Cierto que la clase política española produce demasiada
testosterona; en ocasiones hasta las más feministas militantes de cualquier
partido parecen tenerlos cuadrados, rayados, de arrabio, colocados encima de la mesa. Pero la
Historia de nuestros socialistas revela
que pocas veces fueron bucólicos pastorcillos tocando el caramillo. Pablo
Iglesias no fue el abuelo amoroso de las hagiografías de texto para las
juventudes partidarias sino un hombre de armas tomar que debutó en el Congreso
amenazando de muerte a Maura, jefe del Gobierno, para acabar colaborando
institucionalmente con la dictadura de Primo de Rivera. Durante el pistolerismo
republicano sus nietos compitieron en descerebramiento con los falangistas,
contribuyendo todos a la asfixia de la razón. Convirtieron las casas del pueblo
en arsenales y se alzaron en Asturias contra
la legalidad republicana, movimiento subnormal que no se le ocurre ni a
Oriol Junqueras o su abducido Artur Mas. Un oficial socialista secuestró y
asesinó a Calvo Sotelo, y, agotados, a partir de 1.939 se tomaron 40 años de vacaciones sobre el colchón de los
100 años de honradez.
Hube de vivir bajo un sistema poco garantista, varias suspensiones
del Fuero de los Españoles, y hasta una militarización del “Metro” madrileño
que fue tomado por soldados de ferrocarriles. Sorprende que en 2.010 los aterciopelados
Zapatero y “Pepiño” Blanco, ante una
huelga encubierta de controlares aéreos, suspendieran por primera vez en la
democracia garantías constitucionales,
cerraran el espacio aéreo, militarizaran
las torres de los aeropuertos, dejaran e tierra a 4.500 aviones y afectaran a
650.000 pasajeros. Más machos que Bush Jr. tras el World Trade Center, y sin
ninguna necesidad ni tan terrible
alarma. Son los que tienen al Presidente Rajoy por indolente. ¿Qué harían estos
matasiete desde la insurgencia de Gamonal a la insumisión catalana, pasando por
la crisis en la que ya sabemos son
amantes pasivos. Los socialistas son tan machos que han sido los
primeros y los únicos demócratas en meter en cal viva a ciudadanos, ser
condenados por financiación ilegal y suspender derechos civiles. Demasiada
testosterona.
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