31/7/86

AIfonsín y Sarney invitan a Uruguay a sumarse a los acuerdos de integración argentino-brasileños (31-7-1986)

Los presidentes de Argentina, Raúl Alfonsín; de Brasa, José Sarney, y de Uruguay, Julio María Sanguinetti, se reunieron ayer durante 90 minutos en la quinta presidencial de Olivos para analizar los protocolos de integración económica argentino-brasileños firmados inmeditamente después de la cumbre. El presidente Sanguinetti calificó los acuerdos como trascendentales para el futuro de la subregión, y dio su apoyo incondicional a los mismos. En el comunicado oficial tras el encuentro se informó de que Argentina y Brasa habían invitado a Uruguay a sumarse a la concertación.

En el comunicado también se dice que se ha fijado un plazo de 90 días para que los cancilleres de los tres países y sus ministros de Economía elaboraran un nuevo protocolo que integrará a Uruguay en el eje Brasilia-Buenos Aires.La firma de los protocolos binacionales fue solemnizada por la recepción ofrecida por el Congreso argentino (diputados y senadores) al presidente Sarney. Sin la presencia de Raúl Alfonsín (los presidentes argentinos no pueden pertenecer al poder legislativo), el presidente brasileño leyó un discurso en castellano macarrónico pero pleno de entusiasmo, alteza de miras y sin la más pequeña de las reticencias hacia esta integración en ciernes; hacía 50 años que un presidente brasileño no se dirigía al Congreso argentino, y las palabras de Sarney -radiotelevisadas en directo- conmovieron a la Cámara.

"América Latina", dijo, "no puede quedar condenada al pauperismo. Para impedir que eso pueda ocurrir es que nosotros, políticos del presente, tenemos que construir los umbrales del futuro. No podemos hacer eso solos, cada uno aislado. Brasil, Argentina y Uruguay pueden comenzar a abrir esa perspectiva a todos los demás países de América Latina. Integrar para no ser integrados. Aisladamente, nuestros países poco o casi nada podrán cambiar en el orden mundial; juntos, por el contrario, habremos de saber influir gradualmente en las decisiones internacionales. Vamos a andar juntos, a correr juntos, a navegar juntos, a volar juntos, juntos, siempre juntos".

En un discurso emocionado -Sarney es poeta y miembro de la Academia Brasileña de la Lengua-, el presidente reivindicó la argentinidad de las islas Malvinas y la aspiración de su Gobierno a apartar el Atlántico sur de las tensiones bélicas internacionales.

Ayer, Alfonsín y Sarney mantuvieron una conferencia de prensa conjunta, en la que destacaron la firmeza y seriedad de los acuerdos de integración económica, la superación de viejos, estériles y ficticios antagonismos nacionales, y su mutuo deseo de propiciar la desnuclearización de América del Sur. Pusieron énfasis en que ambos Gobiernos analizarán detalladamente los pasos íntegradores del Mercado Común europeo para aprender de sus aciertos y soslayar los errores cometidos.

Representaciones parlamentarias de los dos países mantuvieron reuniones de trabajo para que los protocolos firmados por sus presidentes sean también suscritos -aunque no es necesario- por los poderes legislativos argentino y brasileño.

Los protocolos firmados en Buenos Aires (31-7-1986)

El resumen de los protocolos argentino-brasileños que fueron firmados el martes por los presidentes de ambos países es el siguiente:- Aplicación de arancel cero partiendo de 300 millones de dólares (alrededor de 41.000 millones de pesetas) y alcanzando 2.000 millones para el cuatrienio 1987-1990 al intercambio de bienes de capital. Cada seis meses se negociarán las listas, y los ajustes serán anuales.

- Preferencia para las compras mutuas de manufacturas cuando se liciten internacíonalmente.

- Brasil adquirirá 1,375 millones de toneladas de trigo argentino en 1987, y llegará a dos millones de toneladas en 1991, ampliables a compras de maíz y sorgo, siempre respetando el precio internacional y compensando la compra con importaciones argentinas de hierro brasileño.

- Preferencia hacia el otro país en la adquisición de alimentos estacionarios.

- Estímulo a la creación de empresas binacionales, transferencia de tecnología y exenciones fiscales mutuas.

- Crédito abierto para estas empresas por valor de 250 millones de dólares a una tasa de interés inferior al libor (tipo de interés interbancario en el mercado de Londres).

- Creación de un fondo común de inversión para el intercambio comercial de 200 millones de dólares.
- Construcción por Argentina de un gasoducto hasta Río Grande do Sul para abastecer a Brasil de gas; atención a las empresas binacionales petroquímicas y mejora de la red eléctrica fronteriza.

- Creación de: dos centros de estudio, coordinados, para el desarrollo empresarial de la biotecnología.

- Cuatrocientos millones de dólares por cada firmante para el intercambio y formación de técnicos.

- Finalmente, un acuerdo sobre seguridad nuclear, no explicitado, que puede contener el proyecto común de un reactor reproductor de plutonio o la venta a Brasil de uranio argentino. Argentina es puntera en energía nuclear en Latinoamérica y enriquece su propio uranio.

30/7/86

Argentina y Brasil sellan su integración económica (30-7-1986)

Los presidentes de Argentina, Raúl Alfonsín, y de Brasil, José Sarney, rirmaron ayer en Buenos Aires los acuerdos económicos de integración mutua que servirán de basamento a un hipotético futuro mercado común latinoamericano. El presidente uruguayo, Julio María Sanguinetti, se sumó como observador a la cumbre argentino-brasileña. Son 11 los protocolos suscritos entre ambos países (con 1.700 kilómetros de fronteras) relativos al intercambio de productos y bienes de capital y a cooperación sobre seguridad nuclear. Pero la importancia de los acuerdos es política, a escala binacional y subcontinental.

Con los acuerdos se ha querido poner fin a los prolongados recelos y desacuerdos entre Brasil y Argentina y dar pie a una lejana pero posible integración suramericana, impensable sin un acuerdo previo entre: las dos grandes potencias del Cono Sur.

Desde 1828, en que se formaliza el Estado uruguayo como república-tapón entre Brasil y Argentina, la desconfianza ha presidido las relaciones entre estos dos países hasta el punto de incluir periódicos planes militares de invasión o defensa elaborados por los estados mayores de las dos fuerzas armadas; varias carreteras estratégicas argentinas que conducen a Brasil se interrumpen varios kilómetros antes de llegar a la frontera para evitar ser utilizadas en un primer escalón invasor.

Las diferencias en el desarrollo económico tampoco han ayudado al entendimiento: Brasil ha logrado un fuerte despegue industrial pagando un elevadísimo coste social, y Argentina ha mantenido sus tradiciones agrope-cuarias con un proletariado que no ha superado aún a la clase media.

Argentina, además, se ensimismó con Europa -en palabras de Jorge Luis Borges, los argentinos son europeos exiliados-, mientras, Brasil se autoidentificó con su sociedad multirracial sin el menor de los corriplejos ante los países industriafizados del norte.

Dificultades comerciales

El clima necesario para llegar a estos acuerdos de integración ha sido propiciado por las dificultades comerciales con Estados Unidos y el Mercado Común europeo y por el derrumbe de las dictaduras militares en el Cono Sur americano. Quien ha servido de lanzadera para tejer estos pactos ha sido un tercero en concordia: el canciller uruguayo Enrique Iglesias, nacido en Asturías, ex secretario de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) y firme patrocinador de la integración económica del subcontinente.

Uruguay no suscribe los acuerdos argentino-brasileños por razón de sus escasas dimensiones económicas, que quedarían arrasadas bajo la tenaza de sus dos grandes vecinos.

No obstante, Uruguay ha comenzado su propia integración con Argentina a través del Convenio Argentino-Uruguayo de Cooperación Económica (CAUCE), que reserva el 5% del mercado argentino para productos uruguayos y prevé un futuro desarme arancelario. Uruguay y Argentina, por otra parte, proyectan un puente sobre el río de la Plata.

Pero la República Orienta¡ del Uruguay se ha sumado alborozadamente al acuerdo entre sus dos vecinos. El presidente uruguayo Sanguinetti fue recibido en la capital argentina por sus colegas Alfonsín y Sarney y declaró que lajornada era un día de fiesta para América del Sur.

Los tres mandatarios se reunieron en la quinta presidencial de Olivos antes de la firma argentino-brasileña y antes de que el presidente Sarney se dirigiera al Congreso de las dos Cámaras argentinas.
Los tres países, por lo demás, vienen de recientes situaciones parejas: salen de dictaduras militares prolongadas que exacerbaron el nacionalismo y deterioraron severamente sus respectivas economías, y han vuelto a emerger a la democracia con Gobiernos homologables que podrían tener un mínimo común denominador relativamente parecido a las socialdemocracias europeas. Sólo cabría objetar que Brasil no es aún una democracia completa -restan las elecciones directas- y que el presidente Samey fue un estrecho colaborador político de la dictadura militar.

Pero los tres presidentes son de talantes parecidos, albergan objetivos comunes para sus países y se entienden entre sí con soltura. Como han afirmado tanto Alfonsín como Sarney, nunca se dieron juntas tantas circunstancias propicias para proceder a esta integración.

En las tres capitales -aunque Montevideo no sea firmante- se ha destacado al máximo la cumbre de ayer. La radiotelevisión argentina difundió previamente un mensaje del presidente Sarney, y la brasileña, otro del presidente Alfansín. Y, al menos en Argentina, ninguna fuerza política o económica ha objetado estos acuerdos que sientan la primera piedra de entendimiento entre las dos grandes repúblicas de América del Sur.

12/7/86

El regreso de 'El Brujo' (12-7-1986)

La Unidad Penal 22 (U-22) de la policía federal argentina es un centro de detención de alta seguridad destinado a presos preventivos de particular importancia. Allí permanecieron hasta su primera sentencia los nueve triunviros de las tres primeras juntas militares; Mario Eduardo Firmenich, jefe de los montoneros, o el ex gobernador de Córdoba Obregón Cano, también ligado a dicha organización. José López Rega ocupa la misma celda que en su día habitó el teniente general Jorge Rafael Videla.Es una unidad de detención bastante cómoda. Los imputados pueden conservar sus efectos personales -incluidos cinturones, cordones para los zapatos o corbatas-, visten según su placer, se respeta el secreto de su correspondencia, circulan libremente por las salas comunes, escuchan la radio, ven la televisión, leen la Prensa y reciben a discreción visitas masculinas por las mañanas y femeninas por las tardes. La alimentación es abundante, rica, equilibrada, y la asistencia médica, permanente.

La guardia permanece en el interior, y a cualquier hora del día o de la noche se circula libremente por la vereda de su puerta sin ser molestado o advertir alguna protección especial en los aledaños.

Pero tanta discreción no se compadece con los alardes y los temores de la arribada a Buenos Aires de López Rega, el Hermano Ángel, el Brujo, el Rasputín Peronista, aspirante a tenor, experto en el candomblé y la macumba, de los ritos exotéricos del sincretismo brasilero, policía federal, cabo de la Fuerza y general en jefe de la misma, mucamo servil de la familia Perón en su exilio madrileño, secretario privado del matrimonio, suegro del presidente del Congreso y presidente provisional de la República Raúl Lastiri, ex ministro de Bienestar Social, ex embajador plenipotenciario, supuesto fundador y jefe de la Alianza Anticomunista Argentina (Triple A) y gran deshacedor de vidas y haciendas durante la última Administración peronista.

Extradido desde Estados Unidos, regresó tras 11 años prófugo en un vuelo regular de la Eastern Airlines custodiado por dos policías de la Interpol y dos de sus ex camaradas de la policía federal.

Lopecito llegó envejecido y encorvado, sumiso y friolento, para introducirse en el furgón cerrado que le trasladó a la U-22. La caravana que recorría la autopista que une el aeropuerto de Eceiza con la capital federal retrotraía a los tiempos en los que el terror fue el señor de Buenos Aires: varios Ford Falcon sin matrícula y con dos antenas, con las ventanillas bajadas y repletos de hombres armados, el furgón, tanquetas, más Falcon, disparados a toda velocidad y penetrando al centro de la ciudad por calles y avenidas previamente cortadas al tráfico.

Llega reclamado por los tres jueces federales que le instruyen sus tres causas: fundación y dirección de la Triple A y comisión presuntamente probada de ocho asesinatos (juez Fernando Archimbal), manejo fraudulento de los fondos reservados de la presidencia de la República (juez Nestor Blondi) y peculado sobre las finanzas de la cruzada peronista de la solidaridad (juez Amelia Berraz).

Los ocho supuestos asesinatos por los que será juzgado en la primera causa podrían multiplicarse por 1.000, pero el proceso resultaría interminable y el juez Archimbal ha optado por los ocho sobre los que acumula mayores pruebas fehacientes. Además Aníbal Gordon, lugarteniente operativo de la Triple A, en prisión a la espera de su sentencia, ha declarado que su jefe era López Rega. Otros dos integrantes de la organización clandestina de extrema derecha, extradidos desde Suiza, han depuesto igualmente contra Lopecito.

Por las otras dos causas podría ser llamada a declarar la Señora, la ex presidenta Isabelita Martínez de Perón, aunque no sería necesaria su presencia fisica en Buenos Aires y bastaría un exhorto diplomático para que fuera indagada en nombre de la justicia argentina por jueces españoles.

Los argentinos, resultare como resultase el juicio, ya le han juzgado. Fue moralmente, cuando menos, el inspirador de la guerra sucia contra la izquierda peronista ya desde 1974, dos años antes del golpe militar de Videla, Massera y Agosti, quienes acaso adoptaron su metodología. Fue un hombre terrible no tanto por su capacidad para dominar las fuerzas del ocultismo y la hechicería como por su habilidad para organizar bandas armadas que hicieran desaparecer a las personas. Bajo su mando jamás el Ministerio de Bienestar Social aportó tan poco bienestar social al pueblo argentino.

Asociado de Lucio Gelli en la logia masónica Propaganda-2 (P-2), negociador personal con Muammar el Gaddafi de extraños contratos petroleros (Argentina se autoabastece de crudos), acabó abandonando el país bajo presión militar. Isabelita le llamó a su despacho y a lágrima viva le rogó que se marchara a España porque su vida corría peligro. Llegó a Madrid en el Tango 0-1, el avión de respeto de la presidenta, con un raro nombramiento de embajador plenipotenciario universal.

Habitó por un tiempo la quinta Diecisiete de Octubre, en Puerta de Hierro, y luego él mismo también desapareció. Se le supuso en Libia y se le llegó a localizar en Suiza, donde vivía con una pianista y compositora argentina de tercera categoría artística e intelectual, en el supuesto de que no exista una cuarta. Reapareció incomprensiblemente en Miami tras unas vacaciones en las Bahamas, intentando, por medio de su amiga, renovar su pasaporte argentino. Pareciera como si hubiera procurado ponerse preso o como si su deterioro senil y su diabetes avanzada hubieran fagocitado sus bufanescas habilidades de transmigrador de almas y resucitador de muertos. A Isabelita la acostaba sobre la momia de Eva Perón para que recibiera sus influjos.

Indefectiblemente, su proceso salpicará de bosta al peronismo, o al menos a una forma de entender y desarrollar el justicialismo que propició la resistible ascensión de delincuentes comunes comoLopecito. El caso es que aquí se tiene la certeza moral de que no es un loco, aunque ahora no sea más que un pobre viejo ancianado, sujeto a dieta blanda sin sal ni edulcorantes. Fue y es un canalla de ambiciones egoístas desmedidas que jamás reparó ni en la vida ni en el interés de sus semejantes. Sólo se le podría tener un adarme de respeto si se hubiera pegado un tiro, pero, como todos los asesinos, carece de valor.

10/7/86

La compañía Aerolíneas Argentinas reanuda parcialmente sus servicios internacionales (20-7-1986)

Aerolíneas Argentinas ha reanudado sus vuelos a las ciudades brasileñas de Río de Janeiro y Sâo Paulo y ha anunciado acuerdos con compañías aéreas internacionales para cubrir otros servicios. El tímido inicio de normalización se produce tras dos semanas de huelga, después de haber fracasado dos rondas de negociación con el Gobierno y la dirección de la empresa y una vez que ha sido despedida la totalidad de los pilotos de Aerolíneas Argentinas. Los problemas de tráfico aéreo internacional presentan graves problemas en esta época del año, donde el Sur patagónico del país se encuentra aislado.

Durante el último tramo de la dictadura militar (1976-1983), la presidida por el general Bignone, algún publicitario con un sombrío sentido del humor diseñó una campaña para Aerolíneas Argentinas bajo el siguiente eslogan: "Desaparezca". Pretendíase así vender la imagen de un país hermoso y remoto en el que uno podía esconderse y relajarse de las tensiones de la vida moderna. Los militares en el poder tardaron algunos meses en entender que el eslogan de Aerolíneas Argentinas publicitado en todo el mundo no hacía otra cosa que recordar a los desaparecidos bajo la dictadura. Toda aquella publicidad fue cancelada.La democracia publicitó Aerolíneas Argentinas bajo otra óptica: "El país que remonta vuelo", y a poco más de dos años y medio del Gobierno radical los pilotos de la compañía, asociados en el APLA, (Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas), han dejado en tierra a la primera compañía aérea estatal. Desde el pasado primero de julio la compañía ha dejado de volar por la huelga de los 561 pilotos, en reclamo de mejoras salariales contrarías al plan austral de economía de guerra.

La posición de la directiva de Aerolíneas ha sido inflexible y dos rondas fracasadas de negociaciones con los pilotos han abocado en el despido definitivo de toda la plantilla de pilotos. Los pilotos de Aerolíneas perciben salarios mínimos de 970 australes (cerca de 140.000) pesetas) mensuales, más viáticos y hospedaje en los mejores hoteles. Con 120 pilotos de exceso en la plantilla, la mayoría no pasa de volar 40 horas mensuales. El 60% de ellos son militares en retiro y el secretario del APLA es un teniente de fragata proveniente de la aviación naval.

Argentina cuenta con tres compañías de navegación aérea todas bajo control estatal: Aerolíneas, Líneas Aéreas del Estado, (LADE), manejada por la Fuerza Aérea, y Austral, dedicada esencialmente a cubrir las líneas de cabotaje.

Los pilotos de Aerolíneas comenzaron reclamando una equiparación salarial con los pilotos de Austral, que ganan un 36% más de sueldo pero que vuelan -dada las inmensas distancias interiores del país- bastantes más horas que los primeros. Después reclamaron un salario mínimo para copiloto de 1500 australes (cerca de 220.000 pesetas), y la dirección de la compañía cerró las negociaciones y comenzó a emitir cartas de despido hasta abarcar a toda la plantilla. Antes de llegar a los finiquitos la situación se había hecho caótica por decisión unilateral de 561 hombres económicamente privilegiados dentro de la crisis por la que atraviesa el país: el puente aéreo Buenos Aires-Montevideo, cubierto mitad y mitad entre Aerolíneas y Pluna (Primeras Líneas Uruguayas Nacionales), se encuentra prácticamente colapsado; la Patagonia, en el profundo sur del país, está padeciendo los efectos del desabastecimiento, y en Tierra de Fuego -inaccesible por mar en esta época del año- cientos de turistas permanecen atrapados en sus hoteles.

Aparatos abandonados

Aparatos de Aerolíneas están abandonados en aeropuertos de todo el mundo y las pérdidas de la empresa se estiman entre los dos millones de dólares diarios que calculan los pilotos y el medio millón que aprecia la compañía. Economistas solventes ligados a Aerolíneas suponen que las pérdidas diarias rozan el millón de dólares.Por otra parte, Aerolíneas rebajó hace poco menos de un año y por seis meses sus tarifas hasta en un 40%, necesitando urgentemente de liquidez para pagar su propia deuda externa. Ahora estos pasajes para ser endosados a otras compañías deben ser sufragados a su coste real por la empresa. Miles de argentinos del exterior o que desean viajar al verano europeo se encuentran así inmovilizados en los aeródromos ante la desconfianza financiera de las restantes líneas aéreas. Sólo Iberia y Pan Am están colaborando con Aerolíneas.

La dirección de Aerolíneas se mantiene firme en la decisión de no aceptar el chantaje de los pilotos; 13.000 empleados de la compañía han negociado con la empresa bajo los rigores del plan de economía de guerra, y el presidente Raúl Alfonsín tiene un salario de 640 australes. La huelga de pilotos ha sido entendida como lo que es: un reto político al Gobierno democrático por parte de una aristocracia laboral proveniente o influenciada de y por las Fuerzas Armadas.

Aerolíneas ha abierto una lista de solicitud de empleo para pilotar su flota en la que pueden inscribirse los pilotos despedidos. La empresa estima que en tres meses se habrá normalizado el vuelo de cabotaje y en seis la cobertura de las rutas internacionales. Por el momento, y para paliar la situación pilotos de LADE y Austral, están manejando zdgunas de las máquinas de Aerolíneas para aprovisionar el sur del país.

Los vuelos con las ciudades brasileñas de Río de Janeiro y Sao Paulo se han reanudado pilotados por personal de la Fuerza Aérea Argentina, y la compañía ha establecido acuerdos con otras compañías para atender las demandas de pasajes, pero la situación, dista mucho de resolverse. Ninguna de las partes está dispuesta a bajarse del caballo y que Aerolíneas, empresa deficitaria pero de excelente servicio y sin ningún accidente en los últimos 16 años, ha dejado de remontar el vuelo.


7/7/86

La Iglesia se moviliza contra el proyecto de Alfonsín de legalizar el divorcio en Argentina (7-7-1986)

Unas 40.000 personas se concentraron el pasado sábado en la plaza de Mayo, de Buenos Aires, frente a la catedral Metropolitana, convocadas por la iglesia Católica argentina, en defensa de la institución familiar y en contra del proyecto de la ley de divorcio presentada en el Congreso por el Gobierno radical.Entre las prioridades del Gobierno argentino no figura precisamente la promulgación de una ley de divorcio; tal es así que ha tardado más de dos años en proponerla al Congreso de los Diputados. Pero dentro del programa electoral de la Unión Cívica Radical, en el Gobierno, figuraba esta necesidad de una población -al menos, la urbana- abiertamente divorcista. La clase media y la aristocracia económica del país contraen mayoritariamente matrimonio canónico, pero no dudan en formar nuevas parejas mediante matrimonios civiles en Uruguay, Paraguay, México o Chile, países donde está establecido el divorcio. Los diarios porteños publican habitualmente anuncios de empresas especializadas en matrimonios rápidos y por poderes en otra nación, tal como el contraído por Jorge Luis Borges y María Kodama un mes antes de la muerte del escritor en Suiza.

El campesinado y la oligarquía rural se acogen históricamente a las instituciones de la casa grande y la casa chica, la esposa y la concubina; Perón y su segunda esposa, Eva Duarte, eran hijos naturales reconocidos, frutos de los amores de la casa chica.

En una sociedad de legislación paternalista como la argentina el Gobierno de Alfonsín logró hacer aprobar una ley en la que la patria potestad sobre los hijos quedaba equiparada entre el padre y la madre y por la que se reconocían los derechos de los hijos habidos fuera del matrimonio. Las clases acomodadas quedaron soliviantadas ante el terremoto que la equiparación de hijos legítimos e ilegítimos supuso en las testamentarias.

Entonces la Iglesia católica argentina, una de las más preconciliares del mundo, incluso preconciliar no ya respecto al Concilio Vaticano II, sino al Concilio de Trento, murmuró contra la patria potestad compartida y contra la igualdad de los hijos habidos dentro y fuera del matrimonio. Ahora han puesto el grito en el cielo por el proyecto radical de divorcio que sólo pretende regular la situación de millón y medio de argentinos que han formado segundas, terceras o cuartas parejas.

El arzobispo de Buenos Aires, cardenal Aramburu, convocó a sus feligreses a la histórica plaza de Mayo en defensa de la familia y se hizo traer desde Luján a la venerada Virgen de esta localidad, patrona del Ejército argentino, pese a la leyenda que afirma que la Virgen no desea abandonar el lugar. La concentración en la plaza de Mayo, aparentemente piadosa, reunió a destacados militares y ex ministros de la dictadura.

5/7/86

Accidentada llegada a Buenos Aires del 'brujo' José López Rega para ser sometido a juicio (5-7-1986)

José López Rega, el Brujo, ex ministro de la última Administración peronista, secretario privado de Juan Domingo Perón y de su tercera mujer, la ex presidenta María Estela Martínez, Isabelita, mucamo del exilio español del general y prófugo ole la Justicia argentina desde hace 11 años, arribó ayer a Buenos Aires entregado desde Estados Unidos.

Fiel a su condición de brujo, experto en esoterismos y en los sincretismos brasileros del candomblé y la macumba, la llegada de López Rega a la capital argentina estuvo rodeada de brumas. El aparato de la Eastern Airlines en el que volaba el ex ministro de Bienestar Social, custodiado por cuatro policías -dos de la Interpol y dos de la Policía Federal argentina- tuvo que ser desviado a la ciudad de Córdoba, al encontrarse los dos aeropuertos de Buenos Aires cubiertos por la niebla que, en este comienzo del invierno austral, escupe el río de la Plata.

Fuertemente custodiado

En Córdoba el aparato permaneció varias horas fuertemente custodiado y sin que se permitiera descender al pasaje hasta que el aeropuerto internacional de Ezeiza, en Buenos Aires, volvió a poder operar.López Rega, ya en dicho aeropuerto bonaerense, fue trasladado a un furgón blindado en el que emprendió camino de la Capital Federal rodeado por una caravana de protección espectacular que comprendía un carro de asalto de la guardia de Infantería con un ametralladorista en la torreta, presto a hacer fuego.

El ex ministro ha sido ingresado en la Unidad Penal 22 de la Policía Federal, en pleno centro de la ciudad de Buenos Aires, donde ya estuvieron a la espera de su juicio los nueve triunviros de las tres primeras juntas militares de la dictadura y el jefe de los montoneros, Mario Eduardo Firmenich. El próximo lunes comenzará a ser indagado por los tres jueces que tienen instruidas causas contra su persona.

Fraude y asesinato

La extradición estadounidense ha sido otorgada por asesinato, asociación ilícita, fraude y malversación de fondos públicos. Se acusa a López Rega de haber inspirade fundado y dirigido la Alianza Anticomunista Argentina -Triple A-, organización presuntamente responsable de la desaparición. y muerte de 8.000 argentinos durante el Gobierno constitucional de Isabelita Perón y durante la posterior dictadura militar. Entre los homicidios que se le imputan figura el del profesor Silvio Frondizi hermano del ex presidente de la nación Arturo Frondizi.Será juzgado también por haber librado un cheque millonario en dólares a favor de las hermanas de Evita Perón, la segunda mujer del general, con cargo a los fondos reservados de la Presidencia de la República y para evitar reclamaciones de aquéllas sobre la herencia de Perón.

Finalmente, se le acusa de haberse apropiado de los fondos de la cruzada de Solidaridad Justicialista, presidida por Isabelita, y de la que López Rega era vicepresidente.

En sus deposiciones ante la Justicia estadounidense, previas a que fuera concedida su extradición, López Rega se mostró visiblemente enfermo, envejecido y en ocasiones delirante como cuando se reconoció como fundador del peronismo e inspirador del general.

Justicia tardía

Se ignora cuándo comenzarán sus juicios -la Justicia argentina, como la española, es tardía- pero el primero de ellos por la fundación y dirección de la Triple A contribuirá a demorar la ya escasa credibilidad del Movimiento Justicialista y cerrará cualquier posibilidad de un retorno de Isabelita a la Argentina.

López Rega, por supuesto, no es la más exacta representación del peronismo, pero sí es el más acabado modelo de los arribistas homicidas sin escrúpulos que siempre pudieron medrar a la sombra de Perón.

1/7/86

Buenos Aires, una fiesta desde el domingo (1-7-1986)

La selección argentina, campeona mundial de fútbol, llegó ayer al aeropuerto de Eceiza, mientras la gendarmería se esforzaba por impedir el acceso de unas 10.000 personas a las pistas de operaciones del aeropuerto de Eceiza. Los campeones del mundo fueron recibidos por el presidente, Raúl Alfonsín y aclamados en la plaza de Mayo, que, al menos por un día, sirvió para reunir a todos los argentinos. Un millón de aficionados paralizó el domingo Buenos Aires y ayer continuó la fiesta. Al menos tres personas murieron víctimas de la celebración popular.

La confusión y el desorden organizativos convirtió el aeródromo en un pequeño pandemonium. La manga elevada de desembarco enchufada al portón del aparato quedó bloqueada por camarógrafos, periodistas, autoridades, policías, meros curiosos. Maradona intentó desembarcar y regresó con su velocidad habitual al avión para evitar un linchamiento afectivo. Finalmente, se impuso la cordura y todos pudieron desembarcar, pero se consideró arriesgado hacer saludar a la, selección desde las terrazas, también copadas por la hinchada. Ante la bronca. generalizada, los jugadores fueron introducidos en microbuses que, encabezando una columna automovilística, tomaron la dirección de la capital.Un trayecto de 40 minutos fue cubierto en más de una hora hasta llegar a la plaza de Mayo, colmada por el gentío. Fue preciso Dios y ayuda para introducir a. la selección por las traseras, de la Casa Rosada. La casa del Gobierno repitió las mismas escenas de Ezeiza, hasta el punto de que algunos jugadores no pudieron siquiera acercarse: el presidente para recibir su saludo personal: invitados especiales, colados -la seguridad de la Casa Rosada es mínima-, ministros, familiares, prensa escrita, fotográfica, radial y televisiva apenas dejaron ver a Raúl Alfonsin recibiendo la Copa del Mundo de manos de Maradona. El presidente la alzó y la besó. Maradona le dijo: "También es un triunfo suyo, señor presidente".

La selección salió a los balcones de Perón para saludar por primera vez en la historia de este país a la muchedumbre que esperaba en la históricamente dramática plaza de Mayo, que, al menos por un día, sirvió para unir a todos los argentinos y no para dividirlos.La alegría por este campeonato ganado, que se contrapone con el Mundial de 1978, tartufeado por la dictadura militar, fue indescriptible, pero masivamente expresada con total fraternidad el domingo. No obstante, algunas barras bravas (grupos de hinchas desaforados) y varias patotas (manadas de gamberros particularmente violentos) pretendieron la destrucción del microcentro porteño; fueron asaltados los hoteles República y Sheraton, se rompieron vidrieras por toda la zona y disparos al aire irresponsables, pero sin intención de herir, causaron la muerte de un joven y heridas muy graves a otras tres personas. Otros dos muertos se contabilizaron en el Gran Buenos Aires y en San Miguel de Tucumán; el primero, por un disparo en la cara, y el segundo, por aplastamiento.

Las bandas de malvivientes quemaron automóviles e interrumpieron parte del tráfico ferroviario de superficie y subterráneo. La guardia de Infantería (tropas de choque de la Policía Federal) procedió con encomiable serenidad, conteniendo a los escasos, pero activos, bárbaros.

En 1978 la dictadura militar -los ahora en prisión, esperando su sentencia firme, teniente general Videla, almirante Massera y brigadier general del Aire Agosti- organizó un Mundial de fútbol que albergaba otros fines que los estrictamente deportivos: desviar la atención nacional e internacional de los aquelarres que se estaban representando en el país. El almirante Lacoste, íntimo amigo de Joáo Havelange, presidente de la FIFA, fue encargado de montar aquella farsa, aquel negocio y aquel peculado que le permitió adquirir una finca en Punta del Este, el elitista balneario uruguayo, que ahora aduce haber comprado mediante un préstamo de Havelange.

Argentina, entonces, precisaba meter cuando menos cuatro goles a la selección peruana pata llegar a la final. Perú y Argentina son naciones especialmente hermanadas -el libertador San Martín fue el primer presidente peruano- y aún se especula aquí sobre lo que costó aquella victoria negociada de Gobierno a Gobierno: para unos, un millón de dólares por gol -y los peruanos se dejaron meter seis-y para otros, 50 millones en cargamentos para el Perú de granos, carne y azúcar. Será difícil probarlo, como es difícil probar la desaparición de la mayoría de los desaparecidos. El caso es que, cuando el almirante Lacoste se presentó en la sala de prensa del Mundial mexicano, todos los periodistas argentinos abandonaron sus máquinas de escribir y sus télex y se marcharon a la calle.

Aquella fue una victoria ominosa en la que el primer relator de fútbol argentino -José María Muñoz, el gordo Muñoz, el equivalente a José María García- incitaba por radio a la población contra la comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas que indagaba las atrocidades de la dictadura. La del domingo ha sido de alguna manera la victoria del fútbol de la democracia.