Los senadores peronistas
podrían obstruir la aprobación, el próximo 6 de marzo, del tratado de paz con
Chile, alcanzado tras mediación vaticana y con el que se pone fin a 100 años de
conflicto sobre el canal de Beagle. El tratado será ratiricado, con casi toda
seguridad, al contar el Gobierno radical con la mayoría simple de los 46 senadores.
Ante la inevitabilidad de la
aprobación del tratado, el senador peronista Orlando Britos, cabeza visible de
la fracción renovadora (en la que se incluyen todos los
senadores), ha anunciado la intención de su bloque de no asistir a la votación,
para provocar la falta de quórum.La maniobra obstruccionista no tendría otro
sentido que el de restar fuerza moral al presidente Alfonsín en vísperas de un
nuevo viaje oficial a EE UU para recabar mayor apoyo de la Administración
Reagan para los'problemas financieros argentinos y algún tipo de mediación para
establecer un mínimo entendimiento con el Reino Unido.
El bloque peronista en el
Senado aduce deficiencias de forma y fondo en el tratado que perjudicarían los
intereses argentinos, pero el caso es que el acuerdo fue suscrito en el
Vaticano, por el Gobierno democrático y posteriormente ratificado por
abrumadora mayoría en un referéndum consultivo y no vinculante, además de que
el peronismo carece de mayoría en la Cámara Alta para impedir su ratificación.
Por otra parte, el lunes, el
gobernador de Santa Fe, José María Vernet, y el senador Orlando Britos,
primeros vicepresidentes del peronismooficialista y renovador y máximas autoridades legales partidarias, tras
la doble renuncia de Isabelita Perón, se negaron a conciliarse ante el
fiscalfederal argentino que en nombre de la justicia electoral les conminó a
avenirse.
Ya parece inevitable a corto
plazo la escisión formal en dos del bloque peronista de diputados, a cuya
fracción sumarían los
renovadores la totalidad de
los senadores y todos sus gobernadores menos uno. Los oficialistas contarían
con el inestimable sostén de las 62 organizaciones -los sindicatos
peronistascontroladas por el líder metalúrgico Lorenzo Miguel, segundo
vicepresidente del oficialismo. La guerra civil peronista, iniciada en vida de
Perón, no hace más que continuar.
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