El hotel Victoria Plaza de Montevideo, propiedad de la secta Moon
-organización cristiana ultraderechista, que tiene su sede central en Seúl-,
enclavado frente a la Casa de Gobierno, en la plaza de la Independencia, parece
desde ayer, y durante cerca de 48 horas, una pequeña Sociedad de Naciones. Es
de esperar que en sus pasillos se alcance algún entendimiento que alivie la
tensión en Centroamérica. Un portavoz de la Casa Blanca manifestó ayer que el
presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, había autorizado a su secretario
de Estallo, George Shultz, a entrevistarse con el presidente de Nicaragua,
Daniel Ortega.
El edificio hotelero, cerrado al público, alberga a la mayoría de
las 72 delegaciones extranjeras llegadas a Montevideo para la toma de posesión
de¡ presidente, Julio María Sanguinetti. Hasta altas horas de la madrugada del
viernes, cien tos de uruguayos, en su mayoría con banderas del Frente Amplio se
congregan frente a su fachada acogiendo con aplausos la llegada de los
mandatarios. Mal habrá podido dormir el comandante Daniel Ortega, presidente de
Nicaragua, dado el coro instalado bajo sus ventanas. Su recepción en la tarde
del viernes en el aeropuerto de Ca rrasco fue sin duda la más popu lar, a cargo
de miles de uruguayos embanderados hasta el aeropuerto en camiones y autobuses.El
presidente del Gobierno es pañol, Felipe González, y el presidente argentino,
Raúl Alfonsín, fueron los otros dos dirigentes acogidos con notorio afecto. Al
fonsín, en la mañana de ayer, optó por darse un baño de multitud en la misma
puerta del hotel; Felipe González, que se hospeda en la Embajada de España,
pese a haber llegado a Carrasco a las tres de la madrugada fue acompañado por
el centro montevideano por una caravana de decenas de autorrióviles y,
finalmente, tuvo que salir dos veces aibalcón de la representación diplomática
para saludar a los insomnes.
En contraste, las medidas de seguridad a la llegada del secretario
de Estado norteamericano, George Shultz, rozaron lo grotesco. La seguridad
estadounidense cerró todo un piso del Victoria Plaza y exigió cuatro pisos de
distancia con la representación soviética; y al menos dos pisos con la
delegación nicaragüense.
Una caravana de vehículos con hombres armados con metralletas,
exhibidas amenazadorente por las ventanillas, cruzó con Shultz el centro de la
ciudad en la, medianoclie del jueves al viernes, desdeñando el trayecto del
resto dle las delegaciones por la avenida Costanera.
Entre las principales delegaciones diplomáticas latinoamericanas se
conriaba en una mediación de Felipe González entre George Shultz y Ortega, así
como entre éste y el presidente costarricense, Luis Alberto Monge. González se
entrevistó ayer sucesivamente con Shultz, Monge y, a última hora, con Ortega,
en la habitación de éste para preparar su encuentro con el secretario de Estado
norteamericano.
Monge, en conferencia de prensa, reafirmó la neutralidad de su país
respecto al conflicto de Centroamérica, y repitió la condición -cumplida
escasas horas después- de la liberación de un exiliado en su embajada en
Managua, secuestrado por las autoridades sandinistas, para mantener un
encuentro con Daniel Ortega.
El comandante Ortega ha prometido para la tarde de hoy una
conferencia de prensa; pero ya en las escalinatas de su hotel, ante la
insistencia de periodistas de medio niundo, declaró: "Dimos a conocer una
iniciativa nuestra (por el plan de paz para Centroamérica propuesto por
Managua) y esperamos que haya receptividad por parte: de Estados Unidos.
Esperamos que EE UU pueda reflexionar y dar una respuesta que sea correspondiente
con la responsabilidad que tiene a nivel mundial".
Shultz tiene previsto comparecer hoy ante la Prensa internacional y
probablemente se entreviste por separado con Daniel Ortega, Luis Alberto Monge
y, acaso, otra vez con Felipe González. Como prolegómenos al autorizado
encuentro de Shultz con Ortega llegan a Montevideo las declaraciones realizadas
por Jeane Kirkpatrick, embajadora saliente de Washington en la ONU, a Le Monde. Kirkpatrick
dice que puede "imaginar en Nicaragua un régimen de comunismo nacional
similar a los de China o Yugoslavia, que mantenga la paz con sus vecinos y una
coexistencia relativamente constructiva con EE UU".
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