Bogotá está siendo cuadriculada desde el jueves por las fuerzas de
seguridad en busca de más dirigentes del Movimiento Diecinueve de Abril (M-19)
o de otras agrupaciones de la Coordinadora Nacional Guerrillera que pudieran
encontrarse en esta capital. Mientras tanto, la muerte de Alvaro Fayad, uno de
los fundadores del M-19, ha abierto una áspera lucha por el poder dentro del
movimiento. En los aledaños de Cali, al suroeste del país, continúan los
combates entre el Ejército y el Batallón América, con el revés para las tropas
regulares de siete suboficiales muertos.
Gustavo Arias Londoño, alias Boris y Gerardo, abogado,
hasta ahora encargado de finanzas del movimiento, se ha autoproclamado sucesor
de Fayad en un comunicado durísimo para con éste: "El panorama subversivo
se despeja con la muerte de quien con insuficiencia e incapacidad táctica y
militar, puesta en práctica con arraigado sectarismo ideológico y ambición
personal, asumió el comando del movimiento en 1984...".El comunicado de
Gustavo Arias es también demoledor contra Carlos Pizarro Leongómez, alias Mauricio, quien,
según otras informaciones guerrilleras, habría tomado la dirección del
movimiento en una comandancia colegiada. Esta nueva dirección del M-19 estaría
así presidida por Pizarro Leongómez en una junta integrada por Antonio Navarro
Wolf, Marcos Chalita, Libardo Parra, Israel Santamaría, Hebert Bustamante y el
propio Gustavo Arias.Obviamente, la sucesión de Fayad no está clara y lo peor
que le puede ocurrir a este país, a dos meses de unas elecciones
presidenciales, es que Arias, unduro, un
militarista de la línea maximalista del comandante: Iván Marino Ospina, muerto
por el Ejército en Cali hace siete meses, se afiance en la dirección del M-19.
Ahora Bogotá espera la réplica del M-19 por la muerte de su
comandante, que no por discutido dejará de ser vengado. El dirigente Libardo
Parra Guznián, alias Óscar, identificado
por la Redacción de El Tiempo,
aseguró telefónicamente a este diario próximos atentados contra el presidente
Belisario Betancur; el ministro de Defensa, general Vega Uribe, y el director
nacional de la Policía, general Víctor Delgado Mallarino.
Betancur, inutilizado
Betancur, en el borde de su mandato, frustradas sus mejores
intenciones pacificadoras, inutilizado
por las Fuerzas Armadas y ya por encima del bien y del mal, tomó el
viernes entre dos luces su avión presidencia¡ y, junto a un grupo de
periodistas y científicos, sobrevoló Colombia para observar la aproximación del
cometa Halley, visible desde hace una semana.
A tenor de la sangre que estaba corriendo 3.000 metros más abajo,
su gesto parecería el de un cínico, de no ser conocida su elevación moral: ha
sido el gesto de un escéptico y, acaso y en estos momentos, de un hombre
suavemente despreciativo.
El general Vega, el ministro de Defensa al que se supone bien
guardado, el hombre que rompió los pactos de Betancur con los insurgentes al
día siguiente de ser firmados, no se ha privado de satisfacerse públicamente
por la muerte de Fayad, desdeñando cualquier posibilidad previamente
establecida de capturarle con vida.
Las circunstancias de la caída de Fayad quedan para la próxima
novela de Gabriel García Márquez, ahora en México. La policía desistió de una
anunciada conferencia de prensa para explicar los sucesos y el compositor Raúl
Rosero, cuya esposa, encinta de un mes, fue ametrallada en su domicilio junto
al jefe del M- 19, ha solicitado protección de su vida al procurador general de
la nación.
El popular Rosero, moralmente destruido, vela los restos de su esposa
e insiste en que no conocía a Fayad, que no tiene -ni tenía su esposa-
contactos con la guerrilla y que un tal José -supuestamente Fayad- se presentó
en su casa en su ausencia so pretexto de necesitar la musicalización de unas
canciones. En su espera se produjo el asalto y la muerte de los ocupantes del
apartamento, excepto uno de los hijos, de ocho años, del compositor. Resulten
los misterios bogotanos como resulten, es significativo que la policía no se
haya atrevido a detener a Rosero ni siquiera para interrogarle como sospechoso.
Por lo demás, el Batallón América, integrado por insurgentes
colombianos del M-19 y guerrilleros peruanos de Tupac Amaru -es dudosísimo que
formen en sus filas también miembros de Sendero Luminoso como afirma la Prensa
recobra aliento en los alrededores de la ciudad de Cali, la tercera del país,
tras una suicida aproximación a ella en la que fueron rechazados con cañones
autopropulsados, columnas de blindados y helicópteros artillados.
Bajas en el Ejército
Fuera de los llanos y las zonas urbanas, el Ejército regular ha
comenzado a recibir su propia medicina, teniendo que reconocer la muerte en los
últimos dos días de un sargento y seis cabos y la baja por heridas de un
oficial y cuatro soldados.
Extrañísima lista de bajas que obliga a presuponer que los reclutas
no combaten. Contra los 35 insurgentes muertos a comienzos de la semana de
ayer, el Ejército sólo ha podido anunciar el hallazgo de siete cadáveres de asociales. Por lo demás, la paz
reina en Bogotá.