El estado de centrifugación de España está siendo muy
divertido y con tintes de tragicomedia: Piqué con cara de Juana de Arco y Carod
como fauno engañado. La verdad es que nos enteramos de bien poco porque este
proceso de catalanización no es democrático y lo cuece Zapatero en las ollas de
La Moncloa. Ni el Parlamento de Cataluña, ni el español, ni el Senado tienen el
texto exacto de lo que se está fraguando, y los medios de comunicación tantean
entre tinieblas. Sólo parte de la clase política sabe que adviene el
federalismo asimétrico de Maragall, pero ampliado, y mira que nos reímos de su
propuesta. Hoy es crujir de dientes. Aunada la gran coalición entre el PSOE y
las minorías radicales y nacionalistas, poco podrá hacer Guerra al frente de la
Comisión Constitucional del Congreso. Será un trágala perro y no precisamente
con la limpieza de la patena que prometía Zapatero, gran muñidor de este
suceso. A los independentistas vascos no les satisfará esta Constitución
catalana pero no van a quedar debajo. Viéndola venir, el presidente valenciano,
Camps, estableció en su Estatuto la cláusula de su apellido: los valencianos se
reservan llegar tan allá como otras comunidades autónomas. Es de entender. ¿Y
van a renunciar a proclamarse nación los gallegos? Los nacionalismos de última
generación son una carreta tirada por rucios y poblada de políticos que buscan
un Estado en el que medrar. La tragedia balcánica o la estupidez
checo-eslovaca. Como Repsol encuentre petróleo en la plataforma marítima
canaria, en aquellas islas no van a reclamar una Agencia Tributaria propia sino
que reinventarán el guanche y la etnia identitaria. Se va a enterar Carod de lo
que es independentista republicano. Para federales ya sólo nos queda el nombre
y el tiempo porque ése es el proyecto del Gobierno, alterando la Constitución
por la vía de servicio y sin consultar a unos ciudadanos tratados de bobos y
contentados con la sonrisa y el talante. Cataluña abrirá una carrera en pelo
por ver quién la alcanza y consiga al menos subvenciones fijas a siete años.Las
autonomías, devenidas secretamente en estados federados, dirán lo que se
planteó en la Transición: café para todos. Este país no aguanta autonomías de
distinta velocidad ni federalismos desequilibrados. Pese al férreo y jacobino
centralismo francés, De Gaulle se lamentaba: «¿Cómo se puede gobernar un país
que tiene más de un centenar de clases de quesos?». Manuel Clavero, ministro de
Administraciones Públicas (UCD) puso en circulación la tabla de quesos para
representar el tránsito a la autonomía de cada cual. Esto es el imperio
austro-húngaro con Letizia de Sissí.
21/1/06
Zapatero en el túnel del miedo (21-1-2006)
Todos hemos entrado alguna vez en un parque de
atracciones y nos hemos montado en el túnel del terror con la sana intención de
achuchar a la pareja: uuuuhuu, sale un fantasma ensabanado por la derecha;
aaahaa, aparece un esqueleto con guadaña por la izquierda, y así hasta el
respiro de la luz final. Puede resultar entretenido pero en política es una
cabronada que ninguna sociedad se merece aunque haya equivocado su voto tras
una pirámide de cadáveres. Nunca me cansaré de repetir que la labor de un
gobernante consiste, esencialmente, en no crear más problemas de los
preexistentes. La pérdida de fondos europeos, el déficit exterior, la
vivienda-burbuja-minipisos-Trujillo, el desempleo, la deslocalización de
empresas, el terrorismo, son asuntos en los que llevamos muchos años y que no
son totalmente achacables al zapaterismo. Pero esta dirección socialista se ha
desbarrancado en año y medio por el túnel del miedo en que a un giro te
encuentras con la tolerancia hacia ETA y compañeros mártires, y en el otro con
la pérdida del seny catalán en una especie de independencia por fascículos más
agresiva que la vasca.Si Zapatero nos hubiera ilustrado sobre cuál es su
entendimiento de la territorialidad del Estado, podíamos hasta haberle
comprendido. Pero no nos ha dicho nada y se ha limitado a empujar y aceitar el
Estatut para luego darle frenadas imposibles. Cuando dijo aquello de que
aceptaría lo que viniera de Cataluña teníamos que haberle tomado las medidas y
decirle que no era él sino las Cortes quien debía considerar la cuestión. Pero
nos confiamos en el talante, en el amor de los iguales, en la nueva política
hídrica que todavía no ha sido, en la bondad educativa que hace bachilleres a
los ignaros, en la ruptura técnica con EEUU, en el viaje al corazón de Europa
que ha resultado hacia el corazón de las tinieblas, en llamarle gilipollas a
Tony Blair, en el tontorrón código del buen Gobierno, en la cancha de
baloncesto de Lanzarote y la piscina para Sonsoles en Moncloa y la sonrisa cada
vez más caída en las comisuras. Durante el franquismo había una «Asociación de
buena palabra y mejores costumbres». ZP hubiera sido presidente. Están
discutiendo sobre la guía telefónica.Tras el mamotreto del Estatut va el País
Vasco, Galicia, Valencia (la cláusula Camps que obliga a ir tan allá como
cualquier otro) y las Baleares, y los cimientos militares se seguirán
moviendo.Yo, ciudadano, quiero levantarme por las mañanas con el Times
planchado por la mucama junto a una taza de café sin tener que lanzar un grito
ante cada primera página. Soy un burgués. Como Azaña. Esperaré dos años a ver
cuántos problemas más nos crea ZP en el tobogán del miedo.
14/1/06
Cuando Zapatero se vuelve kafkiano (14-1-2006)
Zapatero estuvo poco tiempo en la oposición, y se le
nota. Fue poco intelectual agarrando la pancarta día y noche contra una marea
negra o una guerra en la que, como afirma el virrey americano Paul Bremer, nos
sentamos sobre nuestros traseros. Es como manifestarse contra la tuberculosis o
el cáncer: todo el mundo se apunta. El mejor Zapatero en la oposición fue el
que propuso la ley de Partidos y el Pacto Antiterrorista; ahí no había oportunismo
sino estadismo, una política sobrepartidaria ante la pesadilla nacional. Aznar
fue renuente porque es receloso y ve trampas debajo de las piedras, pero acabó
aceptando la iniciativa socialista. Fue la peor época para la banda terrorista
y Batasuna quedó aplastada contra la pared; no sólo quedó ilegalizada sino
inscrita en las listas europeas y de Estados Unidos como cooperadora necesaria
del terror. El 21 estos prófugos celebrarán en Barakaldo un congreso nacional
en estado de permisividad.
Zapatero reniega de sus mejores actos aduciendo que el derecho de reunión es natural y que los ilegalizados miembros de una organización ilegal tienen derecho a conjuntarse públicamente. Algo así: como sé que te gusta el arroz con leche por debajo de la puerta te echo un ladrillo. Un sinsentido a caballo de los hermanos Marx y de Kafka. ¿Se podría celebrar en Alemania un congreso nazi? ¿Qué han de hacer las policías internacionales que en sus ordenadores tienen un asterisco sobre HB cuando vean que los batasunos congresúan libremente en España? ¿Qué le da Otegi a ZP que no le den los etarras del Partido Comunista de las Tierras Vascas?
El presidente tiene en esto del terrorismo arrancada de caballo y parada de burro, hasta desdecirse a sí mismo. El único fantasma que habita en La Moncloa es el sueño eterno de comparecer en televisión para anunciar el fin de ETA. Cuán largo me lo fiáis y verdes las han segado. Mientras siga con los muelles blandos le tirarán una tregua como el que tira un hueso a un perro. La tesis de que como HB no existe sus integrantes se pueden reunir y manifestar es propia de los habitantes de la casa deshabitada y de ese evangelio apócrifo sólo levemente irreverente en el que Jesús dice a sus discípulos: «Hoy me veis, mañana no me veréis, pero luego me veréis». Contestándole San Mateo: «Maestro, te amo por lo bien que te explicas».A ZP, a Rubalcaba, a Conde-Pumpido y no digamos a Pepe Blanco, les está ocurriendo lo peor: que no se les entiende. No hay dirección de orquesta y todo el Gobierno suena cacofónico. Aquel Zapatero antiterrorista ha mudado en un medroso mendicante ante Otegi.
12/1/06
Democracia de pordioseros (12-1-2006)
La democracia de calidad consiste en la menor presión
posible del Estado (central, autonómico) sobre los ciudadanos. Que el Estado no
se note debería ser el lema de una pancarta a pasear, pero vivimos
pordioseramente oprimidos y zarandeados por la Administración central, autónoma
y municipal, sean liberales de derecha o socialistas de pelaje negro. En
Euskadi puntúa el conocimiento del euskara para las plazas de médicos
oncológicos, y, claro, se bajan los pacientes a Navarra o Madrid para tratarse
con facultativos que hablan español e inglés y tienen relación con los mejores
centros estadounidenses. La policía lingüística de la Generalidad se parece a
la policía religiosa iraní, que va por las calles azotando con varas a las
mujeres que enseñan un antebrazo o una corva.El espionaje de las historias
clínicas en Cataluña para ver qué doctores las redactan en catalán o español es
una indignidad y un delito y adelanta la harapienta democracia que nos ofrece
el Estatut de nunca acabar.
El acto médico es la mayor confidencialidad que se puede dar entre dos
personas, facultativo y paciente. El historial médico es más que una
radiografía: es el perfil humano que nunca lograría el más experimentado
interrogador; lo que has bebido, lo que has fumado, la vida que has hecho, tus
antecedentes venéreos, tu capacidad laboral, todo. Una vez mientras me vestía
le di un cheque en blanco a mi médico. «Rellena tú la cantidad», me dijo. «Si
pongo mi vida en tus manos, ¿cómo no me voy a fiar de ti?», le contesté. «Pues
tienes razón», y completó el talón. Las historias clínicas sólo se pueden mover
por una inspección interna del propio hospital o por decisión judicial. Lo
contrario es la Gestapo que bajaba los pantalones a los detenidos para
comprobar si estaban circuncidados.
Sobre Cataluña ha caído, y más que caerá, una
asfixiante manta de intervencionismo incompatible con los ciudadanos libres. No
participo del temor al separatismo del teniente general Mena, pero oigo un
tsunami de nacionalismo intolerante, opresor, ordenancista, intervencionista,
que hará muy difícil vivir y trabajar en Barcelona, y no digamos en Vic. ¿Por
qué no se les ocurre a estos vigilantes de la playa lingüística colocar
micrófonos en los confesionarios para ver si la feligresía se confiesa en
catalán o castellano? Lo harán. Lo de que Cataluña se reconozca nación es
asunto ancilar. También puede declararse tal La Rioja, por extensión, y café
para todos como se dijo durante la Transición. Lo grave es todo el contexto
autoritario del Estatut en el que los catalanes, que estuvieron a la vanguardia
de las libertades, se han pasado al nacional-franquismo.
7/1/06
El mal gobierno del buen desgobierno (7-5-2006)
Poco eco ha tenido el traslado
desde Zaragoza a Madrid de veinte camareras y tres camareros en un Hércules
para atender un festín militar. Las viandas y las bebidas marcharon por
carretera en camiones isotermos. Esta logística tan particular no es un
escándalo: es una soberana tontería propia de un Gobierno de palabras como
éste. Cuando vivía en Brasil, Maluí, un gobernador del nordeste, inundó
Brasilia durante una convención nacional de las que fueron llamadas malufetas:
tres aviones de mulatas pagadas y dispuestas a cualquier cosa. Líbreme Dios de
sospechar de putas a las honestas camareras zaragozanas, y a los mozos, pero es
que Bono se va convirtiendo en el pato patagónico (una pisada, una cagada; otra
pisada, otra cagada) y está dejando Defensa como un patio de monipodio. Le
tengo ley; en el franquismo me lo tropezaba en las guaridas de Tierno Galván, a
la izquierda del PSOE. Le creo un hombre bueno que, tras casarse con una
hispanoamericana adoptó una niña desamparada tras completar su descendencia
biológica. Pero es inquietante su propensión a la mentira y la farándula
política.
Empezó con los niños en su toma de posesión para dar un toque kenediano a lo
suyo y, de inmediato, se concedió una medalla militar que tuvo que devolver
vergonzantemente. Linchó a su antecesor Federico Trillo por el Yak caído en
Turquía y se tragó los helicópteros siniestrados en Afganistán derribados por
el viento. Le pido una cosa a Bono aunque no sea camarero: que me traslade a
Kabul para entrevistar libremente a los sobrevivientes de aquel «incidente». A
Bono le da igual que la fragata Alvaro de Bazán estuviera integrada en una
unidad naval estadounidense operando contra Irak. Como cree que los españoles
son tontos dirá cuando le plazca que el buque estaba en prácticas, para no
dejar desnudo a su rey Zapatero, el que le quitó la secretaría general del
PSOE. ZP, en una de sus banalidades ociosas, redactó de su puño y letra un
código de gobierno del buen Gobierno en el que entre otras banalidades suprimía
el uso del excelentísimo o ilustrísimo de los cargos. A mí que no me toque que
soy ilustrísimo como Comendador del Mérito Civil. Pero el buen gobierno no
atañe al ir a dormir a Toledo en helicóptero de respeto o en trasladar
camareros por vía aérea militar para un guateque. ¿Pero es que no hay camareros
en Madrid ni establecimientos que puedan servir un cóctel? José Bono en su
breve trayectoria como ministro ha acumulado desvergüenza sobre vileza, y ya es
el jefe de la falta de información, por delante de la vicepresidenta, María
Teresa Fernández de la Vega. Su esfuerzo es inútil: no será el sustituto.
5/1/06
Evo Morales, el ‘cocalero’ (5-1-2006)
En estos días de confusión en los que no te dejan
encender un pitillo de tabaco pero puedes fumar legalmente un canuto de cocaína
o de hachís (o inyectarte lo que te pete) viene a Madrid el presidente electo
boliviano, Evo Morales, con la etiqueta de «cocalero», preso de una pinza entre
los que lo denigran como a un narco y los que lo jalean por serlo. Morales
cultiva y recoge coca como otros patatas. Es un asunto anterior a Colón. Las
alturas andinas han propiciado entre quechuas y aymaras unas cajas torácicas
anchas y un glóbulo rojo en forma de gancho que arrastra más oxígeno al riego
sanguíneo. Igual que las llamas, tan dulces ellas que acabaron sifilíticas tras
la conquista y que cuando se enojan te escupen a la cara un salivazo corrosivo.
Para soportar aquellos rigores los amerindios han
masticado siempre hojas de coca mezcladas por algún tipo de bicarbonato,
pasando la bola de un carrillo a otro en lo que se llama acullico y obteniendo
un plus de energía física. El último lugar al que acudiría un cacocainómano
sería a las plantaciones cocaleras bolivianas. En La Paz he tomado mate de
coca; y la Reina también, para aliviar el «soroche», el mal de las alturas. Son
los colombianos, narcoguerrilleros, paramilitares o narcotraficantes, los que
compran por barato la hoja de coca y la transforman en clorhidrato de cocaína
para que esnifen o fumen o se inyecten los estadounidenses, los primeros
consumidores (Europa es una sucursal) que ya descubrieron la euforia con la
Coca-Cola de principios de siglo entre cuyos ingredientes figuraba su nombre
claro y prístino: coca.
Según los expertos para acabar con la cocaína
habría que bombardear Hollywood o el perímetro que rodea el Central Park
neyorquino. Pero este «cocalero» de jersey y amistades peligrosas trae bajo el
brazo el petróleo y el gas (Repsol), la información (Prisa) y un cabreo
histórico de cojones: con Estados Unidos primero, con Chile después y con
España. La coca es la tilde de la ñ en la descomposición boliviana; el sureste
agrícola del país quiere independizarse más que Cataluña o el País Vasco.
Agraviados por Chile que les arrebató la salida al Pacífico no quieren sacar
por allí sus exportaciones y están tan irredentos que mantienen un Ministerio
de Marina aunque rodeados de tierra por los cuatro puntos cardinales. Siempre
han sido muy ricos, pero España los descolonizó tarde, lento y mal. Los del
acullico son tan bravos que en 1946 al general-presidente Villarroel (un nacionalista)
lo sacaron del Palacio Quemado (sede del Gobierno) y lo colgaron de la primera
farola, que tiene una plaquita en su recuerdo.El que llega no es un folclórico
narcotizado.
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