27/8/85

Devuelta a su abuela la hija de una desaparecida adoptada por un jefe de la Triple A argentina (27-8-1985)

La Policía Federal argentina detuvo en la madrugada del sábado a Eduardo Ruffo, el hombre más buscado del país, a su esposa y a otras cinco personas que le acompañaban en una quinta en las afueras de Buenos Aires. Se les acusó, entre otros hechos criminales, de haber inscrito como su hija a una niña cuya madre está desaparecida, y que ha sido devuelta a su abuela, una argentina nacionalizada española. Ruffo está considerado como el lugarteniente de Aníbal Gordon, ya detenido, al frente de la Alianza Anticomunista Argentina (Triple A).

A Ruffo se le relaciona con Raúl Guglielminetti (detenido en España bajo petición argentina de extradición) y con el general Otto Paladino (también detenido), ex director de la Secretaría de Informaciones del Estado (SIDE) bajo la dictadura militar. Todos ellos habían organizado la Triple A, responsable de un número indeterminado de asesinatos y violaciones de los derechos humanos desde 1973. Durante los dos últimos años, tanto a Ruffo como a Guglielminetti se les responsabiliza de varios asesinatos y secuestros.La importancia de esta detención reside en que la Triple A ha que dado descabezada y en que termina de probar la anunciada decisión del Ministerio del, Interior argentino de perseguir, sin, desmayo a sus integrantes.

Otro aspecto de la detención, de Ruffo y su banda ha conmocionado hondamente a los argentinos: el hallazgo de uno de los 182 niños desaparecidos durante la guerra sucia contra la subversión.

El 2 de abril de 1976, Graciela Rutilo Artés, de 19 años, nacida en Perú , hija de un argentino de origen español, fue soecuestrada en Oruro (Bolivia) junto a su marido y su hija Carla Gracia, de nueve meses. La policía del entonces dictador boliviano, Hugo Bánzer, entregó el matrimonio a sus colegas argentinos, teniéndose la certeza de que el marido fue asesinado en el momento de la entrega fronteriza. Carla quedó asilada en el orfelinato Villa Fátima, de La Paz.

El 25 de agosto de 1976, la niña desaparece del orfelinato boliviano, para reaparecer a los pocos días en el chupadero Automóviles Orletti, en la capital federal argentina, donde el general Paladino, Gordon y Ruffo ocultaban a los ,desaparecidos en nombre de la Triple A y donde era torturada la madre de la niña, aquélla dada ya por desaparecida y muerta.

Compromiso de Alfonsín

En 1977, Ruffo, cuya esposa es estéril, adopta legalmente a Carla bajo el nombre de Gina Amanda Ruffo Cordero. Matilde Artés, la abuela materna, se exilió en España, nacionalizándose, y devino en la heroína de esta sórdida historia: peleó ante las autoridades españolas y ante los organismos internacionales, habló con el Rey de España y con el presidente Raúl Alfonsín cuando éste visitó Madrid: "Tengo una nieta que también se llama Carla", le dijo, "y le juro, señora, que buscaré a su nieta como si fuera la mía".

Hace un año, la abuela regresó a la Argentina con su más preciada posesión: una huella de la planta del pie de su nieta tomada al nacer. Las Abuelas de Plaza de Mayo admiten tener noticias desde entonces de que Carla se encontraba en manos de uno de los presuntos asesinos de sus padres.

El juez federal Fernando Archimbal, ante las secuencias fotográficas, pruebas testimoniales, huellas de los pies y hasta ante el innegable parecido físico entre la nieta y la abuela, ordenó restituir su identidad a Carla y entregarla a la madre de su madre. El juez, llorando, instruyó brevemente a la niña -ya cerca de los 10 años- sobre su situación y la hizo fundirse en un abrazo con su abuela.

José Luis Messía, embajador de España, dispuso habitaciones en nuestra representación diplomática, a petición de Matilde Artés, quien, sin medios de vivienda propios en Buenos Aires, necesitaba un lugar de privacidad para ella y su nieta en los primeros y difíciles días del reencuentro.

La Prensa ha respetado las instrucciones del juez, de las Abuelas de Plaza de Mayo y de los psiquiatras y ha dejado en paz a una niña de 10 años a la que se debe explicar suavemente que su padre fue, presumiblemente, el secuestrador, torturador y asesino de sus padres.

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