9/1/85

Todo en Brasil indica que Tancredo Neves será el nuevo presidente (9-1-1985)

Una solitaria pancarta en la playa carioca de Copacabana y unas escasas pegatinas en algunos quioscos de periódicos o en las lunetas de los automóviles con la leyenda "Tancredo, já" saludan al próximo presidente de la República Federativa de Brasil. Ante la desolación del ambiente electoral, el cronista recibe una adecuada y merecida respuesta: "¿Ambiente electoral? ¿Por qué tenía que haberlo? En Brasil no hay elecciones: lo único que ocurre es que 600 señores, el próximo día 15, se van a reunir en Brasilia para elegir a Tancredo Neves presidente de la República; eso es todo".

Río de Janeiro se apresta para organizar y radiotelevisar a todo el país el festival-monstruo Rock in Rio que se inaugurará el próximo viernes y durará 10 días con la participación de figuras y conjuntos como Rod Stewart, Ozzy Osbourne, Quenn o el grupo español Barón Rojo (Barao Vermelho); fiesta lúdica y acaso depravada, de la que según sus organizadores ya daba cuenta Nostradamus en sus profecías anunciando que un gran acontecimiento disiparía a la juventud a comienzos de este año y en esta parte del mundo.Los informativos de la televisión dedican amplios espacios a entrevistar a sociólogos y jueces de menores, sobre las consecuencias previsibles de 10 días de rockjunto a las playas cariocas, entre imágenes del presidente, general Joáo Baptista Figueiredo, saludable, firmando decretos desde su cama del hospital Sáo José de Río de Janeiro donde ha sido operado de una lesión de disco.

No se hace la menor especulación sobre el resultado de las votaciones del colegio electoral formado por los senadores, los diputados federales y los delegados de los Parlamentos de los Estados. Cuando en la mañana del martes 344 miembros del colegio electoral reúnan el Congreso de Brasilia, y -la mitad más uno- hayan votado por el ex gobernador de Minas Gerais y viejo político Tancredo Neves (74 años), candidato de la opositora Alianza Democrática, el pueblo brasileño disparará las sirenas de sus fábricas y hará sonar las bocinas de los vehículos para saludar el comienzo del fin de la dictadura militar instaurada en 1964; en Río se echarán inmediatamente a la calle las escuelas de samba, que ensayan para los carnavales de marzo.

Tancredo Neves, en Brasilia redacta su discurso presidencial al país, y el desmoronamiento del partido oficialista y del candidato Paulo Maluf es tal que se revela hasta en los gestos protocolarios del presidente Figueiredo: recibió inmediatamente a Neves en su hospital carioca e hizo esperar horas a Maluf so pretexto de estar recibiendo informes de sus ministros.

División gubernamental

El partido gubernamental PDS se encuentra dividido al menos en tres fracciones de las que sólo una sigue disciplinada a Paulo Maluf, las otras dos corrientes votarán el martes una en blanco y otra directamente por Tancredo Neves sin abandonar el partido. En la misma forma en que Neves, un avezado pragmático de la política cuyas últimas intenciones siempre son un misterio no por secretismo sino por su arte de ceñirse a los vientos, logró un amplio consenso corno candidato de la oposición moderada y posibilista, Maluf, símbolo de la corrupción política nacional más descarada, no ha generado otra cosa que rechazos.Conociendo la desenvoltura de Figueiredo -un general-presidente nada banal- cabe suponer que desde la propia cúpula del Estado se ha procurado una salida escalonada de la dictadura que sólo encontraría legitimidad si es efectuada por la oposición y no por el oficialismo.

Tancredo Neves tendrá que proceder -así lo ha prometido- a la convocatoria de una asamblea constituyente que dote al Brasil de una Constitución democrática, tras la aprobación de la cual convocaría a elecciones presidenciales directas entre los dos y los cuatro años de su mandato presidencial de seis. Maluf mismo ha suscrito las intenciones opositoras.

Además, éstas son las condiciones que cimentan la elección de Neves; el propio gobernador socialista de Río de Janeiro, Leonel Brizola, no se cansa de repetir que esta elección es una designación y que es ilegítima, por más que la apoye. El inmenso peso de los problemas sociales que aplastan al país -miseria infrahumana junto a riquezas suntuarias y hasta extravagantes, corrupción y venalidad institucional, violencia social- sólo otorgan a Tancredo Neves un respaldo interino mientras continúe prometiendo unas elecciones directas que son la esperanza de los desposeídos de esta tierra.

El 40% de la última recluta militar hubo de ser rechazado por defectos físicos o psicológicos fruto de las privaciones. 40.000 flagelados por las periódicas sequías del noreste amenazan con el asalto a los almacenes de alimentos en su peregrinar de decenios hacia las costas atlánticas. En el noreste ya ha aparecido una subraza derivada de la infraalimentación durante generaciones y hasta los propios militares promueven el control de la natalidad ante las alteraciones genéticas del hambre.

Por lo demás, el país aguarda el advenimiento de Tancredo Neves en la más absoluta calma, acaso sólo molesto por la obligatoriedad del cinturón de seguridad para los automovilistas y la entrada en vigor el lunes de las reformas del Código Penal que pretenden detener el crecimiento de la rapiña callejera. De las responsabilidades militares por la represión en 20 años de dictadura ni se habla. Han sido muy claros: "Si procesan a un cabo tomaremos de nuevo el poder". Los plazos inmediatos tampoco ofrecen ninguna duda: el 11 Rock in Río y el 15 Neves presidente .

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