27/4/13

ELECCIONES ENTRE UN MUERTO Y UN PERIÓDICO (27-4-2013)

Argentina celebra este domingo elecciones presidenciales entre un candidato muerto, el ex Presidente  Ernesto Kirchner, y una oposición abanderada por el periódico “Clarín”, el de mayor difusión en lengua española. El triunfo adelantado pertenece al incombustible partido peronista y a la viuda de la Casa Rosada, Cristina Fernández de Kirchner. Cuando Argentina metió el dinero de los particulares en un “corralito” y dimitió un dubitativo Presidente radical,  Fernando de la Rúa, con muertos en las calles, un peronista como Ernesto Kirchner, gobernador de la patagónica Santa Cruz, narigudo, de ojo revirado, por mal nombre “el pingüino”, se alzó con la Republica con solo un 29% de los votos. Con la mujer Cristina Fernández, también abogada, formaban un sólido equipo para trepar el poder. Montoneros de base en la provincia de Buenos Aires, no sufrieron ninguna represión pero huyeron al sur austral  donde hicieron fortuna cobrando deudas. Cumplido un mandato y con demasiada corrupción a sus espaldas, Kirchner dio paso a Cristina, y el domingo esta debía ceder el bastón de mando al marido, con el inconveniente que este falleció hace pocos meses de muerte súbita. Todo muy peronista; muy general Perón, “el macho”, Eva Duarte, la Evita de los descamisados que nunca tuvo cargo alguno. Los argentinos son necrófilos y en Buenos Aires CF el metro cuadrado más caro da al exclusivo cementerio de La Recoleta y a los mausoleos con ascensor e hilo musical donde descansan los próceres y, de prestado, Evita. Perón y Gardel están en el céntrico y popular “La chacharita”: al general le robaron las manos; al cantorle dejan cigarrillos prendidos entre los dedos de su estatua. Cristina llora en los mítines, le invoca, “el”, el muerto, nos guía y protege. La gigantesca corrupción gubernamental se publica en los medios y apenas suscita enojo porque se la considera como parte del paisaje. La Unión Cívica Radical (krausistas), tradicional dique del peronismo se ha multidividido  en fracciones encontradas hasta el punto de producir un milagro: la resurrección del socialismo. Entre Perón y las dictaduras militares, anarquistas, socialistas y comunistas quedaron como referentes bibliográficos. Por primera vez que se tenga noticia el socialista Hermes Binner, ganó la gobernación de Santa Fé (mucha población española) y con el Frente Amplio Progresista se presenta ante Cristina sin la menor posibilidad siquiera de forzarla a una segunda vuelta. Lleva de Vicepresidenta a Norma Morandini, que fuera corresponsal de la revista española “Cambio 16”. Pero ni siquiera con este brote verde socialista puede hablarse en Argentina de oposición. Es el grupo “Clarín” a quien corresponde tal honor, con su propietaria Ernestina Herrera de Noble y su CEO Hector Magneto, enmudecido por dos cánceres de garganta, quienes libran la batalla de la derecha urbana, asistidos por “La Nación”, otro gran periódico en español, representante de los intereses de la oligarquía agrícola-ganadera. Los Kirchner han entorpecido los negocios de “Clarín” en papel prensa, en radio, en televisión por cable, llegando al absurdo de rodear de madrugada el edificio, desembarcar desde autobuses decenas de inspectores fiscales para confiscar la informática de las oficinas, a las órdenes de un juez federal. El peronismo propaló que los dos hijos paraguayos adoptados por Ernestina eran bebes robados por la dictadura militar, lo que desmintieron las pruebas de ADN. El peso internacional del periódico ha impedido que lo clausuren o lo quemen como en los buenos tiempos del general. Los “K” tapan su inmoralidad económica con memoria histórica, abriendo juicios olvidados contra militares represores, la mayoría en demencia senil, y se incardinan en el nuevo socialismo bolivariano que no se sabe lo que es. En Iberoamérica los indicadores económicos tienen más que ver con el realismo fantástico que con la estadística, y así el país da un 10% de paro oficial, aunque son legión los subocupados, e incalculables los recogedores de cartones que están fuera de los computos. Al menos se mantiene desde hace años el dólar USA a 4,25 pesos, y el euro a 3,8, la inflación está sujeta y la deuda externa bien negociada. No sufren las arritmias de la crisis financiera internacional y han cerrado el restaurante de los bajos de mi casa porteña para abrir “Tiffany and Co.” y poder desayunar con diamantes. Se repite la fórmula inextinguible de Juan Domingo Perón: “Poner los intermitentes a la izquierda y adelantar rápido por la derecha”.

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