29/3/85

Un ex jefe militar argentino califica los juicios a las juntas como "un Nuremberg al revés" (29-12-1985)

El teniente general retirado Jorge Harguindeguy, ex jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra argentino, dos veces ascendido por el Gobierno democrático, afirmó públicamente que los juicios a las juntas militares son "un Nuremberg al revés" y que, "inexorablemente, el presidente Raúl Alfonsín deberá intervenir para dar por concluidos los juicios que se les instruyen (a las juntas) por violar los derechos humanos".El ex jefe militar declaró estar disconforme con la metodología jurídica empleada en los juicios y, en particular, con la reforma del Código de Justicia Militar, que hace apelables sus sentencias ante la jurisdicción ordinaria y que ha permitido, por omisión del alto tribunal castrense, que sea la justicia civil la encargada del proceso a las tres juntas militares.

Pero el fondo de su argumentación -el "Nuremberg al revés"- retrata el estado de ánimo de los jefes militares ante el juzgamiento de sus camaradas de armas; no entienden cómo se les puede juzgar precisamente por la única guerra que no han perdido y en la que demostraron una macabra eficacia: la guerra sucia contra la subversión. Respecto a las declaraciones del general Harguindeguy, el secretario argentino de Defensa, José Horacio Jaunarena, informó que su departamento estudia la posible aplicación de sanciones disciplinarias o penales al ex jefe del Estado Mayor del Ejército.

Por otra parte, ha trascendido que la Cámara Federal de Apelaciones en lo penal y correccional, encargada del procesamiento de las juntas militares, está estudiando la posibilidad de aplazar el comienzo del juicio -previsto provisionalmente para el 15 de abril- para no hacerlo coincidir con la visita de los reyes de España a Argentina, que comenzaría un día antes. El aplazamiento ha sido insistentemente solicitado por el Gobierno español.

26/3/85

El Fondo Monetario Internacional estudia en Argentina un nuevo plan contra la inflación (26-3-1985)

Una misión del Fondo Monetario Internacional (FMI) encabezada por el catalán Joaquín Ferrán llegó ayer a Buenos Aires para estudiar el nuevo plan económico argentino de lucha contra la inflación. Anteriormente, el FMI había decidido congelar el desembolso de los tramos crediticios correspondientes a febrero y mayo (unos 600 millones de dólares), dado el incumplimiento argentino con las metas acordadas con el alto organismo monetario. Sin embargo, el propio FMI pidió al conjunto de bancos acreedores de Argentina la continuación de sus negociaciones con Buenos Aires sobre un paquete crediticio de 4.200 millones de dólares.

Buenos Aires

Hasta tanto -primeros de junio- Argentina no vuelva a recibir dinero fresco del FMI, hará frente a sus compromisos internacionales mediante un crédito puente de 500 millones de dólares proporcionado por el Tesoro estadounidense.Esta congelación de crédito del FMI a la Argentina no es más que otro episodio de la patética guerra antiinflacionaria librada por el Gobierno radical del presidente Alfonsín, y de sus consecuencias sobre la política interna del país.

Bernando Grispun, primer ministro de Economía de la Argentina democrática, adscrito al ala izquierda del radicalismo, carecía de fe en las posibilidades del país para detener la catarata inflacionaria, y practicó una política de obstrucción y enfrentamientos con los veedores del Fondo Monetario.

Su sustituto, Sourrouille, un técnico no afiliado a ningún partido, es tan pesimista como su antecesor pero comprende la necesidad de colaborar sinceramente con el FMI.

Con una inflación anual estimada actualmente en el 800% por ciento, el FMI se ha limitado a ejercer una pequeña presión psicológica sobre las autoridades económicas porteñas.

Las especulaciones alarmistas que apuntaban hacia una hipotética ruptura entre el Fondo y la República Argentina carecían de sentido por dos razones: el FMI no iba a tomar una medida tan drástica precisamente estando el presidente Alfonsín en visita oficial en Estados Unidos y, en cualquier caso, el Fondo es el primer interesado en que Argentina no rompa el actual esquema negociador, arrastrando con su ejemplo a otros grandes deudores latinoamericanos.

El Ministerio de Economía argentino está haciendo serios esfuerzos para presentar el FMI un plan económico que rebaje la inflación este año a un 300%. Presumiblemente es una meta puramente utópica; para el mes de abril, y dentro del esquema de lucha a corto plazo, se ha establecido una hipótesis inflacionaria del 18%, dejando flotar por encima de ella los combustibles, las tasas de interés y el tipo de cambio.

Alto coste social

La reducción del gasto público y el achicamiento del sector público exigidos por el Fondo Monetario Internacional para disminuir la inflación supondrían un alto coste social al que se resiste firmemente el Gobierno radical; pero éste ha dado una nueva prueba de buena voluntad abriendo sus reservas petroleras a las compañías internacionales extractoras como medio de financiar el pago de la deuda externa y de obtener dinero para el empleo público y los programas sociales.El presidente Raúl Alfonsín arrastra con esta medida, anunciada en su visita a Estados Unidos, severas críticas del peronismo y de su propio partido, ya que una de las constantes del nacionalismo argentino ha sido la exagerada protección de su autarquía petrolera.

Enrique Iglesias (26-3-1985)

La juez Claudine Lechanu-Forkel, de la fiscalía parisiense ha emitido una orden internacional de captura contra el teniente de navío argentino Alfredo Astiz, de 34 años, por su presunta responsabilidad en la desaparición en 1977 de las monjas francesas Alice Domon y Leonie Duquet.
El pasado fin de semana aún no se había recibido en Buenos Aires la orden de detención' francesa que, en cualquier caso, no surtiría efectos en Argentina al haberse, cometido aquí el delito. El teniente Astiz sí podría ser detenido por la Interpol en cualquier otro país al que se desplazara.

El teniente de navío Alfredo Astiz se encuentra actualmente embarcado en el portaviones 25 de Mayo, tras haber permanecido detenido por orden de la justicia civil argentina entre el 8 de diciembre y el 5 de marzo pasados por su supuesta responsabilidad en la desaparición de la adolescente sueca Dagmar Hagelin, también en 1977.

El padre de Hagelin y el Gobierno sueco presionaron a la justicia argentina hasta lograr el procesamiento de Astiz, cuya causa fue objeto de sobreimiento por el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas tras reclamar la Armada el fuero militar para el acusado.

Ahora la presión francesa a cuenta del paradero de las monjas Domon y Duquet (secuestradas y seguramente asesinadas por su apoyo a las Madres de Plaza de Mayo) reanuda el problema político que gira en torno a la figura del teniente Astiz, rendidor ante los británicos de las Georgias del Sur durante la guerra de las Malvinas.

Las Fuerzas Armadas argentinas han aceptado tácitamente que sean juzgados sus altos mandos responsables de los excesos durante la represión indiscriminada del terrorismo, pero no admitirán que la aclaración de culpabilidades descienda pormenorizadamente a la gran masa de oficiales y suboficiales que mancharon sus manos con el trabajo sucio.

Así, la primera detención de Astiz, en diciembre del año pasado, motivó una crisis profunda entre la Marina y el Gobierno de la que salió momentáneamente victoriosa la primera. Si Astiz es condenado por sus crímenes -aducirían los militares- quedará abierto el camino para sentar en el banquillo al 60% de los uniformados de las tres armas. No obstante, la publicidad y resonancia internacional del caso Astiz impedirá el sobreseimiento definitivo de las causas abiertas contra ese oficial. Es además un símbolo de la represión militar argentina por su papel desempeñado en la Escuela de Mecánica de la Armada, su infiltración entre las Madres de Plaza de Mayo, sus tareas de inteligencia entre exiliados en la embajada argentina en París y su cobardía posterior en la guerra de las Malvina

Enrique Iglesias nació hace 55 años en Arancedo, en las cercanías de Navia (Asturias); sus padres, campesinos humildes, emigraron a Uruguay cuando él contaba cuatro años. Un pequeño almacén de comercio fue el modesto El Dorado de aquellos emigrantes. Aún vive la madre, a la que el canciller se encuentra muy unido, y otro hermano, ya nacido en la República Oriental.

MontevideoDel nuevo canciller se cuenta en Montevideo una anécdota apócrifa pero que retrata la ausencia de chovinismo del pueblo oriental: que Enrique Iglesias decidió nacionalizarse uruguayo al darse cuenta, un punto avergonzado, de que estaba firmando los billetes del Banco Central con el pasaporte español en el bolsillo. "No fueron así las cosas; cuando fui nombrado presidente del Banco Central en 1967 ya tenía mi documentación uruguaya. Por supuesto que puedo tener los dos pasaportes, igual que podría tenerlos usted, pero yo me nacionalicé en cuanto pude por razones de edad. Lo que sí es cierto es que mi condición de hijo de españoles y nacido en España es muy notoria para la opinión pública y jamás en este país se me planteó el más pequeño problema o recelo por ello, aun cuando firmara los billetes de banco, y espero que a partir de ahora como ministro de Relaciones Exteriores. Somos un país de emigrantes que entiende bien estas cosas".Sus simpatías por su primera patria también son conocidas, y el día de la toma de posesión de Sanguinetti como presidente constitucional, una jornada infernalmente ajetreada, le pidió permiso para acompañar a Felipe González al Hogar Español de Ancianos de Montevideo, en cuyos terrenos el presidente del Gobierno español recibió a la colonia. Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Iberoamericana en 1982, el canciller uruguayo mantiene relaciones personales con el Rey de España, con el que le une: "una amistad muy cálida y frecuentada, una relación muy linda de gran cariño y respeto por mi parte". También es amigo de Felipe González, a quien conoció en Santigo de Chile. Está perfectamente informado sobre la política española y sus dirigentes, y como secretario ejecutivo de la CEPAL (Comisión Económica Para América Latina), con rango de secretario general adjunto de las Naciones Unidas, puso todo su empeño en la incorporación de España al organismo.

Estudió Economía y Administración en la universidad montevideana, mientras trabajaba en la banca privada. En 1961 fue nombrado director técnico de la Oficina Nacional de Planeamiento uruguaya y elaboró el primer plan de desarrollo del país, antes de acceder a la presidencia del Banco Central de la República. Después realizó una excelente carrera como funcionario internacional de las Naciones Unidas, que le llevó a la secretaría ejecutiva de la CEPAL, presidencia del foro del Tercer Mundo, secretaría general de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Fuentes de Energía Nuevas y Renovables y la asesoría especial sobre esta materia del actual secretario de las Naciones Unidas. Hombre muy brillante y aún joven, se le tiene por secreto aspirante en el futuro a la secretaría general de las Naciones Unidas, para lo que la cancillería uruguaya le permitiría ensanchar sus contactos internacionales.

Admira a Wilson Ferreira (líder de los derrotados blancos), ha votado por su partido y lo confiesa; pero también mantiene una estrecha amistad con el presidente Sanguinetti, que le ha permitido ser designado canciller por el Gobierno con el aplauso de la primera mayoría de la oposición. "No encontrará usted en toda América Latina otro político como Sanguinetti, tan parecido en sus ideas y hasta talante personal a Felipe González."

A las ocho de la mañana, este hombre, soltero y vivaz, entra en el minúsculo y bellísimo palacio del Ministerio de Relaciones Exteriores uruguayo arrastrando un maletón de documentos, solo, sin escolta, muy lejos de la parafernalia de seguridad y protocolo de la dictadura que acaba de retirarse.

25/3/85

Orden internacional de captura contra el teniente de navío argentino Astiz (25-3-1985)

La juez Claudine Lechanu-Forkel, de la fiscalía parisiense ha emitido una orden internacional de captura contra el teniente de navío argentino Alfredo Astiz, de 34 años, por su presunta responsabilidad en la desaparición en 1977 de las monjas francesas Alice Domon y Leonie Duquet.

El pasado fin de semana aún no se había recibido en Buenos Aires la orden de detención' francesa que, en cualquier caso, no surtiría efectos en Argentina al haberse, cometido aquí el delito. El teniente Astiz sí podría ser detenido por la Interpol en cualquier otro país al que se desplazara.

El teniente de navío Alfredo Astiz se encuentra actualmente embarcado en el portaviones 25 de Mayo, tras haber permanecido detenido por orden de la justicia civil argentina entre el 8 de diciembre y el 5 de marzo pasados por su supuesta responsabilidad en la desaparición de la adolescente sueca Dagmar Hagelin, también en 1977.

El padre de Hagelin y el Gobierno sueco presionaron a la justicia argentina hasta lograr el procesamiento de Astiz, cuya causa fue objeto de sobreimiento por el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas tras reclamar la Armada el fuero militar para el acusado.

Ahora la presión francesa a cuenta del paradero de las monjas Domon y Duquet (secuestradas y seguramente asesinadas por su apoyo a las Madres de Plaza de Mayo) reanuda el problema político que gira en torno a la figura del teniente Astiz, rendidor ante los británicos de las Georgias del Sur durante la guerra de las Malvinas.

Las Fuerzas Armadas argentinas han aceptado tácitamente que sean juzgados sus altos mandos responsables de los excesos durante la represión indiscriminada del terrorismo, pero no admitirán que la aclaración de culpabilidades descienda pormenorizadamente a la gran masa de oficiales y suboficiales que mancharon sus manos con el trabajo sucio.

Así, la primera detención de Astiz, en diciembre del año pasado, motivó una crisis profunda entre la Marina y el Gobierno de la que salió momentáneamente victoriosa la primera. Si Astiz es condenado por sus crímenes -aducirían los militares- quedará abierto el camino para sentar en el banquillo al 60% de los uniformados de las tres armas. No obstante, la publicidad y resonancia internacional del caso Astiz impedirá el sobreseimiento definitivo de las causas abiertas contra ese oficial. Es además un símbolo de la represión militar argentina por su papel desempeñado en la Escuela de Mecánica de la Armada, su infiltración entre las Madres de Plaza de Mayo, sus tareas de inteligencia entre exiliados en la embajada argentina en París y su cobardía posterior en la guerra de las Malvina

23/3/85

30.000 argentinos piden que no se amnistíe a los responsables de las 'desapariciones' (23-3-1985)

Al menos 30.000 personas, en su mayoría jóvenes, se manifestaron el jueves en Buenos Aires, entre el Congreso y la plaza de Mayo, en apoyo de las madres de Mayo y con el lema Dales una mano a los desaparecidos. De espaldas a la Casa Rosada, antes de dar por concluida la marcha, la presidenta de las madres, Hebe de Bonafini, pronunció un discurso rechazando una posible amnistía para el grueso de los culpables de violación de los derechos humanos en Argentina.

"No queremos paredón,para los responsables de la suerte de nuestros hijos, queremos 30 años de cárcel", dijo Hebe Bonafini.Durante meses, Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y las organizaciones de derechos humanos que las secundan recogieron en el país y en el exterior siluetas de manos identificadas documentalmente, corno gesto de solidaridad, con los desaparecidos. Una de las personas que accedió a ofrecer su mano fue el presidente italiano, Sandro Pertini, en su reciente Visita oficial a Buenos Aires. Pertini, además, en sus primeras declaraciones en suelo argentino, aludió favorable y enérgicamente al coraje de las madres de plaza de Mayo.

Cerca de un millón de afiches con manos silueteadas y firmadas fueron colgadas como guirnaldas por toda la española avenida de Mayo, de farola en farola, uniendo el palacio del Congreso con la plaza de Mayo y la Casa Rosada. Esta manifestación ha sido la última prueba de fuerza de las madres antes del comienzo del juicio a las tres primeras juntas militares y de la presumible amnistía que posteriormente aliviará al Gobierno argentino de tener que juzgar por genocidio a la mayoría de la oficialidad de sus fuerzas armadas.

De los grandes partidos (peronista y radical), sólo se sumaron a la marcha las Juventudes Unificadas, del primero. A medida que avanza el proceso democrático y se profundiza la crisis económica, las madres se ven aisladas políticamente, tan sólo con el apoyo de los más jóvenes y de la izquierda extraparlamentaria.

Cuando se las pregunta si no sería mejor para todos su perdón como prenda de la reconciliación entre los argentinos, replican que sí, que ellas están deseosas de perdonar a quienes hicieron desaparecer a sus hijos y nietos, tal como el Papa perdonó a quien le intentó. asesinar: visitándole en la cárcel donde cumple cadena perpetua y otorgándole su perdón.

La democratización brasileña, el quirófano (23-3-1985)

Los bruscos descensos en las bolsas de valores brasileñas y la paralización de la alta Administración del país retratan fielmente la gravísima situación planteada por la enfermedad de Tancredo Neves: todo es posible en Brasil si el presidente electo fallece o no puede asumir su cargo por incapacitación permanente.

Los recientes procesos democratizadores en el Cono Sur latinoamericano -Argentina, Brasil y Uruguay- son muy distintos entre sí, pero entre ellos el brasileño es el modelo más alambicado, estructurado además sobre un frágil equilibrio de intereses y de poderes en el que el fiel es, precisamente, la persona de Tancredo Neves.Hubiera sido gravísimo para los primeros pasos democráticos de Argentina o Uruguay la enfermedad o muerte de Raúl Alfonsín o Julio María Sanguinetti, pero sus vicepresidentes, Víctor Martínez y Enrique Taribó, con menor carisma popular, con menos autoridad partidaria, hubieran podido, empero, hacerse cargo de sus presidencias republicanas y partidarias. No es este el caso de Brasil, y si Neves no asume su presidencia se habrá roto la constelación de los astros que permitió que la oposición al régimen -el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB)- ganara una elección presidencial indirecta, organizada y manipulada por el propio régimen militar.

Lo elaborado, jesuítico y hasta mágico de esta primera transición brasileña ahora en trance de abortar podría ser explicado con un ejemplo extrapolado pero ilustrativo: es como si en España, tras la autoinmolación de la UCD, el PSOE hubiera ganado las elecciones con la fórmula Felipe González-Landelino Lavilla como presidente y vicepresidente.

José Sarney, poeta, académico de la Lengua, muchas tallas por debajo de las sobresalientes figuras políticas brasileñas, fundador y presidente del Partido Demócrata Social -el partido de la dictadura militar-, es Landelino Lavilla. Habría que imaginar el problema político originado en España si por incapacidad o muerte de Felipe González hubiera asumido la presidencia del Gobierno el líder de una fracción del partido derrotado en las elecciones, y multiplicar la confusión por todo lo que conlleva no ya un cambio de Gobierno en unas elecciones legislativas, sino una transición desde la dictadura militar a la democracia parlamentaria, para entender el actual problema brasileño.

Neves fue elegido como hombre providencial por múltiples factores: era el hombre más a la izquierda de las derechas, concitaba una cierta unanimidad favorable entre las masas que reclamaban una elección presidencial directa, su acendrado catolicismo y su probada moderación tranquilizaban a las Fuerzas Armadas en retirada, su talante obsesivamente negociador -"sólo se hace política con los enemigos", recordaba a menudo- le permitía iniciar su Gobierno con el respaldo político del PMDB, que ni es un partido ni un movimiento sino un cajón de sastre en el que se guarecieron todos los partidos de la oposición brasileña; finalmente, su avanzada edad permitía esperar que, una vez elaborada la nueva Constitución y reorganizados los partidos, convocaría elecciones presidenciales anticipadas y directas.

'La tancredanza'

Todas estas delicadas mimbres apretadas en la mano de un solo hombre es lo que se denominó la tancredanza, y todas las complicadas maniobras previas se conjugaron por el verbo irregular tancredar. Una diverticulitis puede acabar con todo el diseño.

La hipotética muerte o incapacidad de Neves plantea también un problema de interpretación jurídico-constitucional: si un presidente electo puede renunciar sin haber asumido el cargo y, si así fuera o si renunciara sin haberlo ejercido, si sería válida la asunción del vicepresidente. Pero la disquisición jurídica carece de relevancia ante el pantano político de fondo.
José Sarney no puede gobernar la transición política brasileña, ni cuenta, obviamente, con el menor respaldo del PMDB, ni tiene autoridad moral o políticapara presidir la República federativa de Brasil. Sarney, fundador y presidente del partido de la dictadura militar, se separó de éste poco antes de las elecciones para crear, junto a Aureliano Chaves -vicepresidente del general João Baptista Figueiredo-, el Frente del Partido Liberal, con el que un puñado de notables del régimen desembarcó en las playas de la oposición, permitiendo así el triunfo de ésta y de Neves y garantizando su supervivencia política en la nueva etapa democrática.

Todo puede fallar por donde menos se esperaba, ya que nadie ponía en duda -ni sus enemigos- la fortaleza física de Tancredo Neves.

En la inciertísima perspectiva política brasileña sólo una cosa ya es segura: el implícito interinato de Neves -dos o tres años hasta la convocatoria de elecciones presidenciales directas- habrá de ser sensiblemente acortado.

20/3/85

El presidente argentino, Alfonsín, inició ayer su visita oficial de siete días a Estados Unidos (20-3-1985)

El presidente argentino, Raúl Alfonsín, inició ayer una visita oficial de siete días a Estados Unidos. La agenda de Alfonsín incluye una entrevista de al menos una hora con el presidente Ronald Reagan, su intervención ante el Congreso es tadounidense y una visita a la ciudad de Houston, donde intentará recabar inversiones petroleras para su país. Antes de regresar a Buenos Aires, el presidente argentino Alfonsín visitará oficialmente México.El principal objetivo del viaje estriba en la necesidad argentina de obtener un apoyo explícito estadounidense a la democracia, debilitada por la crisis económica, la descomposición del peronismo y la inminencia de los procesos a los miembros de las juntas militares por sus excesos durante la represión. Alfonsín insistirá ante la Administración norteamericana en la necesidad de dar un enfoque político y no meramente contable a la deuda externa latinoamericana.

En Buenos Aires se estima que hay poco que ofrecer a cambio y acaso por ello se pida tan poco. Argentina se negará nuevamente a suscribir el Tratado de Tlateloico contra la proliferación de armas nucleares, por considerarlo discriminatorio -Argentina es puntera en América Latina en energía nuclear y enriquece su propio uranio-, y mantendrá su postura de apoyo a las negociaciones de Contadora sobre Centroamérica.

13/3/85

Sanguinetti: "Reconquistamos el Estado democrático de forma plena y total" (13-3-1985)

Cuentan en Montevideo una anécdota cierta, la de un diálogo entre Julio María Sanguinetti y Wilson Ferreira Aldunate, líder del Partido Nacional o Blanco y jefe de la primera minoría parlamentaria, en el que el primero dice al segundo: "Tendrás que colaborar con mi Gobierno; si hay otro golpe militar, a lo mejor yo puedo llevarme mis cuadros, pero desde luego tú no te vas a poder llevar tus tierras". Pocas colaboraciones ha encontrado Sanguinetti, y su gestión, apenas comenzada, no ha tenido un solo día de gracia. Al lunes siguiente de su toma de posesión como presidente constitucional de la República Oriental del Uruguay (tres millones de habitantes, 6.000 millones de dólares de deuda externa, 52% de inflación anual, 70.000 profesionales sobre las armas, 55 dólares mensuales de salario mínimo), tras 11 años de dictadura militar, el aeropuerto internacional de Carrasco interrumpió sus actividades por una huelga política que dejó incomunicado por aire al paisito.

Fueron a la huelga los trabajadores telefónicos y los empleados del canal estatal de televisión, que tuvo que suspender sus emisiones. En el Parlamento, la oposición unida -Partido Nacional o Blanco y Frente Amplio- planteó la derrota parlamentaria del Gobierno a cuenta de la amnistía para los presos políticos.Julio María Sanguinetti, de 49 años, de ascendencia genovesa, abogado y periodista, casado con la también periodista e historiadora Marta Canessa, mujer de criterio y políticamente activa, con dos hijos, muy culto y notable entendido en artes plásticas, duelista a sable de valor y pericia acreditados -se batió por última vez en 1971-, es el hombre decidido a entregar dentro de cinco años el poder a otro presidente electo, recuperando las tradiciones uruguayas de estabilidad democrática.

Otra anécdota, también cierta, completa la primera. Una vieja tendencia adscribe a los uruguayos de origen español al Partido Nacional o Blanco, y a los de ascendencia italiana, al Partido Colorado. Wilson Ferreira se quejaba amargamente a Sanguinetti por la traición de los pactos del Club Naval de Montevideo entre colorados, frenteamplistas y la Unión Cívica con los militares, que propiciaron la salida de la dictadura, pero dejaron fuera del juego electoral a Ferreira (y al propio general Líber Seregni): "Lo del Club Naval, fue como una reunión de la mafia napolitana...: Sanguinetti, Seregni, Crottogini...". "Quizá", le replicó Sanguinetti, "pero los que teníamos en frente tenían todos apellidos españoles y los mandaba el general Hugo Medina".

Pregunta. Señor presidente, ¿cómo enjuicia la ola de huelgas con que inicia su mandato?

Respuesta. Las huelgas, la ola que signó el final de la dictadura y que de algún modo caracteriza también el comienzo del proceso democrático, son una secuela de los 11 años de dictadura. Por un lado, hay una especie de tumultuoso renacer de la vida sindical; por otro lado, uno advierte enormes expresiones de inmadurez en la dirección sindical. Fíjese que una huelga de la compañía de aviación nuestra, cuando aún no se han retirado las delegaciones extranjeras, cuando aún no se ha puesto la nueva dirección de esa empresa del Estado, porque no se aceptan órdenes de ningún comandante militar, es una demostración de suprema inmadurez, de suprema desubicación de lo que son los sentimientos del país. La herencia de la dictadura es una situación sindical mal dirigida, mal madurada y mal controlada.

Ley de Amnistía

P. ¿Y el intento de la oposición de derrotarlo parlamentariamente por diferencias de la ley de Amnistía?

R. Nosotros hemos hecho todos los esfuerzos para lograr que haya un Gobierno de unidad nacional, hemos ofrecido puestos en el Gabinete, hemos ofrecido puestos en los entes autónomos, hemos ofrecido a todos los partidos de la oposición, de un modo generoso y casi inédito en la historia del país, la posibilidad de integrarse en el Gobierno. No he tenido la respuesta que esperaba, pero tampoco me siento defraudado.

El Parlamento se ha iniciado manejando precipitadamente el tema de la amnistía, tratando de hacer de ello una bandera política, que como tal está profundamente equivocada. En el Uruguay los presos políticos en un 95% fueron todos presos por luchar contra la democracia, y no por luchar contra la dictadura, por tanto, son todos presos anteriores a 19 73, anteriores al golpe de Estado. Pese a lo cual, creemos que el país debe en este momento hacer una amnistía generosa que abra una nueva etapa [La ley fue promulgada por el presidente uruguayo el sábado pasado, horas después de conceder esta entrevista]. Desgraciadamente el sector mayoritario del Partido Nacional y el Frente arremeten con una amnistía total e irrestricta que conforme al resultado electoral es impopular y minoritaria en el país, porque si uno suma los grupos que defienden la amnistía irrestricta, advierte eso. Y no es la respuesta a una actitud intransigente del Gobierno, sino que, peor que eso, es una arrogancia parlamentaria frente a un Gobierno que ha buscado la conciliación.

Nosotros no dijimos nunca que no salieran los presos; lo único que estamos diciendo es que aquellos presos que cometieron homicidios deben salir en otro momento, en poco tiempo, pero en otro momento, y además por otro procedimiento que no sea la amnistía, que supone la eliminación total del delito. Debe entenderse que si alguien contribuyó de un modo decisivo a la irrupción de los militares en la vida política fueron en su momento quienes creyeron en el cambio violento. Y es un error el enfrentamiento, porque a un Gobierno democrático que nace con todas las hipotecas tras 11 años de dictadura es evidente que no hay que enfrentarlo, y aún menos debilitarlo, con temas tan sensibles.

El modelo uruguayo

P. ¿Cómo definiría el modelo uruguayo de salida de una dictadura militar, tan distinto del argentino o el brasileño?

R. Uruguay ha tenido un proceso de salida que hemos venido desarrollando a partir de 1980, en el plebiscito que rechazó la reforma militar de la Constitución. Es muy claro que hube una estrategia que apuntó desde 1980 a lograr una politización progresiva del país, la reafirmación de los partidos y luego la negociación con los militares apoyada por la movilización popular. Ésta fue la línea táctica paralela a una línea estratégica que siempre consideró que no habría salida democrática en el Uruguay, sino a través de un acuerdo con los militares que permitiera una solución negociada. Ésta pudo venir antes que en 1984, pero el Gobierno habría nacido con condicionamientos absolutamente inaceptables.

La negociación se llevó y se estiró hasta la solución definitiva que encontramos en el Club Naval, porque allí encontramos ya una situación en la que ni el poder legislativo tenía ningún condicionamiento sobre sus funciones, ni el poder ejecutivo sobre sus facultades, ni el poder judicial sobre su independencia. Esto es objetivo: nadie puede demostrar que en el pacto del Club Naval surgió ninguna limitación. El hecho de que se previera, por ejeinplo, la aceptación de la sobrevivencia de la figura de un estado de insurrección, que es igual a la que existe en la Constitución española, palabra más, palabra menos, podrá ser discutido como instituto jurídico o facultad del Ejecutivo, pero en todo caso no es ian atributo militar, por cuanto esa facultad se le da al poder ejecutivo, y el Parlamento será el encargado de sancionarla o levantarla.

Del Club Naval no emanó nada que limitara las facultades del Gobierno o el Parlannento. Eso para nosotros era funclamental, se trataba de hacer un tránsito logrando lo esencial: que un ejército que estaba políticamente cercado, pero que no se sentía moralmente derrotado como lo estuvo el argentino después de la guerra de las Malvinas, realmente entregara el poder. Y eso nos ha permitido una reconquista del Estado democrático en forma plena y total.

Estamos a tres días hábiles de instalado el Gobierno y en ellos se han levantado todas las modalidades de censura que podían existir, se han levantado todas las restricciones que existían en la salida o entrada del país de todos los ciudadanos, se ha legalizado al Partido Comunista y a todas las organizaciones que estaban prohibidas, se ha enviado al Congreso un proyecto de ley de pacificación nacional que incluye una amnistía y contiene también la ratificación de una convención internacional de derechos humanos como es la de San José, que incluso acepta la jurisdicción internacional de cualquier corte en materia de derechos humanos. Hemos enviado un proyecto de ley estableciendo el recurso de amparo, otro estableciendo el derecho a la defensa legal desde el momento de la detención administrativa; el país está gozando en forma total de su libertad.

P. No se pactó en el Club Naval la permanencia en sus cargos por un año de los tres comandantes de las fuerzas armadas.

R. Eso nunca existió y en el Uruguay esa versión nunca circuló mayormente. Ha circulado en el exterior. Y ni aun los impugnadores del Club Naval han usado esa versión en la campaña electoral. Es notorio y público que los comandantes dijeron que sus cargos estaban a disposición, y yo los he ratificado por muchas circunstancias, la primera de las cuales es que si con estos tres comandantes logramos pactar las condiciones de salida no hay otros generales mejores que ellos para asegurarla en este instante. Sobre todo porque el alejamiento de estos comandantes sólo implicaría su sustitución por otros generales tan del régimen anterior como ellos. No existe la posibilidad de inventar un general o un coronel, hay que tomarlos de las filas profesionales en las que se han formado. Lo importante no son las personas, sino su conducta. Lo que importa es que esos generales que fueron del viejo régimen ahora actúen dentro de la subordinación que han aceptado.

Personalmente creo que el acuerdo del Club Naval fue, aparte de muy bueno para la salida, muy bueno desde este ángulo: que el Ejército uruguayo aceptó su subordinación al poder civil mediante un acuerdo y luego de una discusión previa cara a cara entre los políticos y los militares. No es una situación en la que una parte se considera victoriosa y en la que otra, derrotada, se retira a incubar con espíritu de revancha el momento en que pueda volver a actuar. La subordinación militar fue aceptada pública y expresamente.

P. ¿Su Gobierno, como el argentino, promoverá procesamientos contra presuntos responsables de los crímenes de la dictadura?

R. En estas cosas, tomar ejemplos extranjeros no es bueno. En Perú, Ecuador, Bolivia, Venezuela, Colombia y España no hubo un proceso de juzgamiento de los militares que anteriormente ocuparon el poder. Argentina es un caso excepcional y responde a la excepcionalidad de aquella dictadura. Aquí podemos decir que no va a haber una revisión con espíritu de revancha. Eso no quiere decir que cualquier crimen cometido más allá de lo que pudieran ser circunstancias bélicas no pueda ser tratado por la justicia.

"El Gobierno español ya ha ayudado mucho" (13-3-1985)

El presidente de Uruguay, Julio María Sanguineti, opina que "el Gobierno español ya ha ayudado mucho con su presencia el 1 de marzo y con las opiniones tan inteligentes y reflexivas de Felipe González". "Y podrá en el futuro hacerlo también", añade, "con una cooperación en materia cultural y educativa, en que puede aportarnos algunas ayudas importantes. Si España se incorpora definitivamente a la CEE, intentará que se puedan conseguir para los países de América Latina tratamientos especiales como los que en su momento logró Francia para los países africanos francófonos; intento en el que España no estará sola, porque Alemania, Italia y Gran Bretaña mantendrían puntos de vista coincidentes"."Y también España puede ayudar apoyándonos financieramente", añade. "España tiene una presencia bancaria importante en el Uruguay, y es muy importante que esa banca actúe con criterio f1exible".

12/3/85

El expreso de medianoche pasa por Montevideo (12-3-1985)

La española Antonia Yáñez Barros, que cumplía condena de seis años de cárcel, fue puesta en libertad el domingo en Uruguay. También fueron liberadas otras dos personas que tienen pasaporte español, aunque las autoridades uruguayas juzgan que no poseen nacionalidad hispana por haber nacido en Uruguay. Se trata de Sonia Mosquera Villamil y Manuel Adolfo Silva Feijoo. Quedan ahora en las cárceles uruguayas otros tres españoles reconocidos como tales por las autorides de Madrid y Montevideo, así como otras cuatro personas sobre cuya nacionalidad hay desacuerdo, ya que nacieron en Uruguay, aunque de padres españoles y con pasaporte español. Todo parece indicar que la liberación del resto de los encarcelados puede producirse esta misma semana.

Hace menos de un año Manuel Lorenzo, entonces encargado de negocios de la Embajada de España en Montevideo, acompañaba hasta el aeropuerto internacional de Carrasco a un tupamaro español, estudiante de arquitectura, quien supuestamente había construido los modernos refugios y cárceles del pueblo del Movimiento de Liberación Nacional Tupamaro. La Embajada había logrado su liberación a cambio de la expulsión del país. En la portezuela del avión agitó el puño en alto. Lorenzo, demudado, le gritó desde la pista: "¡¿Por qué no te metes el puño en el culo?!". Los policías de la dictadura uruguaya ya corrían hacia el avión de Iberia para detenerle, pero el piloto -aleccionado por la Embajada- ordenó partir.

Las reuniones mensuales que mantenían los diplomáticos de Estados Unidos, Canadá, Suiza, Australia, Suecia, España, Francia, Italia, República Federal de Alemania, Holanda y Dinamarca, para intercambiar en un grupo de derechos humanos información sobre sus presos en los abominables penales uruguayos han sido suspendidas ahora. Pero aún, en estas vísperas de la total liberación de los presos políticos, un coche de la Embajada de España se dirige periódicamente a las cárceles de Libertad o Punta Carretas para que un funcionario mantenga comunicación con alguno de los presos españoles o se interese por los de origen español.

Las visitas se hacen en la hora del paseo de los presos y el automóvil es estacionado de tal forma que algunos reclusos puedan observarlo -están incomunicados severamente- y deducir alguna esperanza por la visita de los coches diplomáticos.

Reconocidos como españoles por ambas partes sólo quedan tres presos por liberar: Germán González Romay, 35 años, nacido en Rianxo (La Coruña), detenido por primera vez en 1969, fugado de Punta Carretas y preso por segunda vez en 1972, condenado a 28 años; Antonio Mas Mas, 36 años, natural de Palma de Mallorca, presunto ejecutor de Dan Mitrione, agente de la CIA en Montevideo bajo el sobrepelliz de agregado agrícola (su muerte inspiró la película de Costa Gavras Estado de sitio, protagonizada por Ives Montand en el papel de Mitrione), detenido en 1972 y sentenciado a 30 años de prisión más 15 años de medidas de seguridad (período durante el cual el Gobierno podía continuar manteniéndolo en la cárcel); José Ramón Serrano Piedecasas, salmantino de 40 años, a quien se relaciona con la muerte del capitán de corbeta Ernesto Motto, condenado a las mismas penas que Antonio Mas y que cursó el bachillerato en el colegio de los salesianos de Salamanca junto a José Luis Tapia, sustituto de Manuel Lorenzo en la Embajada española en Montevideo, y ahora encargado personal de su liberación. La española Antonia Yáñez Barros, ferrolana, de 35 años, militante del Partido Comunista Uruguayo, capturada en 1982 y condenada a seis años de penitenciaría en la cárcel femenina de Punta Rieles, fue puesta ayer en libertad.

Principio de sangre

Otros cinco, hijos de españoles pero nacidos en Uruguay, entran en el conflicto entre el principio de sangre que para la nacionalidad rige en España y el principio de suelo, válido en las repúblicas latinoamericanas, nutridas poblacionalmente por la emigración. Son españoles para España y uruguayos para Uruguay. La dictadura militar, celosa de sus atribuciones, no toleró que siquiera fueran visitados por personal de la embajada española.Estas personas son Sonia Mosquera Villamil (liberada ayer), de 39 años, viuda del dirigente tupamaro Adolfo Wassen, que acaba de morir de cáncer en prisión casi en las puertas de su libertad, detenida en 1970, fugada y detenida nuevamente dos años después, sentenciada a 22 años y de uno a tres de medidas de seguridad; Eleuterio Fernández Huidobro, de 42 años, preso en 1969, fugado y vuelto a capturar en 1972, condenado a 30 años y 15 de medidas de seguridad por su supuesta participación, junto a Piedecasas, en la muerte del oficial naval Motto; Nelly Graciela Jorge Pancera, esposa del anterior, de 39 años, detenida en 1972 y sentenciada a 28 años y de uno a tres de medidas de seguridad; Manuel Adolfo Silva Feijóo, el de más edad y también puesto ayer en libertad, con 58 años, detenido en 1974 y condenado a ocho años, fue puesto en libertad para caer nuevamente en 1982 y recibir una segunda sentencia de nueve años, además de uno a tres de medidas de seguridad; y Elena Vasilskis Castro, de 31 años, apresada en 1972 y condenada a 30 años a más de cinco a diez de medidas.

A comienzos de febrero y en la inminente perspectiva de la entrega del poder, la dictadura militar liberó, tras cumplir ampliamente sus condenas, a los españoles Rubén Bello, Fredy Guzmán López Platel, Jesús Amador Ponce Sánchez y, Juan Manuel Priegue Castro. Antes, y tras la visita de los Reyes de España a Uruguay en 1982, otros pocos fueron liberados con anticipación y expulsados en su mayor parte del país. Uno de los expulsados espera en Buenos Aires a que el cáncer lo ultime (el sospechoso cáncer de las prisiones militares uruguayas) y otro, Rubén Pérez González, mayor de 50 años, cuya única familia es un tío en Vigo, tuberculoso, aquejado de complejo de persecución, ha sido alojado por la Embajada en un hotel montevideano en espera de que se calme y de que se le pueda gestionar alguna ayuda económica estatal.

Otros 61 presos políticos uruguayos han rebuscado sangre española hasta su enésima generación en procura de algún apoyo diplomático por precario que resultara.

Todos ellos, en cualquier caso, se encuentran en la raya de su libertad si no la han recobrado ya. La mayoría de las libertades se producirá por amnistía (la de todos los que fueron condenados por resistirse a la dictadura), y el resto (alzados en armas contra la democracia, antes de 1973, y condenados por ella) recibirá indultos o libertades anticipadas según su implicación o no en delitos de sangre. La resistencia de los militares no es tanto a la liberación de estos presos como a que sean amnistiados -con desaparición del delito- los más conspicuos de entre ellos, como el jefe tupamaro Raúl Sendic o los españoles Mas, Piedecasas y Huidobro.

Cruel confinamiento

La coincidencia, al margen del grado de culpabilidad de cada uno, en que los presos deben salir a la calle, incluso aquellos que incumpliendo la recomendación de Ernesto Che Guevara tomaron las armas contra la democracia uruguaya atrayendo a los militares hacia el poder y el golpe de Estado, se basa en la obtusa y espesa crueldad de su confinamiento.Repetidamente estos presos fueron inducidos al suicidio, continuamente se les recordaba que serían destruidos y que jamás abandonarían sus prisiones, y a todos se procuró debilitarlos mentalmente.

Raúl Sendic permaneció durante años preso en el aljibe de un campamento militar; a Antonio Mas, fuertemente desequilibrado, le arrojaban cascos quebrados de botellas por ver si se cortaba las venas; Nelly Graciela Jorge Pancera contrajo un cáncer óseo localizado en la columna vertebral, sólo operable en los Países Bajos.

Las Embajadas española y holandesa se comprometieron ante el régimen uruguayo a trasladarla a Amsterdam, mantenerla bajo custodia, intervenirla y devolverla a su penal; la dictadura militar denegó la petición y llegó a ser costumbre de las celadoras de Punta Rieles zancadillear en los pasillos su ya problemática andadura.

Al siguiente día de la asunción del presidente Sanguinetti, Punta Rieles fue evacuada y todas las reclusas instaladas en la central de policía de Montevideo; Antonio Mas fue trasladado a un hospital de Montevideo donde está siendo reconocido y medicinado continuamente.

Los doctores que le atienden han dado garantías a nuestra representación diplomática de que bajo ninguna circunstancia le darán de alta antes de su liberación. Piedecasas, en nombre de todos los presos españoles, ha hecho llegar un mensaje de agradecimiento al Rey y a Felipe González, al tiempo que ha expresado la preocupación de todos ante la posibilidad de ser objeto de provocaciones a su salida.

Los sentimientos de la población ante su libertad son contradictorios y oscilan entre quienes aprecian que los tupamaros fueron la espoleta que activó la dictadura y entre quienes estiman que de los miles de millones de tiros disparados en América Latina el menos desperdiciado fue el que mató al norteamericano asesor en interrogatorios Dan Mitrione.

3/3/85

Shultz afirma que "nada ha cambiado" tras entrevistarse con Daniel Ortega (3-3-1985)

El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, y el secretario de Estado norteamericano, George Shultz, se entrevistaron en la mañana de ayer durante 40 minutos. La reunión se celebró en el hotel montevideano donde se aloja la mayor parte de las 72 delegaciones internacionales presentes en el país para la asunción de Julio María Sanguinetti como presidente constitucional uruguayo. "No veo que nada haya cambiado de manera significativo", dijo Shultz tras esta entrevista. Ortega, por su parte, manifestó que su país es partidario de la retirada inmediata y total de los expertos militares de América Central.

Tras el contacto de ayer, el primero entre los dos Gobiernos desde que Washington rompió en enero las conversaciones de Manzanillo (México), Shultz agregó: "Quizás exista un reconocimiento general de que el centro de negociaciones debe ser el proceso de Contadora, y cuanto antes vuelva todo el mundo a él mejor irán las cosas". Ortega precisó que Estados Unidos había desoído las propuestas nicaragüenses y que por esta razón Managua había emprendido medidas unilaterales, a fin de ver si Washington hacía un esfuerzo para aproximar posiciones.Previamente, en una conferencia de prensa, Shultz, evidenció su mal humor al ser asediado con preguntas referentes a Nicaragua: "Estamos aquí", dijo, "para celebrar la vuelta a la normalidad democrática del Uruguay, situación que no se ha producido en Nicaragua". Trascendió, no obstante, la satisfacción estadounidense por la próxima liberación del exiliado José Manuel Urbina Lara, y por la retirada de asesores soviéticos de Managua, pero Shultz mantuvo su posición de no considerar como legítimamente democrático al régimen nicaragüense.

Se considera muy positivo el mero hecho del encuentro, que ha sido propiciado por el presidente del Gobierno español, Felipe González, el presidente colombiano, Belisario Betancur, y el propio presidente uruguayo, Julio María Sanguinetti. El viernes, Shultz se entrevistaba con Felipe González en una salita del Congreso uruguayo. Después mantuvo distintas reuniones con los presidentes de Costa Rica, Colombia y Guatemala, además de con los cancilleres de Honduras y El Salvador.

Por su parte, Daniel Ortega mantenía contactos con Felipe González, Belisario Betancur, el presidente guatemalteco, Carlos Humberto Mejía Víctores, y con el canciller venezolano, Isidro Morales.

Mediación española

González, a quien se atribuye un papel decisivo en la mediación, declaró que el encuentro era un símbolo de que el conflicto nicaragüense podía entrar en una nueva vía superando el fracaso de Contadora y la interrupción de la relación bilateral establecida en Manzanillo entre EE UU y Nicaragua. "Las últimas decisiones de Nicaragua", dijo el presidente español, "tienen una importancia política que cabe apreciar, y que deben tomarse como un gesto de buena voluntad que puede dar paso a una nueva dinámica tanto en Contadora como en la relación con EE UU."

Sanguinetti restablece la legalidad de partidos y sindicatos (3-3-1985)

Julio María Sanguinetti firmó un decreto ayer, el mismo día de su asunción presidencial, que deroga las prohibiciones aplicadas durante la dictadura contra partidos y gremios como la Convención Nacional de Trabajadores, el Partido Comunista, el Partido Socialista o el Plenario Intersindical de Trabajadores.

Fue una jornada de símbolos: inmediatamente después de recibir la banda presidencial de su vicepresidente, Enrique Tarigó, Sanguinetti anunció el inmediato restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Venezuela, rotas tras el secuestro en la Embajada venezolana en Montevideo de una muchacha uruguaya, refugiada de la dictadura militar y que aún continúa desaparecida.En la mañana, Sanguinetti, abogado y periodista ce origen genovés, de 49 años, casado con Marta Canessa, historiadora y periodista, con dos hijos, había prometido por su honor el cargo de presidente en el Congreso de la Nación y ante los representantes de 72 delegaciones extranjeras. Felipe González tomó asiento junto a Bettino Craxi y, acaso intencionadamente, se hizo sentar juntos a los presidentes Daniel Ortega, de Nicaragua, y Luis Alberto Monge, de Costa Rica; tras ellos, el secretario de Estado norteamericano, George Shultz.

Tras la promesa -Uruguay es un país eminentemente laico-, el presidente Sanguinetti pronunció un brillante discurso sin un solo papel a la vista. Calificó la actual crisis económica latinoamericana como peor que la de 1929, hizo un llamamiento para superar no sólo 11 años de dictadura sino 20 de desencuentros nacionales, y aseguró asumir el mando de las Fuerzas Armadas con firmeza y sin espíritu de revancha.

Sanguinetti y su vicepresidente, Enrique Tarigó, subieron a la plataforma de carga de un espantoso jeep amarillo y, de pie, agarrados a la barra antivuelco, desfilaron desde el Congreso hasta la casa de Gobierno protegidos por la caballería de gala.

La multitud en la Plaza de la Independencia iba saludando a los jefes de Estado y primeros ministros a su llegada a la casa del Gobierno, y saltó de júbilo cuando la megafonía anunció que el Gobierno democrático había entrado en funciones. La policía uruguaya se desplegaba correcta y pasiva, en tanto los sistemas de seguridad de algunos mandatarios extranjeros -el español entre otros- se empleaban con rudeza, poco comprensivos con las simpatías que entre los orientales despiertan personalidades como Felipe González. Como contraste, el presidente boliviano, Hernán Siles Suazo, cruzaba la plaza rodeado sólo por dos altísimos edecanes que casi le conducían como a un niño, abrazado y besado por las gentes que vitoreaban a Bolivia.

Una recepción en el Parquehotel -donde comenzaron hace años las conversaciones entre políticos y militares uruguayos- y un concierto de gala en el teatro Solís completaron el protocolo de la toma de posesión.

Por las calles, y hasta la madrugada, baile generalizado al ritmo delcandomblé y juegos de azar callejeros, prohibidos por la ley pero tolerados como desahogo de los empobrecidos uruguayos.
Ni un solo uniforme militar uruguayo a la vista y ni el menor incidente callejero.

Abandono de un general

La restablecida democracia conoció ayer su primer problema castrense. El jefe de la más importantes división del Ejército uruguayo, general Jorge Bonelli, pidió su pase a la situación de retiro. Esta decisión de Bonelli, uno de los militares más duros y hombre de confianza del último presidente de facto, general Gregorio Alvarez, se relaciona con los nombramientos castrenses realizados por Sanguinetti. El Gobierno debe buscarle sustituto entre 14 generales, todos ellos ascendidos dentro del periodo autoritario, para otorgar el mando de esta división, con sede en Montevideo, informa Efe.

2/3/85

Políticos de todo el mundo discuten sobre Centroamérica en un hotel de la secta Moon (2-3-1985)

El hotel Victoria Plaza de Montevideo, propiedad de la secta Moon -organización cristiana ultraderechista, que tiene su sede central en Seúl-, enclavado frente a la Casa de Gobierno, en la plaza de la Independencia, parece desde ayer, y durante cerca de 48 horas, una pequeña Sociedad de Naciones. Es de esperar que en sus pasillos se alcance algún entendimiento que alivie la tensión en Centroamérica. Un portavoz de la Casa Blanca manifestó ayer que el presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, había autorizado a su secretario de Estallo, George Shultz, a entrevistarse con el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega.

El edificio hotelero, cerrado al público, alberga a la mayoría de las 72 delegaciones extranjeras llegadas a Montevideo para la toma de posesión de¡ presidente, Julio María Sanguinetti. Hasta altas horas de la madrugada del viernes, cien tos de uruguayos, en su mayoría con banderas del Frente Amplio se congregan frente a su fachada acogiendo con aplausos la llegada de los mandatarios. Mal habrá podido dormir el comandante Daniel Ortega, presidente de Nicaragua, dado el coro instalado bajo sus ventanas. Su recepción en la tarde del viernes en el aeropuerto de Ca rrasco fue sin duda la más popu lar, a cargo de miles de uruguayos embanderados hasta el aeropuerto en camiones y autobuses.El presidente del Gobierno es pañol, Felipe González, y el presidente argentino, Raúl Alfonsín, fueron los otros dos dirigentes acogidos con notorio afecto. Al fonsín, en la mañana de ayer, optó por darse un baño de multitud en la misma puerta del hotel; Felipe González, que se hospeda en la Embajada de España, pese a haber llegado a Carrasco a las tres de la madrugada fue acompañado por el centro montevideano por una caravana de decenas de autorrióviles y, finalmente, tuvo que salir dos veces aibalcón de la representación diplomática para saludar a los insomnes.

En contraste, las medidas de seguridad a la llegada del secretario de Estado norteamericano, George Shultz, rozaron lo grotesco. La seguridad estadounidense cerró todo un piso del Victoria Plaza y exigió cuatro pisos de distancia con la representación soviética; y al menos dos pisos con la delegación nicaragüense.

Una caravana de vehículos con hombres armados con metralletas, exhibidas amenazadorente por las ventanillas, cruzó con Shultz el centro de la ciudad en la, medianoclie del jueves al viernes, desdeñando el trayecto del resto dle las delegaciones por la avenida Costanera.

Entre las principales delegaciones diplomáticas latinoamericanas se conriaba en una mediación de Felipe González entre George Shultz y Ortega, así como entre éste y el presidente costarricense, Luis Alberto Monge. González se entrevistó ayer sucesivamente con Shultz, Monge y, a última hora, con Ortega, en la habitación de éste para preparar su encuentro con el secretario de Estado norteamericano.

Monge, en conferencia de prensa, reafirmó la neutralidad de su país respecto al conflicto de Centroamérica, y repitió la condición -cumplida escasas horas después- de la liberación de un exiliado en su embajada en Managua, secuestrado por las autoridades sandinistas, para mantener un encuentro con Daniel Ortega.

El comandante Ortega ha prometido para la tarde de hoy una conferencia de prensa; pero ya en las escalinatas de su hotel, ante la insistencia de periodistas de medio niundo, declaró: "Dimos a conocer una iniciativa nuestra (por el plan de paz para Centroamérica propuesto por Managua) y esperamos que haya receptividad por parte: de Estados Unidos. Esperamos que EE UU pueda reflexionar y dar una respuesta que sea correspondiente con la responsabilidad que tiene a nivel mundial".

Shultz tiene previsto comparecer hoy ante la Prensa internacional y probablemente se entreviste por separado con Daniel Ortega, Luis Alberto Monge y, acaso, otra vez con Felipe González. Como prolegómenos al autorizado encuentro de Shultz con Ortega llegan a Montevideo las declaraciones realizadas por Jeane Kirkpatrick, embajadora saliente de Washington en la ONU, a Le Monde. Kirkpatrick dice que puede "imaginar en Nicaragua un régimen de comunismo nacional similar a los de China o Yugoslavia, que mantenga la paz con sus vecinos y una coexistencia relativamente constructiva con EE UU".

Sanguinetti afirma que la dictadura no volverá a Uruguay (2-3-1985)

Julio María Sanguinetti, ganador de las elecciones celebradas el pasado 25 de noviembre, juró ayer como presidente constitucional de Uruguay. Fueron testigos de la ceremonia medio millar de personalidades -ocho jefes de Estado y de Gobierno entre ellas- llegadas de los cuatro puntos cardinales del globo para asistir a la entrada de El Paisito en la democracia. "Esta República, que nació para la democracia, ha vivido 11 años de gobierno de facto, y ello no ocurrirá más", dijo Sanguinetti en el atestado hemiciclo del Parlamento urguayo.

Seguro de sí mismo, sin leer una sola línea, Sanguinnetti reafirmó ante senadores, diputados y representantes de 72 delegaciones su compromiso de defender la democracia recién recuperada por el país. "En todos los casos, toda nuestra voluntad y energía va a estar volcada a ese objetivo supremo", dijo. "Esta República, que nació para la democracia, ha vivido 11 años de Gobierno de facto, y ello no ocurrirá más"."En unos minutos asumiré el mando supremo de las fuerzas armadas", que, dijo, "si han ocupado el poder de la nación, ahora van a defender la Constitución", palabras que fueron acogidas con una gran ovación en el hemiciclo.

"Para los uruguayos la democracia es una verdad de destino", señaló más adelante recordando a Ortega y Gasset para quien tal tipo de verdad "es la que no se discute sino que se asume", manifestó el presidente uruguayo.

Tras reconocer las dificultades que le aguardan por delante al país, Sanguinnetti concluyó su intervención con un canto a la esperanza y a la solidaridad. "Hoy, atravesados los laberintos de la soledad, nos encaminamos hacia una nueva etapa de cooperación y de solidaridad con todos los pueblos del mundo, aquí representados por los mandatarios y estadistas que nos acompañan".

Sanguinetti, cumplió, apenas unos minutos después de su toma de posesión, una de las las promesas electorales, al decretar la rehabilitación de todas las fuerzas políticas y sindicales proscritas por la dictadura. El caso más relevante de estas medidas, es la legalización del Partido Comunista de Uruguay, alineado dentro de la Coalición Izquierdista Frente Amplio, según da fuerza opositora.

Uno de los primeros problemas con que se ha de enfrentar la renacida democracia uruguaya, además del de la grave crisis económica, a la que se refirió en su discurso Sanguinetti, es el recortar los actuales efectivos de las Fuerzas Armadas. Juan Chiarino, presidente de la conservado la Unión Cívica y ministro de Defensa in péctore, aseguró ayer que serán reducidos los 70.000 profesionales que integran el Ejército uruguayo. El primer paso significativo de la política militar del Gobierno de Julio María Sanguinetti será la confirmación en su cargo del comandante en jefe del Ejército, teniente general Hugo Medina.

Pactos previos a las elecciones democráticas suscritos en el Club Naval de Montevideo entre las fuerzas armadas y los partidos Colorado, Unión Cívica y la coalición de izquierdas Frente Amplio establecieron la garantía castrense de que los jefes de las tres armas permanecerán en sus puestos hasta finales de este año.

No obstante, el general Hugo Medina dejó hace una semana estupefactos a los uruguayos declarando que si se volvieran a producir las circunstancias políticas de 1973 los militares volverían a dar un golpe de Estado Vaya en honor de la verdad que el general Medina ha probado repetidas veces no saber expresarse en público y que fueron los periodistas quienes, acorralándole con sus preguntas, obligaron al jefe uruguayo a expresarse con sinceridad. Fue una torpeza más que una provocación. No obstante, la permanencia o no de los actuales comandantes en jefe indicará el grado de tutelaje de las fuerzas armadas sobre la democracia renacida.

El debate sobre la amnistía

Muchos otros detalles confirman este tutelaje, como la imposibilidad de sancionar rápidamente la amplia amnistía política o el hecho de que los dos jefes de la oposición, líderes de sus respectivos partidos y jefes de sus minorías parlamentarias, Wilson Ferreira (Partido Nacional) y general Líber Seregni (Frente Amplio), no hayan podido ser legisladores ni puedan aparecer en el futuro inmediato en el Parlamento. Antes de finales de año la legislatura debe proceder a reformar la Constitución y hacerla sancionar en referéndum; muchos esperan la ocasión de reparar la injusticia histórica cometida con los dos hombres que firmemente resistieron la dictadura, uno desde la cárcel, otro desde el exilio.

Respecto a la amnistía, el debate parlamentario ha quedado interrumpido en sus comienzos por los fastos de la toma de posesión de Sanguinetti. El Gobierno ha presentado al Parlamento un proyecto de pacificación nacional, que excluye explícitamente a los condenados por homicidios intencionales consumados, por los que fueron condenados en juicios irregulares -más de 3.000 personas fueron sentenciadas durante la dictadura por los tribunales militares- muchos de ellos, tupamaros todavía en prisión. A pesar de ello, ayer Sanguinnetti manifestó ante el Parlamento su esperanza en que llegue a predominar un espíritu de pacificación.

El presidente Sanguinetti, acaso forzado por el alud de votos derechistas aportados a su triunfo por el ex presidente Jorge Pacheco Areco, prepara un Gobierno fuertemente conservador.

La autodestrucción del peronismo (2-3-1985)

La historia más reciente ofrece algunos interesantes ejemplos de suicidio político, cometido por partidos hegemónicos o simplemente en el poder: el Movimiento Nacional y la Unión de Centro Democrático en España, el Partido Demócrata Social Brasileño, que acaba de perder -deliberadamente- la elección presidencial indirecta que dio el triunfo a la oposición encabezada por Tancredo Neves, y, ahora mismo, la autodestrucción en cámara lenta del Partido Justicialista, mayoritario en Argentina durante cerca de 40 años.Muy distintos son los motivos y el contexto de la autoinmolación de cada uno de ellos, pero las circunstancias que rodean la pendiente declinable del peronismo resultan únicas y fascinantes: por su afiliación efectiva y potencial puede considerarse como el mayor partido de Occidente, desde 1947 condiciona la política argentina, perdió las elecciones de 1983 con el 42% de los votos -porcentaje con el que se suelen ganar unos comicios-, continúa controlando la mayor parte del aparato sindical de su país y era presidido hasta hace una semana por la viuda del fundador, instalada permanentemente en otra nación a 15.000 kilómetros de distancia.

Tras su derrota electoral, y pese a haber sido ajusticiado por sus propios votantes, el peronismo ni sustituyó a uno solo de sus dirigentes-los mariscales de la derrota- ni realizó una mínima autocrítica sobre las causas de su holocausto. Acaso no pudiera hacerlo honesta y públicamente por cuanto los orígenes del cáncer peronista son muy anteriores a las elecciones de 1983.

El peronismo es -o fue- un movimiento interclasista, extendido entre el dudoso y atípico proletariado argentino y las clases medias, nacionalista, profundarnente anticomunista, nada revolucionario, corporativista, reformista mediante el uso y abuso del gasto público, visceralmente demagógico y sustentado en el rencor social hacia una oligarquía agrícola-ganadera, aún existente, impropia del siglo XX. Todos ellos componentes de una especie de fascismo gaucho y suavizado -Perón accede democráticamente al poder en 1947- prodigiosamente manipulado por el fundador y con cotas de virtuosismo alcanzadas por su segunda esposa, Eva Duarte.

El general Perón no hizo otra cosa que mejorar la suerte de los desposeídos argentinos. Modernizó superficialmente el país nacionalizando a precio de oro las obsoletas redes ferroviaria y telefónica británicas, y en profundidad, implantando el divorcio y el voto femenino. No fue poco, pero el precio pagado fue políticamente oneroso: la oligarquía fue humillada, pero permaneció intacta y el peronismo dejó a su izquierda la tierra quemada; las ideas de la tradicional izquierda europea, acarreadas por los emigrantes, quedaron arrolladas por una sola ideología popular dominante: "¡Perón, Perón, qué grande sos ... !".

El segundo peronismo - 1973-1976- fue, como siempre en la historia, una farsa del primero y, además, una guerra civil: Eva Duarte fue remedada sin éxito por Isabelita Perón; las arcas del Estado ya no estaban llenas, sólo la austeridad podía repartirse, y una izquierda revolucionaria que practicaba el entr ismo en el movimiento se enzarzó en guerra con una extrema derecha terrorista, no menos peronista que los primeros, además de con el Ejército de su propio país. En la guerra civil peronista, incontrolable por un Perón envejecido y moribundo, acabaron tomando parte las fuerzas armadas argentinas con la delicadeza ya conocida: 30.000 desaparecidos, la ruina y la desmoraliz ación nacional.

Entierro del general

Así, enterrado el general y con él sus extraños sueños, al menos un 20% del electorado peronista votó, el 30 de octubre de 1983, por una salida no peronista a la dictadura militar, y al menos otro 20% del censo -mayoritariamente conservador- ejerció el voto útil radical para vedar un nuevo acceso al poder de los peronistas. Al recordatorio de los pasados errores y desastres se sunió entonces la cara emergente de la nueva dirección justicialista. Depurado militarmente por su izquierda, el peronismo quedó en manos de la rancia burocracia sindical, burdamente anticomunista y siempre un punto maflosa y de presuntos gansters de extrema derecha, como el caudillo bonaerense Herminio Iglesias.

Flor ello resulta extremadamente dificultoso reflexionar sobre la actual escisión peronista, por cuanto se trata de una fractura en falso; necesaria, pero en falso. Sencillamente se trata de que una banda, más o menos armada, capitaneada por el líder de los sindicatos peronistas, Lorenzo Miguel, y por Herminio Iglesias, copó el primer congreso en libertad del partido, celebrado en el teatro porteño Odeón, con un desprecio por las maneras y leyes democráticas rayano en la caricatura. Se hubieran mantenido en el poder partidario de haber negociado con sus correligionarios y haber guardado las formas. Quienes podían hacerlo -peronistas con cargos electos como diputados, senadores y gobernadores- convocaron otro congreso en Río Hondo, a más de 1.500 kilómetros de Buenos Aires, eligiendo sus propias autoridades internas, ahora legitimadas por lajusticia federal.

Ambos congresos se han descalificado mutuamente sin intercambiar la más leve alusión ideológica o programática.

En este contexto, la renuncia de la señora a la presidencia del peronismo da poco frío y menos calor, tanto si es realmente una renuncia irrevocable como si es un sobreentendido con desarrollo ulterior. Aún es pronto para pronosticarle un futuro al peronismo, apostar por su conversión en un tradeunionismo o por su reparto desigual entre el Partido Intransigente (a la izquierda del moderadísimo prosoviético y efitista Partido Comunista) y los sectores más progresistas de la Unión Cívica Radical. Además, lo peor de la crisis no ha llegado aún. El proceso por crímenes contra la humanidad de las tres primeras juntas militares argentinas, ahora en sus vísperas, arrojará toneladas de lodo -algunas merecidas- sobre el último Gobierno democrático presidido por la viuda de Perón.

Ahora el drama es el de los peronistas de base y el de la desguarnecida clase trabajadora. Entiéndalo: Perón fue el único que nos dio algo". Es cierto, como también lo es que "el peronismo es un sentimiento y entra por la piel". Pero también es cierta una de las máximas del general, tan gran muñidor de frases como falso ideólogo: "la única verdad es la realidad".

1/3/85

Sanguinetti jura hoy como presidente constitucional de Uruguay (21-3-1985)

La Cámara de Diputados uruguaya, un día antes de la toma de posesión del abogado Julio María Sanguinetti como presidente constitucional, comenzaba a debatir ayer el proyecto de ley de amnistía "total e irrestricta" presentado por la oposición. El proyecto ha sido elaborado conjuntamente por el Partido Nacional o Blanco, capitaneado por Wilson Ferreira, y por la coalición de izquierdas Frente Amplio, que preside el general Liber Seregni. Los debates serán interrumpidos por los actos de toma de posesión e investidura del nuevo presidente, y, hoy mismo, el gubernamental Partido Colorado presentará a la Cámara su propio proyecto de "pacificación nacional".

Este primer encontronazo entre el Gobierno y la oposición está acolchado por el clima sentimental y eufórico de la recuperación democrática y por el convencimiento de que en este mismo año, por un procedimiento u otro, todos los presos por convicción habrán abandonado los execrables penales de Punta Carretas, Punta Rieles y Libertad, incluidos Raúl Sendic, fundador del movimiento tupamaro, y el español Pedro Mas y Mas, que dio muerte al agregado de la CIA en Montevideo, Dan Mitrione.

Blancos y frente amplistas no hacen otra cosa que cumplir desde la oposición sus promesas electorales al respecto, y los colorados pretenden liberar a los presos políticos con más suavidad, amnistiando a los condenados bajo la dictadura y procurando indultos individuales o reducción de penas para quienes se alzaron en armas contra la democracia :antes del golpe de Estado militar. De hecho, las liberaciones son diarias, y desde el 7 de febrero el Supremo Tribunal Militar ha decretado ya 111 excarcelaciones.

La ciudad se apresta a recibir a 72 delegaciones extranjeras, entre las que destacan las encabezadas por los jefes de Gobierno de España, Felipe González, y de Italia, Bettino Craxi; el secretario de Estado estadounidense George Shultz; los presidentes de Argentina, Raúl Alfonsín; de Colombia Belisario Betancur; de Panamá: Nicolás Ardito; de Costa Rica, Luis Monge; de Nicaragua, Daniel Ortega, y de Bolivia, Hernán Siles Zuazo, si las condiciones internas de su país no impiden a última hora el viaje.

Personalidades especialmente invitadas son los ex presidentes Carlos Andrés Pérez y Rafael Caldera (Venezuela), el ex primer ministro español Adolfo Suárez (expulsado en agosto del país por la dictadura tras participar en la defensa del entonces detenido Wilson Ferreira) y el gobernador de Río de Janeiro, el socialista Leonel Brizola.

La delegación española habrá llegado a Montevideo en la madrugada de hoy (hora local), y de ella formarán parte, junto a Felipe González y Adolfo Suárez, el ministro de Asuntos Exteriores, Fernando Morán; el presidente del Instituto de Cooperación Iberoamericana, Luis Yáñez; el teniente general Manuel Gutiérrez Mellado y Antonio Garrigues Walker, vicepresidente de la Internacional Liberal.

Se tiene por segura una entre vista entre González y Shultz, y será inevitable que la coincidencia de destacados dirigentes del Grupo de Contadora, del comandante Ortega, del secretario de Estado norteamericano y de Felipe González, en su calidad de vicesecretario de la Internacional Socialista propicie encuentros multilaterales e informales sobre los conflictos centramericanos.

En otro orden de cosas, González intercederá personalmente por los presos políticos españoles o d origen español, muchos de los cuales se encuentran en el grupo comprometido de los que lucharon militarmente por sus ideas antes de la implantación. de la dictadura No dejará de ayudarle en esta tarea el ministro uruguayo de Relaciones Exteriores, Enrique Iglesias, nacido en Navia (Asturias).

Sanguinetti jurará hoy su cargo en el salón de pasos perdidos del Congreso, antes de acudir a la casa (le Gobierno a recibir la banda presidencial y dirigirse al pueblo en la plaza de la Independencia. Como un símbolo, cuadrillas de albañiles desmontan el elevado muro de cemento que rodeaba la residencia presidencial: en sus jardines, el general Gregorio (Goyo) Álvarez, último titular de la dictadura, había plantado una huerta.