El comunicado socialista, inhabitual, halagando hasta
el rubor a Leire Pajín por su desempeño organizando las elecciones europeas
parece un dedo pidiendo silencio a todos los críticos del partido que
consideran que la chica está muy verde y que estas cosas no pasaban con Pepe
Blanco al que han hecho bueno. Leire es una irredenta que empezó a militar a la
tierna edad de 15 años, y a los 24 era la diputada más joven del Congreso,
aupada por su padre, cacique socialista de Alicante. Como Bibiana Aído trepó
por la corbata de su padrino Manuel Chaves. No se la conoce a Leire sociología
de campo o publicaciones y su currículo no da para llevar el primer partido del
país. Pupila de Zapatero su paso como entrenamiento administrativo por la
Cooperación de Asuntos Exteriores no dejó buen recuerdo de ella y erró,
dogmática, muchas inversiones benéficas. No haber hecho otra cosa que dedicarte
a una militancia lleva al sectarismo profesional y a enfatizar la voz cuando
anuncia al planeta la conjunción de los astros o a afirmar que quiere mucho al
PSOE. Al partido no se le quiere, ni se le ama. Esa traslación de emociones
humanas destruye las interconexiones neuronales políticas. A un presidente de
la República Federal Alemana le preguntaron que si amaba a su patria. Contestó:
«No, yo amo a mi mujer». Esa es la buena senda.
Los errores de Leire son los de Zapatero, pero aquélla no tiene cuajo para pasarle al adorado jefe los mensajes correctos. Y el primer error de ZP fue nombrar a esta mujer que aunque tenga 32 años está a media cocción y contra la opinión de Blanco. A Zapatero le encanta lo políticamente correcto porque ignorará que es una importación del puritanismo estadounidense, tomado como bandera de la progresía local y más paleta. El mediatismo de género es su especialidad. ¿Quién se va a oponer a la mejora de la condición femenina? Publicidad y paridad con mujeres bien parecidas, mejor vestidas y hasta bebés políticos. La experiencia de Bibiana es la que aporta el baile flamenco y de ahí ha pasado a filosofar sobre los fetos muy suelta de cuerpo. Su Ministerio no existe, ni es necesario, salvo cuando Zapatero encarga a esta zote ni más ni menos que una ley de aborto. Bibiana es un baldón para el Gobierno como Leire una rémora para el partido. Al común de las mujeres que acuden a la oficina o la fábrica con el extractor de leche en el bolso porque no tienen tiempo de amamantar a sus hijos se les da una higa, ese placebo de la paridad gubernamental. Ni siquiera estas damas de tanto poder resuelven la atávica ecuación de a igual trabajo igual salario. Feministas de coche oficial y boutique. Zapatero no es el defensor de las mujeres; sólo es un mujeriego.