Sergio Onofre Jarpa, nuevo ministro del Interior
y primer ministro de hecho del Gobierno chileno, ha iniciado reuniones
políticas para intentar superar la crisis del régimen. Durante una hora
conversó con el arzobispo de Santiago, pidiendo consejo y buscando fórmulas
para "bajar la presión" y pacificar los ánimos.Al término de la
visita, Onofre declaró que no existía un plan entre el Gobierno y la Iglesia
para solucionar los problemas del país, pero que él, como católico, aplicaría
las normas y doctrinas de la Iglesia. En su despacho del palacio presidencial,
Jarpa recibió igualmente a una serie de dirigentes sindicales obreros y
patronales entre los que se encontraba Hugo Estivales, segundo de Rodolfa
Seguel en la dirección del sindicato de los trabajadores del cobre.
El Mercurio, diario conservador y
abiertamente colaboracionista del régimen, publica una primera entrevista con
Onofre en la que afirma que se organizará un plebiscito para la elección del
Parlamento antes de 1990. "El país", dice Onofre, "está por
encima de todas las facciones políticas. Está previsto elegir un Congreso en
1990 y pienso que el desarrollo de las leyes políticas va a empezar mucho antes
de lo que estaba previsto. No puedo decir cuándo, pero antes de 1990 vamos a
tener un Congreso elegido".
"Ahora,
la que en definitiva se va a pronunciar será la opinión pública, convocada a un
plebiscito, porque para adelantar la aplicación de estas leyes se requiere una
reforma constitucional".
Las leyes a
desarrollar son las de partidos políticos, elecciones, tribunal calificador y
la del Congreso Nacional. Deben ser informadas por un Consejo de Estado, sólo
consultor y designado por Augusto Pinochet.
En tanto,
se mantiene la censura de prensa, la prohibición de regresar al país de miles
de exiliados, el estado de emergencia y la facultad gubernamental de detener, o
desterrar indefinidamente y sin juicio a los ciudadanos.
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