Las dos grandes centrales sindicales españolas tienen vocación
sideral, totalizadora, y creen su destino estar presentes en todas las
actividades de la vida pública. Distorsión más acusada en UGT porque CC.OO. ha tenido menos
conexiones gubernamentales y no es presentable ser correa de transmisión del
partido comunista, esa extrema izquierda que no se reconoce como tal ni quiere
recordar la Historia del socialismo real. Este sindicalismo no quiere ver que
hay que vivir en el futuro para ser contemporáneos del presente y permanece
machihembrado a su propio funcionariado vertical, la subvención pública, las
gabelas de las administraciones, la democracia orgánica, los cursos de
formación y las romerías de los pueblos. Constituyen la única herencia viva del
franquismo. La formación solo ha sido una caja B y una consuetudinaria manera
de exacción. Había que sustituir las Universidades Laborales impulsadas por
Girón de Velasco porque aquello era fascismo, como si enseñar a una muchachada
a montar y manejar un torno o desarrollar una red eléctrica de baja tensión
tuvieran algo que ver con la marcha sobre Roma, el incendio del Reichstag o el
Consejo Nacional del Movimiento. La patronal forma a sus propios empleados por
interés empresarial, sin ningún altruismo, y la sociedad democrática tiene
sedes y profesorado para mejorar la formación de quien la precise, mientras los
sindicatos cobran del erario para
subcontratar cursillos sobre el camarón en el Caribe o higiene sexual en
Centroáfrica. No hay que controlar la financiación sindical sino suprimirla,
como en Alemania, donde los sindicatos son fuertes, honrados e influyentes. Si
no les bastan las cuotas cabe la afiliación obligatoria, y eso ya es mucho.
Pero ni un euro más y con estrictas auditorias en tiempo real. Como es de
esperar, que el Gobierno ponga en hora el reloj sindical es tan previsible como
la dimisión de Cándido Méndez siguiendo los pasos de su antecesor Nicolás
Redondo de cuya decencia no aprendió nada. Controlar la formación sindical
equivale en etología a poner a dieta a los cocodrilos.
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