30/9/06

Los convidados (30-9-2006)

La negrada ve en sus chamizos subsaharianos por el canal internacional de TVE a la nieta de Franco mover el culo en un concurso de baile por 48.000 euros la sesión y entienden que España es un país de las mil y una noches al que hay que ir. No es verdad que converjan sobre nosotros por nuestra situación geográfica, porque las mismas avalanchas recibirían Portugal o Italia. Todos los inmigrantes ilegales llaman por un móvil a su lugar de origen para confirmar que hay tránsito libre; amargo pero libre.

Nada le da la razón a Rubalcaba en su supuesto de que hemos tocado techo y la inmigración decaerá, a menos que espere que se hundan más cayucos en su travesía atlántica. La realidad es que nunca hemos sabido qué hacer con nuestros inesperados visitantes; ni lo supo el PP devolviéndolos vía aérea pagada, ni lo sabe el Partido Socialista desde las alegrías de Caldera firmando papeles para todos como si así se pudiera colocar la cuenta a cero. En la conferencia de Madrid de los ocho países de la UE fronterizos con el sur se va a intentar echar el cerrojo europeo si la política de Walt Disney de Zapatero no lo impide. Nuestro presidente tiene la rara habilidad de enemistarse innecesariamente con los mandatarios mundiales y donde pone el ojo coloca la injuria o el desdén. Ninguneó a Bush Jr., ofendió a Angela Merkel y desde su Gobierno se tildó amablemente de gilipollas a Tony Blair. Y ahora ha decidido vérselas con el ministro francés del Interior, Nicolas Sarkozy, serio aspirante a la Presidencia, regalando sus sonrisas y favores para la socialista Ségolène Royal. Se debe de haber leído el libro apócrifo ¿Cómo rodearse de enemigos?, y sólo tiene las dobleces de la diplomacia para el gorila venezolano y el amerindio boliviano.

Se preguntaba Felipe González (más astuto que su pupilo) que quién globalizaba la globalización. La globalización también es la nueva trata de negros que contemplamos en Canarias. Son los convidados de la nueva era a los que no queremos pagar la cena. Por mucha que sea nuestra compasión no podemos acogerlos a todos porque no cabemos. En un hospital especializado de Madrid la clientela de inmigrantes no contributivos alcanza el 40%. El capitalismo es así: necesitamos brazos que paguen su Seguridad Social pero no podemos con la carga de los que vienen como marginales. Estados Unidos es el país de la inmigración por excelencia y tiene territorios vírgenes pero expulsa a más de un millón de espaldas mojadas por año al otro lado del Río Grande. Sarkozy propone Armada en la barriga de Africa, inmigración selectiva (artistas, técnicos) y tolerancia cero para los que no tengan papeles. Mienten Zapatero, Fernández de la Vega y Rubalcaba distrayéndonos con cifras ilusorias de expulsión. Para el ágape de la nieta de Franco bailando tenemos demasiados convidados y ni una cerveza en la heladera.

28/9/06

Asesinato por encargo (28-9-2006)

Enrique Haroldo Gorriarán Merlo era hijo de vascos, y como tal, empecinado. Este argentino ha muerto relativamente joven en Buenos Aires de un aneurisma de aorta, la enfermedad que mató a Carlos Cano.

Apodado el pelado por su precoz calva, este militante del Ejército Revolucionario del Pueblo (trotskistas) pasará a la pequeña historia del terrorismo como el asesino de Anastasio Somoza Debayle en el lugar menos esperado: Asunción del Paraguay. Cuando el Frente Sandinista entró en Managua, Tacho Somoza huyó de Nicaragua llevándose en avión hasta los féretros de sus deudos, que mandó exhumar. Se refugió en un búnker: el Paraguay de Alfredo Stroessner, aparentemente inaccesible para cualquier terrorista. Los sandinistas, conscientes de que no podían llegar hasta él, encargaron el trabajo a Gorriarán y a su pequeño grupo de revolucionarios argentinos. Pasaron las armas por la triple frontera selvática de Iguazú; caminos intransitables hasta para las guardias fronterizas.

En Asunción, con documentación falsa (en Paraguay casi todo es falso), ojearon a Somoza. Tan confiado como Carrero Blanco, salía todos los días de su casa para acudir a su oficina siguiendo el mismo trayecto. La versatilidad de los itinerarios aún no había llegado a los servicios de seguridad. El comando alquiló un piso bajo en el trayecto del ex dictador, pero, queriendo matarle con un lanzagranadas antitanque, temían que a tan corta distancia de la calzada no se activara el detonante, sistema para proteger el lanzador que dispara demasiado cerca. Rentaron a golpe de dólares un quiosquito de periódicos que estaba en la línea de tiro y con comunicación visual con el piso. El quiosco hacía de campana avisando con periódicos en alto que llegaba Somoza. Viajaba en un Mercedes blindado y le dispararon en diagonal, metiéndole un bazoka por la luneta trasera. Quedó desintegrado. El sandinismo se había cobrado la deuda.

Stroessner se volvió histérico creyendo que asistía a una conjura internacional terrorista que acabaría con su vida. Persiguió a patadas en el culo a su ministro del Interior alrededor de la mesa del Consejo de Gobierno y se encerró durante semanas en un sótano blindado (la habitación del miedo) hasta que pasó la tormenta. Gorriarán y su grupo abandonaron Paraguay por las mismas trochas de la selva. El guerrillero no cejó: ocupó el cuartel de La Tablada, en Buenos Aires, ya en democracia, logrando una pequeña matanza (28 guerrilleros, 11 conscriptos) en una intentona inexplicable. Le financió Daniel Ortega y el sandinismo; lo que se ignora es la paradoja de si también le pagaba la CIA.

23/9/06

El champiñón (23-9-2006)

Lo que está sucediendo con el sumario sobre el 11-M se aproxima al arte simple del cultivo de champiñones en cuevas: mucha mierda y ninguna luz. Como soy hijo de ciego, me conduelo con el glaucoma del juez Del Olmo, pero sólo a un irresponsable se le ocurre encargarle un sumario sobre el mayor atentado terrorista en la Historia de Europa occidental.

No fue un acto inocente el encargo a un juez abrumado, y por ello débil. Lo que va a pasar Del Olmo a la sala pertinente de la Audiencia Nacional es, esencialmente, una colección de informes policiales que hacen agua por todas partes. Es legítima la sospecha de que unos moros de tercera, porque no hay cuarta, dados al trapicheo, y una carne de presidio como los confidentes de la policía asturiana ideen, lideren y ejecuten una matanza como la de Atocha y estaciones aledañas.

Del Olmo no sabe quiénes fueron los inductores, ni los técnicos ni la mano de obra. La larga investigación de EL MUNDO sobre las contradicciones y agujeros negros del sumario pueden provocar un juicio sin culpables porque el más lerdo letrado defensor se agarrará a las pruebas manipuladas por la propia Policía. Como cualquier español no sé si tras aquel crimen estuvo la ETA, en su núcleo o en su periferia, proveyendo de explosivos y artefactos electrónicos a unos islamistas de tres al cuarto. Pero resulta inquietante que el Gobierno haya pasado la goma de borrar sobre todo lo que alude a la banda con la que está en tórridas relaciones, y que censure retroactivamente un peritaje policial que cita a ETA.

La reacción de Rubalcaba anunciando medidas legales contra este periódico es un farol, denota su concepto sobre la libertad de información y recuerda demasiado a los GAL de los que él fue protagonista empecinadamente mentiroso. No merecemos un Gobierno que nos mienta. Por supuesto: para empezar no nos merecimos los gobiernos de Felipe González que empezó a matar en el mismo 82. No es el portero sino el sindicato del crimen quien siempre llama a la puerta dos veces. Al presidente le da lo mismo ocho que ochenta desde que nombró al portavoz de los GAL ministro de Interior. Se reproducirán las venganzas profesionales y los intentos de asesinato civil antes que la sombra de ETA planee sobre el juicio.

La Policía, además, ha demostrado su politización. Son ciudadanos que se afilian a sus sindicatos y que pueden votar a quien les pete, pero se dan colusiones con el Gobierno entusiásticamente serviles. Es legítimo suponer que una parte de la Policía de adscripción socialista ha hecho un sumario paralelo al del juez Del Olmo, engañándole, ocultándole e intoxicándole. No podemos estar a merced de mochilas viajeras, coches de quita y pon y pruebas amañadas y peripatéticas. ¿Y cuál fue el explosivo del 11-M? En el juicio no lo vamos a saber porque la policía ha cruzado las pistas hasta hacerlas imposibles.

21/9/06

En territorio islamista (21-9-2006)

El Papa Benedicto XVI no puede prescindir de su cualidad de teólogo y de su rango de cardenal Ratzinger como prefecto de la Congregación de la Fe. Por eso en su conferencia en Alemania ha pecado por erudito, y enlazando dos citas de príncipes del siglo XVI ha dado en motivar a los que le estaban esperando. Traducción va, traducción viene, el Papa ha venido a decir que la razón del hombre también es la de Dios y que en nombre de Él no se puede matar al prójimo. Es una retracción de las Cruzadas, la Inquisición y el violento catolicismo medieval, y, colateralmente, una admonición a la yihad (esfuerzo) que ha lanzado al islamismo contra Occidente. Se ha dado una cuota de violencia anticatólica (una monja asesinada en Somalia, quemas de iglesias), pero habrá muchas más si el Papa no se convence de que carece de libertad de expresión sobre su sagrado ministerio ante los wahabitas y los muslimes en general.

Los hemos visto por televisión aprendiendo el Corán de memoria en las madrasas, inclinando el cuerpo, sin otro alimento cultural. Corán, en árabe, significa sumisión. Y sus páginas les someten a lo que son abyecciones en la civilización judeo-cristiana. Recordar cómo Mahoma cosifica a la mujer es aburrido por sabido. Contiene aleyas sangrientas: «Allá de donde os hayan echado, volved y matadlos a todos». Asunto inquietante cada vez que Bin Laden recuerda: «Que no nos pase lo de Al Andalus». Es uno de los libros sagrados más violentos que se pueden leer.

La reacción europea ante el antipapismo islamista ha sido tardía y poco contundente, y, curiosamente, ha sido el presidente Zapatero quien ha hablado con más claridad del derecho de Benedicto XVI a hablar de lo que le inspire la paloma del Espíritu Santo. Y es que ese misterio del diálogo entre civilizaciones ha de ser de ida y vuelta. Valen las mezquitas en España, pero hacen falta iglesias en Arabia Saudí o Irán. Al contrario que ZP, Mohamed VI, comendador de los creyentes, ha llamado a su embajador en el Vaticano. El sátrapa vecino es muy sensible a que el integrismo musulmán le degüelle y se coloca el primero y el más pío de la procesión.

El incidente papal es un aviso para los navegantes que quieren una interculturización entre el catolicismo y el islam, entre el Nuevo Testamento y el Corán. No se han leído ni el uno ni el otro, pero les privan el aroma oriental y las bayaderas y así reniegan de la Reconquista y, sadomasoquistas, añoran al moro. Mohamed Cebrián, el iraní.

14/9/06

Promotora de Informaciones Socialistas (14-9-2006)

El periodismo español es libre hasta la tergiversación, y más nos vale que sea lo primero aunque tantas veces se caiga en lo segundo. Eso también tiene que ver con el fracaso escolar español que viene de largo, que alcanzó a ZP, y que no hay más que ver en los presentadores de televisión que repiten «ambos dos» con peripuesta naturalidad. Lo más divertido (o preocupante) de los medios es cuando acuden a la contraprogramación informativa. Una televisión generalista (es irrelevante identificarla) dedica minutos de su carísimo y controlado tiempo a intentar desmentir lo que ya es un sumario de EL MUNDO sobre el 11-M; el sumario con el que no puede el juez Del Olmo, apresado entre las presiones gubernamentales y el glaucoma. La tal cadena no dice palabra sobre lo largamente publicado por este periódico pero aceita los mentís gubernamentales, con lo que el televidente queda noticiosamente hemipléjico y meditando a la pata coja con una sola muleta.

Lo que acaba de hacer El País dando por hecho que uno de los confidentes de EL MUNDO sobre el 11-M está a sueldo del periódico mueve a la melancolía profesional y restituye el recuerdo de cómo se trataron en algunos periódicos, los GAL, los fondos reservados de Interior o las empresas fantasmas del Partido Socialista (FILESA and company) para extorsionar al banquero Alfonso Escámez, quien les explicó la técnica extensiva de los informes falsos, y a las empresas estatales. Los periodistas de El País son avezados, tuvieron los informes respectivos en sus mesas de trabajo, pero silenciaron las evidencias en el altar del grupo editorial matrimoniado por interés con el socialismo (las arras más caras de nuestra Historia) y, cuando se vieron desbordados por la realidad, acudieron a atacar al mensajero defendiendo o justificando a personajes truculentos que acabaron siendo juzgados y en dorada prisión.

Cuando escribía para ellos, Jesús Polanco me preguntó: «¿No te estarás pasando en los elogios a Felipe?». No me dejó contestar: «Mejor porque va a ser presidente del Gobierno». Era una visión cósmica del periodismo español que regresa como todo delincuente al lugar del crimen. Se afanarán como galeotes en el sumario de Del Olmo, con más agujeros que un hormiguero, y en la versión oficial de que los terroristas fueron unos buhoneros musulmanes con explosivos y teléfonos móviles en las alforjas. El País ya cayó bajo con los GAL; con el 11-M están dispuestos a superarse a sí mismos.

9/9/06

Rajoy, a la guerra (9-9-2006)

Mariano Rajoy se partió de joven la cara (literalmente) en una accidente de automóvil, y decidió embarbarse para emboscar las cicatrices. Pero pese a su brillantez parlamentaria, la cara se la vuelve a partir cualquier Demóstenes como Pepiño Blanco o un Castelar como el ex ministro Montilla que habla por onomatopeyas. Es como un púgil empeñado en respetar el reglamento mientras su contrincante (Zapatero) da patadas en las espinillas y en los bajos. Le falta a Rajoy la desvergüenza y el instinto asesino de sus adversarios. Debería huir del chantaje sobre la última guerra de Irak que el Partido Socialista utilizará como berbiquí hasta que se enfríe el infierno. En la foto de las Azores aparecieron tres, menos el primer ministro portugués, y 50 naciones, incluido el Japón, que participaron en una ofensiva finalmente sancionada por Naciones Unidas. Nada nos puede avergonzar de haber llevado a juicio a Sadam Hussein. Sólo la progresía gubernamental española anatematiza aquella guerra.

Rajoy te entusiasma hablando y te deprime votando. ¿Quién le ha dicho al PP que tenemos que intervenir en el Líbano? Es una misión incierta: desactivar minas y cubrir la frontera sur sirio-libanesa por donde pasa el abastecimiento bélico de Hizbulá que ha jaleado públicamente el 11-M. No nos quieren ni los israelíes a los que torpemente ha vejado el Gobierno español. Todo quedará igual pero con tropas de interposición. Una misión eterna hasta que al dios del tiempo se le pelen las barbas y se le rompa el reloj de arena o la clepsidra.

El PP debería haber votado en solitario contra la intervención en el Líbano (o al menos haberse abstenido), aunque sólo fuera por remover el espeso caldo parlamentario. Haber dejado al PSOE votar a favor de Kofi Annan, nepotista, corrupto y consentidor de las matanzas en los grandes lagos africanos. Las NNUU no son el Espíritu Santo de las relaciones internacionales. Los 10 millones de votantes del PP lo hubieran entendido porque no son belicistas como supone Pedro Arriola. Si las cosas salen mal (Dios no lo quiera) Zapatero dispondrá de un cheque en blanco firmado por el PP y por el que no le han dado ni las gracias salvo algún antirreglamentario golpe en las gónadas.

El sentido del Estado ciega a Mariano Rajoy. Por el Estado se han cometido crímenes recientes y no es un camino de perfección sino de delincuencia remunerada. No es un asunto de Estado enviar contingentes al Líbano, ni nuestra negativa va a enojar a Chirac, el único amigo decadente que le queda a Zapatero en Europa. Tampoco serviremos de nada no pudiendo desarmar a Hizbulá. Vamos de convidados de piedra. ¿Por qué avala Rajoy este desatino que ni contenta a su propio electorado? Rajoy se vuelve a ir a la guerra, pero con mi voto no parte ni un solo soldado. Si regresan bolsas negras, que le pregunten también al carapartida.

7/9/06

El diminutivo de farruco (7-9-2006)

Ya se sabe que bienaventurados los peatones que cruzan por los pasos de cebra, porque ellos verán a Dios. No hay semana en que algún cristiano sea elevado a los cielos desde un paso protegido. Yo cruzo las calles en diagonal y, por cálculo de probabilidades, tengo más opciones a la existencia. Ultimamente tengo tendencia a querer meter a la gente en la cárcel. Vano empeño en esta sociedad donde no van a prisión ni los condenados por el Tribunal Supremo. Lo hablo con mi psiquiatra pero, escéptico como yo, sólo me receta las píldoras rojas de los psicofármacos. Farruco: pollo joven, ufano, persona que se muestra satisfecha de sí misma.

Farruquito, el hijo de El Farruco, mató a un peatón en un paso de cebra, yendo a alta velocidad, sin tener el carné de conducir y no sabemos si ebrio porque huyó sin prestar asistencia. Nada farruco. El coche que atropella siempre está más cerca del atropellado, pero Farruquito se dio a la fuga porque un artista provincial como él no podía pasar por tal oprobio aunque mediara la muerte de otro. Para coronar su ignominia atribuyó a su hermano menor de edad la conducción del auto.

Yo comprendo hasta a los que sodomizan las ocas cortándoles la cabeza para recibir sus últimos espasmos, pero no entiendo estas dudas sobre si el nieto de El Farruco ha de ingresar o no en prisión. Su actuación tras el accidente ha sido infame: impasible ante los jueces, no ha mostrado corazón ante la víctima, rodeado por una tribu amenazante de palmeros y parientes, no ha bajado la cabeza ni pedido perdón. De inmediato se casó en un jolgorio de dos días, donde cantó y bailó con el cadáver en la mesa de los entremeses. Hasta alguna folclórica jubilada se dejó caer por los esponsales para acabar borracha, única eximente para estar allí. Al muerto le daban bofetadas sociales. Este chico con ínfulas debe ingresar en prisión para purgar y meditar, que ser farruco hay que sostenerlo con la hombría de asumir un accidente desgraciado y no esconderse y mentir cobardemente. Además, no es tanta la pena y hasta le sacará jugo publicitario en la telebasura, Telecinco y Antena 3 le convertirán en estrella mediática pagada a peso de morbo.

El hijo de El Farruco es la contraportada del imparable avance de la DGT sobre los galeotes del volante. A Farruquito no le van a quitar los ocho puntos del carné de conducir, porque no lo tiene. Ya nadie le impide sacárselo mañana mismo. Sabemos del diminutivo de farruco, ¿pero cuál es de Farruquito? Un homicida chulesco.

1/9/06

España se despliega en el Limbo (1-9-2006)

El papa Juan Pablo II se equivocó suprimiendo el Limbo porque estar en Babia no tiene la misma fuerza conceptual. Antes de que el Congreso lo debata, ya estamos desplegando fuerzas en el Limbo del Líbano. Kofi Annan, y por extensión las Naciones Unidas, también. La resolución 1.701 del Consejo de Seguridad es calcada de otras anteriores y fracasadas sobre el mismo teatro de operaciones libanés, y es que las resoluciones de la ONU son esquizofrénicas a fuerza de intentar complacer a todas las partes implicadas en un conflicto, pero lo del Líbano es sanar un tumor con mercurocromo porque no es un Estado, sino un rebaño de facciones religiosas pastoreado por Siria e Irán, con un Ejército inútil e igualmente fraccionado en sectas.

Hizbulá es como el anillo de Moebius que no tiene principio ni fin: es una organización terrorista, tiene tres ministros en el Gobierno de Beirut y el 30% en la Cámara de Diputados. Las fuerzas de la FINUL tienen prohibido intervenir contra Hizbulá, que no se va a dejar desarmar por el teórico Ejército libanés. Sería algo así como si la Ertzaintza pretendiera desarmar a los Mossos d’Esquadra. En Bosnia-Herzegovina la ONU es como la Guardia Civil, y Kosovo acabará en partición entre serbios y albaneses. Pero el Líbano es eterno como el Limbo, hasta que algún Papa lo derogue. Nunca mejor dicho que las tropas españolas van para quedarse en una política de seguidismo de Francia que es la mitad del corazón de Europa que le queda a Zapatero. El mayor contingente que se desplazará al extranjero va de Don Tancredo.

Llegamos, además, con la reticencia israelí y el aplauso de Hizbulá, que dialoga de una civilización a otra con lanzaderas de cohetes. Si aquí conversamos con ETA, ¿por qué vamos a hacerle ascos a los ayatolás alzados en armas? No es cierto que Zapatero sea un pacifista: lo que no le gustaba era la guerra de Irak a la que se agarró como clavo electoral. Su disposición a implicarnos en conflictos extraños es casi militarista. Pero lo peor es que en el Líbano no podemos hacer nada, salvo pisar una bomba de racimo, y no decidimos nada ni nos dan el mando de una brigada: acudimos de chusqueros. Y ¿qué hace Felipe González en Teherán? ¿Representa intereses de Jesús del Gran Poder o del todopoderoso mexicano Slim? ¿O es un enviado de la Internacional Socialista? Irán quiere llegar a un equilibrio de terror nuclear con Israel, y causa más temor que FG lleve una mediación por encargo de ZP. La política socialista en el área siempre pasa por los sirios y los persas que son un explosivo retardado. El Limbo atómico.