Algo más de 14 millones de
colombianos censados, de los que no se espera que voten más de siete millones,
deben elegir hoy 9.793 cargos legislativos, desde el Congreso y el Senado de la
nación hasta los concejales de la más modesta y perdida corregiduría. Al
efectuarse estas elecciones legislativas y municipales dos meses antes que las
presidenciales, aquéllas se convierten de hecho en unas primarias que permiten
atisbar un juego de fuerzas de la próxima e inmediata Administración.
Los colombianos deben votar
hoy por 114 senadores (el bicameralismo en un régimen presidencialista está
siendo fuertemente contestado), 199 representantes, 421 diputados de asambleas
departamentales, 36 consejeros intendenciales, 45 consejeros comisariales
-diferencias de categoría municipal- y 8.978 concejales.La libertad de
presentación de listas por partidos hace de éstas infinitas y coadyuva al
desánimo electoral: 216 listas para el Senado, 352 para la Cámara de
Representantes y 674 para la Asamblea de Diputados provinciales.
El Congreso saliente es de
mayoría liberal y, sin lugar a dudas, el nuevo también lo será. El interés de
estas elecciones, seguidas muy apagadamente por la población, reside en
averiguar cuál de los dos precandidatos presidenciales liberales, Virgilio
Barco o Luis Carlos Galán, obtendrán mayor respaldo popular.
Virgilio Barco, ingeniero
civil, ex alcalde de Bogotá, ex ministro de Obras Públicas y de Agricultura y
ex embajador en Washington, aspira firmemente a suceder a Belisario Betancur en
la presidencia de la República derrotando, por fin, a los conservadores.
Luis Carlos Galán, 42 años,
que fue el más joven ministro de Educación colombiano, hasta el extremo que él
mismo, y en calidad de tal, se firmó su título de abogado, ex embajador en
Italia, requiere la presidencia como líder del Nuevo Liberalismo, una escisión
por la izquierda del Liberalismo Oficial, que pretende llevar un poco más allá
las reformas sociales que precisa el país.
Finalmente, Álvaro Gómez,
hijo del ex presidente Laureano Gómez, derrocado en 1953 por el dictador Rojas
Pinilla, ex embajador en Washington, abogado y periodista, largos años director
de El Siglo, pretende suceder a Betancur en las presidenciales del 25
de mayo renovando el triunfo del Partido Conservador sobre las diferencias de
los liberales.
Se especula en Bogotá que,
pese al desgaste de los conservadores y el relativo, pero real, fracaso de su
política de pacificación nacional, éstos pudieran tener alguna posibilidad
todavía de volver a ganar las elecciones presidenciales de mayo, si persiste la
división liberal, tal como ocurrió en 1982. La querella interna liberal y su
consecuente división de votos puede dar nuevamente al traste con sus
aspiraciones de gobierno.
Dignificar el mandato
La Administración
conservadora saliente de Belisario Betancur -no puede ser reelecto- parece, no
obstante, resignada a un inmediato triunfo del liberalismo -en su versión
oficialista o en coalición con su izquierda- y pretende dignificar en sus
postrimerías su no poco digno mandato. Toda la campaña de publicidad
institucional insiste machaconamente en la obligación moral de ir a las urnas,
no tanto por recabar hipotéticos votos gubernamentales, sino por yugular la
abstención motivada por el miedo a las acciones guerrilleras o por la inercia
de una jornada electoral sólo indicativa de las importantes elecciones de mayo.
Se pretende a toda costa que la elevada abstención esperada no sea manipulada
por los movimientos guerrilleros como síntoma de desinterés popular por la
democracia parlamentaria.Por supuesto que son importantes los intendentes, los
concejales, los senadores, representantes y diputados provinciales para la
buena marcha de la República, pero la clave de los problemas de esta nación
residirá los próximos años en las manos del sucesor de Belisario Betancur.
En uno de los países
suramericanos con mayores posibilidades objetivas de estabilidad, progreso y normalidad, pese a su historia y su merecida fama,
pareciera que los conservadores desearan pasar el testigo a los liberales, e
incluso ayudarles en sus diferencias internas, para que la sociedad remodele y
ultime el encomiable aliento de Betancur por dar por terminados 40 años de
guerras civiles en el país de Macondo, la
república libre de Marquetalia, Tirofijo, los veintitantos frentes guerrilleros
por fracción insurgente, la rebatiña por la extracción de esmeraldas y el
cultivo y tráfico internacional de cocaína en escala desmedida.
Colombia vota hoy en suma,
entre extremadas medidas de seguridad y notoria desgana, por una constelación
de listas de representantes públicos que orientarán sobre las posibilidades de
uno de los tres hipotéticos presidente del país. Realmente, las noticias son
otras: Radio Caracol y Radio Minuto han suspendido sus emisiones -por un
problema meramente laboral- en la primera huelga de la radio colombiana; desde
ayer, el cometa Halley puede ser observado desde los circos montañosos que
rodean Bogotá y no hay manera de encontrar alcohol legalmente expendido en toda
la nación.
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