El Congreso argentino aprobó
en la noche del martes (madrugada del miércoles, hora peninsular española), por
126 votos a favor, 16 en contra, una abstención y la ausencia de la mayoría de
los diputados peronistas, la ley que en 60 días pondrá punto final a los procesamientos de militares y
policías por la guerra sucia contra la subversión. La ausencia del
peronismo, primer partido de la oposición, redujo el debate parlamentario. a
cero, pese a la enérgica oposición al proyecto de ley del pequeño e
izquierdista Partido Intransigente (PI).El peronismo -sus diferentes
fracciones- se lavó las manos en este asunto pero envió a la Cámara a sus
diputados de extrema derecha para lograr el mínimo quórum -la mitad de los
diputados más uno- que permitió al Gobierno sacar adelante la ley de punto final. No hubo debate propiamente dicho, pero
sí íncidentes verbales y físicos. Desde los palcos destinados al pueblo las
Madres de Plaza de Mayo entonaban una y otra vez: "Dicen los radicales que
son la vida y son la paz / pero dejan a los asesinos en libertad".
La infantería de choque de
la policía federal obvió sutilezas tales como pelotas de goma o gases
lacrimógenos y cargó brutalmente con largos garrotes de madera quebrando huesos
por doquier. Los manifestantes se ensañaron con las vidrieras del Congreso y se
empeñaron entusiásticamente en la destrucción de escaparates y vehículos.
Terminada la votación, los diputados abandonaron la Cámara bajo custodia.
Pero los incidentes deben
ser tenidos como mínimos, dadas las dimensiones de esta gran ciudad, y el
Gobierno radical se puede dar por satisfecho: ha signado su ley de punto final con rapidez, la víspera de la
Nochebuena.
Las Fuerzas Armadas, sincera
o hipócritamente, continúan dirigiendo mensajes de amor al Gobierno democrático
y, así, el jefe del Estado Mayor de la Armada, vicealmirante Ramón Arosa, ha
vuelto a descartar que nadie que vista uniforme esté pensando en nuevos
gobiernos militares. El viernes la Corte Suprema fallará respecto a las
apelaciones de la fiscalía y de los encausados en el juicio a las tres primeras
juntas.