La octava huelga general
contra la política económica del Gobierno del doctor Raúl Alfonsín se
desarrolló en Argentina entre las cero horas y la medianoche del lunes. La
huelga fue convocada por la única central sindical, la peronista Confederación
General del Trabajo (CGT), cuyo líder es el cervecero Saúl Ubaldini.
La CGT, que no convocó
ninguna huelga general contra la dictadura militar, ha caído ya con esta octava
en el onanismo o el mecanicismo huelguístíco, logrando no interesar a nadie. Y
tan escasa fe tiene en su crédito, que siempre convoca la huelga general en
viernes o en lunes, o en vísperas o postrimerías de cualquier festividad, en verano,
en las vacaciones de invierno o en las de Semana Santa. Con el feriado de un
calendario en la mano, puede predecirse con bastante exactitud cuáles serán las
fechas de las próximas huelgas generales.La de ayer se llevó a cabo en un lunes
del equivalente climático y laboral al mes de julio español. La población, en
suma, se ha quedado en casa sorbiendo mate y viendo televisión, o se ha
escapado de las grandes ciudades en un prolongado fin de semana.
Los diarios porteños
salieron a la calle en ediciones de emergencia, pero suficientes. Se puede ir
al cine o al teatro en las sesiones vespertinas, permanecen abiertas la mayoría
de las confiterías y restaurantes, y el elevado cuenta propismo en los gremios
de taxis y colectivos (autobuses) permite un desplazamiento cómodo por la
capital federal. Los propietarios de colectivos de líneas urbanas y suburbanas
aseguraron el funcionamiento de al menos 1.300 de ellos durante la huelga,
siendo represaliados con la quema de varios vehículos la pasada semana.
Plebiscito contra el plan
El Ministerio de Trabajo
informó anoche (madrugada de hoy en España) que, de acuerdo con los datos
recibidos desde distintos lugares del país, el paro fue mayor en la industria y
en el transporte, en los que llegó al 85%, según informa Efe).La línea aérea de
cabotaje Austral estaba ayer cumpliendo sus vuelos, y Aerolíneas Argentinas,
así como el servicio ferroviario, operaban con diagramas de emergencia.
Esta octava huelga general
ha sido presentada por la CGT como un Dlebiscito contra el Plan Austral del
Gobierno, que ha yugulado la inflación, con inevitables costes sociales. La
central obrera empapeló el Gran Buenos Aires con cartelones en los que se veía
abrazados a Juan Vital Sourrouille, ministro de Economía y autor del Plan
Austral, y a José Martínez de Hoz, quien fuera ministro de Economía bajo la
dictadura militar y que, con su política monetarista de la Escuela de Chicago,
terminó por quebrar la Hacienda del país. "Basta", rezan los affiches, "de mentiras, de desocupación, de
hambre, de miseria, de Fondo Monetario Internacional. Por una política al
servicio del pueblo".
El Gobierno radical hizo su
dúplica terminando de empapelar la capital federal con otros carteles, también
con las imágenes de Sourrouille (un técnico en contabilidades nacionales, sin
afiliación partidaria, a quien la maledicencia popular conocecomo Sí, Raúl) y
de Martínez de Hoz, bajo el eslogan: "No son iguales, a él no le hacían
paros".
El pasado jueves, el
presidente Raúl Alfonsín abandonó su despacho en la Casa Rosada, cruzó a pie la
plaza de Mayo y visitó sorpresivamente en su mesa de trabajo al ministro
Sourrouille para llevárselo a almorzar a una cantina de la españolísima avenida
de Mayo. Quiso así respaldar la gestión de su ministro y del Plan Austral, que está
resistiendo lo que no pudo soportar el Plan Cruzado brasileño y que ha devuelto
la cordura económica a los argentinos. La guerra entre la CGT y el Gobierno
continuó en los diarios y revistas, acusando los sindicatos al radicalismo de
estar entregado a los organismos financieros internacionales, y duplicando la
Unión Cívica Radical que esta huelga era la primera que en el mundo se hacía en
favor de la inflación.
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