El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, y el secretario de
Estado norteamericano, George Shultz, se entrevistaron en la mañana de ayer
durante 40 minutos. La reunión se celebró en el hotel montevideano donde se
aloja la mayor parte de las 72 delegaciones internacionales presentes en el
país para la asunción de Julio María Sanguinetti como presidente constitucional
uruguayo. "No veo que nada haya cambiado de manera significativo",
dijo Shultz tras esta entrevista. Ortega, por su parte, manifestó que su país
es partidario de la retirada inmediata y total de los expertos militares de
América Central.
Tras el contacto
de ayer, el primero entre los dos Gobiernos desde que Washington rompió en
enero las conversaciones de Manzanillo (México), Shultz agregó: "Quizás
exista un reconocimiento general de que el centro de negociaciones debe ser el
proceso de Contadora, y cuanto antes vuelva todo el mundo a él mejor irán las
cosas". Ortega precisó que Estados Unidos había desoído las propuestas
nicaragüenses y que por esta razón Managua había emprendido medidas
unilaterales, a fin de ver si Washington hacía un esfuerzo para aproximar
posiciones.Previamente, en una conferencia de prensa, Shultz, evidenció su mal
humor al ser asediado con preguntas referentes a Nicaragua: "Estamos
aquí", dijo, "para celebrar la vuelta a la normalidad democrática del
Uruguay, situación que no se ha producido en Nicaragua". Trascendió, no
obstante, la satisfacción estadounidense por la próxima liberación del exiliado
José Manuel Urbina Lara, y por la retirada de asesores soviéticos de Managua,
pero Shultz mantuvo su posición de no considerar como legítimamente democrático
al régimen nicaragüense.
Se considera muy
positivo el mero hecho del encuentro, que ha sido propiciado por el presidente
del Gobierno español, Felipe González, el presidente colombiano, Belisario
Betancur, y el propio presidente uruguayo, Julio María Sanguinetti. El viernes,
Shultz se entrevistaba con Felipe González en una salita del Congreso uruguayo.
Después mantuvo distintas reuniones con los presidentes de Costa Rica, Colombia
y Guatemala, además de con los cancilleres de Honduras y El Salvador.
Por su parte,
Daniel Ortega mantenía contactos con Felipe González, Belisario Betancur, el
presidente guatemalteco, Carlos Humberto Mejía Víctores, y con el canciller
venezolano, Isidro Morales.
Mediación
española
González, a quien
se atribuye un papel decisivo en la mediación, declaró que el encuentro era un
símbolo de que el conflicto nicaragüense podía entrar en una nueva vía
superando el fracaso de Contadora y la interrupción de la relación bilateral
establecida en Manzanillo entre EE UU y Nicaragua. "Las últimas decisiones
de Nicaragua", dijo el presidente español, "tienen una importancia
política que cabe apreciar, y que deben tomarse como un gesto de buena voluntad
que puede dar paso a una nueva dinámica tanto en Contadora como en la relación
con EE UU."
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