27/2/85

Los peronistas pretenden bloquear el tratado con Chile sobre el Beagle (27-2-1985)

Los senadores peronistas podrían obstruir la aprobación, el próximo 6 de marzo, del tratado de paz con Chile, alcanzado tras mediación vaticana y con el que se pone fin a 100 años de conflicto sobre el canal de Beagle. El tratado será ratiricado, con casi toda seguridad, al contar el Gobierno radical con la mayoría simple de los 46 senadores.

Ante la inevitabilidad de la aprobación del tratado, el senador peronista Orlando Britos, cabeza visible de la fracción renovadora (en la que se incluyen todos los senadores), ha anunciado la intención de su bloque de no asistir a la votación, para provocar la falta de quórum.La maniobra obstruccionista no tendría otro sentido que el de restar fuerza moral al presidente Alfonsín en vísperas de un nuevo viaje oficial a EE UU para recabar mayor apoyo de la Administración Reagan para los'problemas financieros argentinos y algún tipo de mediación para establecer un mínimo entendimiento con el Reino Unido.

El bloque peronista en el Senado aduce deficiencias de forma y fondo en el tratado que perjudicarían los intereses argentinos, pero el caso es que el acuerdo fue suscrito en el Vaticano, por el Gobierno democrático y posteriormente ratificado por abrumadora mayoría en un referéndum consultivo y no vinculante, además de que el peronismo carece de mayoría en la Cámara Alta para impedir su ratificación.

Por otra parte, el lunes, el gobernador de Santa Fe, José María Vernet, y el senador Orlando Britos, primeros vicepresidentes del peronismooficialista y renovador y máximas autoridades legales partidarias, tras la doble renuncia de Isabelita Perón, se negaron a conciliarse ante el fiscalfederal argentino que en nombre de la justicia electoral les conminó a avenirse.

Ya parece inevitable a corto plazo la escisión formal en dos del bloque peronista de diputados, a cuya fracción sumarían los renovadores la totalidad de los senadores y todos sus gobernadores menos uno. Los oficialistas contarían con el inestimable sostén de las 62 organizaciones -los sindicatos peronistascontroladas por el líder metalúrgico Lorenzo Miguel, segundo vicepresidente del oficialismo. La guerra civil peronista, iniciada en vida de Perón, no hace más que continuar.

22/2/85

Isabel Perón abandona la presidencia del justicialismo (22-2-1985)

Isabelita Martínez de Perón, tercera esposa de Juan Domingo Perón, renunció irrevocablemente a la presidencia del Movimiento Justicialista, según trascendió ayer en Buenos Aires. La dimisión llegó a conocimiento de las dos facciones en que ha quedado provisionalmente dividido el peronismo por los esotéricos y domésticos medios de comunicación política que placen a la señora: dos cartas supuestamente autógrafas, transportadas hasta Buenos Aires por una amiga personal. Entre tanto, la ex presidenta argentina se encontraba ayer en Fuengirola

La amiga correo, Melia Arbelaiz de Álvarez, administradora en Argentina de los bienes de la ex presidenta, facilitó sendas fotocopias de las cartas dirigidas a Lorenzo Miguel, líder de los sindicatos peronistas y vicepresidente segundo del peronismo oficialista, y al senador Orlando Britos, vicepresidente primero del peronismo renovador.Dada la caótica situación interna del justicialismo, Isabelita ha tenido que dimitir dos veces al presidir los dos bloques enfrentados.

Orlando Britos reconocía ayer patéticamente tener en su poder la fotocopia de una carta autógrafa de dimisión irrevocable -sin otras consideraciones-, que en principio daba por buena, aunque desconocía la caligrafía de Isabelita. Hablar telefónicamente con la señora o acudir a conversar personalmente con ella es algo que la dirigencia peronista -cualquiera de ellas- ya ni siquiera intenta.

No obstante, los peronistas estiman que si la renuncia fuera apócrifa,Isabelita habría abandonado su espeso silencio para desmentirla. [Isabel Perón se encontraba ayer en el aparthotel PYR de Fuengirola, según pudo comprobar EL PAIS a través de un conserje que respondió que la señora había dejado su llave en recepción y había salido. Los intentos de localizarla en la localidad malagueña fueron infructuosos].

La versión rápidamente elaborada en los círculos peronistas -sus líderes saben tanto de las intenciones de Isabelita como este corresponsal- consiste en que la jefa ha dimitido como expresión de rechazo a la división justicialista. La renuncia así entendida propiciaría el clima dramático y sentimental para que los dos congresos peronistas optaran por un tercero de reunificación bajo el mando ecuménico de la señora.

Aunque así fueran las cosas, poco podría revertirse la acelerada descomposición del peronismo, por cuanto el desprestigio de Isabelitase encuentra firmemente consolidado.

El último número de Humor (revista satírica argentina de gran tirada) despliega tres páginas con fotomontajes de la ex presidenta en paños menores y poses eróticas con leyendas como que Felipillo -Felipe González- se olvidó por sus encantos de la OTAN. Y en las remembranzas periodísticas sobre José López Rega no se olvidan dos anécdotas del mandato de la ex presidenta: cuando los ministros se perseguían para agredirse corriendo en rededor de la mesa de consejos que ella presidía, y cuando uno de sus edecanes, al entrar en su despacho presidencial, encontró al brujo, al fundador de la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina), al inspirador del terrorismo argentino de extrema derecha, su secretario y confidente, sujetándola por el cuello y dándola de bofetadas.

Cinco años de cautiverio en una residencia militar tras su derrocamiento -más las atrocidades posteriores- permitieron la restitución de sus bienes en Argentina y España, el pago de sus salarios como ex presidenta y la anulación de las causas contra ella seguidas por presunta prevaricación, para que pudiera regresar al país sin ser detenida por cualquier juez federal.

Los peronistas, enzarzados entre sí por el reparto de la herencia política de Perán, la eligieron presidenta del movimiento, en parte como símbolo y fundamentalmente para no tener que pelearse a muerte por el cargo.

Entre la cocina y la sacristía

Por las mismas razones, los dos congresos peronistas de la escisión le otorgaron la presidencia sin que ella solicitara nada, dijera nada ni mostrara la menor intención de regresar a su país tras más de un año de restauración de la democracia.

Sus breves visitas a Buenos Aires llenaron de gozo a los radicales en el poder ante la mínima movilización de sus propios partidarios por recibirla, y ante el bochornoso tono, a medio camino entre la cocina y la sacristía, con que maternalmente quiso dirigirse a la clase obrera argentina. "Es tonta y jamás abandonará Madrid", es el comentario más caritativo que, siempre en privado, pero sin secreto, hacen de ella los propios peronistas de cualquier facción.

Uno de los justicialistas más solventes, el ex candidato presidencial Italo Argentino Lúder, ya venía pidiendo reiteradamente la dimisión de la señora como primer paso para clarificar el partido.

Pese a que su papel político efectivo era inexistente, su dimisión aporta nuevos elementos al frenesí autodestructor del peronismo, al liberar las tensiones por el control del movimiento entre los oficialistas,atrincherados en la burocracia sindical y la ultraderecha sociológica, y los renovadores -casi todos los congresistas y gobernadores-, que rechazan el pistolerismo y el desprecio por la democracia de los primeros.

Algo es seguro: por muchos que sean sus pecados, la clase obrera argentina no merece estos dirigentes.

21/2/85

Los miembros de las juntas argentinas serán juzgados bajo la ley castrense en abril (21-2-1985)

La Cámara Federal argentina de lo Penal y Correccional iniciará en abril el juicio contra los miembros de las tres primeras juntas militares que en el llamado Proceso de Reorganización Nacional gobernaron el país entre 1975 y 1982. El juicio será civil, pero tendrá carácter sumario y con arreglo al Código de Justicia Militar.

Siete de los nueve altos militares argentinos procesados por el decreto 158 del presidente Raúl Alfonsín como presuntos responsables de crímenes contra la humanidad serán trasladados en breve desde sus respectivas prisiones a la unidad penal 22, en el centro de Buenos Aires, muy próxima a la sede de la Cámara Federal, donde serán juzgados en vista pública.Ya se encuentran en prisión preventiva rigurosa los tenientes generales y ex presidentes Jorge Videla y Roberto Viola, los almirantes Eduardo Massera y Armando Lambruschini y el brigadier del Aire Orlando Agosti. También en prisión preventiva, pero por su actuación en la guerra de las Malvinas, se encuentran el teniente general y ex presidente Leopoldo Galtieri y el almirante Jorge Anaya; en libertad provisional se hallan los brigadieres del Aire Omar Graffigna y Basilio Lami Dozo. Por primera vez en la historia penal tres ex presidentes consecutivos de una nación arrastrarán un proceso por supuestos crímenes de lesa humanidad.

Seis jueces de la Cámara Federal, presididos por León Carlos Arslanián, dictarán sentencia. La fiscalía estará encabezada por Julio César Strassera. Éste será el primer juicio oral celebrado en Argentina desde el realizado en 1970 contra los presuntos secuestradores y asesinos del teniente general y ex presidente Pedro Eugenio Aramburu.

Escenario del juicio

La sala de la Cámara Federal, neogótica, cuenta con capacidad para 500 personas distribuidas en una platea y dos pisos; 100 periodistas argentinos y extranjeros podrán presenciar las sesiones, que comenzarán diariamente a las dos de la tarde, y se prevé la posibilidad continuar el juicio sábados y festivos, si es necesario, dado el carácter sumario de la causa. Los nueve reos podrán excusar su presencia en el banquillo de los acusados y hacerse representar por sus letrados, excepto cuando realicen sus descargos y cuando reciban sentencia.Las medidas de seguridad serán tan excepcionales como el mismo juicio, tanto en el exterior de la Cámara Federal como en su interior, a fin de hacer prevalecer la autoridad del tribunal en unas vistas que se esperan plagadas de incidentes. Ya se da por segura, para empezar, la intervención de las defensas solicitando de la Cámara la expulsión de la sala de las madres de la Plaza de Mayo.

Ambas partes -fiscalía federal y defensores- guardan lógicas reservas sobre sus principales líneas de acción, aunque ha trascendido la intención de la defensa de recordar la orden de exterminio militar de la subversión y el terrorismo del último Gobierno constitucional de Isabel Perón. 

Por parte de las defensas del teniente general Jorge Videla y del almirante Eduardo Massera se espera todavía algo más: una encendida argumentación política cuestionando la viabilidad de la democracia parlamentaria en el país. A la vuelta del verano austral los argentinos encontrarán servido lo que muchos estiman como el juicio del siglo y otros temen que sea el juicio final.

20/2/85

La destitución del ministro de Economía argentino, bien acogida en Buenos Aires (20-2-1985)

La destitución del ministro de Economía argentino, Bernardo Grinspun, y del presidente del banco central (de hecho un ministerio de hacienda), Enrique García Vázquez, fue ayer unánimemente bien acogida en Buenos Aires e interpretada como un cambio sustancial en la política económica emprendida por el Gobierno presidido por Raúl Alfonsín.

Bernando Grinspun ha sido sustituido en su cartera por Juan Vital Sourrouille, un funcionario económico de 44 años, reputado de buen técnico y que actuaba como secretario de planificación del ministro cesado. Al frente del Banco Central argentino ha sido designado Alfredo Concepción, de 63 años, hasta ahora secretario de comercio interior.

Los ceses adquieren realce ante el desagrado del presidente Alfonsín por introducir cambios en su Gobierno. En 14 meses de mandato Alfonsín sólo había sustituido al primer titular de Trabajo, Antonio Mucci, por Hugo Barrionuevo, menos renuente a la negociación con el sindicalismo peronista.

Desencadenante del cese

La decisión del comité nacional de la Unión Cívica Radical -el partido gobernante-, presidido por el vicepresidente de la nación, Víctor Martínez, de citar a Grinspun para que explicara su errática política económica decidió la crisis, llevada a cabo por Alfonsín de improviso y personalmente.La gestión de Grinspun había sido resolutiva en la renegociación de los 45.000 millones de dólares de deuda externa heredada de la dictadura, pero su falta de inteligencia posterior con el FMI por la aplicación de los acuerdos suscritos llegó a ser total.

Su política antiinflacionista resultó un estrepitoso fracaso: 25% de inflación en enero y cerca de un 800% en 14 meses. Vaya en su descargo que intentó la cuadratura del círculo de hacer cumplir el dudoso axioma del presidente Alfonsín: disminuir la vertiginosa escalada de la inflación manteniendo el salario real de los argentinos.

Sourrouille, nuevo responsable de la economía argentina, fue uno de los más duros negociadores con el FMI, pero de él se espera precisamente un cumplimiento más fiel en la contención del crédito y disminución del gasto público.

14/2/85

Inicio del diálogo entre los presidentes democráticos de Argentina y Uruguay (14-2-1985)

El presidente electo uruguayo, Julio María Sanguinetti, acudió el martes a Buenos Aires en una visita de ocho horas, durante la cual se entrevistó privadamente con el presidente electo argentino, Raúl Alfonsín. Ambos mandatarios decidieron llevar a cabo los estudios para un gasoducto entre los dos países y para la construcción de un puente Buenos Aires-Colonia, sobre el río de la Plata, que pondrá en comunicación permanente la economía de las dos naciones.El nuevo presidente uruguayo también se reunió con legisladores en el Congreso y concedió una conferencia de prensa.

Que la visita de Sanguinetti, el triunfante líder colorado, coincidiera con la renuncia del general Gregorio Álvarez como presidente de hecho y la asunción del poder por el titular de la Corte Suprema de Justicia, Rafael Adiego, se interpretó en Buenos Aires como un deseo del presidente electo de alejarse físicamente de esta penúltima tensión entre la sociedad civil y la militar en Uruguay. Los uruguayos, en efecto, despidieron a Goyo Álvarez con marchas, bocinazos, sonar de campanas y de sirenas de buques, a más del tradicional caceroleovespertino, y el jefe del Ejército oriental, general Hugo Medina, amenazó con un nuevo golpe de Estado si se repitieran las circunstancias políticas de 1973.

Despegue brusco

El mal humor de la clase militar uruguaya debió contagiar al piloto del avión de Pluna (Primeras Líneas Uruguayas Nacionales) que transportó a Buenos Aires a Sanguinetti. Cuando comenzó a carretear para su aterrizaje en Ezeiza realizó una brusca maniobra dando la cola al estrado desde el que Raúl Alfonsín y otras autoridades despedían a su huésped. Voló la alfombra roja de respeto, y el presidente argentino y su séquito hubieron de correr a guarecerse del huracán de aire caliente con que les obsequió el piloto. Significativas bromas de cuartel de los militares rioplatenses.Sanguinetti, acompañado por sus futuros ministros de Exteriores, Enrique Iglesias; de Economía, Ricardo Zerbino, y de Transportes, Jorge Sanguinetti, se reunió en la residencia presidencial de Olivos con el presidente Raúl Alfonsín para establecer la institucionalización de un sistema de consultas permanentes en materia agropecuaria, integración científica y cooperación tecnológica.

En Uruguay, donde no es difícil encontrar empresarios que se plantean la viabilidad del país. como unidad económica, los principales problemas de la posdictadura son los económicos, y la crisis sólo podrá ser aliviada insertando a Uruguay en espacios de consumó más amplios, bien hacia Brasil, bien hacia Argentina.

Por razones obvias -historia, lengua, composición étnica, cultura-, la recuperación de la pequeña industria uruguaya sólo podrá realizarse en el marco de una estrecha asociación con Argentina.

En su conferencia de prensa, el presidente electo uruguayo fue reiteradamente preguntado sobre el alcance de la futura amnistía para los presos políticos aún detenidos en el país. Mantuvo la tesis de un doble trato jurídico para aquellos que lucharon contra la dictadura y para aquellos otros que fueron condenados por alzarse en armas contra un sistema democrático. Los primeros serán amnistiados, y los segundos, liberados mediante indultos en atención a los sufrimientos padecidos en prisión.

Sobre el hipotético juzgamiento de militares por delitos cometidos durante la dictadura, reafirmó que su Gobierno, al contrario que el de Alfonsín, no ejercerá la acción pública, y que serán los jueces los que deberán dilucidar las denuncias a instancia de parte.