Hasta cuando los tratábamos y
recibíamos sus confidencias muchos creíamos que Felipe González y Alfonso Guerra eran amigos, de intimidad,
compinches, estimación crecida cuando a cuenta de las golferías sevillanas del
“hermanísimo” Felipe amenazó en Cortes con su dimisión si caía su valido. “ Dos
por el precio de uno “. Sospecho que el entonces Presidente no hubiera cumplido
su jactancia y dejado a Guerra ante los lobos. González siempre tuvo un sentido
del Estado ajeno a cualquier veleidad sentimental (contra lo que parece Guerra
es más afectivo que sarcástico) y llegada la hora exigió a Guerra que se fuera
del Gobierno. En sus habitaciones de La Moncloa tenía el Vicepresidente un
sistema que borraba las grabaciones, incluso las que él autorizaba, y varios
periodistas de confianza quedaban atónitos ante el multifallo de sus magnetófonos.
Guerra es pícaramente retorcido. Un miembro del “ Clan de la tortilla” acudió a
su casa y, habiendo entonces solo teléfonos fijos, anotó el número escrito en
el cacharro negro de baquelita. Luego en persona: “ Te he llamado y no es tu
teléfono”. “ A ver si te crees que iba a
poner el número verdadero”. Felipe y Alfonso no han sido amigos jamás y solo se han instrumentalizado
mutuamente. Nada tienen en común y ni siquiera les gusta el mismo tipo de
mujeres. Siempre hicieron vida aparte y Alfonso ni bajaba a las tenidas
nocturnas de la bodeguilla.
Entiendo el rencor social
de Guerra nacido en una familia numerosa muerta de hambre. Felipe, pese a las
hagiografías que le representaban como trabajador en la vaquería paterna, se
vestía para ir a las fiestas universitarias aunque fuera apestando a leche.
Guerra se dedicó a la agitación cultural(teatro y una librería) mientras Felipe
politiqueaba en un bufete laboral más cerca del catedrático Jiménez Fernández
que de Pablo Iglesias. El doctor Jeckyll y Mister Hyde que se vieron obligados
a cabalgar juntos para hacerse con el
poder en el PSOE y en España. La lucha entre las afinidades electivas y las
disparidades conflictivas. Es un misterio que caminarán tanto mano a mano