30/1/87

Los homosexuales no podrán votar en Buenos Aires (30-1-1987)

El Gobierno radical de la provincia de Buenos Aires acaba de revalidar una vieja ley electoral, de 1946, que excluye el voto de los homosexuales "por indignidad". Si Dios y el presidente Raúl Alfonsín no lo remedian, la ley regirá en las importantes elecciones provinciales de finales de año. La ley en cuestión no es nacional y habrá sido el Gobierno radical el primer sorprendido por este empecinamiento que, en su machismo, incluso permite albergar dudas sobre si el anatema electoral afecta igualmente a las lesbianas.

Esta ley electoral bonaerense, ya con 40 anos de obsolescencia a sus espaldas, carece de reglamentación en sus apartados excluyentes. Esto es: no se especifica a quién se tiene por homosexual y a quién no, de la misma manera que no se detalla a quién se debe tener por loco y a quién por cuerdo.Técnicamente, lo que la ley prevé es que puede declararse nulo el voto de quien sea sujeto de un certificado médico de insania mental o del ciudadano que haya sido sentenciado en firme por conducta inmoral relativa a la homosexualidad.

En cualquier caso, a nadie en su sano juicio -con certificado médico o sin él- se le va a ocurrir aplicar este apartado de la ley electoral provincial; será discretamente derogado en los próximos meses -como ya anunció ayer el propio Gobierno- o se tendrá simplemente por letra muerta.

Argentina no es exactamente una República federativa debido al fuerte centralismo económico de la capital federal; pero cada provincia tiene su propia Constitución, que obviamente no puede entrar en contradicción con la de la República, sus propios Parlamentos y sus propias leyes electorales.

La provincia de Buenos Aires con capital en La Plata, la más poblada del país y de tradicional voto peronista, está gobernada por el doctor Alejandro Armendáriz, quien tiene como vicegobernadora a la arquitecta Elva Roulet, ambos militantes de la Unión Cívica Radical (UCR).

Armendáriz está pasando por la primera gobernación del país sin romperla ni mancharla y en las elecciones de finales de año los peronistas pueden recuperar su feudo perdido.

Inanidad de Armendáriz

El gobernador Armendáriz, en su inanidad, se ha limitado a revalidar una ley de 1946 que excluía a los homosexuales del voto provincial. Dentro de la Unión Cívica Radical -como sucede en el peronismo- coexisten desde una derecha pura y dogmática que ni siquiera acepta el divorcio, como la representada por el vicepresidente de la República, Víctor Martínez, hasta las juventudes de Franja Morada que marchan como cooperantes a Nicaragua.Pero el radicalismo, dentro de su discrección y comedimiento histórico, es mayoritariamente aconfesional y defensor del libre albedrío.

El propio Alfonsín, al asumir su mandato presidencial, sustituyó el tradicional Te Deum por una función de gala en el teatro Colón, y nadie puede olvidar que el padre de la patria, el general José de San Martín, era masón, nadie puede olvidarlo por cuanto está enterrado en un anexo de la catedral de Buenos Aires no santificado, al negarse la Iglesia Católica argentina a que reposara en suelo sagrado.
El peso de la Iglesia Católica nacional es poderoso y se hace sentir en la legislación y en las formas de una sociedad, por lo demás, pícara y descreída.

La ebriedad pública está contemplada en el Código Penal, la policía federal arresta en las calles a los muy alegres y el peripatetismo femenino está restringido a los locales ad hoc.

Pero la democracia y la ausencia del miedo han traído bajo el radicalismo nuevos y también buenos aires, tal y como en la transición española estalló el cine porno y los clasificados de masajes en los diarios.

Los homosexuales se han agrupado en la Comunidad, Homosexual Argentina (CHA) y emiten comunicados o son entrevistados por la televisión estatal, preocupados por el fuerte contagio brasileiro del SIDA (síndrome de inmunodeficiencia adquirida).

E incluso han hecho aparición los travestis que venden sus encantos en los accesos porteños de la carretera panamericana y que, desplomados por la policía caminera, ya se han manifestado tres veces en la Plaza de Mayo, ante la Casa Rosada, sede de la presidencia de la República, desnudando su silicona y reclamando una entrevista con Alfonsín.

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