18/9/14

EL SOUFFLE CATALÁN (18-9-2014)

La metodología del separatismo catalán es subirse al balcón de la Generalitat y proclamar la República catalana. El último en hacerlo fue Lluis Companys  a quien sometió el buen catalán, general Batet, siendo condenado por la II República a 30 años por sedición, de lo que le libró la amnistía del Frente Popular. En otra mueca de la Historia, Franco los fusiló a los dos. Parece que algo hemos ganado porque frente a las anteriores insurgencias catalanistas unilaterales el actual contencioso se desarrolla entre asambleas, manifestaciones, parlamentos y gobiernos. Un pelafustán se malicia que el Estado mande los tanques a las Ramblas. Son los agoreros que desconocen el artículo 155 de la Constitución que no cita a las Fuerzas Armadas como coerción autonómica, ni falta que hace. Si se llegara a la intervención bastaría con poner a los Mossos de Esquadra a las órdenes del delegado del Gobierno, ya que las policías autonómicas (todas las policías) lo son subsidiariamente del Estado y están obligadas a sujetarse a su ley. Pero tampoco será preciso llegar a tanta escrupulosidad constitucional porque el secesionismo está alcanzando su máxima tensión y todos los soufflés acaban desinflándose. Artur Mas, heredero de la gran hipocresía pujolísta, no va a ganar un concurso de popularidad ni en Vic, pero de él cabe esperar sea un hombre de palabra y no proceda a ninguna acción ilegal. Y ello conlleva mucha fe porque en la autonomía catalana no se cumplen las sentencias del Tribunal Superior de Cataluña, del Tribunal Supremo o del Constitucional. Si así  son las cosas no habrá consulta como ya se teme Oriol Junqueras el incendiario de esta situación. Los amores entre la derecha (CiU) y la extrema izquierda (ERC) acaban siendo efímeros. Las elecciones anticipadas son legales, aunque sean plebiscitarias, y ello creará otro paisaje político aunque lo dominen los separatistas. Pero finiquitará esta charca de ranas en la que estamos empantanados, y entonces, sí, que habrá que hacer política. Hasta ahora el Gobierno ha cocinado muy bien este soufflé permitiendo que los enésimos secesionistas se cuezan solos. Es Rajoy quien está marcando el tiempo, no Mas.

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