del partido.

Caciero pretende impedir la caída en picado del electorado peronista resucitando el Frejuli (Frente Justicialista de Liberación), que llevó por última vez al poder al general y al peronismo. Caciero busca alianzas

por la izquierda imposibles de fraguar con la actual dirección, recostada en la extrema derecha del movimiento.Italo Argentino Lúder, ex presidente del Congreso, ex presidente provisional de la nación bajo el mandato de Isabelita y candidato presidencial peronista derrotado por Alfonsín y el radicalismo, ha declinado inteligentemente la oferta que se le ha hecho de encabezar las listas electorales del justicialismo.

La desbandada de las personalidades más serias y sensatas del peronismo es completa, convencidas de que el reducto burocrático y sindical, eminentemente reaccionario, que ha secuestrado la herencia política de Perón, aboca a un estrepitoso fracaso electoral en noviembre, muy superior a su holocausto de 1983 a manos de la Unión Cívica Radical (UCR).

Pese al congreso unificador celebrado recientemente en La Pampa y en el que un soviet de ultraderecha volvió a retomar las riendas del partido, el peronismo continuó su declinar hasta la definitiva ruptura en dos del bloque de senadores. El sector renovador, partidarío de modernizar el partido y restaurar la democracia interna dando mayor protagonismo a los jóvenes políticos electos como gobernadores o legisladores, ha arrojado la toalla y se limita a esperar que en noviembre la actual mafiadirigente resulte aplastada en las urnas por segunda vez.

Sólo Antonio Caciero trabaja en solitario en Buenos Aires para intentar embalsar con su prestigio personal y alianzas por la izquierda el caudal de votos de tendencia peronista que -como se prevé- o se abstendrán o prestarán de nuevo sus sufragios al radicalismo o se inclinarán por opciones izquierdistas.

Todas las previsiones políticas apuntan a que en las elecciones del próximo noviembre la Unión Cívica Radical mantendrá sus escaños o sufrirá pérdidas ínfimas, que el peronismo padecerá una cruel sangría de diputados y senadores y que crecerá proporcionalmente la representación parlamentaria del Partido Intransigente, liderado por Óscar Alende, el bisonte, un anciano corajudo, médico rural, que desde una izquierda moderada ha sabido aglutinar a buena parte de la juventud argentina.

La Unión Cívica Radical mantiene aún su crédito electoral de antaño, fuertemente apoyada en la credibilidad personal de Raúl Alfonsín. Y será decisivo en noviembre el resultado, para entonces, de los planes de economía de guerra (que hasta el momento funcionan con más altos que bajos, con una eficaz sujeción de la inflación, aunque con despidos generalizados en las empresas) y la buena o mala resolución del juicio de Buenos Aires contra las tres primeras juntas militares. Si esos dos factores fueran favorables al Gobierno, la UCR podría incluso no sólo mantenerse sino aumentar sus escaños y lograr su ansiada y necesaria mayoría en el Senado.

Los ovni avistados en Argentina se desplazan hacia el Sur (23-8-1985)

La oleada de ovnis registrada el pasado fin de semana y el lunes en las provincias norteñas de Argentina y Chile se desplazó el pasado martes hacia el confin austral de ambos países. Pobladores de la Tierra de Fuego, en el fin del mundo, en Dawson, Trelew, Puerto Madryn, Galman, Dolabon, y Florentinu Ameghino denunciaron el avistamiento de una esfera luminosa, perfectamente nítida, de trayectoria horizontal, errática. Tripulantes y pasajeros de un avión de la compañía Austral en vuelo Buenos Aires-Trelew-Comodoro Ribadavia, visualizaron el ovni que también fue detectado por la torre de control del aeropuerto Almirante Zar. Ésta descartó que pudiera tratarse de un avión o un globo sonda.En la provincia de Mendoza, en las estribaciones de la Cordillera Andina, se avistó otro objeto volador esférico, ligeramente achatado y con luces rojas intermitentes, que evolucionó sobre la provincia para desaparecer por encima de la cordillera hacia su vertiente chilena. El ovni observado él lunes en la provincia norteña argentina del Chaco fue nuevamente avistado el martes en todo el territorio.

El mayor Jaime Wilkinson, jefe del Servicio de Inspección y Control del Instituto Meteorológico Internacional argentino (dependiente de la Fuerza Aérea) ha declarado cautelosamente que su departamento no puede dar explicaciones de los fenómenos masivos de los últimos días, pero que según los datos que obran en su poder los avistamientos cualificados no pueden ser atribuibles "de ninguna manera" a manifestaciones meteorológicas.

Por el contrario astrónomos del observatorio de La Plata -capital de la provincia de Buenos Aires- restaron importancia a los sucesos, atribuyéndolos a la caída masiva de meteoros celestes.

Sin embargo, astrofisicos del observatorio chileno de Cerro Galán, que fotografiaron el ovni que sobrevoló Santiago la tarde del sábado, descartan que se tratara de un globo sonda o un satélite. Lo describen como una olla evolucionando en el espacio ceñida por un anillo brillante. Respecto al supuesto meteoro caído sobre la provincia de Salta, en el límite con Tucumán, el jefe de la Policía, Alberto Javier Alderete, sobrevoló la zona por segunda vez en un Cessna que al no poder superar los 3.000 metros de techo sólo logró alcanzar las faldas de los cerros más altos. El patrullaje a pie y a caballo de la zona podrá durar meses dadas las condiciones geográficas, en ocasiones inaccesibles, del territorio a explorar.

21/8/85

Un gigantesco meteorito cae en el norte de Argentina (21-8-1985)

La policía de Salta, provincia norteña de Argentina fronteriza con Bolivia, se dirige hacia los valles salchaquíes, cerca de Tucumán y de la localidad salteña de Cayafate, para reconocer los restos de un gigantesco meteorito caído en la zona en la mañana del pasado domingo. Numerosos pobladores informaron haber visto caer una enorme bola de fuego que conmocionó al estrellarse todo el noroeste tucumano, provocando un resplandor continuado que iluminó el horizonte durante varios minutos. Los aeropuertos provinciales y el radar militar no dieron cuenta de ningún avión en emergencia, y todo hace suponer la caída de un gran meteoro.Sin embargo, también el domingo la tripulación y pasajeros de un aparato de Aerolíneas Argentinas en vuelo Santiago del Estero-Buenos Aires pudieron observar durante varios minutos dos objetos volantes no identificados que siguieron al aparato desplazándose en trayectorias insólitas en la navegación aérea. Santiago del Estero es otra provincia norteña fronteriza con Salta y con Tucumán.

Dos redactores del diario porteño Clarín que viajaban en el aparato tomaron hasta 36 fotografías de una esfera luminosa, parpadeante y polícroma, que parecía estar relacionada con otro objeto triangular menos destellante.

Por dos horas de la mañana del lunes, y en las también provincias norteñas del Chaco y Santa Fe, cientos de personas observaron otro ovni que permanecía quieto o se desplazaba lentamente, proyectando hacia tierra un potente foco de luz blanca.

En la noche del domingo, Mario Ance, locutor de Radio Nacional de San Miguel de Tucumán, regresaba en automóvil hacia esta ciudad por los valles salchaquíes, en compañía de su hijo y un amigo, cuando se quedó sin gasolina. "A las 20.30", relató, "mientras esperábamos socorro, cayó sobre nosotros una potente luz, que nos paralizó. Era como si nos estuvieran observando. Esto duró varios minutos, mientras nosotros nos manteníamos dentro del vehículo. Luego, también de pronto, volvió la oscuridad, y minutos después pasó otro coche que pudo auxiliarnos".

En la tarde del sábado, y durante horas, los habitantes de Santiago de Chile observaron las evoluciones de un platillo volante de grandes dimensiones también detectado por astrónomos, torres de control aéreo y radar militar, así como por un avión de Avianca. Los locutores deportivos suspendieron la retransmisión de los partidos de fútbol locales para relatar las evoluciones del ovni sobre la capital chilena.

En la madrugada del lunes al domingo, otro ovni de las mismas características que el anterior tomó tierra en la zona semidesértica de Arica, 2.000 kilómetros al norte de Santiago, sobre un cerro del valle de Chaca. Varios camioneros y automovilistas observaron el breve aterrizaje, que dejó un círculo de 20 metros de maleza y tierra quemadas.

También en la tarde y noche del domingo, habitantes de la provincia de Córdoba denunciaron el avistamiento de escuadrillas de ovni realizando maniobras inasequibles a la aviación convencional. Igualmente, la tripulación de un aparato del Lloyd Aéreo boliviano en vuelo por el norte argentino tuvo el fin de semana un avistamiento ovni.

La simultaneidad de los avistamientos en zonas escasamente pobladas y alejadas miles de kilómentros entre sí obligan a descartar cualquier fenómeno de psicosis colectiva. Las distintas informaciones no terminaron de coordinarse en la Prensa porteña hasta el martes. Por otra parte, son varias las tripulaciones aéreas, controladores de aeropuertos, astrofísicos y meteorólogos que advirtieron personalmente los fenómenos. Por último, ni siquiera cabría hablar de serpierte periodística de verano: el invierno austral se encuentra en todo su rigor.

Las autoridadaes militares y aeronáuticas chilenas y argentinas guardan un hermético silencio.

18/8/85

No te metas por algo será (18-8-1985)

Entre 1976 y 1982 el No te metás, frase que retrata toda una filosofía vital porteña, fue prácticamente la consigna de una sociedad atemorizada y profundamente confundida. La frase se completaba con otro latiguillo verbal -por algo será- cada vez que en el entorno familiar, laboral o amistoso desaparecía un pariente, un compañero, un amigo.Pocos argentinos, por no decir ninguno, -ni siquiera Borges, a quien en plena represión le preguntaron por la lucha antisubversiva y contestó: "Se están comiendo a los caníbales"-, desconocían la barbarie que se estaba perpetrando.

El Estado militar, y con él toda la población, pagó su precio por tanta estupidez y cobardía civil: José Alfredo Martínez de Hoz, profesor del Colegio Militar de la nación y mago suramericano de las finanzas, subvaluó el dólar hasta niveles ridículos y liberalizó las importaciones para dar sustento a la barbarie de Videla, Viola y Galtieri, Privados de libertades públicas y con miles de desaparecidos a su alrededor, los argentinos encontraron alivio en los automóviles japoneses de importación y en las vacaciones en Europa a precio artificial.

No es de extrañar, así, la escasa asistencia a las manifestaciones semanales de las madres y abuelas de Plaza de Mayo en reclamo de su o sus desaparecidos, la reducida asistencia al juicio de Buenos Aires y la modesta atención que a la pasada barbarie dedican los periódicos. Un extendido sentimiento de culpabilidad colectiva por silencio y omisión, durante los años del espanto, en el que el dinero florecía fácil como los geranios, cubre a la sociedad argentina como un poncho de ignominia cuyo peso se pretende olvidar.

Pasajero de una pesadilla (18-8-1985)

Durante 77 días, la Cámara Federal de Apelaciones de lo Criminal y Correccional -un tribunal civil que estájuzgando a los militares por el Código de Justicia Militar- ha escuchado en Buenos Aires el relato de más de 900 testigos sobre las atrocidades cometidas por las tres primeras juntas militares que gobernaron Argentina entre 1976 y 1982. El juicio contra nueve triunviros militares, entre ellos tres ex presidentes de la nación -Videla, Viola y Galtieri-, ha entrado en su recta final. La fuerza de los testimonios ha sido tal que los acusados tienen escasas posibilidades de librarse de las máximas penas.

La última semana de la vista oral del juicio de Buenos Aires contó con un espectador de excepción: Jorge Luis Borges. La vista de una de las causas más infames de la historia se celebra en el palacio porteño de los Tribunales, en pleno centro de Buenos Aires, y a sólo dos cuadras de la Unidad Penal 22, que aloja a los encausados menos al teniente general Galtieri, que permanece preso en Campo de Mayo por su derrota en las Malvinas, y el brigadier del Aire Grassigna, que se encuentra en libertad condicional.Durante las 77 sesiones testificales quedó abierto un cupo de asientos al público en general que jamás fue totalmente cubierto. Acaso por ello Borges quiso comparecer como ciego espectador ante aquella historia particular de la infamia. Acompañado de la argentino-japonesa María Kodama, su adorada secretaria y compañera, a la que puede que siga hasta Japón para morir allí, marchó voluntarioso hasta el palacio de los Tribunales porteño, se sentó, escuchó y se descompuso. Se descompuso física y violentamente ante lo que estaba escuchando y hubo que sacarlo de la sala y aliviarlo con las delicadezas y trabajo que requiere la ceguera. En uno de sus peores pero más sensibles temblorosos artículos -véase EL PAIS del 10 de agosto- relató sus sensaciones.

No podía ser de otra manera. Curtidos periodistas, con la sensibilidad encallecida por una. prolongada contemplación de la barbarie, alimentaron su cirrosis en los bares aledaños al palacio de los Tribunales porteños, buscando desde hace 77 días en cada anochecida, de lunes a viernes, algún consuelo alcohólico para lo escuchado -o alguna vaga explicación en el fondo de una botella para la supuesta necesidad de hacer confesar a una detenida embarazada a base de aplicar la corriente alterna directamente en su feto.

Obsesión sexual

Los 900 testigos lo han sido del fiscal y de la defensa. Galleantes al comienzo, los defensores se limitaron a repreguntar, bastante torpemente, sobre la identidad ideológica de quien deponía o de sus deudos desaparecidos o sobre -en esto insistieron siempre- si la relación de pareja era marital o de mancebía. Objeción más sexual que jurídica que, como se verá, tiene mucho que ver con la pesadilla argentina. A medida que avanzó la vista testifical, los abogados defensores se retrayeron hacia un espeso, inevitable y conveniente silencio.

El juicio de Buenos Aires contra los seis presidentes tenientes generales del Ejército de Tierra Jorge Rafael Videla, Roberto Eduardo Viola y Leopoldo Fortunano Galtieri y sus triunviros de la Marina y el Aire Emilio Eduardo Mássera, Armando Lambruschini, Jorge Isac Anaya, Orlando Ramón Agosti, Omar Domingo Grassigna y Basilio Lami Dozo (en Argentina es costumbre usar dos nombres y desdeñar el segundo apellido) fue promovido por el presidente Raúl Ricardo Alfonsín por decreto y en una de sus primeras decisiones de Gobierno. Ante el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, máximo tribunal castrense, les acusó, en su calidad de comandante en jefe de los ejércitos, de privación-ilegítima de la libertad, allanamiento de morada, falsedad documental, aplicación de tormento a los detenidos y homicidio.

Alfonsín ordenó abrir un segundo sumario contra destacados jefes y oficiales, y responsabilidades de Gobierno, por los mismos supuestos delitos y logró de inmediato la reforma en el Congreso del código para equipararlo al asesinato cualificado y exonerando de toda responsabilidad a quien resista físicamente y al que intente subvertir el orden civil y constitucional.

El Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas estudió durante meses el sumario propiciado por su presidente, lo empantanó, lo enredó y terminó agotando estérilmente su plazo legal y aduciendo incapacidad temporal para estudiarlo. Alfonsín, que había hecho apelables las decisiones de la justicia militar ante la ordinaria, ordenó el pase de la causa a la Cámara Federal de Apelaciones de lo Criminal y Correccional -un máximo tribunal civil de seis jueces-, que de inmediato no encontró mayor problema para dar comienzo al proceso.

Sintiéndose ofendidos en su sospechosa lentitud, los integrantes del alto tribunal militar dimitieron en masa intentando forzar una crisis constitucional que se resolvió drásticamente mediante sustituciones y recordándole a la cúpula militar que más valía el juicio a las juntas y a losmister Hyde de la represión que seguir con procesos individualizados y pormenorizados a todos los miembros de las fuerzas armadas que encontraron el final entre su vocación en la aplicación de la picana y que vieron despertar su sexualidad atrofiada -y fueron muchos, fueron la mayoría, sobre cuerpos inermes de mujeres, de hombres y de niños.

El punto de referencia de todas estas sesiones testificales ha sido el fiscal general de la Cámara Federal de Apelaciones, Julio César Strassera, un cincuentón juvenil que se ha tomado el encargo con una energía y empeño que bien podrían costarle la vida en el futuro. Con una pobreza de medios rayana en la indigencia -pero con la estimable colaboración del informe Sábato, también ordenado por Alfonsín, sobre las atrocidades a la guerra sucia-, diseñó una acusación elaborada sobre profesiones, edades, militancias, provincias, demostrando a base de testimonios directos -terminó renunciando a centenares por innecesarios- que las fuerzas armadas argentinas utilizaron la estructura del Estado para, después de tomar el poder, reprimir a la guerrilla de izquierda mediante métodos ilegales, inhumanos y profundamente abyectos.

A estas alturas de este juicio existen ya pocas dudas de que las fuerzas armadas argentinas derrocaron en marzo de 1976 al abominable Gobierno de Isabelita Perón -corrupto, heredero de la guerra civil peronista, terrorista y cruel desde su derecha- para implantar una dictadura castrense que implantó el terror de un elaborado plan de Estado Mayor: secuestro y desaparición de las personas, tortura generalizada, robo de pertenencias para satisfacer a los sicarios y asesinato -aunque la acusación sólo sea en grado de homicidio- de los muy dañados por la represión o de los muy comprometidos en su militancia.

Remedo hitleriano

Las fuerzas armadas, así, en una graduación de Ejército, Marina y Fuerza Aérea, en función de sus efectivos y cobertura nacional, se lanzaron a la instalación de chupaderos y al chupamiento de personas.En un remedo de la noche y la niebla hitleriana, los automóviles Falcon verdes de la Policía Federal, sin matrícula visible y con dos antenas en el techo, o los simples camiones del Ejército, chuparon personas que fueron conducidas hasta sus pozos de detención: militantes, simpatizantes, observantes, consecuentes y obsecuentes. Todos fueron al mismo pozo, donde sufrieron un doble proceso inquisitorio: se les inquiría hasta por sus opiniones de la II Guerra Mundial, por sus resultados, y se les exterminaba metiéndoles un palo por el culo para desgarrar sus intestinos, abriéndoles a las mujeres los senos en cruz -a cuchillo-, o violando cualquier orificio fisiológico -fuera masculino o femenino- con cápsulas de munición naval.

Fue tal atrocidad que la aplicación de la picana en los testículos, la vagina, el ano, el glande o las encías lo escucharía el descompuesto Borges como una broma juguetona. Está demostrado que se aplicó corriente en el aparato digestivo, obligando a los torturados a ingerir rosarios de electrodos, y que Mengele -seudónimo de un médico naval- desarrolló con eficacia una espátula para picanear directamente al objeto de las preñadas.

La aviación naval, en sus ya célebre vuelos sin puertas, arrojaba cadáveres al río de la Plata y al mar austral; ya se sabe por testimonios directos que otros cadáveres eran arrojados a las aguas dentro de bidones de cemento que jamás aparecerán; cada mes, cadáveres NN (ningún nombre) continúan apareciendo en los cementerios de Córdoba, el Gran Buenos Aires, Rosario y cualquier ciudad universitaria del país, Pruebas sobran, y el fiscal Strassera ha utilizado todas ellas y hasta se ha permitido desdeñar las menos importantes o directas, sin que su alegato final de dentro de dos semanas pierda contundencia.

Mucho más allá de los crímenes nazis, por cuanto los militares argentinos desarrollaron nuevas modalidades de tortura desconocidas hasta entonces por la humanidad, tal como reconoce el informe Sábato,y bastante más lejos de la mera represión terrorista, cayeron los milicosargentinos -cultos, católicos y elitistas- en su erradicación del terrorismo. En los primeros años de su poder y de su terror cerraban manzanas enteras avisando previamente a la Policía Federal; casas, personas, bienes, sus hijos pequeños, sus amigos y sospechosos eran soliviantados por los grupos de tarea parapoliciales y paramilitares, que se distribuían el botín de guerra y succionaban ante los chupaderosclandestinos a las personas destinadas inmediata e indiscriminadamente hacia las mesas de tortura.

Los tormentos fueron tales y tan generalizados que el síndrome de Estocolomo -Portero de noche- tomó carta de naturaleza en Argentina. El vicealmirante Chamorro, ahora encausado, ex director de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), perdió el seso por Marta Bazán, una dirigente montonera a la que torturaba, la trasladó á su pabellón y con ella marchó a Suráfrica de agregado naval; ella quedó allí, antes de entregarse a la justicia democrática del Gobierno radical., El general Camps, ex jefe de la policía de la provincia de Buenos Aires, durante la dictadura militar ya confesó haber hecho desaparecer a 10.000 personas, y se enorgullece de ello. El vicealmirante Mayorga continúa insistiendo que durante la guerra sucia contra la subversión sólo se cometió el error de no declarar el estado de guerra interno y no haber fusilado en la cancha del River Plate con coca-cola gratis y asientos reservados para los aficionados. Sus camaradas de la ESMA fueron algo más lejos, y durante un timpo gozaron de intimidad: forzaban el ingreso de hocicos de ratas vivas en la vagina de las detenidas y estrangulaban con goma los testículos de sus presos hasta que éstos se desprendían por ausencia de riego sanguíneo.

Algo más que "coca-cola y fusilamientos, y que ha hecho vomitar a Jorge Luis Borges".

Desaparecido (18-8-1985)

Los colaboradores del escritor Ernesto Sábato en la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas, patrocinada por el Gobierno argentino y elaboradora del informe Nunca más, declararon en su día que los militares argentinos habían desarrollado formas de tortura inéditas en la historia de la infamia universal. Los testimonios del juicio de Buenos Aires lo han probado.Novecientos testigos y toda la prueba documental acumulada evidencian que la guerra contrainsurgente se desarrolló desde la cúpula del Estado como un trabajo de Estado Mayor tendente a sembrar el terror entre la población. Operativos nocturnos a cargo de tropas o de grupos de tareas paramilitares o parapoliciales cercaban manzanas enteras deteniendo a los moradores que tuvieran un mero libro de psicología en su biblioteca. Junto a la detención -en ocasiones de familias enteras- se producían saqueos de la vivienda allanada.

El así desaparecido, el chupado, era sometido inmediatamente a sesiones de tortura, generalmente con picana eléctrica, desnudo y encapuchado, sin interrogatorios previos.

Una vez ablandado se le inquiría sobre un temario, que se aplicó en diferentes provincias del país y en distintos chupaderos de las tres armas, que comprendía preguntas sobre la ideología del desaparecido, sus contactos políticos, su trabajo sindical y hasta sus opiniones acerca de las diferentes soluciones hipotéticas que hubiera tenido la II Guerra Mundial.

Unas 30.000 personas, según las organizaciones defensoras de los derechos humanos, desaparecieron en estas circunstancias en Argentina bajo la dictadura militar, entre 1976 y 1982. La cifra es, obviamente, discutible y difíicilmente verificable, pero no puede hallarse muy descaminada cuando la última junta militar, la que Presidida por el general Fignone organizó las elecciones democráticas, admitió jurídica y públicamente la existencia de más de 8.000 desaparecidos, que dio por muertos.

El desaparecido permanecía durante semanas en condiciones in frahumanas, siempre desnudo y encapuchado, sometido periódica mente a sesiones de tortura para las que en ocasiones era revisado médicamente. Un menor de edad secuestrado y torturado en La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires, relataba cómo una doctora le aconsejaba amablemente no comer o tomar agua. "porque ahora tienes tortura". La tortura, simplemente, quedó institucionalizada e industrializada. Así, el ingeniero electrónico que también cayó en las simas de la desaparición testificó en el juicio de Buenos Aires cómo fue obligado a re parar picanas eléctricas y como accedió a ello por cuanto en esta do defectuoso ocasionaban mayo res suplicios a los atormentados.

Violencias diversas

La aplicación de tormentos a los desaparecidos tuvo demostradamente amplias connotaciones sexuales. La violación de hombres y mujeres fue la norma, así como la penetración vaginal o rectal con estacas 'y hasta con cápsulas de munición naval. La aplicación de la picana fue normalen clítoris, vagina, ano, glande, testículos, pezones y encías. Se ha testificado ampliamente sobre mujeres cuyos pechos fueron quemados al soplete de acetileno o cuyos serios fueron cortados a cuchillo en cruz para abrirlos como un flan.

La desaparición no implicaba la muerte inmediata tras las torturas; se podía desaparecer por años y acabar encontrando la libertad. La desaparición tenía múltiples objetivos: obtener información sobre los movimientos subversivos, contrastarla en el tiempo, acumular rehenes, guardar delatores, amedrentar a la población, mostrar el poder omnímodo de las fuerzas represoras, etcétera. Numerosos desaparecidos, tanto de entre los que volvieron con vida como los que no aparecieron jamás, estuvieron durante meses y hasta durante años en contacto telefónico periódico con sus familias hasta su posterior liberación o muerte.

Particularmente en la Escuela Mecánica de la Armada, y bajo el triunvirato del almirante Massera, se percibió dar la vuelta a los desaparecidos, integrándolos en el accionar represivo; quebrados por la tortura, bastantes militantes montoneros salieron a la calle con sus verdugos para hacer seguimientos y señalamientos de camaradas. Se tiene la certeza de que alguno de ésos ' desaparecieron para siempre, pero volvían con una nueva identidad facilitada por los militares.

Los destinados al matadero por su escasa importancia, su indomabilidad o sencillamente por la irreversibilidad de las lesiones sufridas en el tormento eran asesinados en grupo con cargas de dinamita o arrojados al Río de la Plata o al Atlántico sur desde el aire, previamente drogados. Centenares de barriles metálicos con cadáveres y cemento fueron encontrados por las dragas en los canales del Tigre, en el delta del Paraná. El Ejército de Tierra, menos cuidadoso que la Marina con sus residuos delictivos, abrió fosas NN (ningún nombre) por todos los cementerios del país.

Fue moneda corriente el síndrome de Estocolmo, descubierto por psiquiatras suecos entre torturados, que refleja la atracción del supliciado por su verdugo. La dirigente montonera Marta Bazán, tras entregar a su familia política, se enamoró del contralmirante Chamorro, el bestial director de la Escuela de Mecánica de la Armada, que la había torturado y vejado. Con él vivió libremente y con él marchó voluntariamente a Suráfrica, donde el homicida desempeñó el cargo de agregado naval. Se tiene noticia cierta y documentada de matrimonios entre oficiales de las tres armas y muchachas torturadas por quienes luego serían sus maridos.

Los niños de corta edad cuyos padres se hundieron en el pozo de la desaparición fueron en muchos casos adoptados ilegalmente por los asesinos de sus padres y ahora litigan contra las abuelas de Plaza de Mayo, encargadas trabajosamente del difícil rescate. En otros casos los niños fueron dados en adopción o vendidos a matrimonios extranjeros. El Gobierno de Alfonsín ordenó una recisión de todas las adopciones llevadas a cabo entre 1976 y 1982 para intentar reubicar a centenares de niños desaparecidos. Genetistas estadounidenses han ensayado en Argentina, y con éxito, sus técnicas de abuelismo para identificar la ascendencia física de una persona a través de los padres de sus padres. Las abuelas de Plaza de Mayo y sus maridos, conscientes de que la recuperación de sus nietos será larga, han depositado notarialmente sus datos genéticos para que la búsqueda pueda continuar después de que ellos mueran.

16/8/85

El fiscal del juicio de Buenos Aires asegura que las pruebas contra los miembros de las Juntas Militares "son abrumadoras" (16-8-1985)

El fiscal Julio César Strassera afirmó que poseía pruebas más que suficientes para acreditar la responsabilidad penal de los miembros de las tres primeras Juntas Militares argentinas "en la organización de un accionar represivo ilegal utilizando la estructura del Estado". "La prueba testifical", dijo, "y la documental son abrumadoras".Terminan así 17 semanas de vista oral en el juicio contra los nueve ex comandantes en lag que se tomó declaración a algo más de 900 testigos de cargo cuyas declaraciones ocupan más de 10.000 folios mecanografiados. La Cámara Federal de Apelaciones -corte civil que juzga a los triunviros con el Código de Justicia Militar- decretó una suspensión hasta el próximo 5 de septiembre y ordenó a los encausados presentarse en esa fecha y asistir personalmente a la lectura de los alegatos del fiscal y la defensa. Entre el 5 y el 11 de septiembre, el fiscal Strassera deberá leer su informe y, tras una nueva suspensión, lo harán las defensas entre los días 23 de septiembre y 10 de octubre.

No se duda de que los ex comandantes asistirán a la lectura de alegatos, dado que lo ordena expresamente el artículo 376 del Código de Justicia Militar argentino.

Las últimas declaraciones testificales en la vista oral. estuvieron centradas en los sucesos ocurridos a partir del golpe militar de 1976 en el hospital Posadas, de la localidad bonaerense de Haedo. Un grupo paramilitar de tareas ocupó el hospital so pretexto de protegerlo de los habitantes de una villa mísera próxima que podían ser tentados a efectuar robos. Médicos, enfermeras, auxiliares, camilleros identificados con ideas progresistas comenzaron a desaparecer en su mismo lugar de trabajo. El grupo de tareas había instalado un chupadero en el mismo hospital.

La enfermera Gladix Cuervo -más de un año desaparecida- testificó entre sollozos cómo la secuestraron en su puesto de trabajo: la tumbaron sobre una mesa, la desnudaron, le rompieron las costillas, le hundieron el esternón y le prendieron fuego al vello del pubis. Luego la ataron y la encerraron en un armario hasta la segunda sesión de tortura. (Gladix necesitó, tras su liberación, tres operaciones de cirugía plástica.)

En sus posteriores tralados de una sesión de tormentos a otra pudo ver a los médicos Jorge Roitgman y Jacqueline Romano, tirados por los suelos, desnudos y sangrantes -ambos continúan desaparecidos-; en otra ocasión advirtió a Roitgman dando alaridos en un charco de orina y sangre y preguntó a su carcelero: "¿Qué le hicieron?". "Le metieron un palo en el culo". Declaró también Zulema Guina Chester sobre la desaparición de su padre. Fue secuestrado en su domicilio y a la semana de su desaparición la policía entregó a la familia un certificado de defunción; jamás han vuelto a ver al esposo y padre ni vivo ni muerto.

Zulema fue secuestrada junto al padre por algunos días: "Me penetraron con un objeto que no puedo precisar y me golpearon con un palo que tenía otro palo en su extremo", señaló. En aquellas fechas Zulema tenía 12 años de edad.

La sociedad argentina ha seguido estas 17 semanas de testimonios con un leve distanciamiento horrorizado. A medida que fue avanzando el espanto de las declaraciones, diarios y revistas, particularmente estas últimas, redujeron el espacio dedicado al juicio, y la radio y la televisión dedicaron tiempos reducidos a la información de esta pesadilla.

Una editorial publica en fascículos semanales coleccionables El diario del juicio, con las actas taquigráficas de los testimonios de la vista oral.

Por una parte, se ha producido un fenómeno de saturación ante tal cúmulo de atrocidades -cuando se relata cómo a una detenida, Ilda Cardozo, le quemaron los pechos con soplete, una violación termina siendo una nadería-, y por otra parte, ha funcionado unmecanismo autodefensivo, casi autista, de una sociedad que se siente culpable por su silencio y pasividad durante los años de la infamia.

15/8/85

Petición de 12 años de cárcel para el ex presidente argentino Galtieri (15-8-1985)

El fiscal del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas -el más alto tribunal castrense argentino-, brigadier Héctor Canale, ha solicitado 12 años de prisión militar para el teniente general Galtieri, ex presidente de la República, y para el almirante Isaac Anaya, por sus responsabilidades en la pérdida de la guerra de las Malvinas. Para el tercer puntero de aquel Gobierno militar, el brigadier del Aire Basilio Lami Dozo, se piden ocho años de prisión militar.Otros 13 jefes y oficiales están encausados militarmente por aquel desastre. Para el ex gobernador de los archipiélagos, general Mario Benjamín Menéndez, se pide una pena de cuatro años de prisión mayor; otros tantos para el ex jefe de la Tercera División de Infantería general Omar Parada, y tres años para el ex jefe del Teatro de Operaciones del Atlántico Sur (TOAS) vicealmirante Juan José Lombardo. Contra el teniente de navío Alfredo Astiz, seriamente involucrado en la desaparición de personas y en los horrores de la Escuela de Mecánica de la Armada durante la guerra sucia contra la subversión y que rindió las Georgias del Sur a los comandos británicos sin disparar un tiro, sólo se solicita una sanción disciplinaria.

Las penas requeridas contra la tercera Junta Militar -Galtieri, Anaya y Lami Dozo-, a su vez encausados civilmente por la guerra sucia, conllevarían la destitución, baja y pérdida del rango.

Sus propios camaradas de armas -éste es el único de los grandes juicios argentinos no promovido por el presidente Alfonsín- les acusan de no haber previsto las consecuencias militares de la ocupación de los archipiélagos australes y, una vez entablado el combate, no haber provisto las tropas en campaña de los elementos y dirección necesarios para ganar la guerra. Al almirante Anaya se le imputaría además haber escondido literalmente la flota de mar para salvaguardarla de la lucha, siendo como fue el autor del proyecto de invasión de las islas. Al brigadier del Aire Lami Dozo se le trata con mayor consideración, dado que su arma fue prácticamente la única que combatió con decisión en la misma, pero se carga en su haber el combatir en solitario en abierta y flagrante descoordinación con las otras dos armas.

El general Menéndez, quien pasaba tanto tiempo escuchando por la radio militar los partidos del mundial de fútbol celebrado en España como planificando su operaciones, es aliviado en su petición fiscal por la evidente falta de medios con que le socorrió el TOAS del vicealmirante Lombardo.

La mera sanción disciplinaria al teniente de navío Astiz, que desembarcó con sus lagartos -tropas de elite de la Marina- en el archipiélago de las Georgias del Sur, juró combatir hasta el último hombre y el último cartucho y desplegó bandera blanca en cuanto los helicópteros británicos desem barcaron comandos en las islas denota que recibió órdenes de rendirse cuando aún en Buenos Aires se confiaba en una solución diplomática.

14/8/85

Denegado el interrogatorio de los miembros de las Juntas juzgados en Argentina (14-8-1985)

La Cámara Federal de Apelaciones de Buenos Aires denegó por segunda vez -la primera fue el pasado 22 de julio- la petición del fiscal Julio César Strassera de nueva indagatoria a los nueve miembros de las tres Juntas Militares argentinas. No deberán, por tanto, comparecer en el juicio para ser interrogados hasta el penúltimo capítulo del proceso, inmediatamente antes de las sentencias, en el que se les preguntará si tienen algo que decir.

No parece probable que, tras esta segunda negativa de la Cámara, el fiscal proceda a citarlos de oficio. Los jueces camaristas estiman que, previamente a la vista oral de la causa, los ex comandantes fueron suficientemente indagados, y que nada aportarían nuevos interrogatorios.Por lo demás, la sesión del pasado lunes redondeó los últimos testimonios sobre la fascinante supuesta relación del almirante Massera con la dirección exiliada de los Montoneros. Massera, además de desarrollar desde la Escuela de Mecánica de la Armada una represión feroz contra la guerrilla, mantenía abierto un frente interno contra el presidente Videla, en el permanente enfrentamiento histórico entre la Marina y el Ejército.

El almirante organizó en la Embajada argentina en París un centro piloto servido por oficiales de su arma -entre ellos, Astiz- para intoxicar informativamente a las redacciones europeas achacando todos los horrores de la represión a Videla y al Ejército y dando a entender que Massera era un militar populista y abierto a soluciones políticas. Al tiempo, Massera, con rehenes montoneros en la Escuela de Mecánica, recibió supuestamente dinero de los jefes guerrilleros Mario Firmenich y Vaca Narvaja para garantizar sus vidas, y hasta mantuvo, al parecer, entrevistas personales con ellos en París. Massera aspiraba a ser un nuevo Perón tras la caída de Videla, y contaba con atraerse a parte del montonerismo que estaba masacrando para propiciar su revolución en la revolución.

El 'caso Holmberg'

El asesinato de la diplomática Elena Holmberg está, en este supuesto, relacionado con las conspiraciones europeas de Massera. Holmberg, destinada en la Embajada en París, había advertido el trabajo político de los marinos del centro piloto y los contactos de Massera con Firmenich y Narvaja. Cometió un gran error: relatar sus sospechas a un grupo de amigos, del que trascendió mortalmente su información. Reclamada desde Argentina, fue secuestrada, y su cadáver encontrado en el Tigre, en el delta del Paraná.Una colaboradora de aquel centro piloto en París, Raquel Agulla, amiga de Elena Holmberg, testificó ante el tribunal cómo el chófer de la Agregaduría Naval en París admitió un día ante ella haber transportado a Firmenich y Vaca Narvaja al hotel Intercontinental de París para entrevistarse con Massera. La testigo relató asimismo todos los terrores de la diplomática acerca de su futuro personal en razón de la información que poseía sobre el almirante.

El diputado justicialista Sobrino Aranda, exiliado en Europa durante la dictadura y acusado en anteriores sesiones del juicio como eslabón entre Massera y la dirigencia montonera, negó haber servido de nexo para tales entrevistas, pero reconoció que promovió contactos entre el almirante y ex¡liados políticos para encontrar algún alivio a la persecución contra insurgentes en el país.

13/8/85

El juicio contra los dirigentes de la dictadura argentina entra en su fase final (13-8-1985)

En esta semana finalizará la presentación de testigos de cargo en el juicio de Buenos Aires contra las tres primeras juntas militares argentinas (1976-1982). La última semana de testificaciones se reanudó en la tarde de ayer, y en la mañana de hoy los seis jueces de la Cámara de lo Criminal y Correccional deberán haber decidido si los nueve triunviros procesados han de presentarse ante la corte para testificar.

Durante toda esta vista oral de juicio, los acusados -los tenientes generales Videla, Viola y Galtieri; los almirantes Massera, Lambruschini y Anaya, y los brigadieres del Aire Agosti, Graffigna y Lami Dozo- declinaron su derecho a comparecer en él, siendo representados por sus letrados.El alto tribunal ya rechazó anteriormente la petición del fiscal sobre la comparecencia de los acusados y, ante una segunda petición, los seis jueces se reunieron el pasado jueves sin alcanzar ningún acuerdo. Si volvieran a negar la petición de comparecencia formulada por Strassera, éste, no obstante, podría citarlos de oficio. Si el fiscal no quisiera forzar las cosas a este punto -un enfrentamiento moral con la corte-, pudiera optar por convocar como testigos a los inferiores inmediatos de los junteros para que expliquen las órdenes que recibieron durante la guerra sucia contra la subversión.

Terminada la recepción de testimonios orales, el próximo viernes se abrirá un receso de 15 días para que las defensas y la fiscalía elaboren sus alegatos finales. Tras el alegato del fiscal, que obviamente será el primero y probablemente se extenderá durante tres días, los defensores reclaman 10 días más de receso para preparar sus dúplicas, aunque no se espera que la cámara atienda esta petición.

Escuchados los alegatos, y tras un nuevo receso de tres días, serán citados los ex comandantes para que el presidente de la cámara les pregunte uno a uno: "Si usted tiene algo que decir, dígalo ahora". Tras este trámite y un nuevo aplazamiento de 10 a 15 días, se abrirá la discusión sobre lo que habrán de considerarse hechos probados en el juicio y, ya finalmente, el tribunal se retirará a deliberar su fallo. Muy probablemente las sentencias serán públicas en noviembre, tras las elecciones legislativas parciales que renovarán un tercio de los diputados y senadores y significarán un test de aceptación o rechazo hacia la Administración radical de Raul Alfonsín.

La impresión recogida en miembros jurídicos y militares de Buenos Aires presupone que, cuando menos, las dos primeras juntas presididas por Videla y Viola no escaparán a penas muy severas, que podrían alcanzar la reclusión perpetua, y que los triunviros de la última junta, presidida por Galtieri, podrían recibir cierta clemencia en atención a su menor responsabilidad represiva -la guerrilla ya estaba exterminada-, ya que tienen pendiente ante el Consejo Supremo de Justicia Militar su partícular juicio castrense por haber organizado y perdido la guerra de las Malvinas.

Un sector de las fuerzas armadas estaría presionando al Gobierno para que, por lo menos, las sentencias impuestas sean tales que no conlleven la degradación y la expulsión infamante de los reos.
A este respecto, Ricardo Molinas, titular de la Fiscalía Nacional de Investigaciones Administrativas, ha declarado que "si en este país no hay justicia, si no se aplican las penas que corresponden, la gente va a querer hacer la justicia por su mano, y esa es una aventura que uno sabe dónde empieza pero no dónde termina".

El juicio contra las juntas va a tener una proyección histórica desconocida en el país, sólo comparable con el juicio a los coroneles griegos que ya llevan doce años presos". Durante las últimas 17 semanas las testificaciones depuestas a instancias del fiscal -las defensas no han aportado testigos y se han limitado a repreguntar, primero ciegamente y, a medida que pasaban los días, a guardar silencio- han sido demoledoras para los acusados y cargadas de todas las dosis de terror y degradación que contuvo la represión militar argentina. Tal fue así, que el fiscal Strassera decidió renunciar a la presentación de más testigos y dar por terminada esta seri ana la primera fase de la vista oral del proceso.

11/8/85

Conjuros, llamas y coca (11-8-1985)

En el mercado de las Brujas, de La Paz, se venden por centenares repugnantes fetos de llama, como grandes aves aplastadas y momificadas, para ser enterrados en los pisos de las casas conjurando la buena suerte y espantando los malos designios; y las cholas quechuas y aimarás, sentadas en el suelo bajo, con su sempiterno borsalino, que se fabrica en Cataluña, impasibles e inescrutables, auguran el futuro leyendo los livianísimos posos de las tazas de té de hojas de coca. Mientras, un tío -Víctor Paz Estenssoro-, su sobrino -Jaime Paz Zamora- y un general -Hugo Bánzer- se jugaban en las urnas el mando de la nación

La Paz está erigida en el fondo de un estrecho callejón descendente a los pies del Illimani, de nieves eternas, segunda cumbre andina del país: en los altos del callejón y sus laderas habitan los pobres, y en los barrios bajos, los ricos, los diplomáticos y los gerentes de las empresas multinacionales. Las diferencias sociales, en mayor brutalidad que en ninguna otra parte del mundo, las establece el mayor o menor nivel de oxígeno en el delgadísimo aire paceño, que obliga al viajero a dormir abrazado a la botella de oxígeno que facilitan los hoteles.Trepando las laderas de la hendidura en la que se encuentra La Paz, se accede a El Alto, la ciudad gemela y aún más pobre y poblada, donde se encuentra el aeropuerto del mismo nombre, en el que se estrellaban hace 50 años los aeroplanos que contrataba Simón Patiño, el rey del estaño, para la guerra del Saco Boreal con Paraguay, por falta de sustentación. En El Alto -como también en La Paz-, decenas de camiones con una barra de madera longitudinal para agarrarse en sus cajas abiertas, transportan como ganado a las personas, que parecen sufrir un frenesí locomotivo.

La naturaleza es sabia, y llamas alpacas, vicuñas, quechuas, aimarás y hasta los guaraníes precolombinos que subieron a estas alturas a pelear en las fronteras del Incanato, tienen una composición sanguínea diferente y los glóbulos rojos en forma de hoz; su sangre, así, puede arrastrar hasta la última molécula de oxígeno, conformando unas razas fuertes y nervudas, y anchas cajas torácicas, anchas caderas y fuertes piernas, pero de pequeña estatura, adaptadas a una atmósfera enrarecida por sobre los 4.000 metros de -altitud.

Pasado y presente

En el altiplano, en la cuna brava, extendido entre las dos crestas gemelas de la cordillera de los Andes, junto al lago Titicaca, en el borde de las ruinas, no ya precolombínas sino preincaicas, de la misteriosa y extinguida civilización del Tiaguanaco, las gentes viven, a 56 kilómetros de La Paz y dentro del área de mayor concentración urbana de Bolivia, igual o peor que antes de la esforzada y sanguinaria llegada de Francisco Pizarro. Poblados sin nombre, sin agua corriente, sin luz eléctrica, sin teléfono, sin sanidad, edificados en adobe con techos de paja y sin ventanas para defenderse de las gélidas arremetidas de los vientos nocturnos del altiplano. Las mujeres, con su sempiterno borsalino negro, blanco, manufacturado en Cataluña, siguen a sus hombres en fila india tres pasos atrás, hasta cuando conversan entre sí durante el camino, con el fardo a la espalda, en el que siempre bambolea un niño con la carita redonda y achinada de los quechuas y aimarás o se esconde un pobre alijo de contrabando.

Con el alba, las mujeres con su borsalino, su fardo, su niño a la espalda, sus bamboleantes bolleras recamadas y sus zapatitos planos de colores infantiles, sacan a las ovejas, los perros y las llamas a triscar la rala vegetación, siempre con la llama, animal antiguo donde los haya y el único que escupe al hombre cuando se enoja con él, al frente de la heterogénea tropilla.

Luego acopian y preparan, para su congelamiento en la tierra -que perdura por años-, las 200 especies de papas que aporta la tierra boliviana: papas para puré, para freír, para cocer, para guardar, para consumir de inmediato, para acompañar las gigantes y asalmonadas truchas del Titicaca, para asar... Y lo revelador para el viajero es que tales subespecies de papas existen realmente, para sorpresa del europeo que descubrió las facultades alimenticias de este tubérculo -que históricamente arrojaba a los cochinos- en el siglo XVI.

Luego, las miriadas de cholas toman por asalto en los caminos de tierra los camiones de caja abierta y barra de madera longitudinal para descender desde el altiplano a La Paz y vender su modesta y hermosa artesanía; traficar con la cerámica, la verdadera y la falsa, desenterrada de entre las ruinas del Tiaguanaco; expender cigarrillos americanos de contrabando y objetos de llama en el mercado de Las Brujas; excrutar los fondillos de las cajas de las bebidas y comprar bolsones de hojas de coca para dar realmente de mascar a su familia.

El mundo de la coca

Caído el sol frente a las cumbres blancas y encendidas del Illimani, las pobres cholas regresan a sus chabolas de adobe del altiplano, con sus críos y sus fardos sujetos a la espalda, para esperar en los chamizos sin ventanas el viento cortante de la cuna brava, sus bajas temperaturas, el aire delgado, abrazadas en el suelo a sus hombres, sus llamas, sus corderos y sus perros. Si Colón, que jamás visitó estas tierras, revivido, las recorriera no se movería a sorpresa. En el altiplano boliviano -no así en las fértiles yungas que descienden desde la cordillera hasta las tierras feraces de Cochabamba o Santa Cruz- las cosas no han variado excesivairnente desde que Pizarro se dio satisfacción haciendo estrangular a Atahualpa, otorgándole la gracia de no quemarlo vivo por haberse dejado bautizar.

El cultivo de la coca continúa siendo la industria agrícola nacional, que no van a erradicar los Gobiemos extranjeros con sus protestas por su alimentación del narcotráfico. La coca se ha cultivado siempre y aún se discute sobre si los dignatarios del incanato la reservaban para sí o permitían su consumo generalizado al pueblo. Esto último parece lo más verosímil dada su utilidad social. Masticadas blandamente de tal forma que del polo escupido pueda reconocerse cada hoja -el acullico-, junto con cal y mediante una prolija ensalivación y toma de aire por la boca, surte unos efectos beneficios sobre el organismo y alivia la tensión, el hambre, el cansancio y el acunamiento o el soroche debido a la escasez de oxígeno en la cuna brava. La bola de coca y cal, colocada entre la mandíbula y la mejilla, debe ser elaborada sabiamente, con más o menos salivación, con más o menos aspiración de aire, siempre sin llegar a una masticación dura y en un ejercicio bucal que, mal llevado, puede provocar el abrasamiento del paladar, las encías y la lengua o el simple vómito irresistible.

Prosiguen las polémicas entre las clases ilustradas bolivianas sobre si la masticación de coca ha embrutecido al pueblo, degenerándolo genéticamente, o sobre si la maleficencia de la coca estriba sólo en su transformación industrial en clorhidrato de cocaína y en pasta básica para que los ricos occidentales con posibles la esnifen por las narices para dar potencia social a sus saraos. Pero intentar erradicar en Bolivia el cultivo de la coca sería tanto como pretender impedir en España el cultivo del ajo o del perejil. El narcotráfico ha conseguido que zonas de tradición agrícola como Cochabamba hayan caído en el monocultivo de la coca; que en las haciendas del Beri, en la selva amazónica, solo se pueda acceder con revólver al cinto y con permiso expreso de los reyes de la droga, o que se sugiera a los más arriesgados o adinerados aventureros volar en helicóptero -es el único acceso- hasta los remotos y fertilísimos valles secretos, en la frontera brasileña, entre quebradas y precipicios que los hacen inaccesibles por tierra, donde se está cultivando la mejor hoja de coca del mundo.El negocio de la coca para su elaboración posterior con destino al extranjero trastoca el mercado agrícola boliviano y genera tan descomunales ingresos, sin relación alguna con el sistema de producción-consumo del país, que es en buena parte el principal responsable de una inflación de caballo, que ya precisa de billetes de cinco millones de pesos bolivianos, que no alcanzan para pagar la estadía diaria en un modesto hotel. El narcotráfico, además cuenta con sus emperadores prepotentes, que desafían abiertamente de tú a tú a los Gobiernos y que han tejido una red de corrupción administrativa imposible de reventar: cobran los honestos agricultores de la coca vendiendo sus hojas a los narcos, ,que las adquieren con soltura a doble precio; cobran los policías, los funcionarios de asuntos campesinos, los de salud pública, los intendentes y hasta las tropas de comandos encargadas explícitamente de arrasar las plantaciones clandestinas. Si se tiene por buena la palabra del actual presidente, Paz Estenssoro, hasta su antecesor, Siles Zuazo -a través de su secretario privado-, estaba implicado en el tráfico de la coca elaborada.

Pero de la misma forma, que la sexualidad no tiene la culpa de la prostitución, el cultivo tradicional de la coca no es reponsable de su transformación ulterior con destino a los mercados de la decadencia adinerada occidental. Estados Unidos, principal receptor de la cocaína boliviana, ha ofrecido millones de dólares a fondo perdido y en auxilio de sus Rangers para destruir en las selvas bolivianas las ciudadelas industriales de la coca. Un sencillo repaso a los mapas topográficos de Bolivia evidencia que una solución militar contra la coca sería tan acertada como lo fue una solución militar contra el Vietcong en Vietnam.

Sólo cabe -y no existe un entendimiento cabal del problema- que los países occidentales y, ricos recipiendarios de clorhidrato y pasta básica de cocaína compren a precio de traficante los excedentes de hoja de coca de los plantadores bolivianos y les aporten ayudas científicas y tecnológicas para encontrar variantes más provechosas a sus cultivos. Cualquier otra medida será arar en la mar.

Sobre este contexto -pobreza generalizada, desvertebracion social, mayoría poblacional arnerindia desconectada de las instituciones de su país, narcotráfico establecido sobre una de las instituciones sólidas de esta población (la coca), corrupción, increíble prepotencia de las multinacionales, que, por ejemplo, prospeccionan y extraen petróleo en Bolivia sin pagar impuestos, como ocurría en el Perú hasta la reciente asunción de Alan García, evolucionan impotentes viejos líderes revolucionarios, más o menos desencantados, como Siles Zuazo, Paz Estenssoro o Juan Lechín; generales bien machos como Hugo Bánzer, que promete a su pueblo una cirugía sin anestesia -la misma que aplicó en sus siete años de dictadura-, y líderes moderados como Jaime Paz Zamora, del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, que buscan una salida modernizada y socialdemócrata a los problemas históricos de la nación.

Pero el atraso del país boliviano no es, por desgracia, soluble en las urnas, como una vez más se acaba de demostrar en éstas elecciones, que han deparado un presidente minoritario apoyado por sus enemigos, para evitar la entronización de un ex dictador como Bánzer y un presidente del Congreso de los Diputados y senadores que ni siquiera habla correctamente el castellano.

Alguna mano de hierro, por la derecha o por la izquierda, pero auténticamente nacionalista, deberá en el futuro de ocuparse de integrar a la nación con la mirada puesta en esas pobres cholas que cada noche regresan, farfullando un español tan empobrecido como el del presidente de su Congreso, desde La Paz hasta su altiplano, con sus hijos o sus fardos a la espalda, pavoneándose dentro de sus polleras recamadas, hacia la soledad, el frío atroz, los chamizos de adobe sin ventanas, las llamas, los corderos, los perros, los fetos de llama no vendidos, los bolsones de hoja de coca, los maridos, en la espantosa desolación de la cordíllera Andina.