21/1/85

La gran 'tancredanza' (21-1-1985)

Una inadvertida ceremonia militar se celebraba en Brasilia cuatro días antes de la designación de Tancredo Neves como sucesor del general Joáo Baptista Figueiredo, en la presidencia de la República: el general de cuatro estrellas Newton de Oliveira Cruz entregaba el comando castrense del Planalto (gobernador militar de la capital federal) al general Mario Orlando Ribeiro Sampaio, un soldado mejor preparado psicológicamente para someterse a la disciplina de un presidente civil.

El general Newton de Oliveira Cruz, un jefe del estilo de MacArthur -aguerrido y teatral-, se despidió del Gobierno militar de Brasilia con una frase para la posteridad ("El Ejército es el gladiador que no vive de los aplausos en la arena"), y pasó a ocupar su oscuro destino en la Vicejefatura de Personal de las tropas de Tierra.Tan sólo cuatro meses atrás, durante, el septiembre negro de la transición política brasileña, Newton Cruz, un Tejero distinguido, era el puño visible que voltearía el tablero de la política brasileña. Ya había empleado con violencia las medidas de emergencia decretadas por el Gobierno a cuenta de la aplicación de una nueva ley de salarios, y durante la votación de laenmienda Dante de Oliveira (la rechazada elección presidencial directa) ocupó la capital federal deteniendo a políticos y periodistas y pavoneándose en la plaza de los Tres Poderes pegando voces contra el sufragio universal.

Cabeza de iceberg

Pero el general Newton Cruz era algo más peligroso que un soldado escandaloso: la cabeza de iceberg de un chau-chau de jefes y oficiales con mando de armas dispuestos a impedir por la fuerza el nombramiento de un civil de la oposición como nuevo inquilino del palacio de Planalto, conspiración a la que no sería ajeno -cuando menos por omisión- el propio ministro del Ejército, general Walter Pires, ahora firme candidato a la Embajada brasileña en Lisboa.

Provocadores con banderas rojas intoxicaban los mítines de la oposición, y millares de carteles caricaturizando a Tancredo Neves como submarino comunista poblaron las paredes de la capital. Tal estaban las cosas hace sólo cuatro meses, cuando la oficina política de Neves elaboró el plan de fuga del candidato, al cual lo sacarían subrepticiamente de Brasilia en automóvil hasta el kilómetro 40 de la carretera a Unaí, donde en una recta de cinco kilómetros una avioneta lo iría transportando por etapas hasta el sur del país. Los gobernadores de Paraná, Minas Gerais, Sâo Paulo y Río de Janeiro sublevarían sus policías estatales y los más especulativos preveían la proclamación del vicepresidente Aureliano Chaves por parte de los gobernadores de la oposición y el ofrecimiento de la cartera del Ejército al ex presidente general Ernesto Geisel.

La Armada constituía el mejor seguro contra el golpe. Ya en 1981 el entonces ministro de Marina, almirante Maximíano da Fonseca, antiguo convencido de que las fuerzas armadas debían largar el lastre de su intervención política, elaboró un plan para resistir en solitario un cuartelazo y lo guardó en el cofre del cuartel general naval: establecía el bloqueo de los principales puertos del país durante 15 a 20 días, tiempo suficiente para amparar una protesta popular que desactivara el golpe.

El hervor de la olla militar se aplacó mediante dos soplidos: consultados por el Servicio Nacional de Informaciones (SNI), ciclápea máquina de espionaje militar y civil, los generales de cuatro estrellas y los de tres con mando en plaza se mostraron en su mayor parte partidarios de no intervenir en la sucesión presidencial; y los generales Leónídas Pires, Jorge de Sá Pinho y Adhelamar da Costa, jefes del tercer y cuarto ejércitos y del comando de la Amazonia hicieron explícita su oposición a interrumpir el proceso de transformación democrática. El ex presidente Ernesto Geisel despidió con un abrazo a Tancredo Neves, con el que finalmente y a desgana había accedido a conversar, y terminó de enfriar el peligroso puchero.

Toda la clase política del país, como ya lo estaba haciendo desde que las elecciones presidenciales directas fueron rechazadas en abril del pasado año, continuó conjugando un nuevo verbo: tancredar. Paulo Maluf, una especie de JR brasileño, que tasó cada voto del colegio electoral en medio millón de dólares (un total de no más de 300 millones; una miseria para comprar la presidencia del Brasil), comenzó a tancredar, sugiriendo a Tancredo Neves que no superaría el veto militar y ofreciéndole una alianza a cambio de sus votos en el conglomerado opositor, Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDEV).

El viejo luchador democrático, ex presidente del Congreso y presidente del PMDB, Ulysses Guimarais tancredó buscando el apoyo de Neves para su propia candidatura, hasta convencerse de que él sí sería vetado por los uniformados. El vicepresidente de la República, Aureliano Chaves (que no se habla, literalmente, con el presidente Figueiredo desde hace años); el ministro del Interior, Andreazza, y el fundador y ex presidente del Partido Demócrata Social (el partido del régimen militar) y actual vicepresidente electo junto a Neves, José Sarney, tancredarontodos buscando en el aparentemente inofensivo y apagado abuelo Tancredo Neves apoyos para sus candidaturag.

Tancredo Neves, viejo político provinciano, caudillo de Minas Gerais, católico practicante, coleccionista de imágenes del santo de Asís, con un hermano en la curia vaticana, apacible, sin haber hecho en su 74 años de vida otra cosa que política, de habla cuidadosa, siempre en los bolsillos las llaves de sus tres casas en Brasilia, Minas y Río, fanático de la conciliación ("la política sólo se hace con los enemigos"), el más moderado opositor a la dictadura, repartió buenas palabras a todos y a todos consoló.

Cuando la astucia o el infantilismo del enrabietado y militarote Figueiredo fueron descabezando las candidaturas del partido oficial en las personas -presentables- de Chaves, Semay o Andreazza, para postular como presidente a un caballero como Maltif, retrato de malo de película de la serie B, todos volvieron a tancredar pero en sentido inverso. Quienes primero procuraron su apoyo corrieron después a ofrecérselo, comenzando por sus teóricos enemigos políticos del partido oficialista. El vicepresidente de la dictadura y el ex presidente del partido del régimen fundaron el Frente del Pártido Liberal, desgajándose del PDS, para apoyar a Tancredo Neves, descomponiendo la mayoría parlamentaria del Gobierno; otro gajo del oficialismo decidió no votar a EFE su candidato y hacerlo en blanco. Tancredo tancredaba a su vez con el ministro del Ejército y con el general Gerardo de Araujo Braga, jefe del SNI, con quienes se reunió varias veces en secreto.

El verbo tancredar, tan útil en esta difícil hora del pueblo brasileño, puede tener múltiples conjugaciones: se conjuga con el sentido de "abandono del buque a pique y abordaje del barco en flotación"; se conjuga con el significado de elección de un hombre no por sus cualidades, por más que las tenga, sino para evitar la elección de otros"; y se conjuga como "gran mudanza para mantener el status quo". Es verbo irregular.

Pero acaso su principal declinación consista en el raro sentido político de un pueblo como el brasileño, impelido a la violencia por sus contrastes, sus contradicciones, su gran riqueza y su agobiante miseria, su multirracialidad y hasta su geografía, y sin embargo tan mesurado, tan socialmente amable que produce generación tras generación, e incluso por debajo de la asfixia de la dictadura, uno de los planteles políticos y diplomáticos más profesionales y alambicados del mundo. Pareciera que la moderación ante las grandes mudanzas políticas estuviera en su historia. Se independizó de Portugal cuando en 1822 don Pedro, hijo del rey portugués Joâo VI, se negó a regresar a Lisboa, con una sola frase: "Eu sico acá" ("Yo me quedo"); cuando el mariscal Deodoro da Fonseca proclamó pacíficamente la República en 1889, pensionó a don Pedro II y a su familia. La tancredanza viene de lejos.

17/1/85

Tancredo Neves promete que el proximo presidente de Brasil será elegido por sufragio universal (17-1-1985)

El presidente electo de Brasil, Tancredo Neves, ha prometido restaurar el voto popular directo para la elección de sus sucesores. Después de conocer su victoria el martes en el colegio electoral -69%, frente al 26% del candidato oficialista, Paulo Maluf-, el antiguo banquero de 74 años de edad anunció que se celebrarán elecciones antes de su 80º cumpleaños. Neves agradeció a las fuerzas minadas por no interferir en el proceso de la vuelta del país a la democracia y destacó la gestión de su predecesor, Joao Figueiredo, quinto presidente desde el golpe de 1964.

"Si hubiera ganado Maluf, a los tres meses de gobierno habría hecho tales bestialidades que el pueblo me añoraría. Ahora, con Tancredo, van a perseguirme a mí y a mi familia. Sólo me quedan dos meses de tranquilidad". Éste es uno de los comentarios filtrados desde las habitaciones del general Figueiredo, en la clínica San José de Río de Janeiro, y que ha tenido que ser rebatido por figuras de la oposición triunfante.El propio gobernador socialista de Río de Janeiro, Leonel Brizzola, acudió el martes a la clínica presidencial para regalar a Figueiredo un cuchillo para trinchar carne (era su 67º cumpleaños) y completar el obsequio, a la salida, con generosas declaraciones para el presidente saliente: "Ha cumplido su palabra, y todos tenemos motivos de gratitud hacia él. No sólo por lo que ha hecho, sino, fundamentalmente, por lo que ha impedido que otros hicieran".

La realidad es que la preocupación por la exigencia de responsabilidades por los 21 años de dictadura militar está disipada en el país. De Tancredo Neves -por temperamento y porque no puede hacer otra cosa-, se espera exactamente lo contrario de lo llevado a cabo por el presidente Raúl Alfonsín en Argentina. Además de que el poder de las fuerzas armadas permanece intacto, la amnistía decretada en noviembre de 1979 por Figueiredo para todos, para los guerrilleros que siguieron las tesis de Marighela y para quienes asesinaron y torturaron desde el poder, fue una amnistía real, sincera, que permitió el regreso de los exiliados al país, y hasta que, en las elecciones parciales de 1982, se presentaran candidatos y ganaran sus escaños federales y de Estado o sus gobernadurías, como Leonel Brizzola.

Bien es cierto que en un país en el que el 65% de la población permanece hambrienta -según datos de la triunfante Alianza Democraática- habrá que regenerar ejemplarmente la corrupción institucional incrementada por el régimen hasta la caricatura. El pasado 19 de diciembre -valga el ejemplo-, a menos de un mes de la elección presidencial, el presidente del Senado, Moacyr Dalla, firmó el ingreso como funcionario del Centro Gráfico de la Casa -que imprime el diario del Congreso y variada literatura sobre las actividades de la Cámara- de 1.544 nuevos empleados que se sumarán a los 1.400 ya existentes. Entre el millar y medio de nuevos funcionarios figuran el propio hijo del presidente del Senado y los hijos, esposas, amantes, amigos y periodistas fieles de casi todos los partidos representados en la Cámara, todos ellos nominados, sin concurso público, remunerados entre los dos millones y los cuatro millones de cruceiros (de 100.000 a 200.000 pesetas) y sin posibilidades físicas de ejercer su trabajo: si todos concurrieran al mismo tiempo, las instalaciones de la Casa sólo podrian ofrecer dos metros y medio de espacio por persona.

Éste es uno de los escándalos meramente simbólicos e indicativo de la corrupción moral heredada y que permite que todavía en Estados del noreste, como Pará, ejércitos privados de los hacendados ejecuten periódicas matanzas de cabras, deflagelados (braceros nordestinos sobrevivientes de la sequía) cuando ocupan tierras fértiles o se organizan sindicalmente. El pasado día 7, cerca de Belén, en el Estado de Pará, fue muerto por la policía militar Armando Oliveira da Silva -38 años-, alias Quintino, capitán de 50 campesinos en guerra con los hacendados. La policía arrastró su cadáver ocho kilómetros atado a un automóvil.

Paralelo al esquema de desarrollo democrático -constituyentes y elecciones presidenciales directas-, la regeneración de las instituciones y la redistribución de los recursos del país será una,de las principales ofertas del Gobierno de Tancredo Neves; la izquierda de su propio partido, el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) y los partidos socialistas, que han prometido apoyo al Gobierno en el Parlamento, le espolearán a ello.

Por lo demás, la elección del martes fue celebrada fríamente por la población, ajena a un guiso político cocinado a sus espaldas, pese a los festejos callejeros organizados por los partidos de la oposición. En Río de Janeiro, 2.000 o 3.000 sambistas en la plaza de Cinelandia y, eso sí, toneladas de papel picado y miles de rollos de papel higiénico arrojado a la calle desde los altos edificios del centro cuando, a media mañana, Tancredo Neves superó los 344 votos de mayoría absoluta. Todos coinciden explícitamente o con su silencio en que la elección carece de legitimidad democrática, pero no hay más cera que la que arde ni otros bueyes con los que arar. Los tres ministros militares y el jefe del Alto Estado Mayor del Ejército han felicitado al presidente electo y le, han expresado su absoluta y, sin duda, sincera adhesión. El objetivo militar de prolongar por unos años más la transición democrática se ha visto cumplido.

16/1/85

Tancredo Neves, nuevo presidente de Brasil por 300 votos de ventaja (16-1-1985)

Por 480 votos electorales contra 180 votos obtenidos por el candidato oficialista, Paulo Maluf, Tancredo Almeyda de Neves fue designado en la mañana de ayer presidente efecto por el Colegio Electoral, reunido en Brasilia. Los votos en blanco o ausentes fueron 26. Neves, que sólo precisaba 344 votos para su nominación, fue felicitado telefónicamente por el actual presidente, general Figueiredo, desde la clínica carioca en la que se recupera de una operación de columna. El 15 de marzo, Tancredo Neves, que ha prometido democratizar el país, tomará posesión como primer presidente civil en 21 años.

Contrariamente a la tradición política brasileña, en donde siempre se albergan dudas sobre si la elección se llevará o no a cabo y si el candidato elegido tomará o no posesión de su cargo (incluidas las transferencias presidenciales dentro de los 21 años de dictadura militar), Neves, el candidato de la oposición, ha sido elegido sin alarmas, sin medidas de emergencia, conociéndose su victoria de antemano y sin que exista la menor duda de su pacífica asunción dentro de dos meses.El próximo día 23, el presidente electo iniciará un viaje al exterior que le conducirá al Vaticano, Portugal, Estados Unidos y Argentina. En todas las capitales del país se siguió la elección en paneles colocados en las principales plazas públicas.

Se especula con las imposiciones que las fuerzas armadas pueden haber obligado a aceptar a Tancredo Neves para tolerar su elección. Éstas se resumen en el mantenimiento de la prohibición de los dos partidos comunistas, el no restablecimiento de relaciones diplomáticas con Cuba y garantías de empleo para los 14.000 militares retirados que pueblan la administración de las empresas estatales.
Los comunistas se encuentran, de hecho, tolerados; publican sus órganos de opinión, y ocupan sus bancos de diputados federales o senadores al amparo del gran partido de la oposición, el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB).

Su legalización explícita será tarea de la Asamblea constituyente que se forme tras las elecciones legislativas de noviembre de 1986.

El restablecimiento de relaciones con Cuba -necesario por razones económicas y de coincidencia de intereses comunes en los mercados del azúcar- habrá de esperar a la consolidación del Gobierno.

La privatización de empresas innecesariamente nacionalizadas no será un trauma al absorber el 70% del capital estatal empresas como las petroquímicas, eléctricas y ferroviarias, que Tancredo Neves no tiene intención de desnacionalizar.

Mayores quebraderos de cabeza acarreará el redimensionamiento del mastodéntico Servicio Nacional de Informaciones (SNI), a cuyo frente quiere destinarse a un civil, despojándose al organismo de su categoría ministerial y reduciendo sus hipertrofiadas funciones y personal. Por lo demás, las fuerzas armadas brasileñas no evidencian el menor signo de no aceptar la transición democrática pilotada por Tancredo Neves.

Los generales de cuatro estrellas y los de tres con mando de unidades ya se pronunciaron hace meses, a requerimiento del SNI, por la no injerencia militar en la sucesión de Figueiredo, y la Armada se encuentra absolutamente comprometida con esta democratización, hasta el extremo de que el pasado mes de septiembre -el septiembre negro, plagado de rumores de golpes de Estado- elaboró un plan de contragolpe para resistir un previsible alzamiento del sector ultraderechista del Ejército.

Paulo Salim Maluf, con 180 votos electorales, intentará capitanear la oposición en nombre del desmembrado Partido Demócrata Social (PDS), sostén político del régimen que termina. El futuro del PDS es incierto, pero su definitiva desaparición es segura si Maluf obtiene su presidencia; la consigna entre los restos del naufragio del oficialismo consiste en desmalufizar el partido para lograr su supervivencia.

De hecho, el PDS resulta ya innecesario, al haberse refugiado los grandes intereses económicos y políticos que sostuvieron al régimen en el recién formado Partido del Frente Liberal, dirigido por el vicepresidente de Figueiredo, Aureliano Chaves, que han decidido, con la defección de sus votos, el triunfo de la oposición y de Tancredo Neves. Tan es así que, junto a Neves, y en calidad de vicepresidente, ha sido elegido el senador José Sarney, de 54 años, miembro de la Academia de las Letras brasileña y fundador, y ex presidente hasta el pasado año, del PDS. Como reconoce toda la prensa brasileña, los militares entregan el poder a los civiles y la presidencia al candidato de la oposición, pero dentro de las reglas que ellos mismos han impuesto a los políticos.

15/1/85

Neves, virtual presidente de Brasil, descarta una moratoria unilateral del pago de la deuda (15-1-1985)

El pasado domingo, dos días antes de su elección de hoy, Tancredo Neves mantuvo en Brasilia una jornada de presidente: dirigió un discurso a una concentración de 1.000 alcaldes, en el que descartó una moratoria unilateral de la deuda brasileña; izó la bandera brasileña en el memorial Juscelino Kubischek; asistió a una misa oficiada por salesianos; se reunió con todos los gobernadores de los Estados -menos cuatro- y visitó a Aureliano Chaves, vicepresidente de la República, líder del Partido del Frente Liberal (disidencia del oficialismo que garantiza la victoria de Neves) y próximo ministro económico en su propio Gabinete.

El presidente, general Joa Baptista Figueiredo, sigue hospitalizado en Río de Janeiro y probablemente hoy tendrá que asistir a la votación del colegio electoral por televisión y desde la cama del hospital. Tancredo Neves declaró anteayer que descartaba totalmente la moratoria unilateral del pago de la deuda externa -100.000 millones de dólares- propuesta por el PMDB, su propio partido. Neves confirmó que las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la banca acreedora serán conducidas por el Palacio de ltamaraty, el Ministerio de Asuntos Exteriores y una de las mejores escuelas diplomáticas del mundo."La herencia es calamitosa", afirmó el virtual presidente, "y la nación está madura para saber que no serán posibles los milagros". "Contamos con el pueblo para las grandes transformaciones y mudanzas a que nos vemos comprometidos: mudanzas de mentalidad, de comportamiento y en las instituciones, a través de una asamblea constituyente elegida por el voto libre del pueblo", agregó Neves.

El pacto de los gobernadores, urdido por el del Estado de Paraná, José Richa (PMDB), para apoyar la política nacional del primer Gobierno de Tancredo Neves y servirle de escudo ante los grupos de presión política y económica que quieren verse representados en el Gabinete -Neves maneja los currículos de más de 6.000 aspirantes a ministro-, acabará formalizándose, pese a las protestas de una minoría encabezada por el gobernador carioca, Lionel Brizola.

El líder del Partido Demócrata laborista (sólo asentado en Río de Janeiro y Río Grande do Sul, pero de proyección nacional por la personalidad de Brizola) declaró que él sólo está dispuesto a pactar con las urnas y que el pacto de los gobernadores pondría al país en manos de una dirección política oligárquica y elitista.

La mayoría de los gobernadores se pronunció por elecciones directas para alcaldes y gobernadores en 1986 -coincidiendo con las elecciones legislativas de noviembre del próximo año-, y Brizola postuló elecciones directas a todos los niveles inmediatamente, dentro de este mismo año.

El boicoteo de 'Lula'

Por otra parte, el Partido Laborista, capitaneado por el líder de los metalúrgicos de Sao Paulo, Luis Ignacio da Silva, Lula, es el único partido que boicotea la elección de hoy y ha amenazado de expulsión a tres de sus ocho representantes en el colegio electoral, si persisten en su actitud de comparecer a la votación.El boicoteo del PT es sólo simbólico, como protesta ante una elección presidencial decidida por 686 personas en nombre de más de 70 millones. Los diarios brasileños publican desde hace días cuadros con las votaciones previstas y seguras- Estado por Estado, y parece garantizado que a Tancredo Neves le sobrarán al menos 185 votos electorales para su nombramiento.
Hacia el mediodía de hoy, hora del Brasil oriental, los cariocas se concentrarán en la plaza de Cinelandia -por la abundancia de salas cinematográficas-, junto a los principales edificios municipales, para cantar el himno nacional en cuanto él panel anunciador marque los 344 votos de mayoría absoluta para Tancredo Neves. Y las escuelas de samba, que ensayan el próximo carnaval, saldrán a las calles.

Para la noche están organizadas tancredanzas para que Río de Janeiro celebre la victoria de la oposición como más le gusta: bailando.

14/1/85

Maluf, candidato oficialista a presidente de Brasil, considera ya segura su derrota (14-1-1985)

El colegio electoral elegirá mañana en el Congreso de Brasilia, diseñado por Óscar Niemeyer, al opositor Tancredo Neves, candidato de Afianza Democrática, como primer presidente civl de la República, tras más de 20 años de régimen militar. Paulo Maluf, candidato oficialista del Partido Democrático Social (PDS), ya ha admitido su derrota, acuñando el verbo pirañar, y ha acusado a los barones del PDS, pasados al aspirante de la oposición, de haberle pirañado, es decir, de haberle traicionado, posibilitando así un claro triunfo de Neves.

Las últimas estimaciones señalan que, en la votación de mañana, Tancredo Neves obtendrá 481 votos (la mayoría simple son 344), y Paulo Maluf, 173; 32 votos en blanco, también del sector oficialista, implicarían un apoyo indirecto a Tancredo Neves. Al ser la votación nominal y en alta voz, es muy posible que nuevos votos oficialistas acudan en socorro del seguro triunfador. El candidato Maluf sólo cuenta con 40 votos seguros.Los disidentes del oficialista PDS, agrupados en el Frente Liberal, liderado por el actual vicepresidente de la nación, Aureliano Chaves, aportan 112 votos decisivos para la elección de Neves. Los tres pequeños partidos laboristas del país votan también por el candidato opositor, pero sin que su apoyo decida la votación.

Los 686 miembros del colegio electoral -compuesto por diputados, senadores y representantes de losCongresos de los Estados-, que usufructúan el voto de 60 millones de electores, comenzarán a votar a primera hora de la mañana, siguiendo el orden geográfico, de Norte a Sur, de sus Estados de origen. Se prevé que a la altura de Río de Janeiro y hacia la una de la tarde, hora local (cinco de la tarde, hora española), se conocerá el triunfo de Tancredo Neves y la población comenzará los festejos en la calle.

Graves problemas

Los problemas para el nuevo presidente han comenzado ya antes de su elección. Las presiones para la formación de su Gabinete son tremendas y la totalidad de los gobernadores de los Estados ha formado un frente de apoyo a Neves para permitirle la elección libre de sus ministros. Neves conformará su Gobierno hacia mediados de febrero, tras un viaje al exterior que seguramente le conducirá a Roma para entrevistarse con el Papa y, muy probablemente, a Washington, para reunirse con el presidente de Estados Unidos.Las primeras divergencias en el seno de Alianza Democrática entre el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) y el Partido del Frente Liberal (PFL), la disidencia del oficial PDS, ya han comenzado. Lospeemedebistas representan el 56,1% de la fuerza de Alianza Democrática, en tanto los liberales aportan un 23,2% del nuclearniento. Pero el PFL estima que sin sus votos, rompiendo la unidad del PDS, jamás se hubiera podido ganar la elección a un candidato del régimen. El PFL aspira, cuando menos, a la presidencia del Congreso y a algún ministerio clave en el área económica.

Pero la discordancia más fuerte ha sido originada por el plan para un nuevo Estado presentado a Tancredo Neves por la dirección del PMDB. El plan, de 600 páginas, recomienda, entre otras cosas, la moratoria brasileña unilateral en el pago de la deuda externa de 100.000 millones de dólares en caso de que su renegociación no sea satisfactoria para los intereses nacionales. Se rechaza igualmente la auditoría del Fondo Monetario Internacional para dicha negociación. Este punto se acordó con la disidencia de Ulysses Guimaraes, presidente del partido.

Otros aspectos del plan consisten en la inmediata reforma de la ley Electoral y de la ley de Partidos, así como la convocatoria de una Asamblea constituyente en 1986. También establece la congelación de precios de la cesta de la compra, y los transportes públicos por 180 días, reforma tributaria, creación de un seguro de desempleo y reducción de la jornada de trabajo, contención del déficit público, entrega al Ministerio de Asuntos Exteriores de la responsabilidad del comercio exterior y la renegociacion de la deuda externa, ingreso en el funcionariado sólo por concurso público y concesión inmediata de una decimotercera paga a todos los trabajadores.

Altos responsables del PFL han achacado la redacción del plan al ala izquierda del PMDB y, particularmente, han puesto el grito en el cielo ante la hipótesis de que Brasil se considere unilateralmente en suspensión internacional de pagos, tal como reclaman los sindicalistas del Partido Laborista. Tancredo Neves ha tomado distancias negándose a pronunciarse sobre la sugerencia de gobierno de su propio partido.

Pero más importante que las disidencias en el seno de Alianza Democrática son las divergencias dentro del PMDB. El PMDB, antes que un partido, es una multipartidaria en la que se cobija desde el marxismo-leninismo a la derecha democrática y conserívadora. Ulysses Guimaraes y Tancredo Neves intentan fijar su centro de gravedad, pero, indefectiblemente, este partido-movimiento se quebrará por una de sus alas.

13/1/85

El hombre más a la derecha de la izquierda (13-1-1985)

La mayor concentración humana de que los cariocas tienen memoria se materializó el pasado mes de abril cuando millón y medio de brasileños desbordó la avenida de Rio Branco para pedir elecciones presidenciales directas ya: "Ja, ja, ja" (enseguida, ahora mismo). Desde la balconada de un edificio lindero de la insospechable manifestación política observaba su triunfo con satisfacción dudosa Ulyses Guimaraes, corajudo político de 62 años, ex presidente del Congreso y presidente del opositor Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) y Tancredo de Almeida Neves, el viejo zorro de la política brasileña, que lo ha sido ya todo menos presidente de la República. Neves, a la vista de aquellas muchedumbres, tomó del brazo a Guimaraes y le susurró al oído: "¿Y ahora qué vamos a hacer para gobernar este pueblo?".La ironía y el sentido del humor -que también aprecia en los demás- son dos de las características de Tancredo Neves. Nacido hace 75 años en el Estado de Minas Gerais y dotado de un notable autodominio, puede llevar a la desesperación a un contrincante verbal sin levantar jamás la voz. Probablemente es el más duro de los políticos brasileños, no tanto por su honestidad económica -impecable para los esquemas del país- como por su permanente y exclusiva dedicación al pacto, a la negociación, a la conciliación de intereses enfrentados.

Sin ampararse en Ronald Reagan, defiende su edad argumentando que "Gran Bretaña en la Il Guerra Mundial fue conducida con sabiduría por el anciano Winston Churchill. Roma fue incendidada por la estupidez del joven Nerón". Afirma proceder a ejercicios de relajación cuando se duerme en los actos públicos, pero debe reconocérsele que ha llevado a cabo una agotadora campaña por todo el inmenso país como si estuviera peleando por unas elecciones presidenciales democráticas y directas. Prefecto de su pueblo, diputado por su Estado y amigo personal y político de Juscelino Kubitscheck, fue ministro de justicia del general Getulio Vargas cuando éste dimitió disparándose un tiro en el corazón. En 1961 Neves fue primer ministro del derrocado Joáo Goulart formando un gabinete ecléctico y conciliador que no logró reducir el veto militar al presidente. Senador en 1978, fundó y presidió al año siguiente el Partido Popular hasta su fusión, dos años más tarde, en el PMDB.Electo en 1982, gobernador de Minas Gerais en los primeros comicios directos organizados por la dictadura, repitió su experiencia federal organizando en su Estado un Gobierno de compromiso y conciliación: "Fue más dificil formar el Gobierno que ganar las elecciones".

Justamente considerado como un bombero de la política, es ahora empujado hacia la presidencia brasileña por un arca de Noé en la que embarcan disidentes del oficialismo como el propio vicepresidente Aureliano Chávez y su Frente Liberal, en formación, y la mayoría opositora guarecida en el PMDB: comunistas ortodoxos y foquistas de la extinta guerrilla, liberales, conservadores, socialdemócratas y todo el aluvión de intereses e interesados que en modo alguno están dispuestos a quedarse marginados del nuevo reparto de influencias y negocios que se avecina.

Católico practicante (siempre lleva al cuello el crucifijo que le regalara Juan XXIII), Neves se define como cristiano socialdemócrata, y sin duda, además de por sus dotes conciliatorias, ha sido aupado por todos para entenderse con los militares en su calidad del hombre más a la derecha de la izquierda. "Es la Constitución la que no permite los partidos marxistas-leninistas", afirma; el problema de la legalización de los comunistas es del Congreso y de la futura Constitución, no del presidente". Sobre la inimaginable revisión jurídica o política de la dictadura militar estima que "la revolución como tal -por la de los militares- fue un hecho histórico, un hecho sociológico; ya pertenece a los estudiosos, a los historiadores, no a nosotros los políticos".

La irresistible caída del malufismo (13-1-1985)

Paulo Salim Maluf, candidato oficialista a las elecciones presidenciales de Brasil, fue derrotado de antemano por un indio y, además, socialdemócrata. En efecto, el derrumbe final de Maluf se precipitó cuando Mario Juruna, el hosco diputado federal por Río de Janeiro en las filas del PDT (Partido Democrático Laborista) del gobernador carioca Leonel Brizzola, indígena, agitó ante las cámaras de televisión el cheque en dólares del primer pago que la oficina política de Maluf le hacía por su voto en el colegio electoral de Brasilia. No es que el pueblo brasileño se sorprenda un ápice por la compraventa de los votos, pero está acostumbrado a una mayor discreción y conservación de las maneras.En Brasil se ha acuñado el término malufismo para definir tanto a la minoría del PDS (Partido Democrático social; el partido del régimen militar) que le sigue como a una forma descarada y agresiva de administrar la corrupción política del país: los viejos vicios de la dictadura, corregidos y aumentados por los jóvenes tecnócratas que crecieron a su amparo. Paulo Maluf nació en Sao Paulo en 1931, hijo de una segunda generación de emigrantes libaneses, cristianos maronitas, ya enriquecida. Genuino representante de la burguesía industrial es ingeniero civil, consumado hipista y se atreve a ofrecer recitales de piano en veladas benéficas. Típico producto de la revolución militar de 1964, es un populista que desprecia profundamente el voto popular.

Paulo Maluf, brillante, ejecutivo, resolutivo, es, por el exceso de su exactitud, una caricatura de los tecnócratas agresivos que propiciaron el grosero colosalismo de la dictadura reflejado en obras faraónicas como la represa de Itaipú, y más genuinamente en la carretera transamazónica y en el puente sobre la bahía de Guanabara entre Río de Janeiro y Niteroi.

La transamazónica fue proyectada para asentar medio millón de familias en cinco años en nuevos poblados que conquistaran a la selva: solo asentó 10.000 familias en diez años. Previsto su costo inicial en 340 millones de cruceiros, cada uno de sus 2.500 kilómetros terminó costando 13 millones de cruceiros en valor-dólar de 1981. La descomunal carretera de piso de tierra, a trechos reventada por la lujuria amazónica, es denominada la transamargura, la que une la miseria de la selva con la miseria de la catinga, el olor del negro miserable.

El puente Río-Niteroi, proyectado para 1971, fue entregado con tres años de retraso tras ser intervenidas las obras por el Gobierno federal, despilfarrarse 65 billones de cruceiros y cobrarse las vidas de 72 obreros e ingenieros. Fue el milagro económico brasileño, a cuyo resguardo se levantaron espectaculares fortunas y se dilapidaron los caudales públicos. Todo el prepotente y alardeador mangoneo político y económico que ahora encuentra su símbolo y su chivo expiatorio en Paulo Salim Maluf.

Crónica de una presidencia anunciada (13-1-1985)

Brasil, un gigante de más de ocho millones de kilómetros cuadrados poblado por 130 millones de blancos, negros y japoneses, saturado de recursos naturales, es en sí mis mo un continente propio con aqusadas diferencias sobre el resto de América Latina. Y, pionero de las intervenciones militares en el Cono Sur, sigue su propio modelo democratizador.

Unas elecciones directas en 1982 permitieron a cuatro partidos de oposición competir con el partido del régimen por las alcaldías, los Gobiernos de los Estados y los bancos del Senado y el Congreso federal y las asambleas legislativas estaduales. El Partido Democrático Social (PDS), menor instrumento de la dictadura, se enfrentó al Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), al Partido Democrático Laborista (PDT), al Partido Laborista Brasileño (PTB) y al Partido Laborista (PL).

El PMDB, primera fuerza de la oposición, es un conglomerado presidido por el ex presidente del Congreso Ulisses Guimaraes en el que cabe todo: desde los comunistas -constitucionalmente prohibidos, pero, de hecho, tolerados y hasta con órganos de expresión pública en las calles- hasta la derecha liberal. El PDT es el partido de Leonel Brizola -el carismático gobernador carioca, en excelentes relaciones con la socialdemocracia alemana occidental-, larga y profundamente odiado por los militares y que aspiraría a la construcción en Brasil de un gran partido socialista. El PTB, viejo partido laborista, adulterado por las conspiraciones castrenses, podría estar en trance de alcanzar una fusión con el PDT, de Brizola. Y, finalmente, el PL es un partido de sindicalistas, fuertemente apoyado por la Iglesia católica, liderado por el legendario Luis Ignacio Silva, alias Lula, héroe de los metalúrgicos de São Paulo y una suerte de Lech Walesa brasileño.

En aquellas elecciones de 1982 la mecánica electoral (no votan los analfabetos, quizá la mitad del país; en Brasil, la estadística sólo puede ser aproximativa), que favorece al medio rural -políticamente deprimido y controlado- en detrimento del voto urbano e industrializado, dio un triunfo al régimen. El Colegio Electoral -diputados federales, senadores y delegados de los parlamentos estaduales-, que constitucional mente elige al presidente por man dato de seis años, quedó constitui do así: PDS, 359; PMDB, 275; PDT, 30; PTB, 14, y PL, 8. La mayoría absoluta es de 344 votos, y el PDS podía tranquilamente el mar tes elegir al sucesor designado por el partido, Paulo Maluf.

Recuerdo de Lampedusa

El nudo gordiano quedó deshecho cuando el pasado año multitudes hambreadas se enfrentaron al Ejército en Sáo Paulo para saquear los supermercados, y especialmente cuando las manifestaciones promovidas por la oposición en reclamo de elecciones presidenciales directas -dos millones de personas en São Paulo, millón y medio en Río de Janeiro- alcanzaron proporciones insospechadas hasta para sus propios organizadores. En síntesis, el oficialismo comprende, como Lampedusa, que es preciso que todo cambie para que todo permanezca igual, y la oposición se refrena ante las masas en la calle ofreciendo a los militares como candidato presidencial al más conservador y moderado de sus progresistas: el socialcristiano Tancredo Neves.

El propio vicepresidente de la República, Aureliano Chaves, enfrentado por celos personales con el presidente Figueiredo, abandona el PDS,y funda el Frente Liberal. Liberales y PMDB crean la Alianza Democrática, que empuja a Tancredo Neves hacia la presidencia bajo los siguientes pactos: Asamblea Constituyente que democratice la Constitución y establezca la elección presidencial directa, reforma de la ley de Partidos, reordenamiento económico y social, prioridad para el Noreste -azotado por sequías crónicas-, mantenimiento de la economía de libre mercado, política exterior soberana y reforma agraria basada en el cumplimiento del estatuto de la tierra.

El PDS se disloca en una querella entre cuatro candidatos, a la que Figueiredo asiste impasible, eligiendo finalmente al menos indicado: al prepotente y corrupto Paulo Maluf. El PDS divide su voto en tres: quienes votarán discíplinadamente por Maluf, quienes votarán abiertamente por el candidato de la oposición -la votación es nominal y en voz alta- y quienes votarán en blanco. ¿Por qué este suicidio político? Porque tras las movilizaciones populares del pasado año todos entendieron el principio del príncipe de Lampedusa, que también se llamaba Tancredo. La mayoría oficialista optó por pasar sus votos a la oposición para moderarla y poder seguir regentando sus feudos estaduales.

Por supuesto, el proceso democratizador brasileño no termina el martes con la designación-elección de Tancredo Neves como primer presidente civil y opositor tras 20 años de dictadura castrense; precisamente será ese día cuando comience la difícil transición hacia la democracia. Para noviembre de 1986 están convocadas las elecciones legislativas, y en ese lapso el pueblo brasileño debe negociar la reforma democrática de su Constitución, la elección directa del presidente de la República y la recomposición partidaria; todo ello al margen de los graves problemas económicos-sociales que soporta el país: 100.000 millones de diólares en dwda externa, 235% anual de inflación, corrupción económica institucionalizada y miseria endémica.

De Tancredo Neves se espera que no agote su mandato y convoque elecciones anticipadas directas después de 1986 y antes de 1988. Todo dependerá de la recomposición del mapa político brasileño de cara a las legislativas de dentro de dos años. El PDS puede simplemente desaparecer o transformarse en un partido tradicional de la derecha conservadora. El PMDB es una alianza excesiva que habrá de romperse por sus alas indefectiblemente. Y los tres partidos laboristas convergerán presumibiemente en una socialdemocracia liderada por Brizola. Todo está en estado gaseoso, particularmente porque, con la excepción de los comunistas -a su vez escindidos en dos-, los partidos brasileños no son ideológicos, sino que responden a fuerzas centrípetas de intereses o personas.

Calor y 'rock'

Brasil asiste así un punto indiferente a las cercanías de esta presidencia anunciada. El país está en calma, soportando el verano de los trópicos, con el todavía presidente Figueiredo hospitalizado en Río de Jainero por sus problemas lumbares, díscutiendo sobre el error o acierto de Pelé afiliándose la partido de Leonel Brizola, urdiendo el inminente carnaval o polemizando sobre la validez o disipación del espectáculo Rock in Río.Las fuerzas armadas, autodepuradas de sus elementos fascistas, asistirán expectantes y hasta complacientes a la elección de Tancredo Neves. No habrá juicios ni reclamos por las violaciones de los derechos humanos, ni en Brasil existen madres de desaparecidos trabajando organizadamente, por más que existan desaparecidos y asesinados. La mayor y única esperanza de quienes aún creen en el poder reparador de la justicia es el procesamiento de unos cuantos militares y civiles por el descarado latrocinio perpetrado desde la Administración en estos 20 años. Por el momento, Tancredo Neves sólo especula, modestamente, con la posibilidad de poner fin a las mayordomías que benefician a los altos cargos públicos.

El salario mínimo -para quien lo pueda obtener- es de 70 dólares (12.500 pesetas), y el desempleo, sólo calculable en las grandes ciudades industriales como São Paulo. Figueiredo acaba de retirar su decreto abriendo las reservas indias a los buscadores de minerales tras ser convencido de que estaba dando respaldo legal a una nueva matanza de indígenas. En los Estados del Noreste, ejércitos privados de los grandes propietarios vagan asesinando a las familias que, huyendo de la sequía, se instalan en un cuadro de tierra junto a un pozo. La semana pasada, en Río de Janeiro la Policía Militar pasó una noche cercando una favela y disparando sin atreverse a entrar en captura de una banda. Casi todas las mañanas, los cuerpos de chicos de 14 años muertos a tiros son retirados de los arrabales cariocas tras haber intentado robar hilo de cobre.

En Río, las aceras y las arenas de las playas de Copacabana, Ipanema y Leblon despiden el olor acre de una de las mayores ofertas sexuales del mundo, y en los Arcos da Lapa, los más hermosos travestidos han arrebatado las veredas a las putas. Niños de ocho años (500.000 niños en Río sin escolarizar) que duermen en las playas intentan venderte una flor mustia o te imploran en las terrazas por los restos fríos de tu emparedado al pie mismo de edificios con pisos de 1.000 metros cuadrados y piscina individual en cada planta.

"Mire, usted", te comentan, "este país está maduro para la revolución, pero para la Revolución Francesa; esa es la que tenemos ahora que hacer".

9/1/85

Todo en Brasil indica que Tancredo Neves será el nuevo presidente (9-1-1985)

Una solitaria pancarta en la playa carioca de Copacabana y unas escasas pegatinas en algunos quioscos de periódicos o en las lunetas de los automóviles con la leyenda "Tancredo, já" saludan al próximo presidente de la República Federativa de Brasil. Ante la desolación del ambiente electoral, el cronista recibe una adecuada y merecida respuesta: "¿Ambiente electoral? ¿Por qué tenía que haberlo? En Brasil no hay elecciones: lo único que ocurre es que 600 señores, el próximo día 15, se van a reunir en Brasilia para elegir a Tancredo Neves presidente de la República; eso es todo".

Río de Janeiro se apresta para organizar y radiotelevisar a todo el país el festival-monstruo Rock in Rio que se inaugurará el próximo viernes y durará 10 días con la participación de figuras y conjuntos como Rod Stewart, Ozzy Osbourne, Quenn o el grupo español Barón Rojo (Barao Vermelho); fiesta lúdica y acaso depravada, de la que según sus organizadores ya daba cuenta Nostradamus en sus profecías anunciando que un gran acontecimiento disiparía a la juventud a comienzos de este año y en esta parte del mundo.Los informativos de la televisión dedican amplios espacios a entrevistar a sociólogos y jueces de menores, sobre las consecuencias previsibles de 10 días de rockjunto a las playas cariocas, entre imágenes del presidente, general Joáo Baptista Figueiredo, saludable, firmando decretos desde su cama del hospital Sáo José de Río de Janeiro donde ha sido operado de una lesión de disco.

No se hace la menor especulación sobre el resultado de las votaciones del colegio electoral formado por los senadores, los diputados federales y los delegados de los Parlamentos de los Estados. Cuando en la mañana del martes 344 miembros del colegio electoral reúnan el Congreso de Brasilia, y -la mitad más uno- hayan votado por el ex gobernador de Minas Gerais y viejo político Tancredo Neves (74 años), candidato de la opositora Alianza Democrática, el pueblo brasileño disparará las sirenas de sus fábricas y hará sonar las bocinas de los vehículos para saludar el comienzo del fin de la dictadura militar instaurada en 1964; en Río se echarán inmediatamente a la calle las escuelas de samba, que ensayan para los carnavales de marzo.

Tancredo Neves, en Brasilia redacta su discurso presidencial al país, y el desmoronamiento del partido oficialista y del candidato Paulo Maluf es tal que se revela hasta en los gestos protocolarios del presidente Figueiredo: recibió inmediatamente a Neves en su hospital carioca e hizo esperar horas a Maluf so pretexto de estar recibiendo informes de sus ministros.

División gubernamental

El partido gubernamental PDS se encuentra dividido al menos en tres fracciones de las que sólo una sigue disciplinada a Paulo Maluf, las otras dos corrientes votarán el martes una en blanco y otra directamente por Tancredo Neves sin abandonar el partido. En la misma forma en que Neves, un avezado pragmático de la política cuyas últimas intenciones siempre son un misterio no por secretismo sino por su arte de ceñirse a los vientos, logró un amplio consenso corno candidato de la oposición moderada y posibilista, Maluf, símbolo de la corrupción política nacional más descarada, no ha generado otra cosa que rechazos.Conociendo la desenvoltura de Figueiredo -un general-presidente nada banal- cabe suponer que desde la propia cúpula del Estado se ha procurado una salida escalonada de la dictadura que sólo encontraría legitimidad si es efectuada por la oposición y no por el oficialismo.

Tancredo Neves tendrá que proceder -así lo ha prometido- a la convocatoria de una asamblea constituyente que dote al Brasil de una Constitución democrática, tras la aprobación de la cual convocaría a elecciones presidenciales directas entre los dos y los cuatro años de su mandato presidencial de seis. Maluf mismo ha suscrito las intenciones opositoras.

Además, éstas son las condiciones que cimentan la elección de Neves; el propio gobernador socialista de Río de Janeiro, Leonel Brizola, no se cansa de repetir que esta elección es una designación y que es ilegítima, por más que la apoye. El inmenso peso de los problemas sociales que aplastan al país -miseria infrahumana junto a riquezas suntuarias y hasta extravagantes, corrupción y venalidad institucional, violencia social- sólo otorgan a Tancredo Neves un respaldo interino mientras continúe prometiendo unas elecciones directas que son la esperanza de los desposeídos de esta tierra.

El 40% de la última recluta militar hubo de ser rechazado por defectos físicos o psicológicos fruto de las privaciones. 40.000 flagelados por las periódicas sequías del noreste amenazan con el asalto a los almacenes de alimentos en su peregrinar de decenios hacia las costas atlánticas. En el noreste ya ha aparecido una subraza derivada de la infraalimentación durante generaciones y hasta los propios militares promueven el control de la natalidad ante las alteraciones genéticas del hambre.

Por lo demás, el país aguarda el advenimiento de Tancredo Neves en la más absoluta calma, acaso sólo molesto por la obligatoriedad del cinturón de seguridad para los automovilistas y la entrada en vigor el lunes de las reformas del Código Penal que pretenden detener el crecimiento de la rapiña callejera. De las responsabilidades militares por la represión en 20 años de dictadura ni se habla. Han sido muy claros: "Si procesan a un cabo tomaremos de nuevo el poder". Los plazos inmediatos tampoco ofrecen ninguna duda: el 11 Rock in Río y el 15 Neves presidente .