18/1/07

La volubilidad de la opinión pública (18-1-2007)

El ciento por ciento no existe: es un utilitarismo matemático porque entre el tres y el cuatro existe el número Pi y las grandes computadoras de última generación están buscando afanosamente un ignoto número entre el cero y el uno que vaga errante en esos hemisferios en donde la alta matemática se confunde con la música. Me pasé un par de años en otro periódico maquillando sondeos de opinión en favor del Partido Socialista Obrero Español. Desconocen ustedes lo que un pillo puede hacer con los decimales, los porcentajes y las vagas preguntas que siempre se introducen en estas encuestas. De todos modos no debería ser yo tan pillastre por cuanto los resultados electorales del PSOE superaban a mis más candorosas mentiras, con lo que no sabía si fallaba yo o los malditos sondeos se torcían.

La demoscopia de EL MUNDO debe ser muy buena porque a veces contradice hasta su línea editorial y eso suele ser garantía de independencia. La mayoría de españoles cree que Rodríguez Zapatero ganó a Mariano Rajoy el pasado lunes el debate sobre el terrorismo. Eso es contingente: puede ser o no ser. La abrumadora mayoría de españoles en edad de votar no vieron el debate por televisión (ni lo oyeron por la radio) ni tampoco se informaron de él por los resúmenes de la prensa escrita. El jefe de la oposición Mariano Rajoy debía salir abroncado al coso con el filo de: «Para ser presidente de España hace falta algo más que ser español y tener 18 años». A ZP se le escapó nervioso otro navajazo: «Usted no tiene ni idea de política antiterrorista». Esto, dicho a un hombre que se desempeñó brillantemente como ministro del Interior.

Rajoy resulta monótono con un pacto antiterrorista irredento, del que los socialistas no han dejado ni el polvo de los huecos. Rodríguez Zapatero como siempre ofrece flores y un arco iris sobre una campiña verde donde aparece la palabra PAZ. Considera a los diputados y al pueblo llano como ganado y socapa de los secretitos de Estado y del Ministerio del Interior no explica cuál es su hoja de ruta para darse un abrazo de Vergara con los etarras. Hay que seguir sus iniciativas a pies juntillas y a ojos cerrados sin hacerle oposición ni con el roce de un pétalo de rosa. Y eso después del ridículo sangriento del 30-D en la T-4. Un bolsón de un millón de votos pendulea desde el comienzo de la Transición entre el PSOE y el Partido Popular. Esos expectantes, y me temo que cabreados, seguro que todavía no han sido encuestados. Lo que va, como decía Felipe González, de la opinión pública a la opinión publicada.

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