7/9/06

El diminutivo de farruco (7-9-2006)

Ya se sabe que bienaventurados los peatones que cruzan por los pasos de cebra, porque ellos verán a Dios. No hay semana en que algún cristiano sea elevado a los cielos desde un paso protegido. Yo cruzo las calles en diagonal y, por cálculo de probabilidades, tengo más opciones a la existencia. Ultimamente tengo tendencia a querer meter a la gente en la cárcel. Vano empeño en esta sociedad donde no van a prisión ni los condenados por el Tribunal Supremo. Lo hablo con mi psiquiatra pero, escéptico como yo, sólo me receta las píldoras rojas de los psicofármacos. Farruco: pollo joven, ufano, persona que se muestra satisfecha de sí misma.

Farruquito, el hijo de El Farruco, mató a un peatón en un paso de cebra, yendo a alta velocidad, sin tener el carné de conducir y no sabemos si ebrio porque huyó sin prestar asistencia. Nada farruco. El coche que atropella siempre está más cerca del atropellado, pero Farruquito se dio a la fuga porque un artista provincial como él no podía pasar por tal oprobio aunque mediara la muerte de otro. Para coronar su ignominia atribuyó a su hermano menor de edad la conducción del auto.

Yo comprendo hasta a los que sodomizan las ocas cortándoles la cabeza para recibir sus últimos espasmos, pero no entiendo estas dudas sobre si el nieto de El Farruco ha de ingresar o no en prisión. Su actuación tras el accidente ha sido infame: impasible ante los jueces, no ha mostrado corazón ante la víctima, rodeado por una tribu amenazante de palmeros y parientes, no ha bajado la cabeza ni pedido perdón. De inmediato se casó en un jolgorio de dos días, donde cantó y bailó con el cadáver en la mesa de los entremeses. Hasta alguna folclórica jubilada se dejó caer por los esponsales para acabar borracha, única eximente para estar allí. Al muerto le daban bofetadas sociales. Este chico con ínfulas debe ingresar en prisión para purgar y meditar, que ser farruco hay que sostenerlo con la hombría de asumir un accidente desgraciado y no esconderse y mentir cobardemente. Además, no es tanta la pena y hasta le sacará jugo publicitario en la telebasura, Telecinco y Antena 3 le convertirán en estrella mediática pagada a peso de morbo.

El hijo de El Farruco es la contraportada del imparable avance de la DGT sobre los galeotes del volante. A Farruquito no le van a quitar los ocho puntos del carné de conducir, porque no lo tiene. Ya nadie le impide sacárselo mañana mismo. Sabemos del diminutivo de farruco, ¿pero cuál es de Farruquito? Un homicida chulesco.

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