21/9/13

EL REY CONTRA EL OPORTUNISMO (21-9-2013)

La Medicina denomina “oportunistas” a una serie de enfermedades que aparecen y medran sobre  etiologías que nada tienen que ver con ellas. Oportunismo es robarle la cartera a quienes se acaban de desmayar. Oportunista es una neumonía en un niño sin defensas que recibe la quimioterapia que necesita para intentar controlar su leucemia. La España de la crisis o la postcrisis es un tratado de sintomatología oportunista y una nomenklatura de políticos muy poco oportunos y de baja calidad intelectual, analfabetos funcionales, gritones y apocalípticos como los chalanes remunerados de un espectáculo televisivo. Las izquierdas tienen la misma solvencia intelectual de “ La dama de las camelias “ y las derechas separatistas obran con la misma sutileza de un herrador de caballos. Hemos invertido el axioma de que la mayor virtud de los políticos radica en no crear problemas inexistentes, y, aquí el más listo de los dedicados a la “ cosa pública “ se da a la fabricación de relojes de mantequilla, como los blandos de Dalí.

Don Juan Carlos tendrá muchos defectos como todo nacido de mujer pero no ha cometido errores en su largo reinado ni ha endosado sus debilidades, como tantos políticos, sobre la espalda de los españoles. Pittaco, uno de los siete sabios griegos, sentenciaba qué feliz es el Rey a quién sus súbditos temen por él, y no de él. Hoy, por la salud del Rey, éste es el caso, y una indeseable abdicación contentaría a los que están poniendo a España en la almoneda, por mucha que sea la seriedad del Príncipe Felipe, que para mayor abundamiento sería sucesor ordinal de Felipe V, evento que esperan oportunistas como los secesionistas catalanes, y que tendría de bueno el ingreso hospitalario de Arturo Mas y Oriol Junqueras con sendos cuadros de crisis de ansiedad. Pareciera que del Monarca solo se recuerda con estima su actuación durante el Golpe de Estado del 23-F. Pudo haberse doblegado ante los errados espadones monárquicos y habernos deparado una gran tribulación. Pero no fue esa su hora mejor. El Rey Don Juan Carlos durante nuestra Transición donde nombraba y destituía a los Presidentes y cedió sus prerrogativas para reinar sin gobernar, limitando sus derechos políticos a ser informado y escuchado, devolviéndole toda la soberanía al pueblo español, no por parcelas. Sin el protagonismo y su iniciativa del Rey  la Transición política no habría sido posible y Cataluña aún sería una Delegación del Gobierno nacional.

Aunque en una constelación de los astros se nos hayan abierto todos los frentes, debemos remediarlos uno por uno y en su orden ( la engañosa pasividad galaica del Presidente Mariano Rajoy) y entender que nuestro Rey, cuya efigie queman todos los republicanos del oportunismo nihilista, que es el último clavo seguro que nos queda antes que la señora Merkel y la República Federal con la voladura de nuestra Constitución democrática de 1978. Hoy en los áticos de nuestro Congreso de los Diputados han encontrado momias de gatos, ratas que hace un siglo no encontraron salida excepto su muerte. Quizás podrían ser los restos de Estanislao Figueras, el Primer Ministro de la breve 1º República Española, o tal vez Pií Maragall y demás compañeros mártires, muy dados a la mala voluntad de los oportunistas.

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