Entre 50.000 y 60.000
personas se manifestaron el viernes en el centro de Buenos Aires como protesta
contra la ley de Reconciliación Nacional, llamada de punto final, que comenzará a debatirse el lunes en
el Senado de la nación. Comunistas y peronistas de izquierda se enfrentaron con
gran violencia. Probablemente fue ésta la manifestación más multitudinaria
desarrollada en la capital federal desde la recuperación de la democracia, hace
tres años.
Convocada por las Madres y
Abuelas de la Plaza de Mayo, organizaciones defensoras de los derechos humanos
y partidos extraparlamentarios de izquierda, la marcha contó con el apoyo de
los peronistas revolucionarios y la Confederación General del Trabajo (CGT).
El hecho políticamente más
grave reside en que a la manifestación se sumó Franja Morada, la fracción
preponderante de las juventudes de la Unión Cívica Radical, así como numerosos
radicales a título particular descontentos con la llamada ley de punto final, que impedirá en el futuro nuevos
procesamientos de militares y policías por la guerra
sucia contra la subversión.
Un chaparrón veraniego anegó
el final de la marcha y, contra lo que pudiera suponerse, acaloró los ánimos.
Comunistas y peronistas revolucionarios chocaron violentísimamente en las
proximidades del Congreso.
Pese a las disensiones
dentro de la propia Unión Cívica Radical sobre la llamada ley de punto final, los bloques de diputados y senadores
radicales respaldan unánimemente el proyecto del Gobierno.
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