Nuestro gran periodista Manu
Leguineche entrevistaba en Damasco a Hafez Al-Asad, padre de Bashar Al- Asad, y
por desbridar la conversación le comentó
que él mismo, cetrino, algo entrado en carnes, con poblado bigote, tenía
aspecto árabe, mientras el Presidente de Siria con una cabeza aria y rapados
cabellos rubios, podía pasar por un centroeuropeo. Lo que, desde luego, tenia
origen en el disparatado y mágico arianismo nazi era (y es) el partido
binacional sirio-iraquí Baaz o Partido del Renacimiento Árabe Socialista. En
1966 sirios e iraquíes escindieron el Baaz, aunque manteniendo sus principios
laicos y radicales. Durante la IIGuerraMundial, en el teatro de operaciones norteafricano,
Erwim Rommel y su África Korps con asistencia italiana rindieron a las ratas
del desierto australianas enterradas en Tobruk, en la Cirenaica, y avanzaron
exhaustos hasta la estación ferroviaria de El Alamein, con el canal de Suez al
alcance de una embestida. El Cairo se cubrió de humo mientras los oficiales
ingleses quemaban la documentación. Pero con Malta resistiendo pese a los
bombardeos diarios y la flota italiana refugiada tímidamente en el golfo de
Tarento, la Royal Navy cortaba los suministros nazis hasta el punto que
llegaron a petrolear y municionar a Rommel mediante submarinos, sin lograr
resolver sus problemas logísticos. Un plan imaginativo consistió en intentar
prender fuego a la retaguardia británica en sus mandatos coloniales de
Palestina, Siria, Jordania e Irak, y
hasta en los mandatos Franceses bajo la mano de Vichy, frutos del Tratado de
Versalles que finalizo la Iº Guerra Mundial y la descomposición del sultanato
otomano. El aborrecimiento árabe o musulmán por los judíos es muy anterior a la
partición de Palestina por las Naciones Unidas y el antisemitismo
nacionalsocialista tenía las puertas abiertas a los agraviados de nuestro
Oriente Próximo. Los parachutaron material bélico para la formación de
guerrillas, muncho dinero y una ideología: la Internacional Baaz, el
totalitarismo hereditario o electo, un republicanismo putrefacto y hasta una
supremacía racial ante las decadentes democracias burguesas occidentales. Los
árabes de cualquier condición son reacios a desarchivar la célebre
fotografía de Hitler y su séquito
recibiendo en Berlín con todos los honores al Gran Mufti de Jerusalén. La
subversión tras las líneas británicas no tuvo éxito pero quedó el huevo de la
serpiente del partido Baaz.
Saddan Hussein era un gestapo, un sicario que llegó a
controlar el Baaz mediante asesinatos
cometidos personalmente, y su referente era el nazismo, la eliminación de
kurdos y chiitas y la expansión petrolera territorial. Fuè el primero en gasear
a los kurdos del norte de Irak sin que Occidente moviera una ceja. Su
Vicepresidente Izzat Ibrahim ad-Douni, incluía la barraja repartida a las
tropas durante la segunda guerra de Irak, dirige el Baaz clandestino y no ha
podido ser capturado. Bashar al- Asad luce mejor los trajes ingleses que la
chilaba y amplió su formación como oftalmólogo en Londres, casándose con una
inglesa hija de sirios. No estaba llamado a la monarquía baazista pero accedió
al “trono” por la muerte accidental de su hermano mayor. Su padre le dejo al
país con los Altos del Golán ocupados por Israel y con medio ejército sirio
entrado y saliendo del Líbano. La Primavera árabe (nunca los periodistas hemos
titulado tan desacertadamente) le alió
con Hebdolà, una de las organizaciones terroristas más peligrosas del mundo,
para librarse precisamente de Al- Qaeda, infiltrada en el ejército rebelde. El
guiso de la cornisa mediterránea árabe es tan indigesto que conduce al
contraídos occidental de querer desplazar al oftalmólogo pero manteniéndole en
su puesto. Y es que el gas tiene mala
fama entre los moralistas de la guerra, que los hay. Ante la desesperación del
estancamiento bélico durante la Iº Guerra Mundial, ingleses y alemanes usaron
gas mostaza en Ypress sin romper el empate de trincheras. El gas es servidor de
la meteorología y en ocasiones castiga a quien lo lanza. Mata indiscriminadamente a la población civil
igual que los explosivos convencionales o el armamento nuclear, pero el uso del
Zilklòn-B en los campos nazis de exterminio demonizo el uso de gases para el
subconsciente colectivo. El gas Sarín es un depresor del sistema nervioso
utilizado en dos ocasiones en el metro de Tokyo por extremistas religiosos, y
no se encuentra en la naturaleza. Un occidentalizado con formación científica
como el sátrapa sirio debió entender que gasear las afueras de Damasco con Gas Sarín
era un punto de no retorno. La tesis de que los rebeldes han asfixiado a sus
propios hijos para focalizar dramáticamente la atención internacional es poco
sostenible. La ONU, como en la antigua Yugoeslavia, ha vuelto a demostrar que
es un dinosaurio burocrático con artritis, y EE.UU. Francia y Reino Unido (o la
OTAN) no pueden ser la política del mundo sin Rusia, Irán y China, aunque sea
en el Mediterráneo, el” Mar nuestro”. Sin embargo es antihistórica la
permanencia del partido Baaz en nombre de la mayoría “sunni”( rama familiar del
profeta) y, contradictoriamente, sostenedor del laicismo y de adherencias de un
nihilismo nazi. Somos hipócritas:¿ por qué no se prohíbe internacionalmente la
investigación, producción y almacenamiento de gases letales?. Todos preferimos
morir de un piadoso tiro en la cabeza.
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