6/4/06

Trevijano da el trompetazo (6-4-2006)

El notario García-Trevijano dio hace unos días en el Ateneo matritense el enésimo pistoletazo de salida para la III República. No podía ser de otra manera dada la irresponsabilidad del PSOE y compañeros mártires que se aprestan a celebrar otro 14 de abril. «La Monarquía de Partidos parcela la realidad nacional de España. Parangonando a Luis XIV, el Rey Juan Carlos ya puede proclamar que la Nación no forma cuerpo en España. Pero no porque resida toda entera en la persona del Rey, sino porque ahora se encarna en tropeles de agentes nacionalistas en busca de su propio Estado. A diferencia de aquel rey absoluto, a este rey relativo no le cabe ya en la cabeza la nación española. La frivolidad de su Corona tanto sirve para instrumentalizar un golpe nacionalista de Estado total que estatutos nacionalistas de Estado parcial. (…) Si en este solapado periodo constituyente, el poder monárquico no está en la nación entera, sino en partes que pueden convertir regiones en Estados, la defensa del cuerpo de España deja la Monarquía en manos de una República que pueda ser reconstituyente de la Nación y constituyente del Estado». Es un clarinetazo para tiempos futuros.
En España no hay un partido republicano importante porque la Monarquía fue un útil para pasar de la dictadura a la democracia. Además, su titular cumplió servicios distinguidos como el ahogamiento del 23-F. No hay monárquicos, pocos cortesanos, y prensa del corazón. Se empieza no sabiendo lo que es una nación (como Zapatero) y se sigue por no saber para qué sirve una Monarquía. Desde el grupo progubernamental, Prisa, se patrocina un Estado federal, un aventurero como Maragall lleva años cantando el federalismo asimétrico y las variantes del PSOE e IU patrocinan la reconciliación nacional de Carrillo en los valores de 1931, teniendo a la Transición y a la Constitución del 78 en una humareda que se disipará en un par de generaciones, dejando libre un paisaje bucólico en el que hasta ETA enroscará su serpiente en un manzano. No nos engañemos. La Monarquía no soportará la federación asimétrica del Estado. Puede que el Rey se muera en su cama (como todos los reyes españoles), pero Don Felipe no aguanta el envite, a su pesar porque nuestros sucesores se preguntarán para qué sirve la Monarquía en un Estado de estados sino como colofón de secesiones y nacionalismos. La Monarquía no caerá por Carod-Rovira y su Esquerra, que no aúnan ni el Pacto de San Sebastián, sino por una marea de opinión a cuya cabeza se colocará el PSOE. La proclama de Trevijano es muy inteligente: La República desplaza a la partitocracia y garantiza la unidad nacional. 

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