27/1/14

DE LOS “MONTONEROS” A LA “CÁMPORA” (27-1-2014)

Los problemas que afectan a los argentinos, al menos desde la rehabilitación de su trágica democracia  en 1.983, no son cambiarios, financieros o de modelo productivo, sino intrínsecamente políticos. El matrimonio Kirchner, para dar un perfil nacional al chavismo del que se reclaman (ese socialismo del siglo XXI que ni Chávez ni Maduro saben definir en un papel), urdieron una base dentro del movimiento justicialista con los montoneros y sus hijos que habían desarrollado una guerrilla urbana de izquierdas desautorizada por Perón. Había que sufrirlos: peronistas que odiaban “al viejo cornudo” y antes de dinamitar la cama de la hija de un general acudían a rezar a la Vírgen de Luján por la buena suerte del atentado. La reciente muerte del poeta Juan Gelman ha recordado verdades olvidadas: la represión militar asesinó a sus hijos y mantuvo desaparecida 30 años a su nieta, pero también él, teniente montonero, hubo de huir a México condenado a muerte por sus conmilitones que rivalizaban con los “milicos” por las graduaciones castrenses. El peronismo montaraz de los “montos” gobierna argentina a través de un indefinido y cleptocrático nido de obsecuentes, en el que destaca el joven ministro de Economía, Axel Kicillof, artífice de la expropiación de REPSOL como gran solución a su falta de caja. La Cámpora viene del breve expresidente Héctor Cámpora que negoció con los militares el regreso de Perón, para dimitir y regalarle las elecciones. Kicillof es íntimo amigo de Máximo Kirchner, sin estudios superiores, afincado en la provincia patagónica de Santa Cruz, desde donde coordina la ingente fortuna familiar y controla las lealtades inquebrantables, porque el kirchnerismo-camporismo no tiene adversarios políticos sino enemigos personales a destruir, incluido el diario “Clarín”(derecha liberal), la máxima tirada en español. El “corralito” a la divisas (el cambio negro ya prefiere el euro al tradicional dólar estadounidense) ha estafado a los pequeños ahorradores y tenía fecha de caducidad salvo para estos magos indoctos de la economía milagrera. La presunta enfermedad cerebral de doña Cristina no incide en el caos. La lucha por la sucesión y los negocios dentro de la Cámpora, que durará dos años, desgarrarán aún más al gran país que nunca paga.

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