21/7/08

Zapatero y el Dr. Pangloss (21-7-2008)

Cándido es la fábula más popular de Voltaire, y sus páginas las recorre el Dr. Pangloss, vivo o muerto, de Pan = todo, y gloso = lengua, que habla de todo sin conocimiento y ha quedado como sinónimo de filósofo analfabeto y lenguaraz. Para él, en el mundo físico y en el moral todo ocurre de la mejor forma posible y sin que pueda ocurrir de otro modo para mayor felicidad de los hombres. Voltaire le usa de títere para zaherir al alemán Leibniz, filósofo, matemático, diplomático y correveidile europeo, descubridor del cálculo infinitesimal, que sostenía que todo es para mejor en el mejor de los mundos, con lo que quería decir esotéricamente que todo está sujeto a leyes inmutables.

No sé si Zapatero habrá leído a Leibniz, pero a Voltaire no, excepto sus páginas anticlericales, porque sentiría rubor ante sus propias parlanchinerías panglossianas. José María Ruiz-Gallardón me advertía que los discursos de Felipe González deslumbraban pero que leída la transcripción caías en que no había dicho absolutamente nada. El Pangloss de La Moncloa no deslumbra como el otro y todo son fuegos de artificio, fraseología sentimental, complementos mitineros. No ha entrado en la moratoria nuclear, pero ha dicho que en España no hay agua para refrigerar más centrales, y se ha quedado tan pancho sin que un estudiante de física le corrija. Burrada más de bulto que la de Adolfo Suárez cuando dijo que el catalán era un dialecto. Aquí es muy peligroso dejar hablar a los presidentes sin textos muy elaborados de antemano porque confunden a Maritornes con Dulcinea.

Durante el debate del matrimonio homosexual, ZP obvió que era una cuestión antropológica e hizo de ella un asunto amoroso queriendo legislar sobre el amor, con uno de los discursos más cursis que ha padecido la Cámara. Peor cursilada se han llevado los sindicalistas oyendo al presidente analizar la crisis con la parábola del capitán prudente, el barco sólido y la singladura correcta, haciendo regurgitar a la memoria al violinista tocando hasta el fin del Titanic y a los oficiales pegándose un tiro o lanzándose sobre las barcazas de las mujeres y los niños. Pangloss: todo ocurre para bien y los pesimistas no son optimistas bien informados. No llamamos a los bomberos, pero que no cunda el pánico. Feliciano Fidalgo, que es médico, ¿por qué no le diagnostica? A Churchill le siguieron cuando ofreció sangre, sudor y lágrimas en peor hora de Inglaterra, no una victoria fácil e incruenta.

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