21/9/06

En territorio islamista (21-9-2006)

El Papa Benedicto XVI no puede prescindir de su cualidad de teólogo y de su rango de cardenal Ratzinger como prefecto de la Congregación de la Fe. Por eso en su conferencia en Alemania ha pecado por erudito, y enlazando dos citas de príncipes del siglo XVI ha dado en motivar a los que le estaban esperando. Traducción va, traducción viene, el Papa ha venido a decir que la razón del hombre también es la de Dios y que en nombre de Él no se puede matar al prójimo. Es una retracción de las Cruzadas, la Inquisición y el violento catolicismo medieval, y, colateralmente, una admonición a la yihad (esfuerzo) que ha lanzado al islamismo contra Occidente. Se ha dado una cuota de violencia anticatólica (una monja asesinada en Somalia, quemas de iglesias), pero habrá muchas más si el Papa no se convence de que carece de libertad de expresión sobre su sagrado ministerio ante los wahabitas y los muslimes en general.

Los hemos visto por televisión aprendiendo el Corán de memoria en las madrasas, inclinando el cuerpo, sin otro alimento cultural. Corán, en árabe, significa sumisión. Y sus páginas les someten a lo que son abyecciones en la civilización judeo-cristiana. Recordar cómo Mahoma cosifica a la mujer es aburrido por sabido. Contiene aleyas sangrientas: «Allá de donde os hayan echado, volved y matadlos a todos». Asunto inquietante cada vez que Bin Laden recuerda: «Que no nos pase lo de Al Andalus». Es uno de los libros sagrados más violentos que se pueden leer.

La reacción europea ante el antipapismo islamista ha sido tardía y poco contundente, y, curiosamente, ha sido el presidente Zapatero quien ha hablado con más claridad del derecho de Benedicto XVI a hablar de lo que le inspire la paloma del Espíritu Santo. Y es que ese misterio del diálogo entre civilizaciones ha de ser de ida y vuelta. Valen las mezquitas en España, pero hacen falta iglesias en Arabia Saudí o Irán. Al contrario que ZP, Mohamed VI, comendador de los creyentes, ha llamado a su embajador en el Vaticano. El sátrapa vecino es muy sensible a que el integrismo musulmán le degüelle y se coloca el primero y el más pío de la procesión.

El incidente papal es un aviso para los navegantes que quieren una interculturización entre el catolicismo y el islam, entre el Nuevo Testamento y el Corán. No se han leído ni el uno ni el otro, pero les privan el aroma oriental y las bayaderas y así reniegan de la Reconquista y, sadomasoquistas, añoran al moro. Mohamed Cebrián, el iraní.

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