Con renovadas acusaciones
mutuas entre el Gobierno radical y la Confederación General del Trabajo (CGT)
peronista, Argentina afronta hoy la primera huelga general del año (y cuarta
desde que Raúl Alfonsín fue elegido presidente) en reclamo de aumentos
salariales más altos que los decretados por la economía de guerra del llamado
Plan Austral.
La CGT ha ordenado la
paralización del país desde las cero horas de hoy hasta las doce de la noche,
tras una cascada de huelgas sectoriales por diferentes reclamos: correos -ocho
millones de piezas postales sin repartir-, teléfonos, pilotos de Aerolíneas
Argentinas, bancarios, basureros, chóferes de autobuses colectivos, maquinistas
del tren subterráneo de Buenos Aires y médicos de hospitales, entre otros,
llevan ya semanas convirtiendo las vacaciones veraniegas en un pandemónium.El
Gobierno no ha declarado ilegal la huelga, pero rechaza su legitimidad y
descontará un día de haberes a los empleados públicos que la secunden.
Igualmente se ha negado a que la televisión aún administrada por el Estado
-tres canales en la capital federal- difunda un vídeo sobre la huelga elaborado
por la CGT. Asimismo, el Gobierno ha anunciado que garantizará policialmente la
seguridad de los servicios públicos de transporte de pasajeros.
La CGT pretende violentar el
congelamiento de salarios impuesto por el Plan Austral aduciendo que el
sacrificio de la clase trabajadora está siendo destinado a pagar los.intereses
de la deuda externa argentina (alrededor de 50.000 millones de dólares); a este
respecto, la central obrera propicia un referéndum para que la ciudadanía se
pronuncie sobre si la deuda debe o no ser pagada.
El Gobierno del presidente
Alfonsín ha afirmado sin la menor sombra de duda su intención de mantener a
toda costa su plan de economía
de guerra -que a finales del
verano, entre febrero y marzo, entrará en su segunda etapa-, estimando que
aumentos nominales de salarios superiores al 5% despertarían nuevamente la
dormida inflación y para nada mejorarían la capacidad adquisitiva de los
ciudadanos.
Silencio patronal
La patronal argentina guarda
un escandaloso silencio sobre la huelga de hoy, molesta por los controles
bancarios y financieros del Plan Austral y por el ahorro obligatorio que
inmobiliza parte de sus ganancias y dividendos. Un sondeo de opinión encargado
por el diario La Naciónrevela
que el 52% de los argentinos cree que la huelga general no servirá para nada,
contra un 25% que opina que es el único camino para mejorar la situación de los
asalariados.Ésta es la cuarta huelga general decretada por la CGT contra el
Gobierno radical desde la restauración de la democracia en diciembre de 1983;
las tres huelgas anteriores sólo fueron acatadas parcialmente en el país y
alcanzaron el éxito solamente en el cinturón industrial del Gran Buenos Aires.
La nueva huelga general, el
advertible embroncamiento entre la Casa Rosada y la CGT, y hasta el deterioro
de las relaciones personales entre el presidente Alfonsín y el líder sindical
Saúl Ubaldini, colocan aún más en precario a la Conferencia Económica y Social
auspiciada por el Gobierno para intentar encontrar algún tipo de pacto social
que permita reflotar la zozobrada economía argentina.
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