Para Galbraith “La memoria financiera dura un máximo de diez años.
Este es aproximadamente el intervalo entre un episodio de sofisticada estupidez
y el siguiente”. Entre nosotros ni un año duro el entendimiento de la Oposicion
( y de las derechas nacionalistas) de que atravesábamos una crisis financiera
internacional histórica y aun hoy les cuesta admitir que hemos tenido suerte de
que los conservadores hayan tenido que bregar con el escenario más difícil de
la democracia, incluido el 23-F. Los datos macroeconómicos no son para
organizar una feria (especialmente el desempleo que en buena parte puede acabar
siendo estructural, permanente) pero mantienen una continuidad bonancible y
esta disipada la catástrofe del rescate que hubiera sido una intervención
soberana. Una derecha nacionalista autista aliada con sus enemigos quiere hacer
cadenas humanas, y las izquierdas están en el asalto a las grandes superficies
siempre que haya televisión o en la demonización del Partido Popular por causas
de la Justicia ordinaria en las que nadie puede tirar la primera piedra ni
escrutar una paja en el ojo ajeno sin extraerse la viga del propio. Cuando la
derecha nacional apretaba las tuercas del andamio en caída libre nuestra
polifacéticas izquierdas exigían solemnes la dimisión de Mariano Rajoy, de su
Gobierno, mas elecciones anticipadas. No pidieron el suicidio de Rajoy porque
saben que se lo prohíbe su religión, pero siguen albergando la esperanza de que
el único partido español de centro derecha se esfume algún día en una humareda
porque carece de legitimidad histórica y moral para gobernar el país. Cuanto
peor mejor, y si nuestro socialismo descabezado lograra rebañar la mayoría
absoluta del PP seria para reproducir por la izquierda la crónica inestabilidad
de la política italiana. Tal estuvieron las cosas que 31 empleados mas en
agosto es una pica en Flandes tras el país de las maravillas heredado del PSOE.
Este es el mejor Gobierno en el peor de nuestros momentos y los profesionales
de la traca demuestran que no saben gestionar las crisis ni desde la
Oposición, porque la nación siempre
queda subrogada a la secta.
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