24/7/08

Gómez de Liaño (24-7-2008)

Sé lo que hará el juez Javier Gómez de Liaño si el Estado paga la multa, que no la pagará o lo hará con un descuento fiscal: enmarcar en plata los 5.000 euros y colocarlos en su despacho para recordar lo flacos que se valoran los derechos morales de un cristiano. Bien que el Tribunal de Estrasburgo multa simbólicamente, pero también podían haberle entregado una placa firmada por magistrados como Garzón, García Ancos y Bacigalupo que tanto contribuyeron a la delirante condena del buen juez al que siempre he llamado como tal.

Ya es grave que la UE sancione que en España ni el Supremo ni el Constitucional proceden a juicios imparciales cuando tanto presumimos de garantismo judicial, pero ninguno de los sentenciadores cuyo yerro fue a sabiendas, clave que separa al indocto del prevaricador, sufrirá ni un expediente administrativo. La pieza está cobrada y a Bacigalupo ya le han recompensado haciéndole magistrado emérito, saltándose la jubilación obligatoria. Desde Celia Gámez, ningún argentino había triunfado tanto en España.

Hace 10 años, el juez Liaño indagó a Jesús Polanco y Juan Luis Cebrián ante el hecho de que las fianzas de los clientes de una televisión de pago no estaban inmovilizadas, sino que iban de una empresa a otra para tapar agujeros. Ante él compareció Polanco con tal corte de letrados que no cabían en el despacho y hubo que traer sillas de fortuna, haciendo empírica su afirmación de que tenía en nómina más abogados que periodistas, y aquello tan civilizado de que «el que se me enfrente que se vaya de España». Con el juez Liaño hicieron un auto de fe, y el suyo es uno de los intentos de asesinato civil que se han perpetrado en esta democracia de baja intensidad. A su pareja, la fiscal María Dolores Márquez de Prado -a la que descalabró el propio Aznar, despectivamente («La chica: fuera»)-, el diario El País, siempre tan fino y pisaverde, la llamaba la barragana del juez, como si Liaño fuera un obispo. Tales fueron las injurias que nuestro juez le dijo: «Después de todo lo que te están llamando no voy a tener más remedio que casarme contigo». Palabra de juez.

A través de la prevaricación siempre se ve el dinero o los favores de parientes o socios. Liaño cuenta con una legión de amigos o conocidos que nunca pudimos dudar de su honestidad intelectual y jurídica. Cuando le indultaron me negué a felicitarle porque no se le dan los parabienes a un inocente aunque le hayan descolgado de la horca. Creo que su primera actuación judicial fue el levantamiento de un cadáver. La última consistió en levantar la manta que cubría al grupo Prisa y advertir cierto hedor. Juan Luis Cebrián será elegido consejero delegado del año por haber conseguido deber más de 5.000 millones de euros, tras sus pérdidas en Radio El País y el semanario El Globo. El melifluo Janli es ignaro en gestión empresarial y supongo que Ignacio Polanco y demás consejeros le estarán mirando fijamente a los ojos.

La Inquisición no perdonó al juez Liaño que pretendiera levantar el muerto.

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