El Conde de Romanones quiso
ingresar en la Real Academia y cumplió con toda la preceptiva: buscó académicos
que le propusieran y apadrinaran, acudiendo al domicilio de cada uno de los “
inmortales “ para pedirles su voto, en un rito que tiene algo de humildad
aunque básicamente resulte humillante y mendicante. Llegado el día no le
sufragó nadie, ni sus patrocinadores, y Romanones pronunció su conocida frase:
“¡Joder; que tropa!”. Juan Antonio Samarach que del COI sabía lo bueno y hasta
lo indecible, explicaba que los miembros de la entidad, votaban en un secreto
sepulcral solo conocido entre ellos, aseguraban su papeleta a los peticionarios
y juraban haber votado a quienes rechazaron. Del COI escribiría lo mismo si
hubieran elegido por unanimidad a Madrid como Sede Olímpica para 2020, porque
la ironía y el sarcasmo son inevitables tratándose de los señores de los
anillos, que son de horca y cuchillo. Éste comité es el organismo internacional
más antidemocrático del mundo, integrado por coaptación de aristócratas,
petimetres y gerontes del deporte que nunca han ganado una medalla olímpica
desde el Barón de Coubertín. Igual que los soviets manipularon a los
proletarios estos se aúpan sobre las espaldas de los atletas, verdaderos
protagonistas sin capacidad de decisión. Sobre el COI pesan los Gobiernos, que
pagan su peaje, y las multinacionales de las marcas deportivas que facturan más
que las industrias de armamento. Si en Buenos Aires Madrid hubiera caído ante
Tokyo sólo cabría felicitar a los japoneses, pero que nos hayan colocado a la
par y detrás de Estambul es befa. Turquía está en el epicentro más caliente del
planeta y su Ejército vigila la moderación islamista del Presidente Erdogán.
Turquía, que quiere ingresar en la Unión Europea y siempre lo querrá, es una
luz que brilla en el olimpismo, eminentemente pacifista como tregua de Dios que
fue. La sentimentalidad nacional ha sido dañada por una sobredosis de confianza
y entusiasmo. No se debe ir a ningún sitio con la escarapela de caballo
ganador. Ya que la votación fue en tierra porteña lo escribo en lunfardo: “ No han tomado por hijos de la pavota y
sobrinos de la tía Tilinga “. Una manga de huevones.
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