24/8/09

ETA como incordio anal (24-8-2009)

Estos espasmos en los que una vez más se le niega a ETA, con gran aparatosidad verbal, el pan y la sal suenan a potaje revenido.

Con la banda terrorista siempre se ha negociado desde hace 50 años. Hasta los Servicios del almirante Carrero Blanco establecieron contactos con estos criminales antes de que fuera asesinado él mismo.En política todo es permisible para la Historia, hasta el contradiós de los GAL. Probablemente siempre hemos alimentado la ilusión del primer acuerdo sobre la desmovilización de una parte de los hijos extraviados de Sabino Arana, uno de los muchos méritos y habilidades de nuestro pobre y querido Adolfo Suárez. Gracias a su grandeza de ánimo y a personajes irrepetibles como Juan José Rosón y Juan María Bandrés, la ETA político-militar, entró en carriles democráticos y dejo de asesinar a seres humanos.

Tras el presidente Suárez, Felipe González entró en la esquizofrenia de pretender matar a los matones y negociar al tiempo con ellos en las estúpidas negociaciones de Argel que finalizaron en diálogos de besugos. Ni José María Aznar resistió la tentación de mandar a Javier Zarzalejos a Suiza para intentar entablar otro diálogo imposible.

Y José Luis Rodríguez Zapatero se metió ilusoriamente en unas tratativas que todavía provocan vergüenza ajena. En su fantasía voluntarista llegó a calificar de «accidente» el derrumbe con dos víctimas mortales del aparcamiento de la T4 de Barajas.

Ahora el Gobierno socialista, empezando por Pérez Rubalcaba, ministro de Interior, verborrea con grandes alharacas su intención de no pactar con viles agresores de la sociedad española. Estos mismos socialistas, o llegado su caso, el propio Mariano Rajoy volverán a abrir diálogos oscuros con los tenebrosos, si es que no lo están haciendo ya. Lo único que han conseguido estos facinerosos es romper con las ideologías. Ante ellos vale cualquier cosa.

Pero la tremenda debilidad de ETA reside en su contumacia. Precisamente su 50 aniversario nos demuestra que son un incordio anal: una dolencia crónica, molesta y asquerosa con la que se puede vivir, que tal vez nos matará de otra cosa.

Si en algún siglo de éstos las provincias vascongadas se independizan será pese a ETA por mucho que ésta intente sobrevivir. Eso es bastante más importante que la conversión milagrosa de ZP al antipactismo.