12/1/06

Democracia de pordioseros (12-1-2006)

La democracia de calidad consiste en la menor presión posible del Estado (central, autonómico) sobre los ciudadanos. Que el Estado no se note debería ser el lema de una pancarta a pasear, pero vivimos pordioseramente oprimidos y zarandeados por la Administración central, autónoma y municipal, sean liberales de derecha o socialistas de pelaje negro. En Euskadi puntúa el conocimiento del euskara para las plazas de médicos oncológicos, y, claro, se bajan los pacientes a Navarra o Madrid para tratarse con facultativos que hablan español e inglés y tienen relación con los mejores centros estadounidenses. La policía lingüística de la Generalidad se parece a la policía religiosa iraní, que va por las calles azotando con varas a las mujeres que enseñan un antebrazo o una corva.El espionaje de las historias clínicas en Cataluña para ver qué doctores las redactan en catalán o español es una indignidad y un delito y adelanta la harapienta democracia que nos ofrece el Estatut de nunca acabar. El acto médico es la mayor confidencialidad que se puede dar entre dos personas, facultativo y paciente. El historial médico es más que una radiografía: es el perfil humano que nunca lograría el más experimentado interrogador; lo que has bebido, lo que has fumado, la vida que has hecho, tus antecedentes venéreos, tu capacidad laboral, todo. Una vez mientras me vestía le di un cheque en blanco a mi médico. «Rellena tú la cantidad», me dijo. «Si pongo mi vida en tus manos, ¿cómo no me voy a fiar de ti?», le contesté. «Pues tienes razón», y completó el talón. Las historias clínicas sólo se pueden mover por una inspección interna del propio hospital o por decisión judicial. Lo contrario es la Gestapo que bajaba los pantalones a los detenidos para comprobar si estaban circuncidados.

Sobre Cataluña ha caído, y más que caerá, una asfixiante manta de intervencionismo incompatible con los ciudadanos libres. No participo del temor al separatismo del teniente general Mena, pero oigo un tsunami de nacionalismo intolerante, opresor, ordenancista, intervencionista, que hará muy difícil vivir y trabajar en Barcelona, y no digamos en Vic. ¿Por qué no se les ocurre a estos vigilantes de la playa lingüística colocar micrófonos en los confesionarios para ver si la feligresía se confiesa en catalán o castellano? Lo harán. Lo de que Cataluña se reconozca nación es asunto ancilar. También puede declararse tal La Rioja, por extensión, y café para todos como se dijo durante la Transición. Lo grave es todo el contexto autoritario del Estatut en el que los catalanes, que estuvieron a la vanguardia de las libertades, se han pasado al nacional-franquismo.

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