Todos hemos entrado alguna vez en un parque de
atracciones y nos hemos montado en el túnel del terror con la sana intención de
achuchar a la pareja: uuuuhuu, sale un fantasma ensabanado por la derecha;
aaahaa, aparece un esqueleto con guadaña por la izquierda, y así hasta el
respiro de la luz final. Puede resultar entretenido pero en política es una
cabronada que ninguna sociedad se merece aunque haya equivocado su voto tras
una pirámide de cadáveres. Nunca me cansaré de repetir que la labor de un
gobernante consiste, esencialmente, en no crear más problemas de los
preexistentes. La pérdida de fondos europeos, el déficit exterior, la
vivienda-burbuja-minipisos-Trujillo, el desempleo, la deslocalización de
empresas, el terrorismo, son asuntos en los que llevamos muchos años y que no
son totalmente achacables al zapaterismo. Pero esta dirección socialista se ha
desbarrancado en año y medio por el túnel del miedo en que a un giro te
encuentras con la tolerancia hacia ETA y compañeros mártires, y en el otro con
la pérdida del seny catalán en una especie de independencia por fascículos más
agresiva que la vasca.Si Zapatero nos hubiera ilustrado sobre cuál es su
entendimiento de la territorialidad del Estado, podíamos hasta haberle
comprendido. Pero no nos ha dicho nada y se ha limitado a empujar y aceitar el
Estatut para luego darle frenadas imposibles. Cuando dijo aquello de que
aceptaría lo que viniera de Cataluña teníamos que haberle tomado las medidas y
decirle que no era él sino las Cortes quien debía considerar la cuestión. Pero
nos confiamos en el talante, en el amor de los iguales, en la nueva política
hídrica que todavía no ha sido, en la bondad educativa que hace bachilleres a
los ignaros, en la ruptura técnica con EEUU, en el viaje al corazón de Europa
que ha resultado hacia el corazón de las tinieblas, en llamarle gilipollas a
Tony Blair, en el tontorrón código del buen Gobierno, en la cancha de
baloncesto de Lanzarote y la piscina para Sonsoles en Moncloa y la sonrisa cada
vez más caída en las comisuras. Durante el franquismo había una «Asociación de
buena palabra y mejores costumbres». ZP hubiera sido presidente. Están
discutiendo sobre la guía telefónica.Tras el mamotreto del Estatut va el País
Vasco, Galicia, Valencia (la cláusula Camps que obliga a ir tan allá como
cualquier otro) y las Baleares, y los cimientos militares se seguirán
moviendo.Yo, ciudadano, quiero levantarme por las mañanas con el Times
planchado por la mucama junto a una taza de café sin tener que lanzar un grito
ante cada primera página. Soy un burgués. Como Azaña. Esperaré dos años a ver
cuántos problemas más nos crea ZP en el tobogán del miedo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario