14/9/06

Promotora de Informaciones Socialistas (14-9-2006)

El periodismo español es libre hasta la tergiversación, y más nos vale que sea lo primero aunque tantas veces se caiga en lo segundo. Eso también tiene que ver con el fracaso escolar español que viene de largo, que alcanzó a ZP, y que no hay más que ver en los presentadores de televisión que repiten «ambos dos» con peripuesta naturalidad. Lo más divertido (o preocupante) de los medios es cuando acuden a la contraprogramación informativa. Una televisión generalista (es irrelevante identificarla) dedica minutos de su carísimo y controlado tiempo a intentar desmentir lo que ya es un sumario de EL MUNDO sobre el 11-M; el sumario con el que no puede el juez Del Olmo, apresado entre las presiones gubernamentales y el glaucoma. La tal cadena no dice palabra sobre lo largamente publicado por este periódico pero aceita los mentís gubernamentales, con lo que el televidente queda noticiosamente hemipléjico y meditando a la pata coja con una sola muleta.

Lo que acaba de hacer El País dando por hecho que uno de los confidentes de EL MUNDO sobre el 11-M está a sueldo del periódico mueve a la melancolía profesional y restituye el recuerdo de cómo se trataron en algunos periódicos, los GAL, los fondos reservados de Interior o las empresas fantasmas del Partido Socialista (FILESA and company) para extorsionar al banquero Alfonso Escámez, quien les explicó la técnica extensiva de los informes falsos, y a las empresas estatales. Los periodistas de El País son avezados, tuvieron los informes respectivos en sus mesas de trabajo, pero silenciaron las evidencias en el altar del grupo editorial matrimoniado por interés con el socialismo (las arras más caras de nuestra Historia) y, cuando se vieron desbordados por la realidad, acudieron a atacar al mensajero defendiendo o justificando a personajes truculentos que acabaron siendo juzgados y en dorada prisión.

Cuando escribía para ellos, Jesús Polanco me preguntó: «¿No te estarás pasando en los elogios a Felipe?». No me dejó contestar: «Mejor porque va a ser presidente del Gobierno». Era una visión cósmica del periodismo español que regresa como todo delincuente al lugar del crimen. Se afanarán como galeotes en el sumario de Del Olmo, con más agujeros que un hormiguero, y en la versión oficial de que los terroristas fueron unos buhoneros musulmanes con explosivos y teléfonos móviles en las alforjas. El País ya cayó bajo con los GAL; con el 11-M están dispuestos a superarse a sí mismos.

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