8/2/07

La foto y el pasquín (8-2-2007)

The Times abandonó el formato sábana, tan añorado, que planchaban por las mañanas los mayordomos, para acercarse al tabloide, y parece que en la mudanza se ha llevado retazos de amarillismo tal como en su tratamiento del etarra De Juana Chaos. No por la foto en sí misma, aunque resulte un pasquín, sino por el texto descontextualizado que la acompaña que no habla de las hazañas de este hombre lobo y sus hermanos de raza, ni del sangriento laberinto etarra, ni del chantaje de la huelga de hambre, y sí hace suponer al lector desavisado que en España ponemos grilletes a los huelguistas de hambre no para evitar que se arranque los catéteres sino para inflingirles una humillación más. Ya es casualidad que José María Aznar sea consejero del grupo Murdoch propietario del Times.

Que las Instituciones Penitenciarias de la inefable señora Gallizo abran una investigación sobre el pasquín gráfico es garantía de que nada se sabrá ni nadie será reprendido porque es legítima la sospecha de que el impulso para el desaguisado fue soberano. El carnicero vive como en la rotonda del hotel Palace, salvo por las molestias de los doctores: podía permanecer a solas con su compañera, despachaba con sus camaradas de banda y recibía delegaciones de ONG y patulea de ignorantes bienpensantes. Así las cosas no se sabe por qué quiere salir del hospital.

Parientes de sus víctimas han manifestado su horror ante la imagen, como un blasfemo Cristo yacente: «Con cuarenta kilos menos o de más sigue manteniendo la misma mirada de frío asesino». Y es que De Juana no se arrepiente para nada de sus asesinatos y, por ende, no quiere justicia para sí sino imponer su dominio sobre la sociedad. Esto es así desde Jack el Destripador. No le basta haber cumplido sólo 18 años por 25 crímenes (ni un año por muerte, lo que explica que en España da lo mismo matar a 8 que a 80) y lo que pretende es doblegar al Estado como se hace con la cabeza de los perros rebeldes. Preso preventivo dados sus macabros antecedentes, no tiene interés alguno por esperar a que el Tribunal Supremo se pronuncie sobre una sentencia ordinaria que le condena por amenazas a otros 12 años de prisión. Hay que tener en cuenta que se trata del lobo estepario (no el de Herman Hesse). Todos los magistrados del Supremo son influenciables por su adscripción política; a todos siempre los ha elegido alguien; y lo peor del pasquín y sus hacedores es que los jueces le rebajen la pena para que salga camino de su casa. Pasará a Francia y por supuesto volverá a matar. Es un compulsivo.

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