15/9/13

MISCELÁNEA ALEMANA (15-9-2013)

A un presidente de la entonces Republica Federal Alemana le hicieron una pregunta aviesa: “¿Ama usted a su patria?”.”No (contestó); amo a mi esposa”. Se zafo así de las trampas nacionalistas de un país joven de cíclica y atormentada Historia desde Bismarck, la guerra franco – prusiana, dos guerras mundiales, el tratado de Versalles, la Republica de Weimar, el nazismo, la división militarizada y unas fronteras móviles roídas por la en su día URSS y la actual  Polonia. Territorialmente Alemania perdió todo lo que deseaba adquirir. A Alemania también se la podría aplicar la máxima churchiliana de que tiene más Historia de la que pueda consumir.  Los independentistas catalanes (o vascos) acabarían en un nosocomio para políticos si tuvieran que administrar esa herencia centroeuropea. La ocupación aliada de Alemania occidental no solo conllevo el Plan Marshall ( ex jefe de Estado Mayor americano durante el conflicto) sino la prohibición del Partido Nacional Socialista de los Trabajadores Alemanes (NSADP), aunque la desnazificaciòn fue arbitraria. Rusos y estadounidenses se disputaron militares y científicos nazis para sus propios intereses nacionales, y miembros de las SS extraídos de las clases medias no fueron perseguidos y ostentaron cargos públicos tan relevantes como el Presidente Kurt Georg Kiesinger que lució la calavera con las tibias. 

Y en la RFA el Partido Comunista fue invalidado dos veces, en 1946 y 1956 y hoy existe como fuerza marginal extraparlamentaria, el 0,3% de los votos federales y sin representación en ningún Land o Estado federado. En Alemania no ha funcionado emboscar el PC en el paisaje con Izquierdas unidas o plurales. La reunificación proporciono una cabeza de turco: Erich Honnecker, factótum comunista de Alemania Oriental, aquel de la fotografía besándose apasionadamente en la boca con Breznhev, aunque vaya en descargo de este ultimo que éntrelos varones rusos el beso labial carece de connotaciones sexuales. Honnecker hubo de huir a Moscú y refugiarse en la Embajada Chilena del social-marxista Clodomiro Almeyda, regreso a Berlín y tras un año de prisión fue autorizado a exiliarse en Chile sin ser juzgado, donde vivía su hija y falleció de un cáncer hepático. La política aliada occidental para salir del nazi fascismo europeo fue la Democracia Cristiana: Konrad Adenauer en media Alemania y Alcide de Gásperi en Italia. Nuestro sociólogo Juan Linz, asentado en Harvard, pronosticó lo mismo para el postfranquismo, pero el bueno de Joaquín Ruiz-Gímenez no obtuvo un diputado en las primeras elecciones generales. Empero, los desastres de los partidos democratacristianos no han afectado al CDU alemán y su socio el CSU de Baviera. La democracia  Cristiana alemana ha gobernado más tiempo que los socialdemócratas del SPD, comparte el voto de protestantes y católicos, de clases medias y empresarios en general. Los sindicatos tienen prohibida la huelga general y la financiación pública aunque la sindicación es obligatoria para obtener un empleo.
Su sistema electoral es un mixto endiablado difícil de resumir. No cabe concurrir en coalición y para ingresar al Bundestag (cámara baja; el Bundesrat o Senado tiene la representación de los Lander) es preciso el 5% del total de votos para evitar la fragmentación parlamentaria. Los alemanes van a votar listas abiertas en las que puede presentarse cualquier ciudadano con el solo aval de doscientas firmas de su distrito. Al tiempo vota las listas cerradas de los partidos. El Tribunal Constitucional Federal puede prohibir cualquier partido “que persigue la abolición del orden fundamental liberal-democrática”. El partido que no concurra por seis  años a las generales o a los Land, es disuelto, lo que evita organizaciones políticas durmientes.

El Partido Democratico libre agrupa a los liberales, que no solo han socorrido al centro-derecha o a los socialdemócratas, cuando han precisado de pactos legislativos, sino que tienen vocación de partido-bisagra. A la izquierda liberal se encuentra Alianza 90, Los Verdes, en alza y también coqueteados por los grandes partidos, hasta el extremo que Ángela Merkel decreto una moratoria nuclear por si los necesita en estas próximas elecciones. La Izquierda, comunistas sin cafeína, es el quinto partido y los entrañables y gamberros del Partido Pirata cuentan  con un diputado, tránsfuga del socialismo. La lógica de las cosas indica que la Canciller Ángela Merkel podrá formar Gobierno con unas o otras ayudas. En España no queremos trabajo a tiempo parcial y en precario, pero los alemanes saben muy bien que es un “mini-job” y creen, erróneamente, que la crisis la están pagando ellos sufragando a vagos e incompetentes y países- marranos del Mediterráneo. Es lógico que la señora Merkel pierda votos, y el indicativo son las elecciones bávaras de hoy  donde el aliado CSU tiene que obtener la mitad de los sufragios para mantener su hegemonía histórica en el Land y su apoyo en Berlín al partido hermano.


Sea como fuere en Alemania no existe el concepto de la “derecha”, insolidaria y destructora de las redes sociales de contención contra la pobreza. Su cultura les permite recordar que en la última década del siglo XIX fue precisamente Bismarck, muy poco socialista, quien sentó las bases de compensaciones por enfermedad, viudedad, horfandad, intuyendo lo que luego entenderíamos por estado del bienestar. Autoritario, si, pero con la legislación social más avanzada de su época. Es de lamentar que la izquierda española se haya quedado intelectualmente en Prusia. Si Ángela Merkel obtuviera apoyos para gobernar sola tendría en su agenda uno de los tabúes españoles: el recorte de competencias de los Landers  por onerosos, corruptos, nepotistas  y poco eficaces. No en balde hay quien sostiene que los alemanes son extraterrestres. ¿ se imaginan la Gross Koalition que fue en Alemania pero entre el PSOE y el PP?. Nos quedaríamos en estado de estupefacción bovina.

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