Los presidentes de Argentina, Raúl Alfonsín; de Brasa, José Sarney,
y de Uruguay, Julio María Sanguinetti, se reunieron ayer durante 90 minutos en
la quinta presidencial de Olivos para analizar los protocolos de integración
económica argentino-brasileños firmados inmeditamente después de la cumbre. El
presidente Sanguinetti calificó los acuerdos como trascendentales para el
futuro de la subregión, y dio su apoyo incondicional a los mismos. En el comunicado
oficial tras el encuentro se informó de que Argentina y Brasa habían invitado a
Uruguay a sumarse a la concertación.
En el comunicado
también se dice que se ha fijado un plazo de 90 días para que los cancilleres
de los tres países y sus ministros de Economía elaboraran un nuevo protocolo
que integrará a Uruguay en el eje Brasilia-Buenos Aires.La firma de los
protocolos binacionales fue solemnizada por la recepción ofrecida por el
Congreso argentino (diputados y senadores) al presidente Sarney. Sin la presencia
de Raúl Alfonsín (los presidentes argentinos no pueden pertenecer al poder
legislativo), el presidente brasileño leyó un discurso en castellano
macarrónico pero pleno de entusiasmo, alteza de miras y sin la más pequeña de
las reticencias hacia esta integración en ciernes; hacía 50 años que un
presidente brasileño no se dirigía al Congreso argentino, y las palabras de
Sarney -radiotelevisadas en directo- conmovieron a la Cámara.
"América
Latina", dijo, "no puede quedar condenada al pauperismo. Para impedir
que eso pueda ocurrir es que nosotros, políticos del presente, tenemos que
construir los umbrales del futuro. No podemos hacer eso solos, cada uno
aislado. Brasil, Argentina y Uruguay pueden comenzar a abrir esa perspectiva a
todos los demás países de América Latina. Integrar para no ser integrados.
Aisladamente, nuestros países poco o casi nada podrán cambiar en el orden
mundial; juntos, por el contrario, habremos de saber influir gradualmente en
las decisiones internacionales. Vamos a andar juntos, a correr juntos, a
navegar juntos, a volar juntos, juntos, siempre juntos".
En un discurso
emocionado -Sarney es poeta y miembro de la Academia Brasileña de la Lengua-,
el presidente reivindicó la argentinidad de las islas Malvinas y la aspiración
de su Gobierno a apartar el Atlántico sur de las tensiones bélicas
internacionales.
Ayer, Alfonsín y
Sarney mantuvieron una conferencia de prensa conjunta, en la que destacaron la
firmeza y seriedad de los acuerdos de integración económica, la superación de
viejos, estériles y ficticios antagonismos nacionales, y su mutuo deseo de
propiciar la desnuclearización de América del Sur. Pusieron énfasis en que
ambos Gobiernos analizarán detalladamente los pasos íntegradores del Mercado
Común europeo para aprender de sus aciertos y soslayar los errores cometidos.
Representaciones
parlamentarias de los dos países mantuvieron reuniones de trabajo para que los
protocolos firmados por sus presidentes sean también suscritos -aunque no es
necesario- por los poderes legislativos argentino y brasileño.
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